1 A Instant Of Scary

-Tengo planes... Lo siento-.

-Psss- la interrumpió Boscha -Ultimamente siempre tienes planes. Con ella- dijo, reprochandole el hecho de que ya nunca pasaban tiempo juntas.

Amity la observó seriamente desde la bola de cristal, siendo incapaz de negarlo.

Ella se rindió.

-Bien- agregó -Diviértete sin mí "Amiga"-.

-Boscha, Aún sigue en pie lo de mañana ¿Lo olvidas?- le recordó Amity.

-¿Lo está?- pregunto Boscha, mirandose las uñas.

-Lo está- aseguro Amity -A menos que ya no quieras- dijo, y sin esperar una respuesta, finalizó la invocación a través de la bola de cristal.

La bruja observó algo desconcertada el lugar donde la imagen de su amiga había estado. Realmente la estaba perdiendo ¿No?.

No, si quiero. pensó, reprimiendose los sentimientos que se negaba a mostrar.

Tomó su mochila, y se dispuso a irse. Si Amity no la acompañaba, entonces iría y se divertiría sola.

Comenzó a sonreír desde el instante en el que escuchó los gritos de alegría y el olor a dulces lleno el aire.

Camino entre la multitud, como una niña pequeña en su primera fiesta, anciosa por probar todos las atracciones con pinta de peligrosas, y pasar una de las mejores tardes de su vida.

Y eso hizo, se divirtió como nunca. Después de haberse subido a al menos una docena de juegos, decidió comprarse unos bocadillos, manzanas acarameladas y algo para beber. Cuando termino, guardo la mitad del sandwich que no se había terminado de comer en su mochila, y estaba por ir a la mejor atracción de todas: La casa embrujada. Bueno, quizás no era la mejor, pero era su favorita. Avanzaba hacia ahí cuando una chica la detuvo, tenía el cabello rojo y llevaba un vestidito verde, y sin dedicarle una sola palabra, le saco una fotografía.

-Soy Emily y estoy aquí para asegurarme de que nunca olvides esté día- dijo con una sonrisa y un discurso practicado, ofreciéndole la fotografía a Boscha. Ella extendió la mano para tomarla, pero la chica, Emily, la retiro. -Son veinte caracoles- dijo mecánicamente.

Claro, dinero ¿Porque no le sorprendía?. En otras circunstancias Boscha se hubiera dado media vuelta e ignorado a la chica, pero se estaba divirtiendo y quería la fotografía. Saco las monedas de su mochila y se las ofreció a la chica, quien las tomo, le dió la fotografía, y se alejó sobre sus tacones verdes de aguja, apuntando su cámara hacía una pareja que compartían un algodón de azúcar.

Boscha miro la fotografía, que aunque no era interesante, admitía que la chica sabía hacer su trabajo. Iba a guardarla con el resto de sus cosas, cuando notó algo en ella. Se dió la vuelta lentamente, esperando que fuera una ilusión, pero no lo era. Sintió la alegría de ese día difuminarse, y reemplazarse con un sentimiento de rechazo. Ahí, a solo unos metros, estaban Amity, quien no había querido salir con ella, Luz, la aparente razón de ello, y Willow, su nueva, al parecer, amiga.

No la habían notado, y eso era bueno, suponía, así que siguió su camino, colocándose sobre la cabeza la capucha del suéter rosa que llevaba puesto, y se alejó, como si no hubiese visto nada. ¿Que más daba si sus planes eran ahí, en esa feria, o en cualquier otro lugar? porque al final, entendía que la razón por la que Amity no había querido ir con ella: No era porque tenía una "cita" con Luz, como ella había pensado en un principio, porque de ser así, Willow no estaría con ellas. La respuesta era más simple, no quería estar con ella, porque ahora tenía otras amigas.

Algo de enojo, y un poco de celos, invadieron su mente mientras avanzaba lentamente por la entrada de La casa embrujada, esperando su turno para entrar.

-¿Irás sola ahí, brujita?- pregunto el tipo que cobraba la entrada -Ese lugar realmente da miedo- dijo apuntando hacia la entrada.

Boscha le mostró los dientes, gruñendo, mientras le arrojaba las monedas que cobraban por entrar. ¿Que creía él? ¿Que acaso estaría ahí sola si tuviera a alguien? Pues no, pero no iba a decirle eso.

El sujeto, una especie de demonio blanquecino, recogió las monedas del suelo, y tomo a Boscha de la muñeca, colocandole un brazalete en el brazo, y luego la dejo ir. Ella ingreso a aquel lugar molesta mientras se acomodaba correctamente la pulsera, un sistema básico de seguridad que debilitaba la magia de quién la llevará puesta. Ella recordó las historias de un grupito de brujas que habían entrado ahí, y se habían llevado tal susto, que terminaron incendiando el lugar "accidentalmente". Desde entonces se utilizaban estás pulseras. Boscha sonrío con el recuerdo mientras se adentraba sola en la densa oscuridad.

Las tres chicas miraron La casa embrujada desde una distancia prudente. Una con deseo, otra con curiosidad, y la última con miedo.

Luz literalmente daba saltitos de la emoción, las casas embrujadas en su mundo daban un poco de miedo, pero no tanto como prometían. Bastaba una linterna para hacer desaparecer todo rastro de terror. ¿Pero una auténtica ( eso esperaba ) casa embrujada? Eso sí que quería verlo.

-He estado antes ahí con Gus- decía Willow emocionada -te aseguro que es...-

-Horrible- dijo Amity, a quien le temblaban las piernas con solo imaginarse en ese lugar.

-iba a decir emocionante- termino Willow.

Luz, quien la tenía tomada de la mano, sintió algo de ternura al verla asustada, pero también decepción, porque sin Amity no entraría, porque ¿¡Cómo podrían dejarla ahí sola, esperando!? Le dió una mirada a Willow, quien obviamente si quería entrar.

-Esta bien- dijo Amity -Entren ustedes, yo esperaré aquí-.

Luz comenzó a negar con la cabeza. -Definitivamente no, Amity-.

-Si insistes- dijo Willow al mismo tiempo.

Las tres se miraron inseguras sin saber que hacer. Al final fue Willow quien sugiero:

-Hagan algo ustedes dos solas- y guiño su ojo a las dos chicas, quienes entendieron a qué se refería -ire yo sola-.

-Luz- le susurro Amity a su novia -se que quieres ir, no tienes porque cambiar de idea por mí-.

Pero Luz volvió a negar, asegurándose a si misma que talvez ni siquiera era tan divertido como parecía. -me quedaré contigo- le dijo, y le dió un beso en la mejilla. -nos vemos luego, Willow- agregó, mientras se despedía de la otra bruja, y se iba a con Amity.

Willow sonrío. Quería a esas dos, y se divertía con ellas, pero también sabía que no podía orillar a Luz a elegir entre ella y Amity. No porque le molestaba la obvia respuesta, si no porque era incómodo. Cosa que no hubiera sucedido si Gus no hubiese cancelado.

Hizo fila para entrar, pago y recibió un brazalete, además de una advertencia de que no debería entrar sola.

-Descuide, ya he estado aquí antes- respondió Willow con la confianza que había visto tener a Luz muchas veces.

El encargado la miro seriamente ante su respuesta, recordando a la otra bruja que había decidido entrar sola. -Adolescentes, creen que pueden con todo-. Le oyó murmurar Willow mientras se alejaba de él.

Bastaron un par de pasos para que la luz del exterior se extinguiera casi por completo, y la oscuridad llenará los rincones, provocando sombras retorcidas y parpadeantes. El viento aullaba, y los gritos apagados se oían a lo lejos mientras pegajosas telarañas se adherían a sus brazos y su cabello. Willow río en voz alta; por alguna razón esto para ella era, de cierta forma, bastante placentero ( Ciertamente, su invernadero durante la noche daba muchísimo más miedo. Esto no era nada ). Aunque admitía que las mejoras que habían agregado eran alucinantes, sobre todo la principal: un cambio de ruta. No importaba si ya habías estado aquí mil veces, el camino hacia la salida no era el mismo.

Y así, sonriendo, decidió explorar este laberinto de espejos, huesos, y sangre falsa.

Sus pasos eran precavidos, su respiración entrecortada, y sus manos sostenían su mochila como si fuese un escudo frente a ella. ¿¡Quien era el demente que había subido el nivel de terror al límite!?. Una cosa era disfrutar de un pequeño susto, pero otra muy distinta era ser bañada de pies a cabeza con sangre. Bueno, en realidad era ( esperaba ) sangre de manzana, pero daba lo mismo. Había intentado limpiarse con un hechizo, pero el brazalete se lo había impedido, así que tendría que esperar hasta llegar al final del recorrido para hacerlo. Si es que encontraba la salida de aquel tétrico lugar, porque a lo que ella respectaba, estaba totalmente perdida.

El aire gélido estaba traspasando la tela de su suéter, y ella comenzaba a temblar por el frío, lo cual le molestaba, la hacia sentir débil. Y en ese instante grito. No de miedo, si no de frustración, cómo ya lo había hecho dos veces antes, y molesta, siguió andando, dejando pasos de color rojo detrás de ella.

Esquivo una enorme hacha que por poco la deja sin cabeza, avanzó a gatas por un pasillo tan angosto que le estaba provocando claustrofobia, y finalmente, se dió de cara contra una pared transparente.

-¡Auch!- exclamó desde el suelo, mientras su cabeza daba vueltas.

Las tenues luces se apagaron de pronto, y tras varios segundos volvieron a encenderse, aun más opacas que antes y con un tinte azulado; A Boscha le gustaba ese truco de las luces.

Se quedó ahí en el suelo, esperando que el dolor del golpe disminuyera, contemplando el techo y sus goteras rojas, hasta que comenzó a oír pasos. Tap tap tap. Y pensó que sería otro truco, peor lo descarto por el hecho de que dichos pasos no eran constantes, eran lentos pero de pronto cesaban, como si hubiese dado un mal giró. Aún aturdida, se levantó y busco el origen de aquellos pasos, que cada vez se escuchan más cercanos. Pero no necesito caminar mucho cuando...

-¡Boo!- grito una figura blanca apareciendo de la nada.

Está vez el grito de Boscha fue auténtico, y en un intento por escapar, retrocedió todo lo que pudo, volviendo a chocar contra aquel espejo, está vez tan fuerte que provocó que se rompiera en pedazos. Lo último que escuchó fueron aquellos pasos corriendo hacia ella y un ¡Lo siento! que resonó en su mente.

¡Willow estaba cubierta de telarañas! Lo cual era gracioso para ella, de cierta manera espeluznante. Y no, no se le habían adherido simplemente, ella misma las había ido colocando sobre su ropa cada que las encontraba. Se había estado divertiendo asustando a quienes se encontraba por ahí, mientras buscaba la salida, hasta que escuchó un grito que no le helo la sangre precisamente, si no que sonaba más como un grito de guerra.

-seas quien seas- susurro en la oscuridad -serás mi próxima víctima-.

Camino lentamente por aquellos pasillos, buscando a la dueña de aquel grito, haciendo resonar sus pasos en el proceso, y cuando supo que estaba cerca, alzó las manos como si fuese un mounstro y grito: -¡Boo!-.

La chica frente a ella profirió un grito que seguramente se escucho por toda la feria, y tan aterrorizada como estaba, corrió hacia atrás, golpeándose contra un espejo y rompiendolo al instante.

-¡Lo siento!- grito Willow, corriendo hacia la chica, que al parecer había quedado inconsciente. Apartó los fragmentos de cristal-plastico con cuidado, y se llevó una sorpresa al darse cuenta de que era nada más y nada menos que Boscha. Peor aún, ¡estaba cubierta de sangre! La mente Willow comenzó a trabajar, pensado en que hacer, y solo se le ocurría que lo más sensato sería detener el sangrado con un vendaje de plantas medicinales, y estuvo a punto de arrancarse el brazalete cuando escuchó un leve gemido y Boscha abrió los ojos. La mirada que le dedicó no era precisamente amigable.

-Willow Park, lo que me faltaba- dijo la bruja con obvia molesta mientras intentaba ponerse de pie.

-¡No!- gritó Willow -no te levantes tan rápido, estás herida- le informo.

Boscha se miro a si misma, entendiendo porque Willow pensaba eso. Y no pudo evitar reír. -solo mi orgullo- le respondió, mientras le tendía las manos para que la ayudara a ponerse de pie. Willow la ayudo, confusa por su respuesta. Boscha notó su mirada de desconcierto y señaló su suéter empapado de sangre falsa. -es de manzana- añadió.

-¡Oh! Que alivio- dijo Willow riendo -por un momento pensé que te había asesinado-.

Ahora era el turno de Boscha de mostrarse sorprendida -Espera... ¿¡Querías asesinarme!?-.

-¿Qué? ¡No! Yo...- ¿Que estaba haciendo realmente?.

Willow sintió la mirada molesta de Boscha sobre ella ir desapareciendo poco a poco, hasta que en su rostro solo quedó la tristeza. Boscha apartó la mirada.

¿Que le pasaba? Se preguntó Willow.

Se acercó a ella mientras estaba se deshacía del suéter y se lo amarraba a la cintura, quedando con una blusa de un rosa más pálido que llevaba debajo del suéter.

-¿Te... Sientes bien?- le pregunto Willow con precaución, esperando un grito por su parte.

-Si- dijo Boscha de manera tajante, pero dando a entender lo contrario.

Willow colocó una mano sobre el hombro de la otra chica, haciendo que volteara a verla. Por alguna razón que no comprendía, sabía que su tristeza no era natural, y sentía el deseo de ayudarla.

Boscha la miró, pero no tenía nada que decir.

Willow retiro su mano y termino de desprenderse el brazalete, metió la mano en su bolsillo y saco una pequeña semilla, la cuál comenzó a germinar entre sus dedos, haciendo brotar una flor de color azul pálido. Tomó un par de pétalos y luego, tal y cómo había aparecido, la flor se volvió a convertir en semilla.

-Toma- le ofreció Willow -Aliviara el dolor-.

-No estoy herida- le recordó Boscha.

-Lo sé, no me refiero a esa clase de dolor-.

Boscha miro los pétalos y tomo uno, observando como Willow se llevaba el otro a la boca. Imitó su gesto. Casi al instante sintió su cuerpo embriagado por una maldita paz que no sentía desde hace tanto tiempo, además de que el pétalo sabía tan dulce como la miel. No pudo evitar soltar un suspiro cuando el pétalo tocó su propia boca.

-¿Tienes más?- preguntó a Willow, un poco avergonzada por su atrevimiento.

-No te hará bien comer otro- le respondió Willow dudativa. -Es algo adictiva-.

Boscha comprendió a qué se refería y se avergonzó aún más. -Esta bien... Comprendo. Y gracias, por... La ayuda-. Dijo, evitando mencionar "aunque tu hayas provocado mi caída".

-Fue mi culpa para empezar así que no tienes porque disculparte- respondió Willow, como si leyera sus pensamientos.

-Si- dijo Boscha sin pensarlo.

Esto arranco una sonrisa a la brujita, lo cuál por alguna razón a Boscha le pareció muy tierno. ¿Alguna vez se había detenido a escucharla reír?.

-Deberias volver con tus amigas, te estarán buscando- dijo Boscha, recordando de pronto con quién había visto a Willow antes.

Ella arqueó una ceja -¿Cómo sabes que no estoy sola?- pregunto Willow.

-Porque las ví antes- aclaró Boscha encogiéndose de hombros, quien no tenía porque mentir.

-Bueno... No estoy con ellas ahorita- le dijo Willow.

Esto sorprendió a Boscha. -¿Ah no?- se abstuvo de preguntar porque -Entonces Amity también se deshizo de tí- dijo Boscha, volviendo a decir sus pensamientos en voz alta.

-No, para nada- le aseguro Willow mientras reía -queria recorrer este encantador lugar yo sola-.

-¿Encantador lugar?- repitió Boscha, pensando en su propia experiencia y preguntándose si la bruja se estaba burlando de ella.

-Si- respondió Willow de manera inocente.

-tú estas loca- admitió Boscha -aunque pensándolo bien, yo también me vine aquí sola- termino, pensado en que tenía eso en común con su... ¿Rival? En éste instante no lo parecía.

En ese momento las luces volvieron a titilar, y varios gritos falsos resonaron entre aquellas paredes.

-Deberiamos buscar la salida- dijo Boscha mirando a su alrededor

-¿Nosotras?- pregunto Willow apuntandose a si misma con un dedo.

Boscha entendía que su propuesta no era de fiar, pero quería salir ya de ahí.

-Bueno... si...- decía ella mientras sentía el inminente rechazo en la punta de los dedos -¿Tregua?- pidió, extendiendole la mano. Para su sorpresa Willow, laspués de buscar el juego sucio en su mirada, y al no encontrar nada, aceptó.

-Tregua- acepto, estrechando su mano.

Dieron varias vueltas, esquivando más trucos en aquella casa embrujada, hasta que finalmente encontraron lo que habían estado buscando: un viejo vagón de tren que las llevaría hasta la salida.

Se subieron al pequeño vagón y Boscha presionó el botón de encendido, inmediatamente comenzaron a avanzar, adentrándose en un oscuro túnel, lleno de más telarañas como las que Willow llevaba en el cabello, y del cuál varias arañas y otros insectos colgaban del techo.

Las luces comenzaron a desaparecer mientras la velocidad aumentaba, y de pronto y sin previo aviso, dieron una inesperada vuelta. Boscha abrazo a Willow sin pensarlo, presa de la adrenalina.

–Eso fue...-.

-... Divertido-.

Las dos brujas se vieron a los ojos y se rieron las dos juntas, por primera vez en toda su vida.

Boscha salió primera del vagón, y le ofreció su mano a Willow para ayudarla a bajar.

-Ojala está tregua durará un poco más- dijo Boscha, evitando la mirada de la otra chica.

-Yo también- admitió Willow, acomodándose sus lentes.

-¡Willow!- llamo alguien.

Boscha reconoció la voz de la humana, y se despidió de Willow rápidamente, desapareciendo entre la multitud.

Willow solo observó el lugar por el que Boscha se había ido, preguntándose si algo había cambiado hoy y si la tregua era real. Sonrío, esperando que sí.

Boscha estaba comiendo un algodón de azúcar, habiendo probado varías atracciones más, cuando una alerta sono en su pergamino.

•≫────≪•

Contacto desconocido: Hola B. Soy Willow.

Contacto desconocido: Me preguntaba...

Contacto desconocido: ¡Necesito deshacerme de estas dos tontas enamoradas ¿Algún plan?

Contacto agregado

¡Te  veo en la Roler Ghost!

Si quieres.

Willow: No le temo a las alturas ;)

Willow: te veo allá

•≫────≪•

Boscha miro su pergamino, como si mirase un fantasma.

¿Había invitado a Willow a un paseo por la Roler Ghost? Oh, Demonios.

No es que fuera una cita, aunque... se sentía como una. Volvió a mirar el pergamino y está vez una sonrisa se dibujo en sus labios. Boscha, sintiéndose diferente, camino hacia la Roler Ghost, dónde Willow la esperaría.

No es que fuera una cita, aunque por alguna razón deseaba que lo fuera.

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