1 Capítulo 1

Narra Goku.

Hoy es el día.

Ahora o nunca, es momento de afrontar la verdad.

Rayos.

¿Como voy a decírselo?.

Me estiro en mi cama, observo el techo agobiado.

—Tratándose de mi papá —de seguro dirá—: Yo tuve dos hijos. No un guerrero y... una, florecita.

Si no fuera tan necio y testarudo.

—¿Otra vez pensando en voz alta sobre tu padre?.

Ni siquiera me doy cuenta del momento en que mi mamá se adentra en la habitación.

Supongo que es por los nervios.

¿Qué comes que adivinas mamá?.

—¿Cómo supiste que...

—Amor, cuando se habla de necio y testarudo, solo puede tratarse de tu padre —me dice divertida— ¿Tiene que ver con el reclutamiento?.

A parte de mamá y Goten, nadie mas sabe que no quiero enlistarme en las tropas.

Entrené con Raditz y mi padre para irme preparando; cuando en realidad yo ya sabía que no iba a formar parte de las tropas.

Asiento, preocupado mientras mi madre se acerca a mi lado y me da un reconfortante abrazo.

—Mi pequeño Kakaroto —me animó depositando un beso en mi mejilla— tu padre, tarde o temprano va a aceptar tu decisión. Solo tienes que decirle —ella insiste. Como si fuera tan sencillo— no te digo que no se enojará. Va a pegar el grito en el cielo cuando lo sepa, pero Bardock terminará por respetar tu decisión.

—Talvez tengas razón mamá —coincidí, abrazándola aun mas fuerte— pero ¿Qué hacer para sobrevivir en el planeta?. Un guerrero que no quiere pelear, es como... —intenté buscar un ejemplo— yo que sé, un pez que no sabe nadar.

—Bueno hijo, es el planeta Vegeta —reconoce en una especie de lamento— ambos sabemos que quien no pelea, no tiene relevancia para el Rey Vegeta o el poder de la corona.

—¿Tú crees que el rey sea capaz de ejecutarme?.

Desde los comienzos de nuestra raza, nunca un macho se negó a enlistarse en las tropas. Era el primer gran paso, y el mas importante para convertirse en guerrero.

Nos entrenaban desde niños para la prueba de admisión.

Mamá me observaba con cierto nerviosismo.

¿De verdad el rey Vegeta es tan cruel?.

Amo pelear, enfrentar guerreros fuertes y poderosos.

Lo llevo en la sangre.

Lo que me disgusta, es la otra cara de la moneda.

¿Yo?.

¿Asesinar gente e invadir planetas?.

Solo peleó por diversión y para defender a los que amo en caso de que se presente una amenaza.

—Me temo que sí Kakaroto —en cuanto dice esto, no puedo evitar horrorizarme— pero, hijo ¿Por qué no te das una oportunidad y haces la prueba?. Después de todo, por algo Bardock tiene más fe en ti que en Raditz.

—No quiero matar gente inocente de otros planetas mamá —le expliqué— no soy un insensible guerrero. Si tengo que ser ejecutado por eso, pues bien

Me levanto y coloco mi uniforme.

—Que dramático. Nadie va a morir ¿Ok? —me garantizó en una pequeña sonrisa— puedes trabajar en la cosina junto conmigo. Alimentar a los saijayin en temporada de invasión es una difícil tarea —menciona con entusiasmo— vamos a ir al cuartel general y ahí trabajaremos para la princesa.

—Mamá —le discutí con un pequeño rubor— solo trabajan mujeres en ese lugar, sería vergonzoso.

Definitivamente, si voy ahí solo voy a ocasionar burlas y más burlas.

Y papá se sentirá el doble de avergonzado.

—Tonterías —negó en un ademán— también hay hombres ahí hijo. No es tan malo.

Recordé aquella cosina, en la que estuve un par de veces ayudándole —o más bien— comiendo cosas deliciosas a escondidas.

La observé con confusión.

—¿De cuales hombres me hablas? —en mi mente recordé todas las mujeres que me saludaron ese día— si te refieres a esa señora de pelo corto, con bigote, no cuenta como hombre.

—¿Entonces por qué siempre coqueteaba conmigo? —preguntó, mas para sí misma que otra cosa— s-sabes qué, tu papá debe estar por llegar hijo. Bajaré a servir el almuerzo.

—De acuerdo —respondo sin animos.

—Pequeño —se acerca a mí y sostiene mi rostro entre sus manos— nunca debes avergonzarte de quién eres, sin importar lo que digan los demás —besó mi mejilla con cariño— eres especial Kakaroto. Lo sé, lo siento, y te darás cuenta a medida que pase el tiempo. Eres mi pequeño gigante amor. Arréglate y baja a desayunar ¿Bueno?

—Si.

De lo único que me doy cuenta ahora, es que soy considerado un fracaso para mi raza, además: tengo hambre. Bueno, lo segundo se puede solucionar.

Voy al baño y lavo mis dientes, luego resfriego un poco mis axilas —que huelen a perro muerto— y finalizo todo lavando mi rostro.

Hoy será un baño polaco.

Bajo al comedor encontrándome con papá, Goten y...

¿Ese señor medio moribundo que está sobre el sillón es?.

—¿Raditz? —cuestioné, observándolo con preocupación —¿Está vivo?.

—Sip —mi mejor amigo lo observa divertido— lo encontré tirado fuera de la taberna. Lo traje a casa, antes de que sufra un coma alcohólico, o esos perros caníbales decidieran comérselo. 

—Muchas gracias Goten ¿Gustas quedarte a comer?.

—De acuerdo —aceptó, ubicándose en su lugar habitual de la mesa— gracias señora.

Él y Gohan, son como hijos para mi madre. Desde aquel parto prematuro —en el que su madre falleció— siempre están cerca de nosotros.

Son familia.

—Gracias por traer a Raditz Goten —le agradezco — o, lo que quedó de él.

Mi padre observa la situación no muy contento desde una esquina.

—Mujer, esta vez serás tú la que hablé con el sujeto de la taberna —le replicó avergonzado.

—¿Y yo por qué? —cuestionó molesta— ¿Acaso no eres el hombre de la casa?.

—Porque es tu hijo.

—Tambien es tu hijo Bardock —le reclamó enojada— sábes que estaré ocupada con el banquete. El que harán en honor a la princesa por su primera conquista.

—¿Hoy es el banquete? —le preguntó mi papá confundido— ¿Entonces hoy? ¡Estás listo para superar la prueba de admisión Kakaroto!.

Nunca antes lo ví tan feliz.

Papá.

¿Por qué lo haces tan difícil?.

—¿Dónde estoy? —Raditz comenzó a despertar, frotaba sus ojos y nos miraba sin entender nada— ¿Papá? ¿Mamá? ¿Kakaroto?. ¿Cómo fue que llegué aquí?.

—Está vez si te pasaste de alcohol Raditz —no le hizo caso a mi comentario y bufó ceñudo. Típico— ¿Quieres un poco de agua hermano?.

—Si.

—Espera Goku —me toma del brazo— Raditz no conoce lo que es el agua, tal vez si le das se oxide o algo parecido.

No puedo evitar reírme ante la broma de Goten y mi mamá igual; aunque quiere hacerse la seria. Sin embargo a papá, parece no alegrarle nada broma, mira a Raditz con una expresión super molesta y le da una cachetada detrás de la nuca.

—Date un baño y espabila —le sugiere mas en un tono de orden. Se levanta de su sitio y lo obliga a caminar rumbo al baño— que vergüenza Raditz. Toda la gente murmurando que mi hijo es un borracho —quejó— apresúrate. Tú y Kakaroto deben ir a enlistarse.

—Si papá.

Creo que él es al único que le teme y obedece.

—Raditz — llame su atención—¿Seguro que puedes subir las escaleras tu solo?.

—No te preocupes Kakaroto — negó mi ayuda, con una pequeña sonrisa.

De nuevo un sermón.

—Así como pudo empinar el codo y beberse la taberna completa —reclamó padre — tiene que poder subir solo.

—Pero, Bardock —mi madre intentó ayudarlo— aún no está en sus cinco sentidos.

La regañó con la mirada impidiendo ayudarle.

—Almorcemos de una vez.

Responde cortante a la objeción de mamá.

No le quedó de otra que aceptar de mala manera.

Después de media hora almorzando, finalmente terminamos y Raditz al fin pudo subir la escalera.

Fue un proceso realmente largo, subía un escalón casi a la mitad y retrocedía cinco. Mi hermano va a necesitar mucho hielo después de tantos golpes.

—Quiero acompañarlos a la prueba. En cuanto baje Raditz, los llevaré a ti y a Goten al cuartel general.

—Ya quiero hacer la prueba —comenta Goten entusiasta— espero ser un Elite, igual que mi hermano.

—¿En qué rango está tu hermano muchacho? —pregunta mi padre— se ve que es un buen soldado.

—Elite tres señor —sonríe orgulloso— el es parte del escuadrón de la princesa Vegita.

—Que honor —aceptó admirado.

— Si, Gohan es parte de los elite nivel oro.

Ambos conversaban animadamente y con entusiasmo. Un entusiasmo raro, tratándose de mi padre.

—Espero que tú y Kakaroto puedan llegar a tener un rango tan alto.

Los observo, algo incómodo. Goten y mi padre siguen conversado entusiasmados.

—Bardock —mamá se acerca a el y le da un ligero abrazo— Kakaroto tiene algo que decirte ¿Verdad Kakaroto?.

Gracias por el empujón mamá, pero no encuentro las palabras para decirle. Al parecer Goten tiene leves sospechas sobre lo que voy a contar, me observa como diciendo "Ya dile de una vez cobarde".

—¿Q-qué? —fingí ignorancia— ¿No quieres postre? Para ser una gelatina me quedo deliciosa.

—Kakaroto —mi madre me mira amenazante.

Nada bueno pasa cuando ella me llama así.

—¿Qué sucede Gine? —parece notar que ocultamos algo— No me gusta que se hagan cosas a mis espaldas. 

— No es nada papá —aseguré, tragando saliva— no es algo que deba decirte ahora. Quiero que sea una sorpresa.

—Yo creo que deberías decirle— habló esta vez Goten.

Lo miro mal, el me levanta el pulgar de forma irónica.

Lo está disfrutando.

—No tengo tiempo para estupideces Kakaroto ¿Vas a hablar o no?

—P-papa, yo, quiero contarte que...

Supongo que aquí se terminó la mentira.

—¿Si? —enciende su rastreador— no, no estoy estoy ocupado —niega en voz alta. Al parecer habla con un informante de la base— ¿Planeta Misuri?. Claro, enseguida voy.

Antes de que pueda decir algo, a papá le hablan por el rastreador interrumpiendo nuestra charla anterior.

—Hablaremos después de mi misión Kakaroto. Les deseo a ti y a Goten mucha suerte.

—Gracias Señor.

—Nos vemos luego papá.

—Cuídate mucho, Bardock —le da un casto beso en los labios mi madre.

Se despide de todos nosotros y emprende vuelo al cuartel general, que de seguro está repleto de saijayins realizando la prueba para unirse a las tropas.

—Eso sí que estubo cerca —mencioné aliviado.

Goten y mi madre me observan de brazos cruzados.

— Tarde o temprano vas a tener que decirle —advierte, mientras me golpea en la frente.

—Prefiero que sea tarde.

Sé que tienen razón, pero no es tan fácil.

—Tu mentira no va a durar mucho tiempo, Pinocho.

—No estoy mintiendo Goten — objeté— solo, estoy omitiendo detalles. Para que mi papá no se sienta decepcionado.

Su expresión es como si estuviese diciendo una tontería.

—¡Ya estoy listo familia!— exclamó una voz desde las escaleras.

Raditz baja vestido con su armadura, un poco mejor que antes. Aún tiene cara de resaca, sus ojos están hinchados, rojos, huele a ron y hasta un tonto se daría cuenta de eso.

—Hijo, si vas con nosotros por favor ve diez metros detrás —le advierte mi madre con cierta frustración— te ves terribleme. Y algo más, si el dueño de la taberna te vé, escóndete detrás de un arbusto o algo, porque no pienso pagar un centavo.

—Solo fue una copita mamá.

—Una copita del tamaño de un refrigerador, al parecer.

Raditz pasa al lado de nosotros y nos da un codazo algo molesto. Quiere tratar de convencer a mamá para que le dé dinero.

—Sabés que te quiero mucho ¿Verdad mamá? —comienza a decir— ¿Tú no dejarías que tu hijo fuera golpeado por deudor o si?.

—Agradece que convencí a tu padre de no golpearte —se niega a creerle y se que está sufriendo de verlo así— vámonos chicos, tenemos que ir al cuartel general. Kakaroto vendrá conmigo, mientras ustedes dos hacen la prueba.

Ellos se divierten y hacen la prueba peleando con guerreros increíbles.

Yo, con lo único que pelearé será un costal de verduras.

Preparando comida para la tal princesa Vegita.

¡Yuju!.

Tendré que conformarme con los entrenamientos y demás torneos por ahora.

O quien sabe...

Algo podría cambiar las cosas hoy.

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