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Prólogo.

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| PRÓLOGO. |

El Seireitei había organizado una fiesta, celebrando el compromiso de la capitana Tara Kobayashi y el ex-traidor Gin Ichimaru.

Todo había sido organizado por la Asociación de Mujeres Shinigami, más específicamente por la teniente del décimo escuadrón, Rangiku Matsumoto.

—Felicidades Kobayashi-san, Ichimaru-san. Me alegra que después de todo ahora podrán estar juntos— felicitó con una sonrisa.

—Muchas gracias capitana Unohana— sonrió alegremente Tara.

La pareja disfrutaba de la fiesta, pasándola agradable con sus conocidos, capitanes y tenientes; incluso el Shinigami Sustituto y sus amigos habían asistido.

—Espera aquí cariño, te tengo una sorpresa...— susurro Gin con una sonrisa mientras se alejaba de Tara.

La pelinegra miró a todos a su alrededor, por un momento. Los rangos en el Seireitei no importaban, todos hablaban y convivían en armonía. Disfrutando de la agradable comida, bebiendo un poco.

Tara sonrió, llevándose el vaso que traía en la mano a la boca bebiendo lo poco que le quedaba de Sake.

—Felicidades, capitana Tara Kobayashi— felicito un hombre alto de largo cabello negro y gabardina blanca.

La capitana frunció el ceño confundida, volteando para observar al hombre con más detenimiento. Sin embargo, aquel desconocido hacia desaparecido entre las sombras.

Como si nunca hubiera estado ahí.

La confusión de la pelinegra creció mirando fijamente hacia aquel lugar en el que aseguraba, minutos atrás se encontraba un hombre desconocido para ella.

—Pongan atención todos. Por favor, acá miren a la bella capitana del tercer escuadrón— la voz de su amiga Rangiku la sacó de sus pensamientos, sonriendo suavemente cuando la rubia posaba su brazo por encima de sus hombros. —Mi querido mejor amigo, quiere dedicarle unas palabras a esta hermosa dama. Que logró lo imposible...

Aquello sorprendió a Tara. Quien trató de ocultar su sonrojó; no se esperaría un acto tan romántico.

Gin se acercó a ella. Todo parecía ser un sueño hecho realidad, algo que había deseado con todo su corazón y ahora se cumplía.

—Tara Kobayashi. El primer día que llegaste al escuadrón tres, supe que serías una persona importante. Que había más poder en ti de lo que demuestras... Eres una mujer excepcional, buscas el lado positivo de todo. Lo viste en mí, sabías que no era lo que pretendía. Por muchos años trate de no demostrar emociones— Gin tomo las manos de la mujer, mirándola directamente a los ojos. —Ahora me di cuenta que contigo es imposible no expresar lo que siento. Eres maravillosa, gracias por amarme tanto. Por amar a esta cruel serpiente.

—Gin, sabes que no me gusta que digas esas cosas de ti...— Tara sonrió mientras se acercaba para besarlo

Todos aplaudieron ante aquella escena tan romántica, ocasionando que la pareja riera nerviosos. La tranquilidad y armonía se sentía en el aire, aun cuando no muchos de los capitanes habían perdonado los actos de traición provocados por el peliblanco.

Pero incluso la tormenta se vuelve tranquila antes de comenzar...