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Por el camino de la Psique

No había un motivo definido en porque elegí ese camino, de momento estaba descartando los caminos que mas se antojarían a los fanáticos del combate, algo me decía que los caminos de fuego y hielo serían difíciles, también el camino del rayo me daba malas vibraciones, vida me parecía complicado ahora mismo pues aunque pudiera parecer un camino útil si esa magia me permitía curarme, algo me decía que no lo aprovecharía ahora mismo, muerte me daba grima igual que oscuridad, esto me dejaba agua, luz, y psique... comparado con el equilibrio que notaba entre las energías del tiempo y el espacio, las otras estaban desvalanceadas.

El color en este caso era un color plata, aunque podía notar que no había metal a mi alrededor, al acercarme a donde debía estar la primera antorcha me sorprendió ver que no había nada, bueno si estaba la luz, es como si estuviese y no estuviese allí, estaban los efectos pero no el objeto... intenté ver si era una ilusión tocando con la mano para solo encontrar el aire... Era extraño, avancé con precaución pero nada ocurrió, llegué a la segunda antorcha pero tampoco estaba.

Seguí avanzando son mejores resultados, tampoco había túneles secretos, nada, solo el camino que seguía y seguía... Igual que pasó con el camino de la voluntad avancé durante más de una hora sin que nada pasase. Dejé la marca en la pared, aunque esta vez no use mi sangre, sino un que corte con aire a presión la piedra haciendo una X... Caminé durante otra hora completa, y podía estar seguro que nada ocurriría, solo seguiría avanzando eternamente. Deshice el camino, encontré mi marca, y con un intenso aburrimiento llegué al principio.

Miré al pebetero, no había antorcha solo la luz, después de horas caminando por el santuario conocía de memoria la forma de las antorchas, proyecté mi mana de voluntad hacia donde debería estar la antorcha, y desee que fuese física, acerqué la mano, poco a poco la antorcha se hizo traslucida. Seguí concentrándome en la imagen mental que tenía de ella, los contornos, la textura, el tacto de la madera, me concentré en recordar el peso que tendría en mi mano, alargué mi mano y pude tocarla, estaba allí, poco a poco se hizo real.

El pebetero no giraba, ni tenía mecanismos, así que seguí adelante repitiendo la visualización con las siguientes antorchas, cuando llevaba más de 20 antorchas materializar mi imagen mental no me tomaba más de unos pocos segundos. Cuando llegué a la antorcha que hacía 25 esta apareció sin necesidad de hacer nada, en el túnel más adelante podía ver la forma de la siguiente antorcha...

¿Desencadenaría la búsqueda secundaria si apagaba las antorchas y avanzaba en la oscuridad como en el camino de la voluntad? Fui apagando las antorchas hasta que llegué a la primera la cual también apagué, comencé a avanzar en la oscuridad con la suerte de mi visión tenue, sin embargo cuando sobrepasé la antorcha 25 mi visión se cegó, no solo eso, no podía tampoco oír ni oler, intenté apoyar mi mano en la pared, sin embargo mi tacto tampoco funcionaba, sabía que estaba la pared porque no podía moverme más hacia ella, detenía mi cuerpo.

Intenté avanzar en ese agobiante vacío ¿como me defendería de un enemigo o de una trampa? Me quedé quieto intentando buscar una solución... Estaba en un pasillo hecho de piedra, en un vació de todos mis sentidos... Espera el pasillo era de piedra...

Usé mi Mana de piedra para extenderlo hacia mis alrededores, pronto reaccionó con las paredes, con el suelo con el techo, cierto que no podía extenderlo indefinidamente, pero al no afectar a la naturaleza o forma de la piedra podía notar todo el pasillo en una extensión de más de 25 metros...

El pasillo tenía algo además de piedra, aire, estaba allí para reaccionar mi mana... esto me permitió no solo saber la forma del pasillo sino saber como se distribuía el aire dentro, podía sentir la forma de mi cuerpo y como el aire estaba alrededor, el pasillo en sí mismo también incluso la forma de las antorchas.

Decidí intentar mantener activas ambas energías, esto aunque me suponía un gran gasto de mana de voluntad y un cierto dolor de cabeza fue viable, quizás por mi habilidad de pensamiento paralelo. Cuando me acostumbré a las sensaciones era como tener un radar, una imagen mental creada por la resonancia de mi mana con su elementos afines.

El aire me reveló unas formas delante de mi a unos cinco metros, ¿eran cuchillas? Había 2 en el techo, 2 en el suelo, 2 en cada una de las paredes... giraban... estaban afiladas...

Comencé a localizar las antorchas que no había apagado en mi avance a ciegas, por suerte solo eran tres, haciendo un gran esfuerzo las apagué. Cuando volví a las cuchillas estas no se movían... si hubiese seguido avanzando a ciegas me habrían descuartizado, o herido de gravedad como mínimo...

Cuando llegué a la siguiente antorcha recuperé mis sentidos... Eso había sido intenso como poco, estaba sudando por el esfuerzo de concentrarme en dos cosas a la vez durante tanto tiempo.

Si esta había sido la segunda prueba no hubo ningún token que lo mostrase. Ya resolvería eso cuando llegase el momento.

Un poco más adelante en la pared de la izquierda había una puerta, el pasillo seguía pero aquí había una puerta. Parecía que esta vez no tendría que preocuparme porque mi suerte me llevase a la siguiente pieza oculta, aunque esto lejos de tranquilizarme me ponía más nervioso...

Preparé la lanza, aunque esta vez dejé el escudo a mi espalda, necesitaba una mano libre para abrir el pomo...

La sala era grande, por lo menos 20 metros de ancha por 30 de largo y seis metros de altura, multitud de piedras, bloques grandes como un coche o pequeños como una caja de cerveza, muebles de todo tipo, y armas yacían por doquier sin orden ni sentido.

Como pasa siempre en estos casos la puerta se cerró detrás de mi en cuanto traspasé el umbral.

Avancé con mis sentidos en estado de alerta, de repente una silla que estaba a unos metros salió volando en mi dirección, pude esquivarla por poco echándome a un lado. El segundo ataque no vino de inmediato, solo tras dar varias vueltas por la sala un martillo salió despedido hacia a mi desde un lateral, me llevé el impacto en el brazo izquierdo al haberme cogido por sorpresa...

No veía ni oía a ningún enemigo, ¿era la propia sala la que intentaba atacarme?, seguí explorando con un ojo en revisar las armas y muebles por si había algo de utilidad, los muebles o estaban vacíos o no contenían nada relevante, y las armas estaban oxidadas, en mal estado, no había nada que me sirviese... una piedra del tamaño de un balón de fútbol me golpeó en la espalda tirándome por el suelo.

 ¿que clase de prueba era esta?... En vez de seguir avanzando decidía extender mi mana de aire y piedra por toda la sala por si podía encontrar la clave. Muebles, rocas, bolques, armas contornos, la sala, mi cuerpo y... ¿un globo flotando?, cuando intenté acercarme a él entre los muebles, salió en dirección opuesta, es más diría que se escondió a posta detrás de un gran bloque, eso no era un globo... era un monstruo.

Lancé una cuchilla de aire cortante con una trayectoria circular para rodear el bloque y aunque no conseguí dar al monstruo lo forcé a aparecer por el lado contrario... era un cerebro flotante del tamaño de un casco de moto, era más "asqueroso" que terrorífico, no tenía boca, ojos, nada, solo una masa cerebral flotante... le lancé una daga con mi mano izquierda, pero el bastardo paró la daga a medio vuelo y me la devolvió girando aun a más velocidad, conseguí refugiarme detrás de un mueble y la daga quedó allí clavada.

Abrí una grieta y me lancé por ella apareciendo detrás de el, a distancia de herirle con mi lanza, pero antes de que pudiera empalarlo una silla golpeó mis piernas haciéndome perder el equilibrio y machacándome las rodillas. La lanza se desvió por mucho y el cerebro salió volando a toda velocidad entre los bloques y piedras.

Comenzó un juego del gato y el ratón, solo podía manejar dos energías a la vez, así que me limité a detectarle con el aire, mientras avanzaba o saltaba por grietas para acortar distancias, sin embargo sus sentidos lo ponían en guardia cada vez, lanzándome mesas, armas, que me obligaban a esquivar o bloquear para no salir maltrecho.

Una de las veces cambió de táctica lanzando mi propio cuerpo contra el techo, antes de impactar creé una grieta y aparecí en el suelo, el monstruo cerebro no había perdido el control sobre mi cuerpo así que salí de nuevo hacia arriba pero me dio tiempo de enviarle una cuchilla de aire que no le dio pero rompió su concentración y le obligó a huir de nuevo, caí desde 4 metros, pero conseguí no hacerme mucho daño.

Activé mi "bullet time" mientras salía en su persecución, intentaba no perderle de vista, para forzarle a tomar ciertas direcciones le lanzaba cuchillas de aire, el bicho me tiraba todo el mobiliario y gracias a mis reflejos no sufrí daños. Lance varias cuchillas por su derecha y por arriba obligándole a ir en la otra dirección, sin embargo esta vez se comió la grieta dimensional que le esperaba, al salir de ella por el otro lado se encontró el el filo de mi lanza que lo ensartaba.

Su tejido blando quedó inerte colgado de mi lanza...

Busqué por la sala por si había algo de valor o algún token pero no había nada.

Salí al pasillo de nuevo y continué avanzando, llegué a otra puerta esta vez en mi lado derecho... Se me erizaron los pelos de la nuca, era una sensación de peligro, una intuición de que no abriese la puerta. Me resultaba fastidioso no entrar, saltarme una de las pruebas secundarias en el tutorial, pero hasta ahora siempre me habían traído buenos resultados. Respiré hondo y seguí andando por el pasillo.

Después de andar un poco, a lo lejos se vio la entrada a la sala de la balanza...