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Capítulo 2:

Morgja se despertó en el hospital, estaba en una habitación completamente blanca con solo una cama y un sillón, en el que estaba sentado Bardisen, como únicos muebles, a parte, había varios aparatos para medir las constantes vitales del chico e inyectarle a la sangre nutrientes y otros medicamentos, además en su brazo izquierdo el hijo del mercader tenía puesto un brazalete igual al que usaban para medir el potencial mágico de los recién nacidos aunque más grande, la bola de cristal al que estaba conectado estaba cubierta por media docena de telas negras, y aún así la luz blanca que emitía era capaz de atravesarlas y verse lo suficiente brillante como para afectar a los ojos si se la miraba durante mucho rato. El doctor que lo había atendido estaba mirando con curiosidad la bola de cristal mientras tomaba notas de vez en cuando.

—¿Seguro que no eres capaz de usar magia? —preguntó el doctor, cuando vio que Morgja se había despertado y estaba intentando quitarse el brazalete.

—¿Por qué siempre que vengo al hospital aprovecháis para ponerme este chisme? —preguntó el chico de vuelta, evitando contestar a la pregunta que le había hecho el doctor.

—Eres un caso especial, incluso más raro que el héroe, es normal que queramos saber todo cuanto nos es posible sobre tu caso —explicó el hombre, acercándose al chico para ayudarlo a quitarse el brazalete—. Según lo que sabemos deberías ser capaz de usar magia, pero no solo no eres capaz, si no que tampoco eres capaz de usar habilidades de energía como todo el mundo.

—Doctor ¿Nos disculpa? —pidió el guerrero, haciendo que el médico abandonara la sala para que los dos chicos pudieran hablar a solas—. ¿Era necesario que enfadaras tanto a Shanex? —preguntó el chico enseguida, en cuanto el doctor abandonó la sala.

—No me esperaba que el legendario héroe fuera a intentar matarme —contestó el chico, poniéndose en pie, e inmediatamente sujetándose el pecho por el repentino dolor.

—No deberías moverte todavía, el doctor ha dicho que tienes varias fracturas, has tenido suerte de que Norah te protegiera a tiempo, un poco más y no lo cuentas —explicó el chico, intentando que su amigo se tumbara de nuevo para reposar—. Y puede que Shanex sea un héroe, pero sigue siendo una persona y tiene sentimientos, es normal que se enfade hasta ese punto, ya sabes como de enamorado está de Norah.

—Esos dos son unos idiotas, una está enamorada de un chico que la ha engañado tres veces y el otro no se atreve a confesarse —exclamó el chico, sentándose en la cama para comprobar el estado de su cuerpo.

—Si no le hubieras pedido salir, no estaría enamorada de ti —comentó el chico, irritado por las quejas de su amigo.

—Pero en ese momento estaba enamorado de ella —confesó el chico, acabando su chequeo.

—Tardaste una semana en engañarla.

—Mis padres se alegraron muchísimo cuando se enteraron, estoy seguro de que planeaban usar mi relación con Lea como trampolín para llegar a una posición más alta.

—¿Me estás diciendo que sabotear a tus padres era más importante que tu felicidad y la de Norah? —preguntó el guerrero, entendiendo que su amigo había engañado por primera vez a la chica para que sus padres no llegaran a una posición más alta a su costa.

—Solo les importaba porque era el "futuro líder de los eruditos", el archimago más poderoso de todos los tiempos, y cuando eso fracasó porque era el novio de la hija de un duque, en cuanto eso terminó no tuvieron ningún reparo en echarme de casa y renegar de mí como hijo.

—Espera ¿Te han echado de casa?¿Cuándo ha pasado eso? —preguntó el chico, sorprendido por la noticia que le acababa de dar el hijo del mercader.

—Hoy mismo, eso me recuerda que estoy sin blanca, así que tengo que salir a buscar trabajo, nos vemos.

Morgja se levantó y se dirigió a la puerta de la habitación, momento en el que Bardisen le colocó la mano en el hombro y lo detuvo, el guerrero estaba mirando a su amigo con cara seria, mientras el hijo del mercader mantenía una sonrisa en el rostro a pesar de que su situación no era la mejor de todas.

—Puede que no sea mucho, pero no puedo dejar a un amigo tirado en la calle, con esto al menos podrás pagarte unos cuantos días en la posada —explicó, cogiendo la mano de su amigo y colocando en ella una bolsa llena de monedas.

—Gracias —dijo el chico, guardándose la bolsa en el bolsillo—. Te voy a echar de menos, hagas lo que hagas no dejes que te maten —pidió a continuación, separándose de su amigo.

—Lo mismo digo, en fin, debo irme o llegaré tarde.

Bardisen salió de la habitación solo a pesar de que Morgja no tenía nada más que hacer allí.

—Destiny Light Saber ¿Eh? —pensó el chico en alto, antes de golpear con el dorso de su mano derecha la pared y colocar su mano izquierda en la frente—. ¿Cómo he dejado que me noqueé algo con un nombre tan estúpido? —se preguntó a continuación—. Por encima me ha salvado un hechizo llamado Miraculous Water Armor ¿Por qué no se dan cuenta de la vergüenza que da gritar todas esas tonterías?

Finalmente el chico decidió irse a buscar trabajo. En el momento en el que salió del hospital se dirigió a una tienda, allí usó un poco del dinero que Bardisen le había dejado para comprar un periódico e inmediatamente comenzó a leer la sección donde la gente ponía ofertas de trabajo. El chico estuvo leyendo cada uno de los anuncios, omitiendo todos aquellos que ofrecían un trabajo indefinido, ya que con el dinero que le había dado Bardisen no podría estar viviendo un mes en un hotel, al menos no en uno decente en el que no corriera el riesgo de ser apuñalado mientras dormía entre ratas y cucarachas; tras comprobar rigurosamente todos los trabajos por horas que había en el periódico, los cuales no ofrecían un sueldo lo suficiente bueno como para poder cubrir los gastos de comida y de alojamiento,, el chico no pudo evitar fijarse en uno de los anuncios de trabajo indefinido, era un anuncio diminuto en la última de las páginas, lo que denotaba la poca cantidad de dinero que podía ofrecer a la gente del periódico para aparecer allí, no obstante, el hecho de la diferencia de tamaño respecto al resto de anuncios fue lo que consiguió que el chico se fijara en él, el puesto de trabajo era de guardia en un pueblo a alrededor de 1027 kilómetros de la capital, el sueldo era muy bajo, sin embargo, también se ofrecía una vivienda; al ver que tanto sus problemas económicos como de alojamiento se irían si aceptaba ese trabajo, Morgja sacó la bolsa de dinero y comenzó a comprobar si con todo eso tendría suficiente para contratar a un conductor de carruaje para que lo llevara a aquel lugar, y además cubrir el coste de su comida en el viaje.

—Vamos a ver, son 1027 kilómetros, eso quiere decir que si voy en carruaje tardaré en llegar entre cinco días y una semana dependiendo de la ruta que tomemos; un carruaje cuesta alrededor de 35 Bamen al día, así que serían entre 175 y 245 Bamen, voy a suponer que va a ser lo más caro, eso me dejaría 15 Bamen para comida y agua; tendré que comer una vez cada dos días, pero creo que puedo conseguirlo —pensó el chico, haciendo los cálculos necesarios para poder efectuar el viaje, convencido de que era una oportunidad que no podía desperdiciar y que si no iba cuanto antes alguien acabaría adelantándose y consiguiendo el trabajo.