77 leyendas

Yeriel apoyó su mejilla con la palma de su mano mirando fuera de su carruaje con aburrimiento.

"Dime otra vez ¿porque tenemos que viajar por medio imperio, para enterrar a un hombre?" Preguntó con evidente disgusto en su voz.

"No es solo un hombre." Le respondió una vieja y cansada voz al otro lado de carruaje. Yeriel desvió la mirada de los verdes pastizales y miró al anciano en frente suyo. Cabello blanco y largo con una barba de iguales dimensiones. Su rostro estaba tan arrugado y seco que ya no se podía distinguir ninguna expresión en el y era muy difícil ver sus ojos. Su vestimenta no podía ser descrita cómo algo más que extraña. Batas azules que cubrían todo su cuerpo con una capa encima de su cabeza, dándole un aura de alguien erudito y lleno de sabiduría. "¡Más que un hombre el podría ser considerado un dios!"

Un ceño fruncido apareció de inmediato en el rostro de yeriel y respondió al anciano con clara burla en su voz. "¡Un dios no puede morir!"

Haaaaa

El anciano suspiro y sacudió la cabeza con una mirada perdida. "Te equivocas en eso mi niña. Todo en este mundo puede ser asesinado, incluso un dios."

Yeriel chasqueo la lengua molesta y volvió a mirar a la ventanilla del carruaje sin voltear a mirar al anciano.

Aunque sabía que faltaba muy poco para llegar a su destino, yeriel se aburrió mirando a la distancia.

"¿Quieres que te cuente una historia?" Sugirió el anciano al ver su expresión.

"¡¡Ya me se todas tus historias!!" Respondió yeriel un poco hosca.

"Oh te aseguro que nadie jamás te contó está historia porque este no es solo un cuento. Es una leyenda que las madres le contaban a sus hijos desde generación inmemoriales. Mi madre me lo contó a mi y su madre a ella." Respondió el anciano con mucha seriedad y misterio.

Yeriel no quería admitirlo pero estaba genuinamente interesada en la historia del anciano. Aún así trato de mostrar desinterés y miró hacia otro lado.

El anciano no era tan fácil de engañar y vio fácilmente la infantil actuación de yeriel pero no dijo nada y solo continuo con su relato.

"Cuenta la leyenda que en tiempos de antaño, cuando la oscuridad reinaba en el mundo. Siete valientes héroes se levantaron poseyendo increíbles y diferentes poderes. lucharon contra los horrores de este mundo y nos permitieron un pequeño lugar donde subcistir sin miedo a ser atacados. Pero está historia no trata sobre ellos... Hoy te hablaré de los 7 objetos legendarios que una vez portaron estos héroes." El anciano tocó y acaricio su barba con la una mirada de nostalgia. "Nadie en sabe realidad cuáles son estos objetos legendarios. Tres de ellos fueron olvidados en el río del tiempo y quedará como un eterno misterio cuál era su verdadera forma. Pero aún te puedo hablar de cuatro de ellos."

Los ojos de yeriel brillaron con genuina curiosidad que no podía ocultar.

El anciano sonrió al ver esto y continuo.

"El primer objeto era llamado: 'los ojos de la verdad'." El anciano estiró su largo y huesudo dedo en el aire donde dibujo dos ojos con un suave resplandor blanco que transmitía mucho misticismo. "Los ojos de la verdad te permitían ver toda la información de las personas. Buenas o malas, leales o traicioneros. Incluso el talento y defectos podían ser vistos por estos ojos."

"¡¡Wow!!" Yeriel no pudo evitar exclamar sorprendida. "¿No significa eso que quien tenga esos ojos, jamás podrá ser engañado?"

"Así es." El anciano asíntio. "El héroe que manejaba estos ojos se decía podía ver todo. ¡¡Incluso el futuro!!"

Yeriel tembló de la emoción.

"Viejo Tomás ¿dónde podemos encontrar esos ojos?"

"No puedes encontrar estos tesoros." El anciano sacudió la cabeza. "Ellos te encuentran a tí."

"¿Ellos te encuentran a tí? ¿Que clase de ridiculez es esa?" Preguntó yeriel a molesta.

"La leyenda dice que cuando la oscuridad vuelva a este mundo, estos objetos volverán a aparecer, buscando a los portadores más dignos de ellos."

"¡¡Increíble!!" Exclamó yeriel.

"Si los ojos de la verdad te impresionaron, entonces tienes que escuchar sobre el objeto más poderoso de todos..." El anciano hizo una larga pausa para agregarle misterio al relato. " La espada legendaria obliterador."

"¿Obliterador?" Preguntó yeriel.

"Si." Asintió el anciano. "La espada es tan poderosa que su aparición podría causar la guerra entre todos los reinos del continente."

"¡No exageres anciano!" Yeriel murmuró pero el anciano pudo oírla muy claramente.

"No exageró." Suspiro el viejo Tomás con una voz cansada. "La espada es tan poderosa que en una ocasión llegó a estar en manos de un simple plebeyo... Y esté destruyó todo un reino con está."

"¡¡¡¿Que?!!!" Yeriel no pudo mantener ninguna clase ni modales al escuchar una cosa tan increíble. "¿Cómo puede un simple plebeyo, destruir un reino con los nobles y sus poderes?"

"Nadie sabe cuáles son los poderes de la espada, pero nadie duda de ellos. Pues en innumerables escritos históricos se habla sobre ella." Le respondió el viejo Tomás. "Quisiera contarte sobre los otros dos objetivos: el libro Ruxter y la gran espada torfteim. Pero..." El anciano atravesó la pared del carruaje como si este no existiera y hablo entre risas. "Parece que ya hemos llegado a nuestro destino."

Yeriel se asomó por la ventanilla y observó a la distancia una gran ciudad, hermosa y floreciente. Pero su vista se encontró de forma exclusiva a el masivo barco de color negro con elegantes Marcos de oro que... ¡¡Flotaba en el aire por encima de la ciudad!!

"¿Porque siempre tiene que ser tan fanfarrón?" Preguntó yeriel con el ceño fruncido.

"¡¡Silencio niña!!" La puerta de su carruaje se abrió repentinamente para que entrará su padre: el barón Egal. "Es el duque praheim de quién te estás refiriendo."

"Lo siento padre." Yeriel adoptó una expresión mansa y llorosa. "No quise insultar al duque de ninguna manera."

El baron al ver la expresión de su hija no pudo soportarlo y comenzó a revolver su cabello con una sonrisa.

"No puedes burlarte del duque de ninguna forma sin importar dónde estás. Nunca sabes quién te está escuchando. Además..." El baron miró hacia el barco que flotaba por encima de la ciudad. "Ese barco es una reliquia familiar digna de ser presumida. Eso sin contar la cantidad de mana necesaria para mantener toda esa nave en el aire."

Yeriel estaba muy curiosa.

"¿Es muy fuerte el duque praheim?"

"Demasiado." Respondió el conde sin dudar. "En todo el imperio nadie es tan poderoso como los duques. Solo el antiguo emperador era capaz de mantenerlos bajo control."

El baron Egal se puso a pensar. El imperio era tan inmenso que cada ducado era tan grande como dos reinos del sur o norte por lo cual los duques podían ser considerados pequeños reyes. Esto inevitablemente aumento la arrogancia de estás familias. sinceramente no veía como, si los rumores eran verdad. la decaída familia real podía poner una correa en los cuellos de estás personas.

Esperaba que sus suposiciones estuvieran herradas, porque eso significaría una guerra interna como ninguna otra antes vista en el imperio.

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faltan 7

no he actualizado nada en dos días porque pasó mucho con el supuesto trabajo que tenía😅😅

si quieren saber el chismesito y mi aburrida vida, dígamelo para contarle en el próximo capítulo.

un capítulo con mucha información que irónicamente crea más preguntas de las que responde 🤣🤣

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