9 El valor de un verdadero amigo

[un día después] [Domingo — 9:00 p.m]

Oboro se despertó de repente y lo primero que hizo fue... darse la vuelta y seguir durmiendo.

O al menos eso fue hasta que escuchó la voz de alguien desde el piso de abajo.

"¡Oboro-chan!, ¡llegarás tarde a tus clases de artes marciales!" se escuchó la voz de la madre de Oboro desde el primer piso haciendo que este recuerde sus clases y se levante rápidamente.

"¡Es cierto demonios!" dijo Oboro levantándose enérgicamente para luego alistarse para salir, el cual solo estaba vestido con un boxer rojo con puntos blancos.

Después de cepillarse los dientes, Oboro tomó una ducha y se dió cuenta de que parecía estar engordando un poco.

Después de esto, Oboro se vistió con su típico Gi azul oscuro y bajó las escaleras para comer el desayuno hecho por su madre.

El hogar de Oboro era bastante elegante y acogedor, con dos pisos y todo lo que se necesitará en el, incluso un pequeño gimnasio.

"Oye Okā-san, crees que estoy engordando, me siento más relleno" dijo Oboro con curiosidad e intentando comprobar sus sospechas con su madre.

La madre de Oboro era una mujer con cabello de nubes blancas y ojos azules, cuyo aspecto la hacía muy adorable a la vista de cualquier persona

"No te preocupes Oboro-chan, incluso aunque seas un poco más gordo siempre te querré" dijo la madre de Oboro mientras sonreía ampliamente y pellizcaba su mejilla.

Aunque Oboro apreció el gesto no obtuvo la respuesta que quería, por lo que aún no estaba seguro sobre el tema.

El padre de Oboro trabaja desde temprano en su compañía por lo que por ahora no estaba presente en el hogar, y debido a esto Oboro tendría que caminar al Dojo.

"¡Nos vemos Okā-san!, ¡iré a visitar a Doryoku luego así que llegaré tarde!" dijo Oboro mientras se despedía de su madre con su brazo derecho y corría hacia la salida.

"Ten cuidado y mándale mis saludos a Doryoku-kun, a ver si aprendes algo de él y te vuelves más responsable" dijo la madre de Oboro con tono de advertencia mientras se despedía haciendo que Oboro sonría nerviosamente.

Oboro salió de su casa y fue corriendo al Dojo a toda velocidad debido a que estaba tarde.

El Dojo no quedaba muy lejos, por lo que lo mejor sería simplemente correr hasta llegar a él.

Oboro corrió a través de las calles y miraba a los héroes alrededor con bastante admiración.

Oboro también pudo ver alrededor que habían algunos pájaros que nunca había visto, además de un gato de color gris bastante bonito durmiendo sobre la pared de una casa.

Oboro recordó el consejo de Doryoku sobre no perder la concentración mirando los alrededores ya que era peligroso, por lo que este se centró en su camino hasta llegar al Dojo.

El Dojo de Oboro se centraba especialmente en las artes marciales de Okinawa, por lo que Oboro se especializó en el karate y en el manejo del bastón bō, aunque también sabía un poco de tegumi el cual se especializa en agarres y sumisión.

Oboro entró al Dojo y ya habían varios estudiantes sentados sobre sus rodillas mientras escuchaban las palabras del Sensei.

"Ohh, Shirakumo-kun, llegaste tarde como siempre, puedes pasar" dijo el maestro de Oboro con calma (un hombre calvo y de ojos negros), no muy sorprendido por la tardanza de Oboro para luego dejarlo pasar.

Oboro hizo una pequeña reverencia en señal de respeto y disculpa, para luego sentarse junto a uno de sus compañeros.

"Llegaste tarde como siempre Shirakumo, ya se está volviendo una costumbre" dijo uno de los compañeros de Oboro de ojos verdes con una sonrisa burlona.

"¡Lo siento lo siento!, pero esta belleza no se mantiene sola" dijo Oboro con tono de disculpa y orgulloso haciendo que sus compañeros alrededor suelten una leve risa.

"¡Bueno como les decía!, el día de hoy practicaremos un poco más con el bastón bō y tendrán algunos enfrentamientos entre ustedes, así que los quiero preparados" dijo el Sensei del Dojo con tono serio y profesional haciendo que el resto asienta con entendimiento.

"¡Sí, Karuma-sensei!" dijeron todos los estudiantes al unísono haciendo que Karuma asienta con satisfacción.

Lo primero que había que hacer como siempre, eran estiramientos y pequeños calentamientos antes de los enfrentamientos obviamente.

"Oye amigo, siento que engordé un poco, ¿qué crees?" le preguntó Oboro con curiosidad a su compañero de ojos verdes.

"Pfffff, buena broma Shirakumo, aunque un poco genérica diría yo" dijo el compañero de ojos verdes de Oboro sin tomar en serio su pregunta y riendo levemente.

Luego de los estiramientos y calentamiento, los enfrentamientos dieron inicio y todos tomaron un bastón bō para sus prácticas.

Los enfrentamientos eran muy interesantes de ver y algunos de los estudiantes mostraban mucho más control y manejo en su bastón que otros.

El bastón bō era básicamente una vara de madera bastante resistente y de 1,80 metros de largo más o menos, por lo que manejarla requería de mucha práctica dada en clases anteriores, aunque para los enfrentamientos usaban un bastón de otro material menos doloroso al golpear.

"Recuerden, deben usar el bastón como una extensión de su cuerpo y siempre tengan en mente que, cuando usas un bastón el enemigo siempre se acercará creyendo que son inútiles a corta distancia y ese será el momento en el que el entrenamiento dará sus frutos" dijo Karuma-sensei con tono explicativo y serio mientras veía los enfrentamientos de sus estudiantes

Los enfrentamientos siguieron hasta que llegó el turno de Oboro, al cual le tocaba enfrentarse con su compañero de ojos verdes.

"Tengamos un buen combate Shirakumo" dijo el joven de ojos verdes con respeto y emoción, mientras adoptaba una pose de batalla de piernas abiertas para el balance y ponía su bastón al frente sosteniéndolo con ambas manos.

"¡Lo mismo digo Hideki-san!" dijo Oboro bastante emocionado mientras ponía su bastón detrás de su espalda con su brazo derecho y se inclinaba hacia el frente en su pose de ataque propia.

"El combate acaba si se rinden o son derrotados por su oponente, ¡Comiencen!" dijo Karuma-sensei con tono serio mientras levantaba su brazo para luego bajarlo dando inicio al combate.

"¡Aquí voy!" dijo Oboro con emoción mientras cargaba hacia Hideki.

Oboro llegó frente a él y lo atacó con su bastón desde arriba siendo bloqueado por Hideki con un poco de dificultad.

Luego, Oboro tomó su bastón con ambas manos y atacó en forma de estocada a lo que Hideki se movió a un lado para esquivar.

En el Dojo solo se podían escuchar los intercambios entre ambos estudiantes, cada vez con más velocidad y fuerza.

Hideki bloqueaba arriba, a la derecha, izquierda y esquivaba con total balance pero sin ser capaz de atacar en ningún momento.

Oboro no simplemente atacaba sin pensar, evitaba a toda costa ser predecible y siempre mantenía su ventaja sobre su oponente con sus incesantes ataques.

Pero esto no duró mucho y Oboro dejó una apertura por un segundo, la cual fue aprovechada por Hideki rápidamente.

Hideki tomó por sorpresa a Oboro atacando desde su lado izquierdo, pero este último se agachó ágilmente y lanzó una estocada en el estómago de Hideki haciéndolo retroceder varios pasos.

Después de esto Oboro cargó hacia Hideki en lo que parecía ser un ataque desde arriba de nuevo, por lo que Hideki colocó su bastón en horizontal frente a él para detenerlo.

Pero era una finta y Oboro lanzó su bastón contra el suelo con gran fuerza, causando una gran confusión por un momento la cual fue aprovechada perfectamente.

El bastón tocó el suelo y rebotó con gran fuerza mientras Oboro saltaba, lo tomaba en el aire y hacia una estocada desde arriba a Hideki haciendo que caiga hacia atrás por la impresión y ganando el enfrentamiento.

"Shirakumo es el ganador, un magnífico despliegue de control y efecto sorpresa" dijo Karuma-sensei bastante satisfecho con la batalla.

"En cuanto a ti Hideki, tus habilidades defensivas son una maravilla, pero con sólo eso nunca serás capaz de ganar" le dijo Karuma-sensei a Hideki con tono serio pero bastante orgulloso con él también.

"¡Fue una buena batalla!, ¡por un momento casi pensé que perdería!" dijo Oboro felizmente y con su gran sonrisa de siempre mientras ayudaba a Hideki a levantarse.

"No tengo idea de dónde sale tanta energía, pero la próxima vez será diferente" dijo Hideki bastante cansado pero con determinación ante su derrota.

Luego de esto, los enfrentamientos siguieron hasta que todos los estudiantes habían participado y estaban cansados, por lo que Karuma-sensei hizo que todos se sentaran sobre sus rodillas de nuevo para despedirlos.

"Todos lo hicieron de maravilla hoy, nos vemos el fin de semana próximo, y no olviden ejercitarse por su cuenta" dijo Karuma-sensei con un sonrisa satisfecha y con tono de advertencia.

"¡Sí, Karuma-sensei!" dijeron todos los estudiantes respetuosamente para luego levantarse uno por uno e irse a casa.

"¡Nos vemos Hideki-san!, ¡adiós chicos!" dijo Oboro con emoción mientras corría hacia la salida y se despedía de sus compañeros.

"¡Nos vemos Shirakumo!" dijeron todos sus compañeros de clase mientras se despedían de Oboro.

Las clases terminaron a las 4:00 p.m como todos los días, por lo que Oboro empezó a correr para visitar a Doryoku.

Pero de repente, Oboro olfateó el aroma de algo dulce y bastante delicioso, por lo que decidió tomar un pequeño desvío antes.

Esto ya se estaba volviendo costumbre en Oboro, hace unas semanas un pequeño puesto de malteadas abrió cerca de su hogar, cuyas malteadas eran una delicia para Oboro.

Oboro fue al pequeño puesto y pidió dos malteadas de chocolate mientras se bebía una en el camino al hogar de Doryoku.

El hogar de Doryoku era bastante pequeño y de un solo piso, pero era bastante acogedor y bonito tanto por fuera como por dentro y todo parecía muy organizado siempre.

Oboro llegó frente a la puerta y sostuvo uno de los vasos con el antebrazo para tocar la puerta.

*Knock**Knock*

"¡Doryoku soy yo!" dijo Oboro en voz alta, haciendo que unos segundos después la puerta se abra.

"¿Y tú qué haces aquí?, estaba teniendo una buena competencia de miradas con el suelo" dijo Doryoku con un poco de molestia haciendo que Oboro tenga una gota de sudor en la nuca.

"Vine a visitar, ¡y te traje esto!" dijo Oboro mientras le ofrecía una malteada de chocolate a Doryoku.

Doryoku miró la malteada considerándolo por un momento y luego entró a la casa en busca de algo al parecer, a lo que Oboro se quedó un poco confundido.

"Toma, gracias por traerlo" dijo Doryoku con calma saliendo de su hogar con un billete para pagar por la malteada.

"¡Oye amigo es un regalo!" dijo Oboro negándose de tomar el billete con una sonrisa.

"Tómalo" dijo Doryoku con seriedad haciendo que Oboro suelte un suspiro cansado y tome el billete.

"Por cierto Oboro, te ves más gordo, deberías dejar de tomar de estas malteadas" dijo Doryoku con una leve sonrisa burlona mientras bebía su malteada de chocolate.

"¡Lo sabía!, ¡tengo que dejar de caer en la tentación de estas delicias!" dijo Oboro con realización mientras seguía bebiendo la malteada sin ningún tipo de pena o arrepentimiento.

"Puedes pasar, pero no hagas un desastre con tu malteada" dijo Doryoku con tono de advertencia mientras entraba en su casa y seguía bebiendo su malteada.

"¡Oye Doryoku tuve un pequeño problema con un ejercicio de matemáticas!" dijo Oboro emocionadamente mientras entraba en la casa.

"Sabía que tendrías alguno, dime cuál es" dijo Doryoku no muy sorprendido buscando su libro de matemáticas para ayudar a Oboro.

Y por el resto de la tarde, ambos amigos estudiaron sobre el tema en el que Oboro fallaba, además de otros temas más a futuro.

Y cómo siempre, Oboro hizo reír a Doryoku varias veces, dando como resultado un intercambio equivalente entre ambos amigos.

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