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Un Mar Grisáceo

Caminando por la ciudad, entre aquellos gigantes que llamamos edificios.

[Gris Monocroma]

Observa por la ventana del tren. El sol resplandece, entre cierra los ojos hasta que un edificio lo cubre.

-Todos viven, su propia historia.

Dice Yara para sí misma. Yara, una chica de 19 años, mide 1.67, su cabello de color negro, llega a cubrir solamente hasta su nuca; viste un suéter con el cierre abierto que permite observar su camiseta blanca. Se dirige a su escuela para la clase de arte. Sus ojos dan vuelta en un mundo sin color. Habiendo tantos colores, tan llamativos y hermosos, no es capaz de ver la realidad más que en blanco y negro. Simples reflejos, simple luz.

Baja del tren, sube su manga descubriendo un reloj de muñeca. "Aún es temprano". Piensa al observarlo; levanta la vista y continúa su camino. Por la ciudad vuelan burbujas y destellos de color; aunque me sigan, no alcanzan a colorear mi pupila. Decide llegar a una cafetería. Al entrar, suena una pequeña campana, el ambiente es fresco y el agradable aroma recorre cada rincón. Pide un café helado, lo toma, se gira, busca una mesa para sentarse y observa a una persona conocida, sentada cerca de las ventanas. Era una amiga de la escuela, su nombre es, Crysta, una persona seria que siempre se mantiene entre los primeros lugares de la clase; su cabello es claro, llega hasta sus hombros, tiene la frente descubierta con un par de cabellos sueltos que caen de vez en cuando. Estaba observando la ventana del lugar; sobre la mesa tiene su computadora, ha de estar haciendo un trabajo. Yara se acerca sin que lo note y le da un pequeño susto. Crysta reacciona y se queja.

-Casi haces que me dé algo-. Dice Crysta.

-Es que te vi tan concentrada que no lo pude evitar-. Responde Yara.

-Sí, claro.

-Oye ¿Y qué estás haciendo?

-¿Qué? ¿Esto?-. Señala su trabajo en la computadora. Yara asiente con la cabeza. –Solo daba unos pequeños retoques al guion para la obra del taller de teatro.

Continuaron la conversación por alrededor de quince minutos. Ambas se levantaron y salieron hacia la escuela.

Al llegar, se separaron, Crysta se fue al salón de teatro, mientras que Yara, al salón de arte. La puerta rechinaba, era de madera, ya estaba bastante vieja. De nuevo las burbujas, como si el sonido las hubiera llamado; explotan a la que tocan el suelo. El salón estaba casi vació, solo había una persona ahí. Estaba pintando sobre óleo.

"Morado...". Piensa Yara mientras se queda observando.

-¿Pasa algo?-. Dice Sue. La chica que estaba pintando. Es la más alta de la clase; tiene una hermosa cabellera, que llega hasta los glúteos, su tez es morena, cuenta con un lunar debajo de la ceja izquierda y su voz parece hipnotizarte por su tono tan cálido.

-A... no nada, lo siento-. Responde Yara, apartando la vista; se acerca una mesa y comienza a sacar sus materiales.

Es detenida por el sonido de llamada de su celular; lo saca del bolsillo y mira quién es. Es Crysta. "¿Qué querrá? Nos acabamos de ver". Piensa y contesta

-Yara, por favor, ven, es una emergencia.

-¿Emergencia? ¿Qué ocurre?

-Ven, Adam se lastimó el tobillo.

Sue la mira de reojo, se mantiene escuchando todo. La expresión de Yara cambia a preocupación, deja todas sus cosas por el suelo, se levanta y sale corriendo del salón. Entra al teatro de la escuela, todo a oscuras, solo la luz sobre el escenario; en el centro estaba Adam, un amigo de la infancia de Yara, intenta ponerse de pie con la ayuda de Crysta, pero no le es posible, tiene el talón desviado. Adam, 1.78 de altura, cabello oscuro, cicatriz de cuchillo en el centro de su mano derecha; es parte del taller de teatro, se dedica al baile artístico sobre el escenario, por lo que, esto resulta en un muy grave problema para él.

-No...-. Dice Yara cubriéndose la boca. Corre hacia donde ellos, pregunta los detalles y se enfada porque no habían llamado a un medido. Crysta se aleja para poder pedir ayuda; Yara se queda intentando acomodar el tobillo, pero solamente lo lastimaba más. No quedó más que esperar. Una burbuja cae desde la luz, explotando en la nariz de Yara. Los colores giraron, pero al final, siempre se desvanecen. Crysta vuelve con el médico de la escuela. No podrá volver a bailar en mínimo tres semanas...

[Mi Monocroma]