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Problemas de confianza

1

¿Dónde lo dejé? Debería estar aquí, colgado con los demás jerseys. ¿O lo dejé en algún cajón? 

¿No se cayó de su gancho?

¿O lo dejé en la lavadora?

No, no, no, no. Tiene que estar aquí. A ver, ¿no está en los cajones? ¿O colgado entre las camisas? ¿O sobre el escritorio, la silla, la cómoda, la cama?

Sí, ahí está. Imponente. Hermoso. Chingón. Con sus franjas verticales, azules y verdes, intercaladas, y su logo en el pecho: Halcones de San Berenstain FC. ¿Lo ponen ahí porque traes a tu equipo en el corazón? Ja. Puede ser. Bueno, me pongo el mejor jersey del mundo y me miro en el espejo. Casi me veo tan bien como los jugadores.

En fin, salgo de mi habitación, cruzo el pasillo, llego a la sala, y ahí está Trini, mi mamá. Está sentada en uno de los sillones, y trae el mismo camisón amarillo de siempre, camisón que cada vez le queda más grande.

—¿Trini sí comió bien, doña Mari?

—Sí, don Jorge —Doña Mari está sentada al lado de Trini, y ella es la enfermera que la cuida—. Ya está comiendo mejor.

—Es que sigue muy flaca.

—No, don Jorge, sí está comiendo bien. Lo que pasa es que no puede subir de peso tan rápido porque se va a descompensar.

No sé. Bueno, voy a la cocina y abro el segundo cajón de arriba. De ahí saco una caja de chocolates. La abro, tomo dos y me los como.

—¿Cómo está Trini de la presión, doña Mari?

—Sí, aquí lo tengo anotado —doña Mari se levanta del sillón, toma de la mesa el monitor de presión arterial y lo pone a un lado, ya que debajo de este hay un cuaderno. Lo toma y se pone a hojear el cuaderno.

Yo aprovecho que está distraída para abrir el segundo cajón de abajo, dejar unos cuantos chocolates ahí y cerrarlo. Como no hay puertas ni paredes entre la cocina y la sala, Trini ve todo lo que hago. Por mí se los ofrecería, pero doña Mari dice que Trini tiene que comer más sano y se los quita. Y luego ella se los come, la cabrona. 

Mejor los dejo ahí, y Trini siempre los agarra cuando puede.

Que disfrute un poco más el tiempo que le queda.

—Mire, don Jorge —doña Mari llega con su cuaderno y me lo enseña:

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—Ok. Bueno, ya me voy, Trini. Ya come, porfa. Te quiero —me acerco a ella y le doy un beso en la frente. Ella solo me mira.

El geriatra dice que debería hablar, que no hay razón para que no hable.

Pero ella solo me mira.

Bueno. Ya me voy, pues. Me acerco a la puerta principal y la abro.

—Ah. Don Jorge, ya le hace falta a Trini el Donepezilo —me dice doña Mari antes de que me vaya. 

—¿Apoco ya se lo acabó? Le acabo de comprar una caja, ¿no?

—No, don Jorge. Ya se la acabó.

Mmmta. Tanta pinche medicina y cada vez está peor. ¿Se la sigo dando o mejor que disfrute lo que le queda sin que la andemos chingando?

Bueno, como sea. Ya me voy, pues.

2

Apenas llego al estadio y Vero, mi novia, me cancela. Que le duele la cabeza y que se siente muy mal. Ni modo. Tampoco va a venir Beto, y eso que apostó contra mí.

Y tanto que quería ver su cara de pendejo cuando sus Perros pierdan.

Pero ahí en la entrada están Jaime y Javier.

—Ya listo para perder, Perra —me le acerco a Javier lo abrazo. Trae puesta ese asqueroso jersey rojinegro de los Perros.

—Están de locales, son los favoritos, y han sido mucho mejores en el torneo —dice él—. Era una apuesta fácil.

—Pues si tanta fe les tienes entonces, subamos la apuesta a $10,000. O ¿qué? ¿Te cagas? —le pregunto—. Y tú ¿qué? —ahora le digo a Jaime—. ¿Para qué vienes si ni vas a apostar? 

—Ya está arreglado el partido —me dice—. ¿Tú crees que no? Tantos millones que se ganan en apuestas. O ¿apoco no crees que haya jugadores que apuesten por el otro equipo y se dejen perder?

—Pues mientras no los cachen, ¿por qué no? —dice Javier—. Y ¿cómo te pueden cachar? Tendrías que ser muy obvio, ¿no?

—Exacto —dice Jaime—: por eso lo hacen: es un negocio. Ya está todo controlado. Pan y circo al pueblo. Nos distraen de los hechos importantes, nos mantiene ignorantes y lucran con nuestras distracciones. Ya lo dijo LarryStrange en su podcast: esa es la estrategia del Nuevo Orden Mundial.

—Pues Nuevo Orden Mundial o no —dice Javier—, los Halcones nos la van a pelar.

—Ya está arreglado —insiste Jaime—: van a perder.

—Hombres de poca fe —les digo—. Con estafas o sin estafas, hoy ganan los Halcones.

Y ganaron:

Perros de Nueva Zelanda 1 – 2 Halcones de San Berenstain FC

—¿Qué te dije? ¿Qué te dije? —me acerco a Javier y lo sacudo del hombro. Se ve todo pendejo con su jersey de los Perrdedores—. Acepto efectivo, transferencia, depósito, vales de despensa, tarjetas de débito y crédito más comisión. Todo menos cuerpo. Aunque si es el de tu hermana…

—Te pago en la quincena —me quita la mano del hombro y avanza hacia la salida.

Uy, ya va a llorar. Jaja. 

Le mando mensaje a Beto para que me pague. Me deja en visto, el cabrón.

Pero no importa: rodeo a Jaime con el brazo, alcanzamos a Javier, vamos al bar y nos empedamos los tres.

Regreso a mi casa. Todo está a oscuras. Prendo la luz y camino a la cocina sin hacer ruido. Abro el segundo cajón de los de abajo. Ya no están los chocolates. 

Después, voy al pasillo y abro un poco la puerta de Trini. Ella está dormida en su cama. Todo parece bien. Cierro la puerta y me voy a dormir.

3

—Chinga tu madre, cabrón —me grita Beto apenas le contesto la llamada.

—Ehhhhh… ¿la tuya? ¿Qué pasó?

—No te hagas pendejo, cabrón. Me querías ver la cara.

—Pues esa ya la tienes, pero ¿de qué o qué?

—Pues en el partido, cabrón. Ganaron los Perros.

—Brincos dieras. Ganaron los Halcones.

—Acabo de ver la repetición. Quedaron 4 – 0. Los Perros les metieron una súper putiza.

—Pendejo, yo lo vi ayer en vivo. Quedaron 2 – 1. Ganaron los Halcones. 

—Si no me quieres pagar, nomás dime, cabrón.

—¿Qué te voy a pagar, si tú eres quien debe?

—Chinga tu madre —y me cuelga.

¿Qué pedo con él? "Si no quieres pagar, nomás dime". Pinche cínico. 

En fin, me llega un mensaje. ¿Será Beto?

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Elijo la primera opción.

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Y hay muchísimos videos más que dicen lo mismo. Bueno, elijo el primero y lo adelanto hasta el final:

Perros de Nueva Zelanda 3 – 4 Halcones de San Berenstain FC

—Vaya, qué partido tuvimos el día de hoy. Los Halcones hicieron lo imposible y se alzaron con la victoria. 

—Efectivamente, maestro Mendoza. Nadie se esperaba este marcador. Con goles de Brian Ibárraga, Pedro Gonzáles Chomsky, Henry Muller y José Meyer, los Halcones lograron quitarle su lugar en la semifinal a unos Perros invictos. Prácticamente eran los favoritos del torneo.

—Sí, y todo gracias a la dirección de Jorge Valdivia.

—Eso que ni qué.

Ah, cabrón. ¿Qué no quedaron 2 – 1?

No. Este ha de ser otro partido.

Me regreso al menú y pongo el segundo video:

Perros de Nueva Zelanda 0 – 0 Halcones de San Berenstain FC

—Una verdadera decepción, maestro Mendoza.

—Totalmente de acuerdo, Castañeda. Todos esperábamos más de ambos equipos. Pero, bueno, así es el fútbol.

—La dirección de Jorge Valdivia dejó mucho qué desear.

—Aunque yo creo que lo que más les afectó fue la lesión de Meyer.

El tercero:

Perros de Nueva Zelanda 7 – 0 Halcones de San Berenstain FC

—Quisiera decir que me sorprende, pero no es así. Los Perros fueron superiores a los Halcones en todos los aspectos.

El cuarto:

Perros de Nueva Zelanda 2 – 1 Halcones de San Berenstain FC 

—Qué sorpresa dieron los Perros el día de hoy al ganar el partido.

¿Qué pedo?

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Eso hago:

Perros de Nueva Zelanda 3 – 4 Halcones de San Berenstain FC

Lo hago otra vez:

Perros de Nueva Zelanda 2 – 2 Halcones de San Berenstain FC

Y otra vez:

Perros de Nueva Zelanda 10 – 9 Halcones de San Berenstain FC

Y otra vez:

Perros de Nueva Zelanda 4 – 7 Halcones de San Berenstain FC

¡¿?!

4

CAOS EN EL FÚTBOL

Lo que comenzó como un supuesto error en varias plataformas digitales, se ha convertido en un fenómeno que incluso puede poner en peligro el mundo no solo del fútbol, sino del deporte.

Johan Stratberg, CEO de Goonglr, propietaria de varias plataformas digitales como YouHub, dio un comunicado de prensa esta mañana y aseguró que están trabajando en una solución para estos errores. También reiteró que la única entidad encargada de proveer los resultados oficiales de los partidos de cada deporte son sus respectivas asociaciones (a pesar de que cada vez más de ellas presentan las mismas fallas en sus portales).

Durante los últimos días, y pese a estas declaraciones, las acciones de plataformas como YouHub y PlayBook han caído en un 23% y se prevé que esta tendencia continue.

¿Qué pedo?

—Te digo, bro —Jaime sigue hablando de sus conspiraciones—: checa el podcast de LarryStrange; ahí lo explica: todo fue orquestado por las casas de apuestas en conjunto con las plataformas digitales y los medios de comunicación para quitarle validez al resultado. Si no hay manera de comprobar qué resultado es oficial, entonces ellos pueden elegir el que más les convenga… —él va a seguir hablando por un buen rato.

En fin, estamos en bar empedándonos como siempre.

—Oye —Javier se me acerca—, quería ver si me podrías pagar lo de la otra vez.

—¿Lo de qué, bro?

—Pues lo del partido de los Halcones. Aún no me pagas, y pues sin esos $10,000 ¿cómo voy a pagar la renta?

—A ver, a ver, a ver —le digo—. Ganaron los Halcones y no apostamos $10,000.

—Entonces ¿cuánto apostamos, según tú?

—Pues $5,000, ¿no? Siempre apostamos eso.

—Sí, pero tú quisiste apostar los $10,000 porque "los Perros nos la van a pelar" y "con estafas y sin estafas, hoy ganan los Halcones", o ¿no dijiste eso?

—Yo creo, pero no aposté $10,000.

—¿Seguro? ¿No le apostarías $10,000 a los Halcones?

—Pues a lo mejor si estuviera muy seguro de que van a ganar.

—Y ¿no estabas seguro ese día? Hasta nos dijiste "hombres de poca fe" cuando te dijimos que iban a perder tus Halcones. ¿O te cagaste al final?

—No, pero $10,000 es mucho. Jaime, ¿sí aposté $10,000?

—Yo ¿qué voy a saber? —tiene razón.

—Pero aun así ganaron los Halcones —le digo a Javier.

Él niega con la cabeza.

—Ganaron los Perros.

—Bro, estoy seguro de que ganaron los Halcones.

—Y ¿cuánto quedaron, pues?

—3 – 1, ¿no? No sé, pero ganaron los Halcones.

—Si según tú quedaron 3 – 1, ¿quiénes metieron los goles?

—Ay, pues no me acuerdo.

—Entonces ¿cómo dices que ganaron los Halcones si ni te acuerdas cómo quedaron?

—Porque de eso sí me acuerdo.

—Ah, pues qué coincidencia ¿no? Cuando apuestas $10,000 te acuerdas de que ellos ganaron. No te acuerdas del marcador ni de nada, pero ellos ganaron. Si no te querías arriesgar tanto, nomás hubieras apostado los $5,000 de siempre.

—Pero sí ganaron los Halcones.

—¿Seguro?

—Pues sí, ¿cómo se me va a olvidar?

—También apostaste con Beto, ¿no? ¿Te pagó?

—No, hasta me mentó la madre, el cabrón. Según él que ganaron los Perros.

—Es que ganaron los Perros.

—No, ganaron los Halcones. Si no le hubiera pagado a él.

—¿Los $10,000?

—No, pues ¿con qué le pago la medicina a Trini?

—Entonces ¿no le podías pagar los $10,000?

—¿Cómo le iba a pagar?

—Entonces ¿no tiene más sentido que él te mentara la madre porque no le podías pagar?

—Pero hasta nos pusimos una pedota después del partido. De eso sí me acuerdo.

—Jorge, nosotros siempre nos ponemos una pedota después de los partidos. Si hubieran ganado los Perros, ¿no te habrías puesto una igual?

Eso sí.

—¿Sabes qué? Dejémoslo así: ni tú ni yo. Ya nadie sabe quién ganó, así que se cancela la apuesta. Es lo más justo.

—Va —nos damos la mano, y ya nadie le debe nada a nadie. 

7

—Bienvenidos de nueva cuenta a su programa "Medio tiempo." Vamos a abrir una mesa de debate donde discutiremos el partido que lo inició todo: Los Halcones de St Berenstein contra los Perros de Nueva Zelanda. Todos los presentes fuimos testigos del partido, así que podemos afirmarles con total seguridad que ganaron los Cuervos 3 a 1.

—No, perdieron, maestro Mendoza.

—Sí, ganaron los Halcones.

—Todos sabíamos que los Halcones eran los favoritos, maestro Mendoza.

—Pero ganaron los Perros.

—Efectivamente, maestro Mendoza, ganaron los Perros. Y no sé ustedes de qué partido estén hablando.

—A ver, Rodríguez, ¿en qué mundo les van a ganar los Perros? La dirección de Jorge Valdivia fue simplemente abismal. No había forma de que ganaran.

—Discúlpeme, pero de verdad no sé qué gana, maestro Mendoza, en decir lo contrario.

—Yo no gano nada. Solo hago mi trabajo como periodista. Deberían hacer lo mismo ustedes. 

—Discúlpeme, maestro Mendoza, pero los hechos están ahí: los Perros perdieron.

—A ver, ya bájenle a su teatrito, ¿no? Se supone que son periodistas profesionales. No pueden andar mintiendo así.

—Con todo respeto, maestro Mendoza, nosotros nos tomamos nuestra labor muy en serio, por lo que me sorprende que usted siga aferrado a esa mentira. Eso no es periodismo.

—Tenemos que ser objetivos, maestro Mendoza. Sabemos que usted apoyaba a los Halcones, pero no es ético usar este espacio para engañar a la audiencia de esa manera.

—¡En mis 20 años de carrera profesional nunca había sido insultado de esa forma! De verdad que me decepcionan, Castañeda y Arriaga. Yo pensé que ustedes valían más como periodistas.

—El maestro Mendoza tiene razón… 

—Tú cállate, Rodríguez. Siempre has sido el patiño del maestro Mendoza. Tú no sabes nada de fútbol.

—Pues al parecer sabe cómo quedó un marcador. 

—Con todo respeto, si va a seguir con eso, ya mejor retírese, maestro Mendoza. Es obvio que la memoria ya está fallando.

—Pues yo estaré viejo, pero al menos no soy un reporterucho vendido como tú. Y a ti, Castañeda, te voy a decir una cosa: sin mí, no serías nadie; yo fui quien te metió a este programa. 

—Pues maldito ese día, porque no soporto trabajar con usted: siempre se tiene que hacer lo que usted dice, cómo usted dice y cuando usted dice. Además, un poquito de congruencia, por favor. Todos sabemos que usted está en el negocio de las apuestas. ¿Cómo se puede llamar periodista objetivo cuando lucra de esto? 

—Qué hipócrita. Ni que tú no apostaras. Y síguele con ello, de mí te acuerdas cuando no vuelvas a conseguir trabajo de periodista.

—Ya cállese. ¿Cree que usted es el único periodista deportivo que existe? ¿Cree que el mundo del deporte gira a su alrededor? Quizá así era hace 50 años, cuando todo era un monopolio de los amigos de su papá. Sí, lo dije. Antes todo lo manejaban así. 

—Vámonos a comerciales.

—Si no es secreto que hacían lo que querían. Tanto los actores como las actrices, para conseguir estelares, tenían que ir con ustedes a las fiestas que hacían en sus yates y—AHORA, CON TU SEGURO DE AUTO BANCOMAX, PUEDES VIAJAR A DONDE SEA Y CUANDO SEA, YA QUE CONTAMOS CON UNA AMPLIA COBERTURA…

15

—A Trini ya le hace falta el Donepezilo, don Jorge.

—Pero si se lo acabo de comprar, ¿no?

—No, don Jorge. Ya se la acabó.

—Pues ¿cuánto le dura?

—Son 30 pastillas. La caja le dura 30 días. ¿Le puedo dejar a Trini un momento mientras yo voy al baño?

Doña Mari se levanta del sillón y se va. Mientras yo voy a la cocina, abro el segundo cajón de arriba, tomo la caja de chocolates, le dejo a Trini unos cuantos en el tercer cajón de abajo y yo me como los pocos que quedan. 

En la mesa de la cocina está el bolso de Doña Mari. Está entreabierto, y dentro se asoma una caja que se me hace muy familiar. La saco del bolso.

donepezilo clorhidrato 10 mg

30 comprimidos recubiertos

Hija de la chingada. De los 30 comprimidos, aún le quedan como 18. Bueno, me guardo la caja en el bolsillo.

—Trini —me le acerco. Ella está sentada en uno de los sillones de la sala, y trae el mismo camisón amarillo de siempre, camisón que cada vez le queda más grande—. ¿Sí te está dando doña Mari tu medicina?

Ella solo me mira.

En la mesa, debajo del monitor de presión arterial, está el cuaderno de doña Mari. Lo tomo y veo las últimas anotaciones.

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A ver. Tomo el monitor. 

—Trini, déjame tomarte la presión —Trini apoya el brazo en el sillón y lo levanta hasta que la muñeca le queda a la altura del corazón. Le coloco el monitor y lo enciendo. Este se infla poco a poco mientras los números de la pantalla aumentan. Después deja escapar un poco de aire y muestra los resultados.

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—Ya le había tomado yo la presión, don Jorge —doña Mari está de pie frente a nosotros—. Si la quiere ver nomás me tiene que preguntar.

—¿Sí le estás dando la medicina, doña Mari?

—Usted sabe que sí, don Jorge —me responde—. Ese es mi trabajo.

—Ya dime si no se la estás dando.

—Don Jorge, yo he sido enfermera por más de 20 años. Io sé lo que hago.

—Entonces ¿por qué Trini tiene la presión tan alta?

—Es porque usted la está alterando, don Jorge.

—Pues ¿cómo no se va a alterar si no le das su medicina? Nomás te la llevas a tu casa —saco la caja de medicamentos y se la enseño.

—Esa es para mi mamá —se acerca para quitármela. 

—Ah, pues qué pinche coincidencia, ¿no? —pero yo me la guardo en el bolsillo otra vez—. ¿Sabes qué? Mejor ya vete. 

—¿Disculpe?

—Pues sí. No le das a Trini su medicina porque te la andas robando. Y a lo mejor ni le das de comer. Con razón está tan flaca. Ya vete.

—Usted está entendiendo mal, don Jorge. Así no son las cosas.

—Ya vete. Estás despedida. Vete.

—Yo siempre me he ganado la vida honradamente. Tendré necesidad, pero, que le quede bien claro, también tengo dignidad, y USTED NO ME VA A ANDAR INSULTANDO ASÍ.

Doña Mari toma su bolso y se va.

36

Durante la conferencia de prensa convocada el día de ayer, Jorge Valenzuela, director técnico de los Fierros de Nueva Zendaya, reiteró su intención de proceder legalmente contra el Goonglr, la IFA (Asociación Internacional de Fútbol, por sus siglas en inglés) y cualquier otro medios que proporcione repeticiones y resultados de los partidos por "enturbiar la victoria de los Fierros con una campaña de desinformación a gran escala." 

"No pueden ser más cínicos," afirmó. "Pero aun así la mayoría de las repeticiones del partido comprueban nuestra victoria." 

Varios de los jugadores del equipo se han manifestado a favor de las declaraciones de Valenzuela, en especial José Mayer, capitán del equipo rojiazul.

Sin embargo, ese mismo día, la dirección de los Gorriones de San Bernstain convocó a una rueda de prensa para dar a conocer su intención de proceder legalmente contra el equipo de los Fierros.

"No pueden ser más cínicos," afirmó. "Pero aun así la mayoría de las repeticio—Me engañas, ¿verdad? 

Dejo mi celular sobre la mesa.

—Me engañas —me dice Vero.

—Mi amor, yo no te engaño a ti, yo engaño a mis Halcones contigo.

—Déjate de pendejadas, Jorge. Me estás engañando.

—A ver, a ver, ver. ¿De dónde sacaste eso? 

—Siempre me dices que vas a partidos y partidos. No soy estúpida: de seguro te vas con tus amiguitas.

—Verónica, si sabes lo que me gusta el fútbol. Obvio voy a ir a todos los partidos que haya.

—¿Me crees estúpida? ¿Crees que te voy a creer eso? 

—Siempre te invito a los partidos, y tú nunca vas.

—Claro que voy, pero está de hueva. Y nomás me invitas porque sabes que de seguro ni voy a ir.

—Pues ¿qué quieres que haga, que te arrastre al estadio, que deje de ir a los partidos nomás porque te pones bien tóxica, que te mande una foto de mi verga cada 5 minutos para que veas que nadie me la está chupando?

—Me caga cuando te pones así, Jorge. 

—Nomás dime qué hago. Y tú también ¿por qué nunca vas?

—Tú bien sabes que me caga el futbol, pero te vale madre. Siempre te he valido madres.

—Ni siquiera a un partido. Pues ¿qué haces mientras o qué?

—Parece que tu novia es el fútbol y no yo.

—Dime, ¿qué haces mientras? ¿Por qué yo siempre soy el que me tengo que estar reportando?

—¿Cómo quieres que me sienta? ¿Mínimo te importo?

—Me engañas, ¿verdad?

—Ay, de verdad que no se puede hablar contigo —Verónica se hace la indignada y se levanta de la mesa.

—Claro. Porque tú siempre eres la víctima, ¿no? Porque todo siempre es mi culpa.

—Cómo eres cínico, cabrón.

—Pues ¿qué esperabas? Según tú, yo siempre soy el malo, todo es siempre mi culpa.

—¿Sabes qué? Si te vas a hacer el indignado como siempre, mejor ya no quiero nada contigo.

—Ah, qué conveniente, ¿no? Me cortas justo cuando te pregunto si me engañas. Pero si ya me mandaste a la verga, mínimo ten los huevos de decirme quién te la estaba metiendo.

—Eres un pendejo, Jorge.

—Y tú eres una puta, Verónica.

189

Durante la rueda de prensa del pasado 20 de marzo, Johan Gutemberg, director de la IFA, anunció que, a pesar a las constantes fallas en las plataformas digitales y la abundancia de noticias falsas, todos los torneos y partidos continuarán según lo planeado.

"Esto no es el fin del fútbol. Vamos a salir adelante," aseguró. "La IFA ha sido la institución deportiva más grande e importante desde antes de que el internet existiera, y lo seguirá siendo. A pesar de todo lo que está en nuestra contra en estos momentos, saldremos adelante. La IFA siempre se ha caracterizado por sus valores: su transparencia, su altruismo, su amor al fútbol y su honestidad. Lo único que importa aquí es el fútbol, y nosotros haremos todo lo posible para brindarlo a todos los rincones del planeta." 

Además, cuando uno de los periodistas le preguntó sobre el resultado oficial del partido que lo inició todo, Necios de Nueva Zemana vs Azules de Baltazar, Gutemberg aseguró que ese partido jamás sucedió de manera oficial. Incluso se aventuró a decir que este partido no es más que un mito creado como una campaña de desprestigio hacia la IFA.

Hay que recordar que, durante los últimos años, la IFA ha sido objeto de investigación por una supuesta red de corrupción entre los directivos. De acuerdo con autoridades de distintos países, varios de los directivos de la IFA han sido acusados de sobornos, lavado de dinero, apuestas ilegales, fraude, crimen organizado, acoso sexual, violación, homicidio culposo, terrorismo, entre otros. De momento se han abierto varias carpetas de investigación, e incluso algunos directivos ya fueron arrestados.

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