3 El estudio del Alma.

Hades y Hécate se sumergieron en un estudio profundo y detallado de la vida de Aidan, conscientes de la importancia de comprender su moralidad y carácter antes de ofrecerle la oportunidad de convertirse en un dios. Durante varios días, analizaron meticulosamente los recuerdos de Aidan, examinando sus elecciones, acciones hacia los demás, comportamiento en situaciones difíciles y capacidad de aprendizaje. También exploraron su relación con lo divino, en busca de señales de respeto y reverencia hacia los dioses.

Cada detalle fue debatido y discutido por Hades y Hécate, considerando las implicaciones y consecuencias de las acciones de Aidan. Analizaron sus motivaciones más profundas, su compasión hacia los demás y su deseo de buscar la verdad en la historia y la arqueología. Sometieron cada aspecto de su vida a un riguroso escrutinio divino.

Después de días de reflexión y estudio, Hécate rompió el silencio con solemnidad y sabiduría en su voz. "Hades, después de examinar en detalle la vida de Aidan, puedo concluir que su moralidad es sólida y su devoción es auténtica. Ha demostrado una conexión especial con lo divino y una voluntad genuina de aprender y crecer".

Hades asintió, valorando la dedicación y el tiempo invertido en el análisis. "Estoy de acuerdo, Hécate. Nuestro estudio exhaustivo ha confirmado que Aidan posee la moralidad y la fe necesarias para considerarlo como candidato a la divinidad. Sin embargo, aún debemos poner a prueba su valía a través de pruebas y desafíos".

Con sus conclusiones firmemente establecidas, Hades y Hécate se prepararon para convocar a Aidan, conscientes de la importancia de su tarea y la responsabilidad que conllevaba ofrecer a un mortal la oportunidad de ascender a la divinidad. Estaban decididos a guiarlo a través de las pruebas que le esperaban, asegurándose de que estuviera preparado para enfrentar los desafíos que se avecinaban.

En el majestuoso patio del palacio de Hades en el inframundo, la suave luz emanaba del lago de agua espiritual, iluminando el entorno. Las almas de los difuntos nadaban en su superficie, mostrando colores que reflejaban la naturaleza de sus acciones en vida.

Aidan, recién llegado al reino de los dioses, se sintió abrumado por la grandiosidad del lugar y la presencia de Hades y Hécate a su lado. Aunque estaba emocionado por la posibilidad de un ascenso divino, también experimentó una mezcla de temor y humildad ante la magnitud de lo que estaba por venir.

Hades, el sombrío rey del inframundo, fijó sus penetrantes ojos en Aidan y habló con una voz profunda y grave. "Aidan, has sido convocado aquí porque hemos visto algo especial en ti. Tu fe y devoción hacia nosotros, los dioses, son únicas y poderosas. Pero más que eso, es la persistencia de tu fe a lo largo del tiempo lo que la hace excepcional".

Aidan asintió, sintiendo una oleada de emoción y curiosidad ante las palabras de Hades. Sabía que su creencia en los dioses griegos era inusual en la época moderna, donde la fe en las deidades ancestrales había disminuido considerablemente.

Hécate, la poderosa diosa de la magia y los caminos cruzados, intervino con una sonrisa enigmática. "Hades tiene razón, Aidan. Tu fe ha resistido el paso del tiempo, y eso es algo digno de atención. Sin embargo, debemos comprender más sobre ti antes de proceder".

Hades asintió en acuerdo y continuó: "Hemos estudiado en profundidad toda tu vida, examinando tus acciones, valores y capacidad para discernir entre el bien y el mal. Necesitábamos asegurarnos de que tu moralidad sea sólida y que tu ascenso a la divinidad sea merecido".

Aidan asintió solemnemente, comprendiendo la importancia de su evaluación. Aunque estaba ansioso por demostrar su valía, también sabía que este era un proceso serio y que debía ser minucioso para garantizar que solo los dioses justos y benevolentes compartieran su divinidad con él.

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