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Capítulo 3 - Día #2

"No hay nada"

"¿Que sucede?"

"¡¡!No escucho nada!!!"

"¿Por que?"

"¡¡Mueve todos fuera de aquí!!"""

XXX

"Despierta"

"Ah??"

"Te digo que despiertes" Un golpe me despertó, junto con el sonido seco, hizo eco en la habitación que me acompaño con un ardor del lado derecho de mi cara, específicamente, el lado derecho de mi cachete.

Solo me quede viendo el techo blanco, atontado por el despertar o tal vez por la calidad y amable despertar.

"Se nos hace tarde" Dirigió mi mirada hacia el lugar de la voz y me encontré con una silueta, y por lo que lograba distinguir algo ocupada.

Moviéndose de un lado a otro acomodando algo entre la oscuridad del amanecer y la habitación.

"¿Que? . . . ¿Qué pasa?" Lo que pasa es que se nos hace tarde y tu decides estar aún dormido. Si me vuelven a poner retardo será tu culpa" esa voz, esa figura, sin duda seria ella, Dana. Mi hermana, persona que menos quería ver ahora, me hablaba casi en todo de regaño.

"¿Que horas son?" Me levanté de la cama, sentándome mientras me sacaba las lagañas de mis ojos y manos manoseando mi cara, obligándome a despertar.

"Son las horas que no te levantas y ya es tarde" Es lo último que dice para salir de la habitación, corriendo, tomando un bulto, posiblemente su mochila.

¿Tarde? ¿Para que?

No le prestó atención y parpadeando unos segundos más hacia el techo veo de reojo el reloj fosforescente pegado en la pared.

Ya veo, ¿así que son las 6:44?¿Espera ya es de mañana?¿Y el sueño? Me examiné, revisando mis manos y apretando continuamente, sala sensación del toce era clara, pero sabiendo por experiencia propia decidí darme unos pellizcos sobre mis brazos para confirmar.

"No hay duda" ¿Por qué ahora? ¿Qué cambio? ¿Ahora? Buen en realidad que tenía de malo, abandonar estos sueños terroríficos seria lo mejor que podía pasar.

Me levanté la cama animada, estirando mi cuerpo, expulsado mi pereza.

Bueno, después de tantos malos momentos por fin podría volver a mi vida normal, no más terrores nocturnos no mas despertares a mitad de la noche con el temor de volver a dormir.

Bueno tal vez estaba siendo apresurado con mi convulsión, pero la sensación de energía en mi cuerpo, la alegría en mi cuerpo y la indestructibilidad que sentía tal vez podría ser una señal.

Momentos así era imposible de lograr, veía un nuevo mañana, un mañana con posibilidades y metas que cumplir.

Desde lo más bajo hasta lo más importante para mí.

"Tal vez podría arreglar las cosas, mis notas, mis amistades y tal vez con ella, Ale.. ."

"..."

"..."

"..."

Me sentía invencible casi reformado, dios las maravillas que hacia tener una buena noche de descanso era maravillosas, estaba feliz e imparable que nunca.

Sabía que este era mi día y nadie, me lo podía quitar.

Con esperanzas de retomar mi vida me apuré en alistarme, me di una ducha rápida, tan rápido salí del baño aún goteando agua por todo el pasillo y corriendo a mi habitación, bloqueando la puerta para que nadie entrara.

En aquel momento escuche mucho ruido afuera, incluso podría jurar el grito de mi hermana y mi madre, pero conociéndolas como eran y con el poco tiempo que había seguí con lo mío.

Me alisté tan rápido eligiendo el uniforme de educación física, un punto a favor por la flexibilidad del reglamento de la escuela.

como podía para salir corriendo hacia la cocina, agarre lo primero que había, un pan dulce en una bolsa arriba del refrigerador y lo como mientras me sirvo un baso de leche.

Debido a que no hay tiempo, devoro el pan de pie y tomando la leche en partes iguales eso es así hasta que mi desayuno continúa hasta que soy interrumpido.

"Ya estas listo" Dice ella o más bien Diana, mi hermana hablando, ahora su tono se escuchó algo diferente a lo habitual.

Mas apagado más lento de lo usual, lo cual me hizo voltear, desconcertado.

Rojo, era lo que podía, rojo por el papel que sostenía justo por su nariz, aún manteniendo la cabeza levantaba y su voz ronca por el tapón.

Tu apariencia también había cambiado, Su pelo castaño estaba mojado y su uniforme había sido reemplazado por una playera blanca y un short rojo.

Ella estaba descalza y caminaba lento, casi adolorido por todo el cuerpo, su extrañeza al andar me hizo levantar una ceja.

Esos ojos cafés serios me vieron, sus ojos me recordaron cierta mirada, claro, como no podía serlo. Era la clase de miradas que me daría mi mamá cuando estaría molesta.

Cierto, ella era de todas maneras una viva imagen de mi mama de joven y claramente por su expresión anticipaba un mal augurio.

"¿Que te paso?" pregunte tan casual como siempre "¿Está todo bien?"

"Alguien dejo todo mojado el piso mientras pasaba, adivina quién se cayó y mojo todo" Me mira con esa cara, a que mierda.

"AAA"

"Bueno y, ¿madre y padre?" dije, llevándome otro trozo de pan a la boca.

"Papa ya tiene tiempo que se fue."

"¿Así que no vas a ir?"

"Me pusiste la nariz roja y mojaste mi uniforme, no voy a ir así" sentí algo de resentimiento mesclado con enojo, lo cual solo puede responder con un simple.

"Oh"

"Espera le dijiste a mama" si ella supiera eso, estaría en graves problemas, más por hacer lo que no debería hacer.

"Obvio que no, no le pude decir nada, ella fue la que me vio" dice mientras sobaba su brazo izquierdo con cuidado.

Hay algo de resentimiento en sus palabras por lo que pude entender, no solo a mí.

"Me dijo que hablaría contigo, algo relacionado con lavar el baño o algo así, por cierto, mama te espera afuera" dice ella mientras camina lentamente a la sala, sentándose cuidadosamente no lo expresaba, pero sus muecas de dolor, su paso lento y el enrojecimiento en su brazo derecho, hablaban de que tal vez el golpe fue mas fuerte de lo que había dicho.

Este comportamiento fue tan común en ella, era tan frágil y débil, pero con un gran orgullo, mas cuando se refiera a mí, en específico.

Dejé de mirarla al instante, notando ella que la miraba seguí con mi comida, acabando con el ultimo trago de leche.

Me levante, dirigiendo mis pasos a una de las esquinas del comedor, tome la mochila arrumbada, entre cajas y bolsas.

Hoy, o mas bien ayer la había tirado, y solo había tomado lo necesario para estudiar y guardar lo otro, sin mas miramientos me la llevo, pasando por la sala y caminando en dirección a la puerta.

"Adiós, No VeeeMoSS" Digo, mi voz un poco mas aguda que lo usual, esto genero una pequeña sonrisa en la cara de mi hermana, luego una risa para al final ser una carcajada.

Una carcajada muy forzada, una acción más molesta.

"adiós, ¡No VeeeMoSS!" Devuelve el saludo, haciendo una exagerada y burla imitación de mi saludo.

"Si, sí. Que risa" dijo mientras paso y cierro la puerta

"Ah... Joder" Al salir veo que es un día gris, clima gris.

Un poco alejado de mi está el carro de mi madre, ella está sentada con el motor andando mientras revisa algo en su celular.

Sin más abro la puerta, sentándome en el asiento del copiloto, mientras eso sucede ella solo me da una mirada con sus ojos para volver a su teléfono.

Pongo mi mochila entre mis piernas y al cerrar la puerta ella dice.

"¿Estas listo?" dice dejando su teléfono y poniendo en marcha el carro.

"Si" digo acomodándome la ropa de mi uniforme, no mentiría que me siento un poco nervioso, después de todo lo ocurrido en lunes estaba temeroso.

"¿hiciste tu tarea?" madre dice, no despegado la mirada del volante.

Asiento rápidamente, tratando de ocultar los nervios que me invaden.

"Sí, mamá, la terminé anoche", respondo, esperando que mi voz no delate mi ansiedad, Ella asiente con aprobación.

"bueno hijo, espero que te esfuerces " aun puedo notar su tono serio e, su voz.

"Sí, lo sé", respondo, intentando tranquilizarme mientras pienso sobre nuestra última charla.