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Tocando fondo

NOTA 1: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o a aquellos quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

NOTA 2: Este capítulo contiene escenas de tipo LEMON (descripciones explicitas de contenido sexual) por lo que no es apto para menores de 18 años.

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Era un hermoso día en la ciudad fortaleza de Tokyo-3. El sol hacía su camino hacia lo alto del firmamento mientras una cálida brisa de dejaba sentir, anunciando de antemano la que sería una calurosa tarde de día miércoles. 

Pese a ser mitad de semana laboral y aun faltando cerca de una hora para el medio día, y contra todo lo que se pudiera esperar; Misato Katsuragi, Directora de Operaciones de NERV estaba sentada ante la mesa de su departamento, con la vista hacia el gran ventanal que daba al balcón, donde las cortinas se mecían suavemente con la brisa que se colaba desde el exterior. Los ojos de la mujer parecían perdidos, viendo sin ver, estando fijos en un punto indeterminado más allá del ventanal, ausentes de todo. 

El rostro de la mujer estaba demacrado, solo que en esta ocasión no fue causado por haber trabajado toda la noche, tratando de procesar las montañas de papeleo sobre su escritorio dejados por el último ataque de Ángel, hace ya una semana. No, el rostro demacrado y los ojos rojos he hinchados por tanto llorar, se debían a una causa mucho más terrenal.

Misato puso los codos sobre la mesa y enterró la cabeza entre sus manos, dando un lastimero gemido y un sollozo, mientras su mente se sumergía aún más en aquello que la atormentaba, aquello que podía volver a destruir su recién reconstruida vida. 

¿Por qué las cosas nunca podían ir bien para ella? ¿Por qué cuando parecía que finalmente estaba dejando atrás su pasado, este volvía para pegarle una patada en los dientes? ¿Este era el precio que debía pagar por sus errores; por su más grande error? 

Hacía unos meses que había tenido esa trascendental conversación con Shinji, en la que le reveló su oscuro pasado. Una vez terminado su vergonzoso relato fue invadida por el miedo. Tenía miedo a ser rechazada y a ser vista con asco por él. Ciertamente no podría culpar a Shinji si la repudiara, su pasado era demasiado vulgar y sucio. Aun así, y contra todo pronóstico, el miedo al rechazo prontamente quedó de lado cuando fue envuelta por los brazos del joven Piloto EVA, quien la aceptó pese a la basura de mujer que fue en el pasado.

Ese día lloró como nunca antes, derramando todas las lágrimas que tenía reprimidas por tantos años; echando fuera toda su miseria, su vergüenza, su asqueroso pasado. Aun así, Shinji estuvo ahí para ella, siendo su soporte, reconfortándola, aceptándola pese a la basura que fue, llorando con ella, y de paso, ofreciéndole la oportunidad de un nuevo comienzo.

Ese día ella se había entregado a un hombre por primera vez en años. Tenía miedo a ser vista con asco, miedo a entregarse a la pasión y dejarse llevar siendo la mujer lujuriosa y asquerosa que fue una vez. Nada más lejos de la realidad. Nunca vio nada más que deseo, cariño y amor en los ojos de Shinji. Nada de lo que hicieron juntos ese día se sintió sucio, por el contrario, se sintió correcto y hermoso. No fue sexo por sexo, no fue un acto puramente carnal, ese día habían hecho el amor.

Ambos habían confesado sus sentimientos y abierto sus corazones, entregándose a algo que podría parecer improbable y una completa locura, pero que para ellos fue lo mejor que pudo haberles pasado; de hecho, habían confesado su amor por el otro mientras hacían el amor. ¿Esa debía ser una especie de señal, verdad?

A partir de ese día se hicieron pareja y comenzaron su relación clandestina. Obviamente, habían tenido mucho cuidado para no revelar accidentalmente su cercanía, pero aprovechando cada oportunidad disponible para estar juntos. Aprovechaban al máximo las veces en que Asuka iba a quedarse en casa de Hikari, o cuando citaba a Shinji en su oficina con cualquier excusa que se le ocurriera. Otras veces Asuka dejaba NERV luego de las pruebas de sincronización, mientras Shinji se quedaba atrás con alguna excusa, para luego ir a su oficina a esperar para regresar juntos a casa. Siempre había alguna excusa para encontrar un tiempo juntos. Hacían el amor, por supuesto, había mucho de eso, pero habían momentos en que solo querían estar juntos, compartir besos, caricias, o simplemente estar abrazados, disfrutando de la compañía del otro.

Con respecto a la maldita picazón que había hecho su vida un infierno por tanto tiempo, finalmente había desaparecido. Había ocasiones en que asomaba su fea nariz, pero a diferencia de antes, podía manejarla y cada vez era menos recurrente. Finalmente fue tal como le decía su terapeuta: "Necesitas encontrar una pareja, un hombre que te quiera, te comprenda, te apoye y con el que puedas tener una vida sexual sana"

Sí, su terapeuta tenía razón en cada palabra. Esta vida sexual sana, ciertamente había sido buena con ella. Estaba mucho más feliz y animada, rendía mejor en el trabajo y había comenzado a dejar la bebida. Definitivamente su vida cambió para mejor, pero esto iba más allá de tener una vida sexual activa y satisfactoria; todo este cambio iba de la mano de una relación con alguien que la supo comprender, apreciar y estar con ella, pese a su oscuro pasado; alguien que nunca hubiera imaginado.

Pese a su juventud, Shinji Ikari había estado a la altura de la situación. Había tomado el tema de su oscuro pasado de mejor forma de lo que hubiera esperado. Supuso que sus sentimientos por ella, y ver cuán arrepentida y avergonzada estaba de lo que fue su vida en Alemania, jugaron un papel fundamental en la aceptación de Shinji. Aun así, era muy consciente de que dejar todo eso de lado para aceptarla como mujer, debió ser bastante difícil para él. Poder lidiar con toda esa basura no debió ser fácil para él, pero lo tomó con bastante madurez para su edad. Parte de eso pudo deberse a que como le comentó en una de las muchas conversaciones que habían tenido; él sabía que había algo mal con ella, solo que nunca imaginó que sería algo tan grande. Aun así y nuevamente, debía agradecer que él hubiera tomado todo con bastante madurez. 

Lo cierto es que Shinji había cambiado mucho últimamente. Había comenzado a notar algo de este cambio un poco antes de que ella le contara su verdad. Ahora, a unos meses de comenzar su relación clandestina, Shinji se había vuelto más seguro de sí mismo, más feliz y más fuerte. Podía ver como la pubertad lo estaba cambiando de muy buena forma. Los entrenamientos en NERV también ayudaban en eso. Shinji iba en camino a convertirse en un buen hombre. Aun así, Shinji seguía siendo un adolescente y ella una mujer adulta. La diferencia de edad era un tema importante, ella lo sabía, pero habían logrado manejarlo bastante bien hasta ahora, además, ella conocía casos mucho más extremos. Sabía que podían salir adelante, pero no quitaba el hecho de que su relación era en el mejor de los casos, prohibida.

El temor a ser descubiertos era algo que siempre pendía sobre sus cabezas. Si los llegaban a descubrir, todo el peso de la responsabilidad caería sobre ella. Si era despedida y separada para siempre de Shinji, sabía que debería sentirse afortunada; porque en el peor de los casos, sería juzgada y enviada a prisión, o derechamente arrojada al olvido en una oscura y maloliente mazmorra en lo profundo de NERV. Esto es algo que ella siempre tuvo claro cuando tuvo esta brillante idea de pedirle a Shinji ser amigos con ventaja. Cierto, ella nunca imaginó que terminarían enamorados, ni menos que…

Miró nuevamente el objeto en su mano, recordando lo que la traía a este momento, lo que mandaría literalmente a la mierda todo aquello que había logrado construir con Shinji. ¿Por qué tenía que pasar esto? ¿Por qué ahora? ¿Qué pensará él? ¿Querrá acaso que ella…?

Misato sintió como la angustia la consumía una vez más ante ese pensamiento. Sintió como viejos fantasmas del pasado volvían para atormentarla; para restregarle en la cara su mayor secreto, su mayor vergüenza, y el peor de sus errores. Se cubrió el rostro con las manos y comenzó a llorar.

 

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Shinji salió del ascensor y caminó con paso acelerado rumbo al departamento. Hacía tan solo unos minutos atrás, un par de gorilas en traje negro de Seguridad de NERV fueron por él a la escuela y lo sacaron rápidamente del salón de clases, ante la mirada sorprendida y preocupada de todos. Rei contempló todo esto con ligera curiosidad, mientras que Asuka exigía respuestas para tan insólita situación, a lo que los gorilas le respondieron que no era asunto suyo. Al salir del salón le revelaron que la "Directora de Operaciones" necesitaba hablar urgentemente con él. Para su completa sorpresa, a poco andar se dio cuenta que el automóvil negro en el que lo transportaban no se dirigía a los cuarteles de NERV, como hubiera sido lo lógico esperar. En cambio, lo dejaron frente al edificio donde estaba el departamento que compartía con la mujer.

Un vacío se asentó en el estómago de Shinji, cuando varios escenarios comenzaron a desfilar en su mente, siendo uno de ellos el más preocupante de todos. Un escenario tan complicado y aterrador, que ameritaría ser sacado de la escuela para tener una conversación en el departamento, lejos de oídos indiscretos. ¿Acaso los habían descubierto?

Shinji ingresó al departamento, lanzó a un lado su bolso y sus zapatos, para luego caminar rápidamente por el corredor para llegar a la sala.

— ¿Misato? — preguntó apenas ingresó por la puerta, encontrando a la mujer sentada ante la mesa junto a la cocina, con la cara enterrada en las manos — ¡¡Misato!! — exclamó con preocupación.

La mujer levantó la cabeza solo para encontrarse con un preocupado Shinji corriendo hacia ella, quien colocó una silla para sentarse frente a ella, tomando sus manos y mirándola con preocupación.

— ¿Qué es? ¿Qué pasa? — preguntó preocupado, al ver el rostro lloroso y demacrado de la mujer que ama — ¿Acaso nos descubrieron?

Misato apretó los labios y negó con la cabeza, arrancando un suspiro de alivio de Shinji, pero pronto volvió a su estado de preocupación. Algo estaba pasando, eso era obvio, y todo indicaba que era algo bastante grave. 

— Si no es eso, entonces, ¿ qué pasa? — preguntó con voz suave, levantando una mano para acariciar el cabello de la mujer, que se arrojó a sus brazos.

El movimiento de Misato fue tan repentino que Shinji no alcanzó a sujetarla, haciendo que ella terminara cayendo al suelo de rodillas. Shinji la siguió y estuvo de rodillas con ella de inmediato, acunándola contra él para abrazarla con fuerza mientras ella sollozada y se aferraba a él, hasta que finalmente y luego de un tiempo escuchó su voz.

— Yo… lo lamento Shinji… yo… me cuidé… en verdad me cuidé, pero… — susurró.

— ¿Qué? No entiendo. ¿A qué te refieres? — preguntó Shinji sin comprender.

Por respuesta Misato estiró una mano hacia la mesa, tomando algo que para Shinji hasta ese momento había pasado por alto. Ella puso el objeto en su mano, era pequeño, de plástico blanco y alargado con unos símbolos en medio. Se estremeció, eso era… eso era…

— Estoy embarazada — susurro Misato.

Shinji sintió como el vacío que sentía en el estómago se acrecentaba aún más ante esas palabras. Un repentino escalofrió recorrió su espalda y su mente quedó en blanco. Misato estaba embarazada, eso quiere decir que él sería…

— Me cuidé. Sabes que me cuidé, pero… pero… — susurró Misato, quedando sin voz a media frase.

Por supuesto que él sabe que Misato se cuida. Es consciente de que ella sigue un tratamiento anticonceptivo, incluso conoce su ciclo menstrual, cuales son sus días seguros y todo eso, cosas que nunca creyó llegar a conocer de una mujer. También sabe que los anticonceptivos no son 100 por ciento seguros. ¿Habrá olvidado tomar la pastilla algunos días? Misato es una mujer muy ocupada, es una posibilidad.

— Yo… sé que eres joven — dijo Misato con voz lastimera, sacando a Shinji de sus pensamientos — No puedo imponerte esta carga, no es justo para ti, pero… pero…

Sacudiéndose a la fuerza el aturdimiento, Shinji apartó un poco a Misato para verla a la cara. Su rostro estaba totalmente demacrado, sus ojos llorosos. La situación es compleja, ciertamente, pero intuía que había algo más grande de fondo; por su vida no sabía qué.

— Quiero tenerlo — declaró ella de pronto — Quiero este bebé… por favor, quiero tenerlo. No tienes que hacerte cargo de él. Entenderé si no quieres, pero… no quiero… no quiero perder otro bebé.

Shinji se congeló ante esas palabras y su sangre se heló mientras su mente no dejaba de preguntarse: "¿Otro?"

— Misato… ¿tú… tú? — preguntó con cautela.

Misato apartó la mirada, su rostro una máscara de dolor, vergüenza y arrepentimiento.

— Era mi peor momento — dijo Misato, con ríos de lágrimas saliendo de sus ojos — Vivía y respiraba solo para el sexo… nunca supe quién fue el padre… yo… solo quería follar.

Shinji se horrorizó antes palabras. Ella…

— Lo aborté… lo aborté para seguir follando — dijo llorando — Maté a mi hijo para seguir follando.

Shinji quedó en blanco al escuchar esa fuerte declaración. ¿Misato estuvo embarazada? ¿Ella lo abortó? ¿Lo abortó solo para poder seguir teniendo sexo? Sintió que los pelos de la nuca se le erizaban. Fue traído a la realidad cuando sintió como Misato se aferraba a su camisa, como si fuera una especie de salvavidas. 

— Maté a mí hijo para poder follar… lo maté para seguir follando — dijo Misato en un llanto desgarrador — Por favor no me pidas abortar a mi bebé… no me pidas abortarlo.

Esas desesperadas palabras de súplica hicieron reaccionar a Shinji y contempló a la mujer frente a él, su rostro demacrado cubierto de lágrimas, un rostro que reflejaba un profundo arrepentimiento y dolor. Pese a lo impactado y totalmente superado que lo tomó esta situación provocada por tan terrible confesión, no podía dejar a Misato así, simplemente no podía. La tomó con cuidado y la abrazó con fuerza. Mistao de inmediato se aferró a él como si su vida dependiera de ello, y comenzó a lloraba desgarradoramente. En ese momento él también estaba llorando, pero ni siquiera se había dado cuenta; solo centrado en la mujer que tenía en sus brazos, en su llanto desgarrador, en su confesión y en su profundo dolor.

 

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Misato abrió los ojos y luego de pestañear un par de veces y enfocar la vista, se percató que estaba en su habitación recostada en su futón. Se sentó mirando alrededor pero se encontraba sola. Recordó de inmediato lo que había pasado, como había confesado a Shinji su mayor secreto, su mayor pena, su mayor error, junto con revelarle que estaba embarazada de él. Recordó ser abrazada por Shinji y luego llorar hasta que no supo nada más. 

¿Qué había ocurrido luego? ¿Shinji la trajo aquí? ¿Cuánto tiempo había dormido? Más importante, ¿dónde estaba Shinj? Se puso de pie de un salto, la preocupación y el miedo recorriendo su cuerpo; sobre todo miedo. Salió de su habitación entrando a la sala y la encontró vacía, él miedo que ya tenía se acentuó aún más, hasta que lo vio.

Shinji estaba en el balcón, apoyando los brazos en la baranda mientras contemplaba el paisaje ante él. Pudo ver que en una de sus manos sostenía la prueba de embarazo. Misato tragó. ¿Qué pensaría él de ella en este momento? El miedo se acentuó aún más; miedo a ser rechazada, miedo a que él la negara, a que él rechace lo que cargaba en su vientre… a que él… negó con la cabeza. No debía pensar así, no de él. Dio un fuerte suspiro y se animó a dar pasos temblorosos, hasta quedar de pie junto a él en el balcón.

Ambos permanecieron de pie uno junto al otro por largo rato sin decir palabra. Misato estaba segura de que Shinji sabía que ella estaba ahí, era imposible que él no la hubiera notado, pero no hacía el menor movimiento o gesto recociendo su presencia. Sintió como la angustia y el miedo comenzaban a consumirla, como sus piernas temblaban y amenazaban con hacerla caer de rodillas al suelo. Quería decir algo, pero las palabras simplemente se negaban a salir de su boca. Sintió como las lágrimas amenazaban con salir una vez más.

— He estado pensando mucho mientras dormías… tratando de entender esto — dijo Shinji de pronto, sorprendiendo a Misato, quien se tensó en el acto ante esas palabras, mientras él le daba una mirada de soslayo.

El joven Piloto EVA mantuvo la mirada sobre la tensa mujer por unos segundos; los que a ella le parecieron horas, para finalmente desviar la mirada una vez más hacia la prueba de embarazo que sostenía en su mano y que marcaba positivo. Suspiró pesadamente, se giró y dejó el objeto en la mesa que estaba en la terraza junto a él.

— Tenía la cabeza llena con tantas cosas, ¿sabes?... finalmente terminé quedando en blanco — agregó con algo de amargura.

Misato solo pudo asentir con la cabeza, la vista borrosa por las lágrimas. Podía entenderlo. No fue la idea más brillante del mundo el lanzarle todo eso a la cara de golpe. Asimilar dos noticias de semejante calibre no era algo fácil. Incluso un hombre adulto tendría problemas para asimilarlo. El que Shinji no hubiera salido huyendo despavorido como el adolescente que es, era prueba de su temple, de cuanto ha cambiado el último tiempo.

Por su parte, Shinji miró a la llorosa mujer frente a él, sin poder evitar que una gran cantidad de recuerdos volvieran a desfilar por su cabeza. El día en que confrontó a Misato buscando respuestas y como ella terminó por confesar la verdad de su oscuro pasado. Recordó sus lastimeras palabras repitiendo sin parar "No quiero volver a ser esa mujer otra vez"; así como la vergüenza y el arrepentimiento visible claramente en sus ojos, su llanto desgarrador, que le hacía doler el corazón de solo escucharlo. 

Misato Katsuragi, Directora de Operaciones de NERV, la mujer más fuerte y decidida que había conocido en su vida, era una fachada que ocultaba a su verdadero ser del mundo que la rodea. Tras esa máscara, Misato es una mujer rota y amargada que carga con un tremendo lastre emocionar sobre sus hombros. Por muy hermosa que sea, a ojos de cualquier hombre lo suficientemente cuerdo, esa sería una gigantesca bandera roja, que lo había apartarse prontamente del camino de esta mujer, para evitar abrir la proverbial lata de gusanos que era su vida pasada; y demonios, era una lata de gusanos horrible. 

Sí, cualquier hombre en sus cinco sentidos hubiera salido huyendo para evitar el desastre que era la vida pasada de Misato; una vida pasaba que parecía no dejarla ir, y que hacía su vida actual una miseria. Aun así, él la aceptó. Pasó por alto esa gigantesca bandera roja y aceptó toda la mierda que lo golpeó de frente como si fuera un tren de carga. El pasado de Misato era difícil de creer y aceptar, pero a la vez imposible de negar. Se le revolvía el estómago de solo pensar en eso, pero lo dejó pasar por dos razones. Primero, podía ver en los ojos de Misato la vergüenza y el arrepentimiento por su vida pasada, podía ver y sentir que ella nunca volvería a eso. Y lo segundo y más importante, estaba totalmente enamorado de esta mujer. Fue por estas razones que estuvo dispuesto a aceptarla con todos sus fallos y arrepentimientos, pero esto… 

Shinji volvió a suspirar pesadamente ante todos esos pensamientos que se arremolinaban en su mente antes de volver a hablar.

— Aun me cuesta creer lo que hiciste — apunó, mirando fijamente a los ojos de la llorosa mujer junto a él — Pero sé por lo que pasaste, sé lo mal que estuviste o no hubieras decidido internarte voluntariamente en un recinto psiquiátrico— añadió, haciendo una pausa para tomar aire antes de proseguir — No te estoy justificando. Solo digo que ahora que conozco tu pasado y comprendiendo lo mal que estabas, puedo entender que decidieras abortar.

Misato se estremeció ante esas palabras, al escuchar su error de boca de Shinji, el cual parecía tener todo el peso del mundo sobre los hombros. Misato se mordió el labio, nerviosa.

— Shinji, yo… — intentó decir ella, pero se quedó sin palabras, temblorosa, llorosa y asustada, como si fuera una adolescente aterrada al descubrirse embarazada y no la mujer adulta que se supone que es.

Shinji suspiró pesadamente bajando la cabeza, perdido en sus propios pensamientos por momentos, para luego de unos segundos volver a mirar a la mujer antes de hablar una vez más.

— ¿Qué se supone que deba pensar cuando confiesas que abortaste un hijo una vez y luego dices que esperas un hijo de mí? — preguntó, haciendo que Misato se estremeciera ante esa dura pregunta.

El Tercer Elegido miró a la mujer ante él, temblorosa, llorosa y angustiada. La Misato de pie frente a él en este momento, era la verdadera Misato que se esconde tras aquella máscara de fortaleza y determinación, que exhibía cuando se comportaba como la Directora de Operaciones de NERV. ¿Cómo podía esta gran mujer ser realmente alguien tan frágil?

Esta era una faceta de Misato que nadie parecía conocer, salvo él. Esto era así porque ella se permitía mostrarse de esta forma únicamente ante él. Esto era una prueba de la completa confianza que ella tiene con él, de que solo ante él se permite mostrarse tal cual es. Esta certeza lo estremeció y lo avergonzó por partes iguales, porque momentos atrás, presa de un repentino ataque de pánico al saber que sería padre a tan temprana edad, consideró huir.

Lo cierto es que la angustia y el miedo se habían apoderado de él haciendo que entrara en pánico, superado totalmente por la situación que le fue lanzada de golpe a la cara. ¿Podría alguien culparlo por entrar en pánico al saber que sería padre, siendo aún un adolecente que va a la escuela y que ni siquiera tiene la edad legal para beber? Fue ese mismo pánico el que hizo que la idea de marcharse atravesara de pronto su mente. Lo cierto es que nadie lo obligaba a quedarse aquí y tomar una responsabilidad que obviamente era demasiado joven para asumir. La verdad es que estuvo a punto de ir a su cuarto para tomar sus cosas y salir corriendo de aquí mientras Misato seguía dormida; pero es en ese momento en que fue realmente consiente de lo que estaba por hacer. Iba a huir como un cobarde.

Shinji hizo una mueca ante ese pensamiento, al saber que estuvo a punto de realizar aquello que se había prometido nunca volver a hacer. 

— Pensé huir, ¿sabes? — reconoció finalmente Shinji bajando la mirada, totalmente avergonzado.

Los ojos de Shinji se encontraron de pronto viendo los descalzos pies de Misato, enfundados en las finas pantys que ella solía usar. Sus pies estaban ligeramente girados hacía adentro, en una postura similar a la de una niña asustada, pronta a ser reprendida por sus padres. Era una postura que ella parecía adoptar en forma inconsciente, pero que reflejaba sin querer su estado de ánimo. Eso lo hizo sentir aun peor.

Por su parte, Misato estaba francamente horrorizada por esas palabras. ¿En verdad Shinji había pensado huir y dejarla atrás? Pero él estaba aquí ahora, ¿verdad? Aun así, no podía culparlo. Solo es un adolescente, no podía simplemente pedirle que se hiciera cargo de un hijo no deseado. Si él quería dejarla, entonces lo entendería y lo aceptaría, por mucho que doliera. Las lágrimas comenzaron a salir de sus ojos, hasta que sintió que su rostro era tomado por un par de manos, mientras le limpiaban delicadamente las lágrimas con los pulgares. Miro al frente para encontrarse con la intensa mirada de Shinji.

 

— Perdón por pensar eso… por considerar huir como un cobarde… por hacerte llorar — dijo el joven, con la vergüenza pintada en el rostro — No te voy a dejar Misato… te amo. Pase lo que pase, no voy a huir. Quiero estar contigo, con nuestro hijo.

Misato asintió con la cabeza y se abrazó con fuerza a ese joven que significaba tanto para ella; un joven que se estaba comportando de forma más madura de lo que ella misma debería. Se sentía agradecida por tenerlo aquí en este momento para apoyarla, ya que era ella la que se sentía como la adolescente inexperta y temerosa. 

Para Shinji, este abrazo y el llanto de esta llorosa y emocional Misato fue la confirmación de que la decisión de afrontar las cosas había sido la correcta. Tal vez fue lo vivido esa ocasión hace tantos meses en que decidió no huir y subir al EVA en lugar de Rei, la que inició su cambio, comenzando a dejar de correr como un cobarde y afrontar las cosas como hombre; o puede que simplemente sea un adolescente enamorado actuando con el adolescente que es, pero lo cierto es que no iba a huir de esto. No podía estar dándoselas de hombre responsable, cuidando de una mujer adulta que estaba más rota que él mismo por causa de los errores de su pasado, teniendo una resolución tan débil. Él había tomado libremente la decisión de aceptar a Misato pese a todo lo que venía arrastrando, porque sabe que está arrepentida, porque sabe que ella lo ama, y hoy él estuvo dispuesto a traicionar todo eso y salir corriendo. ¿Cómo pensaba construir algo realmente serio con esta mujer, si pretende huir como un cobarde ante el primer contratiempo? ¿Qué clase de hombre se supone que es? Este solo pensamiento endureció la determinación del Tercer Elegido.

— No te voy a dejar Misato… no voy a huir de ti — volvió a repetir el joven Piloto EVA, para hacerle saber a la mujer que tenía entre los brazos, que él estaría para ella, y para reafirmarse a sí mismo la trascendental decisión que había tomado.

Misato fue conmovida por esas palabras, por el sentimiento que llevaban y se sintió agradecida. Este adolescente era por lejos el mejor hombre que había pasado por su vida. Joven e inexperto como es, se las estaba arreglando para comportarse de forma madura, dándole la estabilidad y la seguridad que ella necesitaba en este momento. Pensó en huir y podía entenderlo, un hombre adulto también lo hubiera pensado y muy probablemente lo hubiera hecho, pero Shinji estaba aquí, no huyó, estaba ahora con ella y con lo que carga en su vientre. No podía estar más agradecida.

— Hay una cosa que me gustaría decir — dijo Shinji de pronto, sobresaltando a Misato, que estaba recién comenzando a relajarse — Tal vez no tenga derecho a decir algo, luego de considerar huir como un cobarde, pero… 

— ¡No huiste! — dijo Misato con voz repentinamente firme, apartándose un poco para mirar a Shinji a los ojos, sus propios ojos aun algo nublados por el llanto — No huiste, estás aquí conmigo. Conozco hombres que ya estarían llegando a China si estuvieran en tu lugar, pero tú quedaste… estás aquí. Puedes decirme lo que sea. Hasta sabido escuchar y aceptar todo de mí. Escucharte a ti es lo mínimo que puedo hacer — añadió emocionada, sus ojos húmedos otra vez.

Shinji se mordió un labio, nervioso.

— No es algo lindo lo que voy a decir, pero quiero ser sincero contigo — dijo el joven Piloto EVA con algo de temor — Si vamos a hacer esto juntos, creo que dedo ser sincero.

Misato se estremeció ante esas palabras, ante lo que podían significar. También sintió algo de temor, pero ciertamente no estaba en posición de reclamar, lo único que podía hacer era aceptar todo lo que viniera de Shinji; se lo debía… le debía demasiado. 

Shinji bajo la mirada, volviendo a ver los pies descalzos de Misato, como aún estaban levemente girados hacia adentro, como movía algunos dedos con nerviosismo. Se mordió el labio con un poco más de fuerza. No era lindo lo que iba a decir, pero necesitaba decirlo. Si querían sacar esto adelante, con todos los problemas que se les iban a venir encima, hijo de por medio y diferencia de edad, entonces no debían ocultarse nada. Suspiró profundamente y habló.

— Cuando me contaste que estas embarazada… cuando me pediste que no te hiciera abortar a nuestro hijo… eso me dolió.

Misato apretó los labios mientras una lágrima cayó de uno de sus ojos. No había estado en su momento más lúcido cuando dijo esas palabras, tampoco consideró los sentimientos de Shinji; solo había pensado en ella misma, otra vez. Su mente la había llevado a ese oscuro momento de su vida en Alemania cuando supo que estaba embarazada. No pensó las cosas con claridad en ese momento. Había estado con tantos hombres distintos que era imposible saber quién era el padre. Solo sabía que ese bebé era un estorbo para ella, un escollo que se interpondría en el camino de su deseo. Solo quería follar, vivía para follar, y ese niño no se lo iba a impedir. Lo abortó; no porque no estuviera preparada para ser madre o porque no tuviera recursos para criarlo adecuadamente. Lo aborto únicamente porque sabía que llegaría el momento en que debería darle más atención a ese niño que al sexo. Lo abortó únicamente para poder seguir follando tranquila. 

Con el correr del tiempo cayó en cuenta de lo que hizo, de cómo desprecio a ese bebé inocente, de cómo se deshizo de él solo porque eventualmente podía quitarle tiempo para follar. Esa fue su única razón para abortar. Por eso le dolía tanto recordar a ese bebé que no fue, porque había acabado con una vida inocente por la razón más horrible posible. Había sido una completa perra, y en algún proceso mental que aún no podía comprender, sintió pánico que de un Shinji asustado y desesperado por la situación, le pidiera abortar. Cuan equivocada estaba al pensar eso.

Misato sintió como su corazón se apretaba al recordar como Shinji había llamaba a ese bebé "nuestro hijo". Él nunca tuvo la intención de pedir un aborto. Él se quedó una vez más con ella, dispuesto a afrontarlo todo, tal como lo hace cuando está arriba del EVA luchando contra los Ángeles. Fue ella nuevamente la que pensó mal, la que pensó únicamente en sí misma, asumiendo erróneamente los sentimientos de Shinji. Acababa de sumar un nuevo error a su cuenta.

Misato lloró, dolida y avergonzada de sí misma.

— Lo siento — logró decir entre el llanto — No estaba pensando bien las cosas, yo… asumí que tú… yo… quiero tener este bebé — dijo antes de que llanto le impidiera seguir hablando.

Shinji miró a Misato, llorosa, demacrada y destrozada. Sabía que esta mujer ahora mismo era un desastre emocional y lo sería por mucho tiempo más. Si se quedaba con ella su vida iba a ser muy complicada, por decirlo en forma delicada. Habían muchas más posibilidades de que todo se fuera al infierno que de ser felices; de hecho, ella ya lo había lastimado, pero por otro lado, para bien o para mal, sabía que no podía dejarla. ¿Estaba mal de la cabeza? ¿Era un completo idiota por quedarse? ¿El amor que siente por ella le fundió el cerebro? Posiblemente todas las anteriores. Como fuere, este es el camino que voluntariamente decidió seguir.

Misato se sobresaltó cuando sintió como era estrechada en un abrazo que ciertamente no esperaba, pero que agradeció con todo su ser.

— Me dolió que creyeras que te pediría abortar — dijo de pronto Shinji, haciendo que Misato se pusiera rígida, antes de añadir — También me decepcioné.

La vergüenza y el dolor eran visibles en el demacrado rostro de Misato, que se sobresaltó cuando sintió que era liberada del abrazo para que Shinji tomara su rostro entre las manos, para mirarla fijamente con sus propios ojos humedecidos apunto de derramarse.

— Pero no importa qué, me duele mucho más verte sufrir — dijo finalmente, envolviendo a la mujer en un nuevo abrazo.

Misato no se pudo contener más y comenzó a llorar con fuerza, aferrada a Shinji, tratando de asimilar sus palabras y como ella la había fastidiado. Pudo sentir que Shinji también estaba llorando y se sintió aun peor, hasta que él se volvió a apartar, levantando las manos para volver a tomarle el rostro, haciendo que lo viera a la cara, mientras que; tal como hizo en otras ocasiones, limpió las lágrimas de su rostro con los pulgares. Él también estaba llorando, pero tenía una pequeña sonrisa en los labios,

— Esas palabras tuyas aun duelen… y aún me siento decepcionado. Creo que me tomará un tiempo sacudirme eso, pero no cambia lo que siento por ti — dijo Shinji, estremeciendo a la mujer — Te amo Misato. 

En ese momento Misato era nuevamente un desastre tembloroso y lloroso, solo pudo asentir con la cabeza, antes de aferrarse a Shinji y llorar en su hombro, estrechándolo como si su vida dependiera de ello.

— No te volveré a decepcionar… no te volveré a decepcionar. Lo juro — dijo Misato con palabras lastimeras.

— Lo sé — dijo Shinji, abrazándola con fuerza.

Misato lloró; un llanto desgarrador que había estado dando más seguido de lo que hubiera querido, un llanto alimentado por un sucio pasado que nunca iba a dejarla ir, un pasado que siempre iba a estar ahí recordándole la mujer horrible y sucia que fue y los errores que cometió; un pasado con el que, para bien o para mal, tendría que aprender a lidiar.

Permanecieron abrazados por largo rato, hasta que el llanto de Misato finalmente cesó. Ella se quedó ahí, sintiendo el cálido abrazo de Shinji, como él le acariciaba el cabello, agradeciendo silenciosamente a que este joven no hubiera huido de ella, horrorizado al conocer su pasado, que no hubiera renegado de ella al conocer su mayor error; que pese a decepcionarlo y lastimarlo, aun así elegía quedarse con ella y con el bebé que cargaba en su vientre. 

¿Merecía ella esta oportunidad que le estaba dando la vida? ¿Merecía ella a este joven, que pese a toda la basura que fue su vida, pese a decepcionarlo de la peor forma, sigue dispuesto a jugársela por ella? ¿Siquiera merecía vivir?

Nuevas lágrimas cayeron de los ojos de Misato, pudo intuir que él sintió que ella comenzaba a llorar una vez más, ya que estrechó un poco más su abrazo, mientras continuaba acariciándole el cabello. Sintió como su corazón se apretaba de emoción, tomando en ese momento la decisión de hacer todo lo que estuviera en sus manos, para devolver lo que Shinji le estaba entregando tan desinteresadamente. Decidió darlo todo de sí misma para nunca volver a decepcionarlo, para criar adecuadamente al hijo de ambos, para hacerlo feliz. Tal vez así, por intermedio de Shinji y el hijo de ambos, pueda en parte corregir alguno de los errores del pasado. 

 

 

Continuará...

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Notas del Autor: Finaliza un nuevo capítulo, que ha sido uno de los más duros que he escrito para esta historia, donde se toca un tema que levanta mucho polvo, por las posiciones diametralmente opuestas que genera.

No pretendo tomar una posición aquí, solo estoy contando una historia, donde vemos como Misato nos muestra que pude caer aún más bajo de lo que ya está. Tomando una decisión muy fuerte, donde sin dudas lo más impactante de todo, es la razón que esgrime para esa decisión. Es esa razón la que la carcome por dentro, y la que nos muestra que tan bajo cayó.

¿Podrá salir Misato del pozo en el que está? ¿Podrá perdonarse a sí misma y seguir adelante? ¿Podrá Shinji dar la talla y mantenerse al lado del desastre emocional que es Misato? Ya veremos.

Saludos y nos leemos.