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Ese Omega Dominante | Kookmin

↠Jeon Jeongguk es un Alfa dominante con aires arrogantes y presumidos. Siendo dueño de su propia compañía y siempre al mando de todo vive una vida llena de lujos y acabando con todo aquel que se le ocurra entrometerse en su vida. Pero... ¿Qué pasará cuando un Omega de sonrisa traviesa y actitud igual que la suya (¡Hasta peor!) lo terminé sometiendo? ↞

SoBadAndSoSweet · Music & Bands
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3 Chs

Presidente Park

"Es intimidante"

"Su forma de hablar te hace temblar"

"Se dice que hizo llorar a un alfa"

"Si no cumples sus expectativas, despídete de tu vida"

Todos aquellos pensamientos abarrotaban su cabeza a tal punto que comienza a entrar en pánico.

Su respiración se encontraba algo agitada, sus ojos temblaban, fijos en la puerta de su oficina. El aire le hacía falta a tal punto que el nudo su corbata color vino resultaba ser demasiado molesto, apretando incómodamente su cuello, haciéndolo sentir cada vez más sofocado.

Pero...

¿Por qué coño estaba tan nervioso?

Él la verdad tampoco lo entendía, o bueno, si lo hacía, sin embargo no quería admitir que otro alfa de su mismo rango le ponía los jodidos pelos de punta.

Estrelló sus dedos en un sutil movimiento contra su escritorio, sus ojos ahora puestos en el computador que estaba al frente de él, releyendo nuevamente la carta que le había mandada su asistente urgentemente.

El presidente Park lo había invitado a pasar a su oficina.

Aquel ser que se decía ser malvado, despiadado, un hombre sin sentimientos, un Alfa digno de su puesto, quería firmar un contrato con su empresa de construcción.

La empresa JJG, la cual proveía materiales y trabajadores a otras compañías por una gran suma de dinero era dirigida por él, Jeon Jeongguk, un joven alfa de veintisiete años, con un maravilloso atractivo y un maldito ego que llega hasta el cielo.

Nunca se había dejado intimidar por otros Alfas mayores que él, algunos lo consideraban un tanto estúpido y nuevo en esto al ser dueño de una empresa a tan corta edad, pero siempre que se reunían con él para hablar de negocios se llevaban una grata sorpresa cuando este no caí en sus engaños, consiguiendo las ganancias justas y siendo él quien lleve el mando de las cosas.

Sin embargo aquella pequeña muralla de superioridad se había derrumbado cuando se enteró de la persona que quería hacer negocios con él.

La última parte no era para nada mala, sus ventas aumentarían y sacaría una gran ganancia de estas, lo único malo es que le tenía miedo de ese hombre.

Pero solo un poco.

Joder, a quién engañaba, sentía que podía caer de rodillas al frente de él y hacer unas cuantas reverencia ante su persona.

Iba a continuar con su pequeño dilema sino fuera por cómo unos suaves golpes a su puerta lo sacaron de sus alocados pensamientos, dejándolo con su corazón más que acelerado.

━Adelante━. Dijo tratando de que en su voz no se notara el nerviosismo que sentía. Sus manos fueron a parar en el teclado mientras fingía estar ocupado.

La puerta fue abierta ante su afirmación dejando paso a su asistente personal, siempre llevando aquellos ropajes a su medidas, y con una expresión un tanto seria, mostrando el profesionalismo que portaba en su trabajo.

━Espero no interrumpir nada, Señor, pero dentro de una hora y media tiene una cita con el Señor Park━. Dijo con su vista fija en la pequeña tableta que tenía entre sus brazos.

Oprimió sus dedos con algo de fuerza sobre el teclado, mordiendo su labio inferior, el cual había comenzado ante lo que tristemente le esperaba afrontar. Tomó una larga bocanada de aire, inflando exageradamente su pecho, mirando con algo de duda a Kim desde su asiento.

Tuvo la mala suerte de encontrar a su asistente con una burlona sonrisa, había notado su nerviosa actitud.

━No puedo creerlo, usted, el iniguable presidente Jeon, que no le teme a nada ¿Está nervioso por la reunión? ━. Oprimió su labios evitando soltar una risita.

Jeongguk no pudo evitar gruñir ante ello y le regaló una mirada amenazante logrando que este se callara.

━Cree lo que quieras, Namjoon━. Se levantó de su cómoda silla y pasó sus manos por su trajo fingiendo arreglar su vestimenta cuando enrealidad estaba secando el sudor de sus manos━¿El auto está listo? ━. Soltó rápidamente cambiando de tema.

━Si, Señor━. Con su mano libre agarro el delgado plomo gris de la puerta y la empujó quedando frente a ella así impidiendo que se cierre.

Metiendo sus manos en cada bolsillo se encaminó hacia la salida de su oficina con su asistente siguiendo sus pasos. Las dos recepcionistas le saludaron como siempre de manera profesional mientras que él solo se dedicó realizar un pequeño movimiento de cabeza fingiendo estar despreocupado cuando en realidad sentía que iba a morir en cualquier momento por la presión.

Apenas escuchó el suave pitido proviniente de la llegada del elevador se metió de inmediato en el, apoyando su cuerpo contra el fuerte vidrio que poseía el pequeño cuarto. Sus ojos se perdieron en como su asistente colocaba el piso correspondiente para que luego las puertas se cierren.

El silencio predominó en el lugar y para su mala suerte su cabeza le recordó a dónde se dirigían. Odiaba el hecho de que otro Alfa lo atemorizara y para colmo los comentarios que hacían sus trabajadores hacia aquel Alfa no ayudaban ni un poco.

Él era Jeon Jeongguk, nunca se había dejado intimidar por nadie, y no dejaría que aquel viejo Alfa lo hiciera.

Nuevamente un pequeño sonido resonó y los dos Alfas salieron del ascensor robandose las miradas de todo el mundo por tan elegante y carismático caminar. Alfas celosos por su alta posición, Omegas encantados por su atractivo, y betas admirándolo.

Estaba tan acostumbrado a llamar la atención que ya no se aprendía de tener a las personas babeando por él.

Cuando salieron de aquel gran edificio se subieron de inmediato al coche que reposaba en la entrada de la empresa. Estuvieron media hora de viaje metiendo en aquel reducido espacio, durante aquel tiempo Jeongguk aprovechó para calmar su revoltoso interior, y centrarse en que saldría de allí con un contrato; pero todo aquel rastro de paz se desvaneció por arte de magia apenas llegaron a tan lujoso edifico.

Tragó duro y aferró sus manos a la tela de su pantalón, lamiendo nerviosamente sus labios algo secos y partidos por tantas mordidas que había dado inconscientemente.

━Sabes Kim, ¿Por qué no mejor solo cancelamos? De seguro hay otras corporaciones que quieren hacer contratos con nosotros ━. Se forzó a sonreír y su asistente ante ello no pudo aguantar la carcajada que salió disparada de su boca.

━Vamos Joven Jeon, no creo que sea tan malo como muchos dicen. Además, usted no es un Alfa que se deja intimidar tan rápido ━. Sus manos pararon en la manija de la puerta y la abrió para luego colocarse a lado en espera del otro.

Jeongguk ante las palabras soltadas por su asistente no pudo evitar sonreír egocéntrico. Su confianza subiendo de poco a poco, disminuyendo el nerviosismos y el mirando que sentía. Así que moviendo sus piernas salió del auto con un gran salto. Su vista viajó a lo largo del hermoso edificio de más de cincuenta piso, brillante y llamativo bajo el sol. Este portaba un gran letrero donde salía en letras grandes y claras el nombre del lugar.

The Park Corporation.

Tomando una largo bocanada de aire decidió darle fin a esto, así que moviendo sus piernas comenzó a avanzar hacia el interior del lugar. Justo en el momento que entró fue recibido por distintas miradas curiosos, robándose como siempre la atención de los trabajadores y clientes.

Desde afuera su postura era recta, con sus manos siendo abrigadas por sus bolsillos, resaltando los músculos de sus brazos y piernas que se apretaban alrededor de la tela de sus costosas ropas. Su rostro serio y en alto sin ninguna pizca de temor, cuando muy en su interior se moría de miedo y vergüenza.

━Señor, ¿Ha considerado alguna vez ser actor? ━. Susurró con burla su asistente.

━Cierra la boca, Kim━. Regañó entredientes, siguiendo su papel de lucir impecable.

Se detuvieron delante de la recepción, en donde una amable beta los recibió y pidió la información correspondiente de siempre. Su asistente como siempre se dedicó a rellenar todo lo necesario para poder continuar, así que mientras Namjoon se encargaba de hablar con la joven, los ojos del alfa no pudieron evitar viajar por todo el lugar.

La decoración de toda la planta baja era bastante moderna y elegante. El color que predominaba era el blanco con el negro, y ciertas tonalidades bronces y verdes. Tenía varias plantas perfectamente cuidadas, una gran lámpara de techo caía encantadoramente en todo el centro del lugar. Los ventanales le daban mucha luz a su alrededor, logrando crear una atmósfera bastante agradable y cómoda.

Su interior se removió y algo en el aire llamó su atención, por alguna razón algo estaba provocando que su lobo interior estuviese tan ansioso.

Frunció el ceño y siguió vagando su mirada por todo el espacio. Un grupo de Omegas a lo lejos se encontraban mirándolo mientras soltaban algunas risitas y miradas coquetas, pero aquello no era lo estaba volviendo loco.

Un suave llamado a su persona lo sacó de su mundo y virando la cabeza posó su vista en Namjoon, quien lo miraba un tanto confundido por estar algo perdido y desorientado. Carraspeó incómodo y les dio una pequeña sonrisa. Sin más espera innecesaria comenzaron a avanzar, siguiendo desde atrás los pasos de Kim y de la joven que les había atendido.

Entraron nuevamente a un elevador, subiendo lentamente varios pisos. Su pulso de imprevisto se aceleró e intentó concentrarse en la suave melodía que había en aquel cuarto de cuatro paredes, mas esta solo provocó que su nerviosismo aumentara tortuosamente.

Un nuevo pitido y las puertas se abrieron. Tragó saliva rápidamente logrando casi atragantarse con esta. Una pequeña recepción los recibió junto con un Alfa de rango menor y una Joven Omega, los dos sonrieron mientras le daban la bienvenida.

━El Presidente Park lo espera en su oficina, Señor Jeon━. Habló la joven mientras salía de la barra que los separaba y se detenía en dos grandes puertas de madera oscura.

Frunció un poco su boca y miró a Namjoon, pidiendo con sus ojos que lo salvara de esta, mas este solo le sonrió mientras movía un poco su manos animándolo a que avanzara.

Cuando se volteó la mujer pareció notar su nerviosismo ya que le regaló una sonrisa amable tratando de que se relajara un poco. Él le sonrió de vuelta, acomodando sus cabellos e irguiendo su espalda listo para enfrentarse a aquel Alfa.

La manía de la omega se apretaron alrededor de las manijas de plata, girándolas tan lentamente que solo lo ponían más ansioso. Su mirada tembló y respiro hondo cuando las puertas se abrieron encontrándose nada más ni nada menos que...

Un pasillo.

Su rígida postura se aflojo y evitó por completo soltar aquella gran maldición que quería escapar de su escurridiza boca. Gruñó a lo bajo cuando escuchó detrás de él como Namjoon soltaba un pequeño sonido al aguantarse la risa.

Rodó los ojos y siguió caminando con la Omega frente a él, guiando encantada su camino. Los dos entraron a aquel amplio pasillo, solo iluminado con un precioso candelabro de plata y unas cuantas decoraciones en las paredes. Al fondo otra puerta del mismo material los recibió. No pudo evitar fruncir su sien cuando un extraño, pero conocido aroma se coló por sus sensibles fosas nasales. Lamió sus labios sintiendo como tan agradable olor había hecho reaccionar su cuerpo por completo, dejándolo con una sensación parecida a un agobiante calor.

Hizo un gran esfuerzo en simplemente ignorarlo, no había venido aquí para embriagarse con el olor de algún Omega que se encontraba por allí. Tenía que estar concentrado si quería afrontar con éxito al Señor Park.

Centró su mirada en como la chica tomó el plomo de la puerta, moviéndola a un lado para luego empujar la puerta dejando que la luz de exterior se colara por el pasillo.

Sus manos se aferraron a su saco, acomodándolo e intentando quitar cualquier arruga de ella. Optó por una mejor postura, alzando su pecho, con su cabeza se adentró a la sala fingiendo una atictud segura y confiada.

Abrió su boca dispuesto a saludar, pero toda palabra quedó trabada en su garganta cuando sus ojos captaron la figura que tenía al frente. Sus pensamientos se detuvieron y tuvo que parpadear varias veces para creer lo que sus hermosos orbes avellanas enfocaban.

Por qué delante de él, estaba aquel ser que se decía ser intimidante, un Alfa fuerte y duro, un ser al que tenías que temer.

Pero gran fue su sorpresa en encontrarse a un Omega sentado en ese amplio escritorio.

Y esta vez si se atoró con su propia saliva.

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