webnovel

Confusión y dolor

NOTA 1: Todos los derechos de la serie Neón Génesis Evangelion pertenecen a Gainax/Khara, o a aquellos quienes les sucedan legalmente en el futuro. Esta historia fue escrita sin fines de lucro, solo como medio de esparcimiento. No me demanden.

NOTA 2: Este capítulo contiene escenas de tipo LEMON (descripciones explicitas de contenido sexual) por lo que no es apto para menores de 18 años.

__________________________________________________________________

Shinji tenía el codo de un brazo sobre el escritorio y la cara apoyada en su mano mientras miraba distraídamente por la ventana, ignorando olimpiacamente al anciano maestro que divagaba de pie al frente de la clase, perdido en sus recuerdos de su viaje a lo que una vez fue conocido como "La Antártica". Ciertamente el relato del maestro hubiera sido interesante, si es que no fuera la quincuagésima vez que lo escuchaban, o que el hombre estaba perdido en su propio mundo parloteando como un loro. No era de extrañar que nadie en clase le prestara atención. Shinji suspiró con cansancio, alejando su mente de los desvaríos del anciano frente a él, concentrándose en algo más importante: Misato.

Había algo muy mal con Misato, podía sentirlo en sus huesos. Ella siempre se mostraba fuerte, competente y decidida en el trabajo; pero cuando bajaba ese frente que montaba ante el mundo, parecía desmoronarse como un castillo de naipes, dando paso a una Misato triste, amargada y miserable; que escondía todos esos sentimientos con una careta de alegría tonta e irreverente, combinado con fuertes dosis de alcohol. ¿Cuántas veces había visto ebria a Misato? ¿Cuántas veces había tenido que cuidar de ella, porque apenas podía mantenerse en pie, intoxicada en alcohol? ¿Cuántas veces debió arrastrarla a su futón para que durmiera, o cuantas veces debió limpiar sus incontinencias porque no alcanzó a llegar al baño a vomitar? Todas esas veces Asuka nunca quiso ayudarlo con Misato, enojada por la actitud de la mujer, reclamando y diciendo que la dejara ahí durmiendo sobre un charco de su propio vómito.

Sí, Asuka estaba bastante molesta con Misato y con justa razón. Misato no había sido para nada un ejemplo a seguir, más bien todo lo contrario. En casa era todo lo opuesto a la mujer que veían en NERV, y eso cabreaba a la pelirroja. Sabía que la única razón por la que Asuka no se había mudado del departamento era porque no le permitían vivir por su cuenta debido a la edad. Su única opción era un minúsculo cuarto en el sector residencial de NERV y eso es algo que Asuka no iba a aceptar. Pero Asuka estaba pasando algo por alto, algo que parecía no notar, algo que al parecer solo él podía ver. Misato no estaba bien, y su actitud de despreocupación, alegría y constante ebriedad eran la máscara con que ocultaba su amargura.

Si bien es cierto que hay una buena diferencia de edad con Misato, para Shinji eso no fue un obstáculo para lograr una conexión especial con ella desde que la conoció. En un inicio lo sorprendió su belleza, de hecho, esa fotografía algo descarada que le envió para que la reconociera al recogerlo al llegar a Tokyo-3, era su mayor tesoro, pero pronto descubrió que Misato es mucho más que una cara bonita y un cuerpo de ensueño.

Misato Katsuragi es una mujer fuerte, decidida y muy profesional en su trabajo, así como una persona muy simpática y accesible en casa. No pasó mucho para que congeniaran y forjaran una buena relación entre ellos. Misato pasó a ser una especie de tutora/amiga/hermana y le había tomado mucho cariño con el tiempo, lo que no quería decir que no tuviera su lado malo. En casa Misato es muy desvergonzada, además no sabe cocinar, es un desastre ambulante, desordenada en extremo, su habitación parece un vertedero y lo más preocupante de todo, está en camino a convertirse en una alcohólica de tiempo completo si no pone un freno a su gusto desmedido por la bebida. Si, Misato tiene muchos puntos negativos, cosas que podrían espantar a las personas que se interesaran en ella, como estaba ocurriendo con Asuka, pero nuevamente, él pudo ver algo que al parecer nadie más vio. Misato no estaba bien y temía que todas esas actitudes fueran parte de algo mayor.

Trató de hablar con Asuka sobre estas preocupaciones, pero la pelirroja no lo quiso escuchar. Kaji nunca se encontraba en NERV y las pocas veces que aparecía, no lograba coincidir con él. La única persona con la pudo hablar fue la doctora Ritsuko, pero esta le dijo que no se preocupara demasiado ya que Misato había sido así desde que la conocía en la Universidad. Aun así, no quedó conforme con esa respuesta. Nuevamente, él podía sentir que algo no estaba bien con Misato. Es por esto que siempre cuidaba de ella cuando se emborrachaba. Desgraciadamente eso no quitaba el hecho de que la deseara como mujer.

Shinji giró su cabeza dejando de mirar por la ventana, para bajar la cabeza con algo de vergüenza mirando a su escritorio a la vez que se mordía el labio. Si, apreciaba mucho a Misato, pero ella no dejaba de ser una mujer muy hermosa, a la que había visto escasa de ropa más allá de lo razonable en algunas ocasiones. Es como si ella olvidara que está frente a un adolescente con las hormonas alborotadas por la pubertad. No es de extrañar que estuviera la mayor parte del tiempo con el pene duro como una roca, algunas veces con erecciones que llegaban a ser dolorosas y que demandan atención. Sí, se masturbaba a lo bestia casi a diario.

Por lo que sabía, esto es algo totalmente normal para un joven de su edad, lo que no era normal es fantasear con su tutora/amiga/hermana. Eso es algo que lo avergonzaba profundamente. Había ocasiones en que no podía ver a Misato a la cara de lo avergonzado y arrepentido que estaba de usarla a ella para sus fantasías masturbatorias. Afortunadamente ella se encontraba generalmente en distintos estados de ebriedad, por lo que no notaba su cara de arrepentimiento. ¿Por qué le pasaba eso con Misato? ¿Por qué no Asuka, Rei, Maya, la doctora Ritsuko o Hikari? Porque no era lo mismo. Fantasear con otra mujer, era como querer comer un gran helado de chirimoya con chispas de chocolate, pero terminas comiendo una hamburguesa. La hamburguesa sigue siendo rica, pero no es helado de chirimoya con chispas de chocolate. Eso le pasaba con Misato. Cuando fantaseaba con ella era como llegar al quinto cielo o algo así. ¿Por qué ella lo hacía sentir así?

Puede que la cercanía que había establecido con ella jugara un papel importante en eso. Aun podía recordar aquella vez que ella debió subir a esa cosa, el "Jet Alone", para apagar manualmente el reactor nuclear que estaba a punto de estallar. Estaba nervioso y terriblemente asustado, no por él, sino por ella. Nunca había sentido tanto miedo antes, ni siquiera la primera vez que subió al EVA experimentó tanto miedo. Tuvo miedo de perderla. Sonaba ridículo, pero pese a llevar muy poco tiempo junto a ella, Misato era lo más cercano a una familia que jamás había tenido. Por eso lloró de alegría cuando todo eso pasó y la vio regresar sana y salva. Ese sentimiento de apego es lo que lo hacía estar incondicionalmente para ella, aun en sus peores momentos cuando llegaba totalmente ebria a casa.

Aun podía recordar una noche en especial, cuando ella llegó en un estado lamentable. Le molestaba profundamente verla en ese estado, haciéndose daño a sí misma, aun así, la llevó al baño para que vomitara mientras sostenía en alto su cabello, luego, para su sorpresa, ella lo abrazó y lloró aferrada a él. Apestaba a alcohol y vómito, pero no le importó. Sintió que Misato necesitaba ese abrazo y un hombro donde llorar. Desgraciadamente no contaba con que esa cercanía, ese abrazo que compartieron, le hiciera ganar una de las erecciones más insoportablemente dolorosas de toda su vida. 

Luego de acostar a Misato, luchando consigo mismo para no ser indiscreto y mirar lo que no debía, fue al baño para echar al cesto de la ropa sucia su polera cubierta de mocos y restos de vómito, momento en que vio algo medio asomado debajo de una blusa; eran las bragas de Misato. Las conocía muy bien ya que la había visto usarlas varias veces, cuando ella paseaba frente a él medio desnuda de su cuarto al baño. La erección que tenía en ese momento se volvió mucho más dolorosa ante ese recuerdo y en un impulso salido de una repentina excitación, en contra su mejor juicio, tomó las bragas usadas de Misato y corrió a su cuarto con ellas. Una vez dentro, uso esas bragas para masturbarse toda la noche pensando en Misato. Fue una buena idea en ese momento, pero a la mañana siguiente se sentía como una basura. ¿Y aun así, pese a esos actos abominables pretendía preocuparse por lo que le pasaba a Misato? ¿Faltándole el respeto de esa forma quería cuidar de ella? Al menos el sentimiento de culpa y autodesprecio que lo carcomía había logrado abstenerlo de volver a tomar las bragas usadas de Misato, pese a verlas siempre asomando en el cesto de la ropa sucia. 

— Soy de lo peor — comentó Shinji en un susurro, sintiéndose nuevamente como una basura. Justo en ese momento sonó el timbre que marcaba el fin del día escolar, sacándolo de su miseria.

El Tercer Elegido levantó la cabeza ante el estallido de alegría de sus compañeros de clase, finalmente libres de seguir escuchando la diatriba del anciano maestro, pese a los intentos de la delegada de clase por poner orden en el lugar. Bien, podía comprender la alegría.

— ¿Estás bien, Shinji? Tienes una cara de culo horrible — comentó Touji, llegando a su lado.

— Estoy bien — mintió con una débil sonrisa, tratando de no exteriorizar lo miserable que se sentía en ese momento. 

— Ya que se acabó por hoy la tortura y mañana no hay escuela, ¿quieren ir al salón de juegos por el resto de la tarde? — preguntó Kensuke parándose al lado de Touji.

La repentina invitación de Kensuke logró arrancar una sincera sonrisa del Tercer Elegido. Había estado calentándose la cabeza toda la mañana con el problema que supuestamente aqueja a Misato, y solo había logrado terminar sintiéndose como una basura, por sus despreciables actos ofensivos hacia una mujer que había abierto las puertas de su casa para él, haciéndolo sentir en familia sin tener ningún tipo de relación sanguínea. Necesitaba despejar su mente. Después de todo, él solo era un adolescente. No era correcto meterse en los problemas de los adultos, ¿verdad? Además, tenía sus propias vergüenzas y demonios con los que lidiar.

— Me gustaría — dijo finalmente Shinji, decidiendo dejar los quebraderos de cabeza, NERV y los Ángeles de lado por un momento y comportarse como lo que es: Un adolescente. 

______________________________________________________________________________

El ojo derecho de Misato temblaba con nerviosismo, mientras consideraba que tal vez no fue tan buena idea esperar a Shinji en la entrada de la escuela, en vista de todos los adolescentes que la rodeaban como si fueran una manada de monos calientes, babeando el piso mientras la desvestían con la mirada. Bien, años atrás en Alemania, ella hubiera tenido en coño en llamas ante la perspectiva de un "Gang Bang" con una tropa de adolescentes insaciables y cachondos, pero ahora la sola idea la enfermaba. Si bien es cierto que necesitaba desesperadamente una intensa y prolongada sesión de sexo, con la que le destrocen el coño en el proceso, también es cierto que quiere eso de una sola persona. Eso es un avance, ¿verdad?

— ¡¡MISATO-SAN!! 

El grito combinado de Touji y Kensuke, fue suficiente para llamar la atención de todo mundo en la entrada de la escuela. De pronto el par de chicos se abrió paso a empujones hacia la morena, mientras Shinji los seguía con la vergüenza pintada en el rostro por la actitud de sus amigos. Ambos chicos se pararon frente a la mujer de sus deseos y le hablaron con entusiasmo, sus ojos convertidos en corazones. Misato no les prestó atención, ellos seguían parloteando pero sus palabras no llegaban a ella, sus ojos y sentidos enfocados en el joven de pie tras ellos, enfocados en Shinji. 

Sus ojos se cruzaron con los de Shinji por unos segundos y sintió como sus mejillas comenzaban a arder. ¿Qué rayos pasaba con ella? Apartó la mirada justo en el momento en que Shinji hacia lo mismo, pero a diferencia de ella, él lo hacía con vergüenza.

— ¿Se puede saber qué rayos haces aquí, Misato? ¿A caso no te das cuenta el escándalo que estás causando? — preguntó una huraña pelirroja, apareciendo entre la multitud, señalando con un movimiento de cabeza a la jauría de adolescentes cachondos que los rodeaban.

Ante las palabras de la pelirroja, Misato pudo enfocarse lo suficiente como para volver a centrarse y apartar de su mente los pensamientos que la estaban distrayendo de lo que debía hacer. Miró a la pelirroja gruñona a unos metros de ella y se volvió a meter en el personaje.

— ¡Hola Asuka! Como tengo el día libre, pensé en pasar a buscarlos a ti y a Shinji para ir a comer juntos a algún lado — dijo Misato con una hermosa sonrisa, que por poco y logra que los adolescentes masculinos presentes tuvieran una eyaculación espontanea.

Asuka bufó con molestia, rodando los ojos ante las palabras y las arbitrarias acciones de Misato, mientras que Shinji, dejando momentáneamente de lado la vergüenza que sentía, contempló con más calma a la mujer. Estrechó los ojos, percatándose de que algo no andaba del todo bien con ella.

Para ese momento Shniji había pasado tanto tiempo pendiente de Misato, que sin querer había aprendido a interpretar su lenguaje corporal y eso lo hacía estar seguro de que esa sonrisa resplandeciente, no era del todo sincera. Eran pequeñas cosas que para todos pasaban inadvertidas, pero que él podía notar fácilmente: Una pequeña curvatura en su sonrisa en el lado derecho y un leve temblor en el ojo también derecho, delataban que estaba nerviosa.

— ¿Nos estás invitando a comer? ¿Precisamente hoy de todos los días? — preguntó una molesta Asuka estrechando los ojos, mientras ponía las manos en las caderas, sacando de paso a Shinji de sus reflexiones.

— ¿Eh? — dijo Misato sin comprender, arrancando una expresión de fastidio de la pelirroja.

— ¿Acaso olvidaste que pasaré esta noche en casa de Hikari? — preguntó Asuka, señalando el bolso que descansaba a un lado junto a sus pies — Hoy es el cumpleaños de la hermana mayor de Hikari. Lo celebraremos esta noche y me quedaré en su casa todo el fin de semana. Tú misma me diste permiso — señaló molesta.

La cara de desconcierto y luego de comprensión de Misato, al aparentemente haber recordado esa pieza de información, fue suficiente respuesta para la pelirroja, que dio un nuevo bufido de molestia ante las idioteces de la mujer mayor, mientras Hikari sonreía nerviosa a su lado. 

— Oh, lo había olvidado — respondió Misato a la pelirroja con una sonrisa de disculpas — Bien, podemos ir a comer los tres juntos otro día. Por ahora déjame llevarlas a casa de Hikari antes de ir a comer con Shinji — añadió, ampliando su sonrisa y dándole una mirada al Tercer Elegido.

Shinji sintió todo el peso de esa mirada y de esa sonrisa falsa. No pudo evitar apartar la mirada. Sabía que algo andaba mal con la mujer, pero en ese momento todo aquello que había estado dando vueltas en su cabeza le impedía centrarse en eso. Le había estado haciendo el quite desde hace muchos días al detestable acto de haber tomado la ropa interior sucia de Misato y usarla como combustible para masturbarse pensando en ella. Ese acto que lo hacía sentirse avergonzado, sucio y miserable, había vuelto justo en este momento para morderle el trasero. Simplemente no podía ver ni estar con Misato en ese momento. Necesitaba aclarar sus ideas.

— No puedo acompañarte Misato. Ya había quedado de pasar la tarde con Touji y Kensuke — dijo Shinji con la cabeza gacha y las manos apuñadas, sin poder mirar directo a la cara a la mujer.

— Comprendo — dijo Misato con algo de decepción, viendo al chico que solo estaba de pie ahí con la cabeza gacha, sin mirarla. Quiso decirle algo, que saliera con sus amigos otro día, que quería pasar el tiempo con él, pero algo en la postura de Shinji le decía claramente que él no quería ir con ella. Eso la lastimó.

— No se preocupe Misato-San ¡¡Podemos cambiar de planes e ir a comer con usted!! — dijeron unos entusiasmados Touji y Kensuke, invitándose solos, y de paso fantaseando con pasar tiempo junto a la mujer de sus sueños y fantasías.

Misato le dio una mirada a Shinji y por un segundo sus ojos se encontraron. Misato pudo ver vergüenza en los ojos de Shinji. ¿Vergüenza de qué? ¿De ella? Por su parte, Shinji vio decepción y dolor en los ojos de la mujer. Sintió que de alguna forma le había fallado y la había lastimado. 

— Vamos Asuka, las alcanzaré a casa de Hikari — dijo Misato girándose y comenzando a caminar, ignorando completamente a los dos chicos de pie frente a ella, con corazones en vez de ojos.

— Te voy a cobrar esa invitación a comer dentro de la semana — declaró Asuka tomando su bolso y emprendiendo rumbo junto con Hikari, siguiendo a Misato hasta su automóvil que estaba estacionado un poco más adelante — Y por favor conduce como una persona normal. Quiero llevar viva a casa de Hikari — añadió.

Shinji contempló como Misato se alejaba, sintiéndose como un miserable. Bajó la mirada apretando los dientes mientras apuñaba las manos con tanta fuera, que los nudillos se le pusieron blancos. Finalmente, dio la vuelta y caminó fuera de la escuela en dirección contraria a la que tomó Misato y las chicas. Atrás, unos deprimidos y completamente ignorados Touji y Kensuke, se giraron para mirar a Shinji con la traición pintada el rosto, por negarles la oportunidad de pasar el rato con la mujer más bella que jamás habían conocido, solo para encontrarse con que el susodicho no estaba por ningún lado. Finalmente, lo vieron alejándose por la calle y lo siguieron para poder hacer sus descargos como corresponde.

Atrás, el resto de los alumnos solo de quedó ahí, sin entender del todo lo que había pasado; aun así, era claro que algo había pasado, solo que no tenían la más mínima idea de qué fue. 

______________________________________________________________________________

Shinji estaba sentado bajo la sombra de un árbol, situado en una pequeña elevación en un parque de la ciudad. Recargaba la espalda contra el tronco del árbol, mirando hacia el frente sin ver en realidad, perdido en sus pensamientos.

Una suave brisa sopló por el parque meciendo el cabello del Tercer Elegido, logrando que cerrara los ojos por un momento. Al abrirlos contempló la gente que paseaba por el parque frente a él. No eran demasiadas personas al ser un día laboral, pero pudo ver algunas madres con sus hijos, personas paseando a sus mascotas, un par haciendo footing y algunos grupos de escolares pasando el rato. Estrechó los ojos cuando esa vista le recordó a sus propios amigos.

Touji y Kensuke se habían portado particularmente odiosos una vez lo alcanzaron al salir de la escuela, reclamando por haberles estropeado la oportunidad de pasar el rato en compañía de Misato. No dejaron de reclamar hasta llegar al local de juegos, donde no paraban de insistirle en que tomara el teléfono móvil y llamara a Misato para decirle que había cambiado de opinión y quería aceptar la invitación a comer, obviamente, incluyéndolos a ellos dos. Ese fue el momento en que su paciencia había llegado al límite y terminó por mandar a sus amigos literalmente a la mierda. Suspiró. Sí, sus amigos se habían comportado como unos idiotas, y sí, tal vez su reacción fue demasiado exagerada. Debía disculpase con ellos, pero no ahora, no hoy. Aún estaba molesto con ellos, además su mente estaba en otro lado en este momento, su mente seguía enfocada en Misato, más precisamente, en su mirada de decepción y de dolor. 

Esa mirada de Misato seguía perforando algo dentro de él. ¿Cómo podía haberla decepcionado por rechazar una invitación a comer? ¿Cómo una invitación a comer rechazada podía haberla lastimado tanto? Pero esa mirada que había logrado captar por un par de segundos, había sido totalmente esclarecedora para él. No sabía cómo, pero de alguna forma había decepcionado y herido a Misato con su rechazo. Ahora, luego de horas pensando en eso, estaba seguro de que esto no tenía que ver con su negativa a comer con ella, era algo mucho más profundo que eso.

Suspiró pesadamente y recargó la nuca contra el tronco del árbol. De alguna forma había lastimado a Misato y eso lo hacía sentir aún más miserable de lo que ya se sentía en ese momento. ¿Qué podía hacer? ¿Cómo podía arreglar las cosas con ella, si no sabía cómo es que había logrado lastimarla en primer lugar? Pero más importante aún, ¿por qué esto lo molestaba tanto? Esto mismo es lo que lo llevaba a otro problema que lo aquejaba, y lo hacía sentirse como una basura y un miserable por partes iguales. Había estado masturbándose pensando en Misato, incluso había robado su ropa interior sucia en una ocasión para olfatearla mientras fantaseaba con ella.

— Soy un imbécil — se dijo mientras golpeaba la nuca contra el tronco del árbol contra el que estaba recargado.

No, era incluso más que eso. Era un cerdo depravado por hacer algo tan horrible, faltándole el respeto a una persona que, pese a todos los defectos que pudiera tener, solo había sido gentil con él. Es por eso que no pudo aceptar su invitación, porque no podía estar junto a ella en ese momento, porque verla a la cara lo avergonzaba al saber lo enfermo y miserable que es, pero esa negativa la había decepcionado y lastimado. ¿Qué se supone que significaba eso? Tampoco podía olvidar el hecho de que Misato no estaba bien, por el contrario, había algo terriblemente mal con ella, algo que nadie fuera de él parecía haber notado. Eso lo tenía inquieto y preocupado por partes iguales.

Shinji sintió que el estómago se le contraía al pensar en eso. ¿Y si a Misato le ocurría algo? Ella parecía estar bebiendo cada vez más, ¿Qué ocurriría si estrellaba su deportivo contra una pared por conducir en estado de ebriedad? Ese solo pensamiento lo hizo estremecer y sentir ganas de salir en busca de la mujer, pero ¿tenía derecho a hacer eso luego de rechazar su invitación? ¿Tenía derecho a preocuparse por ella, luego de haberla lastimado de alguna forma retorcida que solo ella parecía conocer? ¿Tenía derecho a preocuparse por Misato, luego de ser un pervertido enfermo y despreciable, al robar su ropa interior para masturbarse pensando en ella?

El hijo despreciado de Gendo Ikari gimió en resignación. ¿Qué se suponía que debía hacer con todo esto que estaba sintiendo? Solo es un simple adolecente que aún no cumple los 15 años. La angustia producida por toda esta marea de sentimientos que se entremezclaban dentro de él, terminó por invadirlo haciendo que lágrimas de vergüenza, pena y frustración cayeran desde sus ojos. Shinji de pronto se encontró llorando sin ser realmente consiente del por qué. 

_______________________________________________________________________________

Misato apretaba el jarro de cerveza con ambas manos, sentada en una esquina de la barra de un bar de mala muerte, que había encontrado luego de dar vueltas por la ciudad en su automóvil por lo que le parecieron horas. ¿Cuánto tiempo llevaba en este lugar? Realmente no lo sabía y francamente no le importaba. Solo sabía que estaba frustrada, dolida y caliente. Levantó el jarró de cerveza y para sorpresa de todos los presentes, lo bebió de un solo trago, dejándolo sobre la barra con un fuerte golpe.

— Otro — fue todo lo que dijo, sin siquiera mirar al hombre tras la barra, que parecía ser el dueño del local, sin notar como todos los hombres presentes en el lugar la estaban literalmente comiendo con la mirada.

Una nueva jarra de cerveza fue puesta frente a Misato, sin apenas escuchar las palabras del hombre tras la barra y echó un largo trago antes de depositarla sobre la barra a medio consumir, dando un suspiro de resignación. ¿Cómo es que todo se había ido tan espectacularmente a la mierda? Ella había planificado esto con antelación. Había elegido el día en que Asuka estaría fuera todo el fin de semana, pidiendo con tiempo un día libre que coincidiera en la fecha, había limpiado y ordenado su cuarto, se había preocupado de ella misma poniéndose linda, se maquilló, se vistió con lencería sexy, se puso ropa que la hacía verse bien, incluso se rasuró la concha, ¿para qué? Para que Shinji se negara a ir con ella, mirándola con vergüenza, ¿vergüenza de qué? ¿De ella? ¿Shinji se avergonzaba de ella?

Ciertamente tenía muchas razones para avergonzarse de ella. Tenía muy claro que fuera del trabajo no era para nada un ejemplo a seguir, más bien todo lo contrario. Era descuidada, descarada, desordenada y sucia, si su cuarto tenía algo que decir al respecto, sin olvidar que pasaba la mayor parte del tiempo ebria. Si, bien pensado había muchas razones para estar avergonzada de ella. Era una mala mujer, una ebria, una adicta al sexo que se engaña a si misma haciéndose creer que estaba en vías de recuperación, cuando ahora mismo la picazón que tenía entre las piernas era tan salvaje que sentía las bragas empapadas. Lo más triste de todo es que estaba pensando que un adolescente podía ayudarla con su problema, rascándole la picazón; un adolescente que se avergonzaba de ella.

— Soy una estúpida — se dijo a sí misma, enterrando la cara en las manos, comenzando a llorar, sin darse cuenta que en una mesa al fondo, dos hombres se miraban entre sí con una sonrisa cómplice, antes de ponerse de pie y caminar hacia ella. 

______________________________________________________________________________

Shinji ingresó al departamento entrada la tarde, casi oscureciendo y no le extrañó ver el departamento vacío. Misato aún no había regresado. Eso debió haber sido algo lógico, si tomaba en cuenta que al llegar al edificio, vio vacío el lugar donde Misato estacionaba su querido deportivo azul. Suspiró con cansancio. Tal vez era mejor de esta manera. Esto le daría algo de tiempo para prepararse mentalmente para lo que debía hacer.

Había pasado toda la tarde sentado bajo ese árbol quebrándose la cabeza, tratando de encontrar un curso de acción para tratar de arreglar de alguna forma las cosas con Misato, y de paso hacer la paz consigo mismo. No había logrado avanzar con el problema de Misato, o al menos, el problema que él creía que ella tenía, pero si tomó una determinación sobre su propio problema, sobre su vergüenza. Le contaría a Misato lo que hizo y le pediría disculpas. Estaba totalmente seguro que Misato le gritaría, tal vez lo golpearía y luego lo despreciaría como el degenerado que es, antes de correrlo del departamento a patadas. No la culparía si hiciera eso, de hecho, sería lo más lógico.

Nuevamente Shinji sintió ganas de llorar, pero en esta ocasión pudo contenerse. Miró con tristeza el lugar pensando que lo echaría de menos. Este había sido el único lugar que, en toda su vida, podía llamar verdaderamente como su "hogar".

"Será mejor que gane algo de tiempo y empaque mis cosas", pensó con resignación, dando un rápido vistazo al cuarto de Misato antes de enfilar al suyo. Tenía la puerta abierta y se congeló ante lo que vio. No pudo evitar acercarse y pararse en el marco de la puerta, apenas dando crédito a lo que veía. Paseó la vista por el lugar sin poder terminar de creer que este fuera realmente el cuarto de su tutora/amiga/hermana.

El cuarto de Misato estaba impecablemente limpio. No había rastro de las innumerables latas de cerveza o de botellas de vino vacías. No había basura ni ropa sucia desparramada al azar, incluso el futón que estaba perfectamente alineado en el centro del cuarto, parecía nuevo. Incluso podía jurar que las paredes y el techo del cuarto también fueron limpiados acuciosamente. El lugar estaba totalmente impoluto y ordenado, incluso olía a limpio.

— ¿Qué pasó aquí? — se preguntó Shinji, mirando el dormitorio de Misato, sin poder terminar de creer lo que estaba viendo.

______________________________________________________________________________

La puerta del cuarto se abrió de golpe y una medio entonada Misato fue prácticamente arrastrada por un par de hombres, que iban metiéndole mano mientras ingresaban a la pequeña habitación de un Hotel de mala muerte, en un sector poco recomendable de la ciudad fortaleza.

La cabeza de Misato daba un poco de vueltas por el alcohol, pero no estaba tan ida como para no saber lo que estaba haciendo. Estos hombres se habían acercado a ella mientras estaba en la barra de un bar, llorando sus penas, supuestamente preocupados por ella. No les creyó ni por un segundo, pero estaba bien con eso. Sabía lo que ellos querían de ella y francamente, en ese momento la picazón era tan insoportable que ya no podía resistirlo más. Había llegado a su límite, necesitaba esto, necesitaba tener sexo. Es por eso que se había dejado arrastrar por este par de hombres, demasiado feos y estúpidos como para poder conseguir una mujer sin tener que pagar por ella, aceptando sus avances, insinuaciones, y riendo tontamente de sus estúpidos comentaros. Lo hizo para calentar las cosas y llegar a lo que ella quería, lo que ella necesitaba.

— ¡Ah! — gimió, cuando sintió como sus senos eran estrujados con fuerza por manos hambrientas y poco amables, que apretaban con demasiada fuerza y violencia.

— Tiene un culo increíble — dijo uno de los hombres, tomando a Misato por la espalda, mientras le frotaba descaradamente su dureza contra el trasero. 

— ¡Ah! Esperen… sean más gentiles — protestó Misato, ya que el agarre a sus senos en verdad le dolió, pero fue acallada por un fiero beso del hombre que estaba por delante, mientras que el otro, comenzaba a pugnar por quitarle la ropa.

Misato de pronto fue lanzada bruscamente de espaldas a la cama, mientras era desvestida a la fuerza arrancándole la ropa. Esto no era algo nuevo para ella, ya había pasado por situaciones como esta muchas veces en el pasado. ¿Con cuántos hombres había estado al mismo tiempo? ¿Dos, cuatro, ocho, más de diez? Creía recordar que fueron trece, pero no podía estar segura, estaba tan ebria esa noche. La mente de Misato volvió al presente cuando fue zarandeaba violentamente para quitarle la chaqueta, y a juzgar por el sonido de tela rasgada, la habían roto. Luego sintió como le quitaban la falda y la lanzaban a un lado entre risas lascivas. 

— Demonios, mira como está de mojada — dijo uno de los hombres, que le quitó las bragas de un tirón, rompiéndolas en el proceso.

— Je, sabía que era una puta — dijo el otro — ¿Te gusta esto, verdad, puta? ¿Te gusta ir a bares para encontrar hombres que te follen?

Esa palabra sacó de su bruna a Misato y la trajo de golpe a la realidad. El mareo producto del alcohol y la picazón insoportable de su entrepierna literalmente drenados por esa palabra: "Puta"

Misato vio la cara de esos hombres, deformadas por el deseo y la lujuria. Ellos iban a follarla hasta romperla, podía verlo en sus ojos, pero no había más que eso. Solo era lujuria y deseo que nada tenía que ver con su propio sentir. A esos dos hombres solo les importaba su propio placer, para ellos no era más que un depósito de semen, una puta que iban a usar y tirar cuando se hubieran saciado de ella.

Cientos de imágenes desfilaron por la mente de Misato en ese momento, recuerdos de un pasado doloroso y vergonzoso, cuando fue usada por casi la mitad de la población masculina de Alemania. Ella no fue una mujer para ellos, solo fue una puta, una puta de usar y tirar, porque no era nada más que eso, porque ella lo permitió buscando que le rascaran la picazón, como ahora, pero, ¿es eso lo que realmente quiere? ¿Volver a ser esa puta que fue una vez en Alemania?

Uno de los hombres se situó entre sus piernas preparándose para entrar en ella, mientras que el otro se trepó en la cama y le acercó el pene a la cara, mientras la jalaba del cabelló para acercarlo a su boca.

— ¡¡AAAGGHHH!! — gritó el sujeto que estaba trepado en la cama, cuando Misato le estrujó las bolas con una mano, clavándole las uñas en el proceso. El otro que estaba entre sus piernas se detuvo a centímetros de penetrarla, sorprendido por el desgarrador grito de su amigo. No tuvo tiempo a reaccionar cuando Misato soltó el agarre de una de sus piernas y le plantó un golpe con el talón del pie directo en la nariz, rompiéndola en el proceso. 

El hombre cayó de espaldas al suelo, gimiendo mientras sujetaba su ensangrentada nariz. No alcanzó hacer ningún otro movimiento cuando Misato saltó de la cama y le plantó una patada en las pelotas con toda la fuerza que pudo encontrar. El tipo gimió y se retorció de dolor en el suelo, momento en que sintió que la tomaban por detrás.

El entrenamiento militar de Misato se hizo cargo de inmediato. Con una llave se sacó al sujeto de encima, lanzándolo por sobre su hombro con toda la fuerza y el impulso que pudo lograr, cayendo directo sobre el otro hombre, que aún seguía revolcándose de dolor en el suelo. Pateó al hombre en la cara, aturdiéndolo y comenzó a buscar su ropa.

Los dos hombres gemían y gritaban maldiciones contar ella, pero a Misato poco le importó. Buscó la poca ropa que pudo encontrar y salió de la pequeña habitación dejando a los hombres atrás gritando maldiciones, mientras corría alejándose de ese lugar, vistiendo en el camino.

Misato salió a la calle tambaleándose, corriendo descalza por varias cuadras para luego caminar más lentamente apoyándose contra las paredes, sintiéndose exhausta. Se llevó una mano a la boca con los ojos llorosos, asimilando lo que acababa de pasar, lo que estuvo a punto de hacer. Sintió rabia, pena y frustración. Lágrimas cayeron de sus ojos, aliviada por haber podido detener las cosas a tiempo, pero sintiéndose sucia al recordar como esos hombres la habían manoseado y como uno de ellos la había besado. Sintió nauseas de solo recordarlo. De pronto sintió la boca sucia y corrió hasta una máquina expendedora a unos metros de distancia. De alguna forma logró salvar su cartera con sus documentos y las llaves de su automóvil. Con manos temblorosas saco unas monedas, las metió en la máquina y presionó un botón al azar. Cayó una lata con jugo de algas. La abrió y se enjuagó la boca con ese líquido amargo y lo escupió. Repitió hasta que la lata estuvo vacía. Se apoyó de espaldas contra la máquina expendedora, se deslizó hasta quedar sentada en el suelo y lloró.

_______________________________________________________________________________ 

Shinji estaba preocupado. Era entrada la noche y no había señales de Misato. Es cierto que ella hacía esto a menudo, incluso había noches que no regresaba y aparecía a la mañana siguiente para ir directo a su cuarto a dormir. No debería preocuparse, pero por alguna razón estaba intranquilo, de alguna forma sentía que algo estaba mal.

El sonido de la puerta de entrada lo alertó y se levantó de la silla en la que estaba sentado, rodeó la mesa y quedo de pie a unos metros de la puerta que da al corredor de acceso. Pudo escuchar pasos lentos y torpes acercándose hasta que vio Misato aparecer y se horrorizó.

Misato era un desastre. Su cabello estaba desordenado y sucio, el antes impecable maquillaje estaba corrido y todo indicaba que por haber estado llorando. Su chaqueta estaba rota con la hombrera derecha desarmada y colgando. La blusa estaba mal abotonada y la falda torcida, con el cierre a un lado en vez de estar hacia atrás. Finalmente, sus pantys estaban desechas, colgando en hebras por las piernas, con sus pies descalzos y sucios. Parecía como salida del mismo infierno.

— Misato… ¿Qué te pasó? — pregunto Shinji, sin saber si debía acercarse a ella o no. 

Misato levantó la cabeza al escuchar la voz y recién fue consciente de que Shinji estaba frente a ella. Él estaba ahí, mirándola con horror y creciente preocupación. No había vergüenza en esa mirada esta vez. Podía ver horror por como ella se veía, y preocupación por tratar de imaginar qué le había pasado para terminar en este estado. 

"Él se preocupa por mi" pensó Misato, al ver esos ojos que la contemplaban con tanta intensidad. Sus ojos se llenaron de lágrimas y comenzó a hipear, sin poder contener el llanto que quería salir de ella. 

— Shinji — fue todo lo que pudo decir antes de correr hasta él para estrecharlo en un fuerte abrazo.

Shinji fue golpeado por el abrazo de Misato. De alguna forma logró mantenerse de pie, pero pronto tuvo que caer de rodillas, superado por el peso de la mujer, que no pudo mantenerse de pie. La estrechó con fuerza mientras ella comenzaba a llorar desconsoladamente en su hombro. No pudo evitar que sus propias lágrimas comenzaran a caer al escuchar el llanto de Misato, sintiendo que el miedo lo consumía al imaginar lo que pudo pasarle para quedar en este estado. 

— Misato… ¿Alguien te hizo algo? — preguntó con el miedo reflejado en la voz, al imaginar que alguien la hubiera forzado a hace algo que ella no quería.

Shinji soltó un suspiro de alivio cuando ella negó con la cabeza, pero no soltó su agarre sobre él, por el contrario, lo estrechó aún más mientras seguía llorando. La estrechó con fuerza y comenzó a frotarle la espalda en un intento por calmarla.

— No quiero ser esa mujer otra vez — dijo Misato entre el llanto — No quiero volver a ser esa mujer otra vez.

— ¿Misato? — preguntó Shinji, sin entender.

— No me dejes. Shinji por favor no dejes volver a ser esa mujer otra vez — dijo Misato entre el llanto, abrazándolo con todas sus fuerzas.

En ese momento Shinji no sabía qué hacer. No lograba comprender qué es lo que estaba pasando, pero había algo seguro y es que Misato estaba sufriendo, aferrándose a él como una tabla de salvación. Él ciertamente no era la persona más adecuada, era totalmente indigno, pero no podía apartarse de ella, no ahora. Misato lo necesitaba e iba a estar aquí para ella.

— Estoy aquí Misato. Estoy contigo. No te dejaré — dijo con la voz entrecortada por su propio llanto.

Misato escuchó esas palabras y fueron como un bálsamo que calmó en algo su dolor, su vergüenza, su arrepentimiento. Abrazó con todas sus fuerzas a ese chico que significaba tantas cosas para ella, y lloró echando fuera su pena y su dolor, mientras él le devolvía el abrazo.

Continuará...

________________________________________________________________________________

Notas del Autor: Finaliza otro capítulo de esta historia, el que creo ha sido el más difícil y crudo de todos hasta ahora. 

No ha sido fácil tratar de meterse en la piel de esta Misato. Una mujer herida y rota por sus propias acciones, que busca redimirse, pero que en el camino sigue cometiendo errores. Misato no es perfecta, no pretendo que lo sea. Trató de dar una visión lo más realista posible, de tratar de expresar su dolor, su forma de pensar, nublada por sus demonios internos, buscando una salida que a todas luces parece no ser la correcta, pero, ¿es eso cierto?

Shinji tiene sus propios demonios internos, su propia vergüenza. Solo es un adolescente al que le han lanzado el peso de la supervivencia de la humanidad sobre los hombros. Fue forzado a tomar las responsabilidades de un hombre. Fue forzado a crecer contra su voluntad. ¿Podrá esta joven dejar atrás sus inseguridades y ser un hombre de verdad? No porque es una obligación, sino porque es su propia elección.

Espero que esta historia oscura y cruda, siga siendo de su agrado. Sé que el tema es complejo y no sé si lo he abordado correctamente, pero gracias por seguirme hasta aquí.

Saludos y nos leemos.