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Capítulo 8 - Glicht #4

La situación era surrealista.Surreal en todo sentido de la palabra. Todo había sucedido tan rápido que apenas pude mantener mi compostura."¡¡NO QUIERO MORIR!!" Grité, el terror y el miedo ahogándome por completo.Me encontraba en un refugio subterráneo que se tambaleaba como si estuviera a punto de desmoronarse.Sentía cómo las paredes se cuarteaban, las luces se agitaban violentamente, y luchaba por mantenerme en pie mientras el suelo se inclinaba bajo mis pies. Decir que estaba sintiendo muchas emociones era poco.Estaba, literalmente, aterrado.No ayudaba en absoluto la escasa visibilidad causada por la luz roja intermitente, parpadeando cada cierto tiempo.En un intento desesperado por mantener la calma y evitar pensar en la inminente tragedia, me obligué a concentrarme en cualquier cosa que no fuera esta pesadilla."¡¡¡TU LUGAR FELIZ!! ¡¡PIENSA EN TU LUGAR FELIZ!!""¡¡¡ESTO NO ES REAL!!! ¡¡¡ESTO NO ES REAL!!! ¡¡¡ESTO NO ES REAL!!! ¡¡¡ESTO NO ES REAL!!!" Mis gritos, roncos y desesperados, se mezclaban con el estruendo de los escombros cayendo a mi alrededor. Una pared había cedido, o quizás todo el refugio estaba comenzando a colapsar.Consciente de la gravedad de la situación, dejé de lado mi miedo. Sentía la muerte acercándose mientras corría hacia la puerta, impulsado por la adrenalina bombeando a través de mi sistema."¡¡JODER, POR QUÉ ME PASA ESTO A MÍ!!"Maldecí mientras corría, empujando la puerta con todas mis fuerzas. Tropecé, calculé mal y caí al suelo, sintiendo cómo los trozos de tierra y piedra se clavaban en mis brazos y piernas al intentar amortiguar la caída.Ignorando el dolor, impulsado por el miedo y la adrenalina, me levanté tambaleante, apoyándome en la pared tambaleante. Agradecí que el refugio aún resistiera después de tantos estruendos, como bombas y sacudidas, aunque sabía que su resistencia tenía un límite.Continué corriendo por los pasillos, desesperado por encontrar una salida lo más rápido posible."¿Tal vez ella quería matarme de manera discreta?" No pude evitar pensar en eso mientras volvía a caer al suelo, esta vez de frente, no alcanzando a detener la caída y golpeándome seco contra el piso de concreto.Sentía el olor a hierro y el sabor de tierra en mi nariz y paladar mientras corría, mareado por el esfuerzo y la confusión. La tierra se pegaba a mi cara, y aunque intentaba recomponerme, no podía alinear mis acciones por el golpe."Joder, y tan bien que me veía ahora," maldecí, siendo un pensamiento errático e irrelevante en medio del caos.Corrí sintiendo cómo el humo y los escombros me golpeaban por detrás, consciente de que la parte trasera del refugio ya se había derrumbado. Aceleré el paso, doblando la esquina para alcanzar la salida.Justo cuando llegaba a la esquina, apenas iluminada por las luces rojas destellantes, una explosión me lanzó hacia atrás."¿Qué...?"Intenté decir algo antes de ser interrumpido por la fuerza del impacto, mandándome a volar hacia atrás, sintiendo dolor de cabeza y desconcierto por la explosión y caída al suelo. Cerré mis ojos por el dolor y agarré mi cabeza con fuerza.Esto seguramente dolería cuando todo pasara, pensé abriendo los ojos para darme cuenta de que todo estaba oscuro.Ahora extrañaba la luz roja que, aunque daba poca visibilidad, era mejor que nada."¡¡Mierda, mierda, mierda!!" volví a maldecir sentándome en el suelo, intentando acomodar mis sentidos.Ahora estaba superando mi racha de groserías dichas en unos minutos, que no tenía que ver con videojuegos para recalcar, pero debido a la situación creo que se podía perdonar."Ah, no quiero morir aquí"Dije para nadie en específico, limpiándome la cara de tierra y sangre. Al instante, por reflejo o por instinto, me lancé nuevamente al suelo, haciendo que las rocas pincharan mi pecho y abdomen.Justo como una recompensa por mi rápido actuar, algo pasó volando a escasos centímetros sobre mí. Sentí cómo desgarraba parte de mi ropa y, en un instante, se estrelló detrás de mí, provocando un estruendo junto con un aire caliente recorriendo toda mi espalda. Al voltear, fuego abrasador fue lo que deslumbré, cegando por un momento mi vista y obligándome a apartar la mirada.Moviendo mi mirada hacia el frente y, ante mi alivio, en vez de ver la negrura del lugar, deslumbré un pequeño orificio donde entraba un rayo de luz. Al mirarlo detenidamente, noté metal y vigas metálicas derretidas y tierra seca, e incluso trocitos de cristal formados por las altas temperaturas.El lugar sin duda estaba caliente y con todas las condiciones dadas, ¿por qué no podría?Es decir, el lugar enterrado por el derrumbe, el objeto que casi me había dado un golpe directo. Aún ardía, probablemente por las ráfagas frescas provenientes de afuera que avivaban la llama o tal vez utilizando una tecnología o método para hacer duradera la llama.¿Napalm, quizás?No, no podría ser, el napalm no brilla con un verde esmeralda. Esto era algo desconocido y, si era desconocido, seria increíblemente peligroso.Bueno, siendo un fuego simple, sea como sea, si no salía de aquí posiblemente esto estaría igual de caliente que un horno. Qué decir de ese extraño fuego siniestro de atrás.Siguiendo con ese pensamiento, me recompuse con manos y pies temblorosos y manos entumecidas, un poco más lento que antes, sintiendo algo rígida mi parte trasera.El contacto con la superficie ardiente en mi espalda, justo entre la columna dorsal de arriba para abajo, fue tan repentino y abrasador que, por un momento, mi cerebro no pudo registrar el dolor. Era como si la intensidad del dolor hubiera aturdido mis nervios, dejándolos insensibles al principio.Al darme cuenta de este dolor, supe inmediatamente lo que estaba pasando.Había sido alcanzado por las llamas, por las llamas verdes brillantes y espeluznantes.La quemadura se sentía extrañamente distante, casi como si perteneciera a otra persona. Solo después de unos segundos eternos, la realidad comenzó a filtrarse.Un dolor sordo y pulsante empezó a manifestarse en mi espalda, como si miles de agujas incandescentes se clavaran lentamente en mi piel, mientras el entumecimiento inicial daba paso a un ardor agudo e implacable que corría a lo largo de mi columna.A medida que el dolor se intensificaba, sentí una oleada de desesperación.Para mi alivio, aparentemente las llamas verdes no se habían quedado en mi piel, pero solo con sentir dolor sin duda dejaría más que una huella.Solo Dios sabría cómo se veía la quemadura.Luché por mantener la calma y reunir el coraje necesario para moverme, sintiendo cómo el calor aumentaba a cada rato.No mentiría, con cada avance, mis movimientos eran más lentos y torpes, mis extremidades temblorosas por el esfuerzo de seguir adelante.Al principio, intenté ponerme de pie, pero el dolor era demasiado intenso, así que me dejé caer al suelo y comencé a arrastrarme.Cada centímetro avanzado requería un esfuerzo titánico, mis manos resbalando en superficies húmedas y resbaladizas, dañándome las manos y mi cuerpo resistiéndose a cada movimiento.A medida que avanzaba poco a poco, mis manos y rodillas se iban llenando de polvo y escombros. El calor abrasador me rodeaba, haciendo que cada respiración fuera una lucha.Sintiéndome como si me asfixiara por el calor o porque había dejado de llegar el aire fresco de la libertad.Sin embargo, la necesidad de escapar me impulsaba hacia adelante, a pesar del dolor, la fatiga, el calor o la asfixia.Moviendo mi mirada hacia el frente, y ante mi alivio, logré ver la salida, siendo deslumbrado por el pequeño orificio donde entraba un rayo de luz.No había duda cuando observé con más detenimiento la salida, apareciendo mejor el metal y vigas derretidas, pero ya no tan calientes debido a la pequeña brisa helada de afuera y pequeños copos de nieve entrando por el hueco.La visión de la salida me dio una chispa de esperanza.Con renovada determinación, me arrastré hacia la luz. El camino, aunque enfriado por la nieve, aún estaba lleno de escombros. Entre ellos había pedazos de arena cristalizada por la alta temperatura acompañado con que cada movimiento era un esfuerzo monumental. Mi espalda ardía con cada roce contra las paredes, pero el afán de sobrevivir, la idea de no morir aquí, era mayor.Finalmente, con un último empujón desesperado, alcancé el orificio. La luz del sol era cegadora, pero sentí el aire fresco sobre mi piel quemada y supe que había logrado salir.A rastras, pero habiendo logrado sobrevivir.