1 La Fruta Dorada

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—¡Chasquido! ¡Chasquido!

El cielo estaba oscuro y sombrío, pero los destellos de relámpagos iluminaban este espacio aéreo aparentemente negro como la brea.

En ese breve momento de luz, se podía ver la diminuta silueta de una persona escalando una alta montaña. Su figura se veía débil y frágil, pero aún así seguía avanzando.

—¡Tos! ¡Tos! ¡Tos!

La tos violenta de un anciano se oía entre los estruendosos rugidos del trueno.

Este viejo con ropa desgastada bajo su capucha descolorida ascendía con inestabilidad la alta montaña. Sus ojos estaban un poco turbios, pero sus pupilas claras contenían un profundo sentido de sabiduría.

Continuaba avanzando, pero sus viejas rodillas estaban llegando a su límite. Ya respiraba con dificultad, así que decidió detenerse.

El anciano echó un vistazo a la cima de la montaña que estaba a poco menos de cincuenta metros de él. Le parecían miles de metros en sus ojos, lo que lo hacía casi optar por rendirse.

Sin embargo, algo dentro de él le decía que continuara avanzando. Este misterioso sentimiento le daba una fuerza extraña que le permitía reanudar su ascenso.

El anciano sacó un pequeño libro desgastado escondido en su bolsillo. ¡Lo extraño era que el libro se mantenía seco incluso después de estar en contacto con la intensa lluvia!

El anciano abrió el libro y pasó las páginas. Luego se detuvo en la página que había doblado.

—Según este libro, el Árbol de Renacimiento nacerá en la cima del monte Bargan cuando la luna roja sangre ilumine el oscuro cielo —se podía oír la voz envejecida del anciano mientras miraba hacia la luna sangrienta en el cielo.

Era impresionantemente hermosa, pero también era un espectáculo terrible de contemplar.

El anciano desvió la mirada de la luna roja sangre y guardó el pequeño libro en el bolsillo de su pantalón.

—Ya tengo un pie en la tumba. Es mi último deseo en la vida ver a este misterioso árbol renacer. ¡Debo seguir adelante! —se animaba mientras seguía su camino. Su voz ya era débil, pero la misteriosa fuerza dentro de él no disminuía, y esto le dio la oportunidad de llegar a la cima del monte Bargan.

—¡Rugido! ¡Rugido!

Destellos de relámpagos se extendían por los cielos como serpientes saliendo del firmamento. La luz de los relámpagos permitía que el anciano viera claramente su camino, haciendo su ascenso un poco menos problemático.

Después de más de veinte minutos, finalmente llegó a la cima de la montaña.

Las rodillas del anciano cedieron mientras la misteriosa fuerza dentro de él desaparecía lentamente. Se arrodilló en el suelo con una mirada cansada, pero cuando movió su mirada hacia adelante, vio algo que inmediatamente llamó su atención.

¡Un árbol! ¡Así es! Lo que llamó su atención fue un árbol que parecía común y corriente. Su apariencia podría haber sido ordinaria, pero puesto que era el único árbol alrededor, el anciano estaba seguro de que ¡no era un árbol cualquiera!

—E-Eso... ¿P-Podría ser...? —El anciano podía hablar apenas debido al extremo frío de los alrededores. Si no fuera por las hierbas que se había untado en su cuerpo antes de su viaje, ya habría caído muerto por hipotermia.

El anciano sacó rápidamente el pequeño libro de su bolsillo y comparó el árbol dibujado en el libro con el que tenía en frente.

Cuanto más miraba, más brillaban sus ojos de emoción.

—¡Pensar que es realmente real...! —El anciano se levantó con gran dificultad y caminó lentamente hacia el árbol.

Este árbol no parecía diferente de aquellos comunes en el bosque, pero ¿cómo podría un árbol corriente mantenerse tan frondoso y verde en este tipo de temperatura congelante? ¡Definitivamente no!

El anciano lloraba con emoción mientras miraba el sueño de su vida. Estaba lleno de vitalidad. Tal como lo describía el libro.

Se quitó sus gruesos guantes y tocó el tronco del árbol y sintió su calidez. Era refrescante y tranquilizante.

El anciano cerró los ojos mientras acariciaba suavemente el árbol. Luego dirigió su mirada hacia arriba y contempló sus abundantes hojas con una sonrisa.

Sin embargo, un pequeño fruto redondo capturó su atención. Era de color dorado y parecía una bola de luz en este lugar oscuro.

No estaba situado lejos de él, por lo que pudo arrancarlo de su rama.

Una delicada ola de fragancia asaltó sus fosas nasales cuando arrancó la fruta. Este aroma celestial hizo que su estómago se revolviera inmediatamente.

—Una fruta después de un largo viaje. No es una mala recompensa para este viejo —murmuraba contento mientras daba un gran mordisco a la fruta.

Crunch.

—Está jugosa y dulce—El anciano murmuraba en su corazón mientras disfrutaba del delicioso sabor de la fruta.

La suave textura de la fruta hacía que fuera más fácil para su frágil conjunto de dientes. Incluso sentía que era casi tan suave como el tofu...

El anciano sonrió satisfecho después de terminar toda la fruta. Luego se sentó bajo la sombra del árbol y sintió que lentamente perdía la conciencia.

—Tengo sueño —murmuraba mientras se tumbaba suavemente en el frío suelo húmedo.

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