webnovel

El café se enfrió...

Toqué el timbre, la señora Brenner abrió la puerta.

-Janice! Al fin llegaste! Estaba preocupada por ti... - exclamó con cara de alivio y poniendo su mano derecha sobre su pecho - Luego hablamos, llego tarde al trabajo. Ian duerme aún por suerte, pero no podía dejarlo solo hasta que llegaras, ya sabes.

-Mil disculp... - no me dejó terminar y dijo con una cálida sonrisa en su rostro,

-Tranquila cariño, a cualquiera le puede pasar.

Me quede observándola mientras se alejaba en su auto . No pude evitar sentirme mal, por mi culpa ella también llegaría tarde a su trabajo.

Los Brenner me habían hecho sentir parte de la familia , la cual estaba conformada por Evelyn , Marcus (el esposo) y el pequeño Ian de seis años. Era una familia tranquila, se dedicaban a trabajar y cuidar de su hijo.

Entré a la casa, cerré la puerta con llave y me dirigí a la habitación del pequeño para cerciorarme si aún dormía.

La vivienda si bien era de dos pisos, no tenía grandes lujos, del lado izquierdo había una pequeña cocina con todas sus comodidades, el comedor donde se encontraba una hermosa mesa redonda de madera con sus respectivas sillas, justo en frente de la puerta de entrada se hallaba la escalera y junto a las escaleras un estrecho pasillo que llevaba al patio, del lado derecho se encontraba el living, con unos cómodos sillones color negros, una pequeña mesita de vidrio en el medio , en el pasillo se podían ver dos puertas, una del lado izquierdo la cual daba al sótano y otra en diagonal donde se encontraba la oficina del señor Brenner.

En la planta alta podíamos observar el cuarto de baño, tres habitaciones, la del matrimonio, la de Ian y por último una para huéspedes.

Subí las escaleras, abrí la puerta de la habitación del pequeño y allí estaba aquel bello angelito de ojos verdes y pelo castaño, durmiendo muy tranquilamente .

<<Que lindo sería volver a ser una niña>> - pensaba con un aire de nostalgia, mientras lo contemplaba.

Cerré la puerta sigilosamente y baje a la cocina, no había tenido tiempo de desayunar, así que me preparé un café, una tostada y me senté en un sillón del living.

-Al fin un momento de tranquilidad - dije mientras tomaba un sorbo de café.

Apoye mi cabeza sobre el respaldo y cerré los ojos intentando pensar con más claridad.

-¿ Quien será aquel extraño hombre que vi salir del auto? - era lo que más me intrigaba.

(De repente un fuerte ruido me hizo saltar del sitio)

-Ian? - pregunte nerviosa - Ian eres tú?

No obtuve respuesta, camine despacio hacia la puerta de entrada , estaba cerrada. Subí las escaleras, me dirigí a su habitación y observe que no estaba en su cama.

-¿Ian estas aqui? - la desesperación comenzó a invadirme- Ian !! Contesta por favor!

Una vez más sin respuesta...

Lo busque por toda la planta alta, sin poder hallarlo.

-¡Carajo! Que más podría pasarme hoy - me quejaba mientras bajaba las escaleras con prisa

-Ian donde estas?? - Grite una vez más

De repente aquel ruido volvió a sobresaltarme,provenía del sótano. Al abrir la puerta grite de susto, sentía que el corazón quería salirse de mi pecho.

-Ian!! -vaya sorpresa, el niño estaba parado justo ahí, detrás de la puerta

-Pero qué haces aquí? Como llegaste hasta aquí sin que lo notara? - le preguntaba en medio de nervios y llanto

-Solo estaba jugando contigo, perdón - contestó agachando la mirada

Me había llevado un gran susto, jamás había hecho esta clase de juegos.

-Está bien cielo, pero no lo vuelvas a hacer por favor - le dije mirando sus ojitos llenos de lágrimas

Acaricie su suave cabello y lo saqué de allí...

-Vamos a cambiar ese piyama y luego bajaremos a desayunar .

Mi café se había enfriado, pero con ese gran susto y los nervios mi estómago había quedado revuelto.

<<Cuando vuelva a casa comeré algo ,seguro para ese entonces estaré más tranquila>> -pensaba mientras llevaba la taza nuevamente a la cocina.

Después de tareas y juegos con el pequeño travieso, había llegado la hora de prepararse para el colegio .Al cabo de unos minutos llegó Evelyn...

-Janice! Como están? Como se porto mi pequeño?

-Todo perfecto señora Brenner! -respondi dudando si contarle o no la travesura del niño.

-13:40 PM Debemos irnos Ian! -exclamó mirando el reloj en su muñeca.

Tome mi bolso y comencé a alejarme de la puerta de entrada. Mi trabajo había concluido.

-Nos vemos mañana Janice! Cuidate - se despidió Evelyn .

-Hasta mañana! - contesté con una sonrisa un tanto forzada.

<<Menuda mañana >>

Me dirigí a tomar el autobús de regreso, en el camino iba planeando descansar al menos una hora ya que debía entrar a clases a las 16:30 .

Al llegar a casa me invadió una extraña sensación, no lograba entender el por qué, sentía que algo andaba mal. Intente no hacer incapié y atribuir todo al simple hecho de haber quedado sola en casa.

Busque las llaves en el bolso y al entrar noté un extraño aroma, no era el típico aroma de mi hogar ,en ese momento sentí miedo, estuve al menos tres minutos inmóvil en la entrada pensando en aquella extraña sensación.

-Vamos Janice! No pasa nada! Hoy solo estas un poco perturbada, nada más - me dije intentando calmarme.

Me duche, almorcé algo rápido y me recosté por unos minutos, me sentía cansada tanto física como mentalmente. Había sido una semana de un cambio rotundo, mi mejor amiga de toda la vida ya no estaba en casa, desayunaba, almorzaba, cenaba sola, y aunque tenía amigos, no era lo mismo. Extrañaba la presencia de mamá en casa.

(el sonido del móvil me sobresaltó)

MAMI : HOLA MI PEQUEÑA JANICE! COMO ESTAS? - decía el mensaje.

-HOLA MA! ESTOY BIEN. SOLO UN POCO CANSADA - Respondí, no quería preocuparla.

MAMI: ME ALEGRO QUE ESTÉS BIEN HIJA, PROMETO IR A VISITARTE PRONTO, ESTOS DÍAS ANDO MUY ATAREADA CON EL TRABAJO. TE QUIERO Y EXTRAÑO MI PEQUEÑA. CUALQUIER COSA QUE NECESITES NO DUDES EN LLAMARME. VALE?

Era justo lo que necesitaba, aquel mensaje logró tranquilizarme. Aún con 26 años, necesitaba de mi madre. Después de eso logre dormir veinte minutos.

<< 15:30 PM Bien aún tengo tiempo>>

Me sentía más relajada, me estaba alistando cuando noté que mi perfume no estaba en el lugar de siempre. En ese momento me alarme y todos mis miedos e inseguridades cayeron sobre mi como una gran pila de ladrillos.

-¿Que está pasando? - repetía una y otra vez mientras caminaba de un lado a otro- Calma! Quizá lo deje en otro lugar está mañana cuando sali de prisa.

El reloj marcaba las 15:50 PM, debía irme, por suerte la Universidad estaba solo a siete cuadras de casa.

-Debo poner la mente en orden y estar concentrada para la clase de hoy - era mi pensamiento mientras caminaba por las desoladas calles del vecindario.

<<El frío suele dejar a las personas dentro de su cálido hogar >>