1 El Huérfano Harapiento

En el cielo nocturno se alzaba una luna llena que brillaba iluminando todo un extenso y silencioso paramo. El mismo se componía de grandes matorrales y pequeños lagos a lo largo de sus extensas tierras.

Entre los matorrales se veían los movimientos sigilosos de una manada de lobos que se escondían de depredadores que pudieran emboscarlos y cada un largo periodo de tiempo uno de ellos alzaba su mirada al cielo aullando frenéticamente mientras observaba la luna llena. La peculiaridad de los lobos de esta manada era que su pelaje era gris como una tormenta y sus colmillos eran el doble de largo de lo normal y desprendían un brillo color a plata.

Mientras la manada que avanzaba sigilosamente comenzaba a tener confianza de que no había ningún depredador cerca que pudiera amenazarla, no notaban como una pequeña sombra se les acercaba muy lentamente. Esa sombra no deprendía ninguna clase de sonido y no estaba de más decir que ni siquiera desprendía el sonido de un leve latido de corazón.

Era un joven de cabellos blancos como la nieve y sus ojos relucían como si fueran dos cristales brillantes con su iris completamente blanco también. Su rostro era bastante apuesto y la tez de su piel rojiza, lo único que se destacaba en su rostro era que en el lado derecho de su cara tenía una cicatriz que atravesaba desde la cima de su ceja hasta su mentón y la misma causaba que la mirada de este joven fuera muy aterradora frente a los demás.

En un momento dado el joven se abalanzo con su palma hacia adelante golpeando a uno de los lobos en el lomo, lo mismo causo que el lobo fuera derribado y no pudiera recomponerse y antes de que el mismo aullara el joven volvió a golpearlo, lo único que en esta ocasión fue en la cima de su cabeza causando que cayera muerto al instante.

Si hubiera alguien observando quedaría conmocionado de cómo en solo dos movimientos ese lob fue asesinado, mientras que el único sonido que resonaba en el aire era el de las túnicas harapientas que vestía el joven de los cabellos blancos mientras se agitaban en el aire, ya que lo único que había en el paramo en ese instante era unos fuertes vendavales que causaban que los matorrales se balancearan fuertemente.

La misma escena del joven asesinando a los lobos se repitió a lo largo de la noche y en ese momento el joven se dio cuenta que llevaba cazado más de veinte lobos, observaba una pequeña bolsa de tela gastada que llevaba colgada en la cintura que se encontraba completamente llena de colmillos de plata que fueron retirados de la boca de los lobos. Mientras que envuelto en unas telas llevaba varios trozos de hueso que también había retirado de los lobos y tras terminar la noche de cacería se retiro caminando por un pequeño sendero mientras se dirigía a una pequeña aldea que se encontraba pasando unas pequeñas colinas.

Esta aldea pertenecía a la Provincia de las Escamas Blancas y era conocida como la Aldea de las Nubes Relámpago, la misma no es una potencia muy poderosa dentro de esta provincia ya que de ella no es normal ver que salieran muchos talentos. El jefe de esta aldea era conocido como el Anciano de las Nubes y por ser alguien muy poderoso en toda la provincia es que su aldea se mantenía bajo su control evitando invasiones de aldeas exteriores.

La aldea era muy pequeña no tenia más que unas varias docenas de casa que se dividían en tres zonas, la zona de la periferia, la zona media y la zona central. La diferencia entre las zonas era que las casas, algunas de barro, otras de piedra o de madera respectivamente a cada zona. Y en la periferia se encontraba una pequeña casa de barro que estaba pintada de toda clases de colores por fuera y tenía una puerta de madera, dentro de esta pequeña casa de solo tres ambientes se encontraba una pequeña niña que preparaba una comida en una pequeña mesa mientras sonreía inocentemente, tenía unos largos cabellos azabache y unos ojos que brillaban como dos relucientes amatistas. Su piel era tan suave como una pieza de jade y llevaba un vestido de túnicas de varios colores aparentemente nuevo solo con algunos remiendos en la parte baja de la falda.

Esta niña tarareaba mientras terminaba de servir la comida en la mesa  y escucho que la puerta sonaba, sorprendida brinca hasta la puerta para abrirla y le sorprendió encontrar un anciano de cabellos canosos, barba blanca y ropas muy elegantes mientras estaba parado frente a la puerta, aunque tenía una mirada muy severa sonrió levemente al ver a esta joven.

-          ¿Querida Illya se encuentra Baltazar en casa?

La niña sonrió y con una voz muy dulce le respondió de forma respetuosa al anciano frente a ella.

-          Abuelo de las Nubes ¿como ah estado? Mi padre debe de encontrarse durmiendo en este momento, en la noche estaría persiguiendo algunas mujeres en las afueras de la aldea ya que Illya sintió el olor a alcohol en la mañana.

Esas palabra causaron que el Anciano de las Nubes sonriera ya que todos en la aldea le temían a excepción de esta joven quien lo trataba naturalmente como si fuera su familia lo que causaba que el anciano le tuviera mucho cariño como si fuera su propia nieta.

-          Entonces debería volver más tarde para no molestarlo, debe encontrarse dormido después  de permanecer despierto toda la noche.

Mientras hablaba el anciano observo un saco que desprendía el olor a sangre y dentro una energía de Bestias Mortales, mientras que sobre una de las mesas de la casa se encontraba un antiguo mortero con restos de polvo lo que significa que fue usado hace muy poco.

-          Si quieres puedes esperarlo aquí abuelo, puedes desayunar con Illya.

El anciano no pudo resistirse a las palabras de la pequeña y decidió quedarse a comer junto a ella, sentía un poco de preocupación al darse cuenta de la pobreza en la que vivían mientras observaba como la joven servía unos trozos de pan en la mesa mientras que se encontraba muy feliz de estar acompañada por el Anciano de las Nubes.

Fue pasando la mañana mientras ellos conversaban tranquilamente y la niña le contaba de las cosas que su padre le compraba a diario y el anciano se sorprendió al darse cuenta que uno de los rincones de la casa estaba lleno de imágenes que fueron dibujadas por la joven y en ellas seguían los pasos de la Formación del Campo de Cultivo Marcial, eso sorprendió mucho al anciano ya que los mismos no son fáciles de comprender para cultivadores de maduros y esa joven de siete u ocho años tenía una comprensión mucho mayor que la mayoría de los discípulos que él había tenido a lo largo de su vida.

Mientras el anciano analizaba los profundos dibujos de colores de la joven se escucho como se abría la habitación en la que se encontraba el joven de los cabellos color nieve que la noche anterior estaba en el paramo de cacería, el mismo tenía una mirada somnolienta y miraba muy indiferentemente al anciano que se encontraba frente a él.

-          La respuesta es no, viejo de las nubes.

Esas fueron las duras palabras pronunciadas por este joven mientras ignoraba al anciano y con una sonrisa en el rostro se dirigía hacia la pequeña Illya quien se abalanzo sobre sus brazos abrazándolo con un puro sentimiento de amor fraternal. Y tras tomar unos trozos de pan acaricio la cabeza de la niña de una forma muy dulce mientras se quitaba la túnica que llevaba en la parte superior y la tiraba hacia un rincón donde se encontraba las prendas sucias de la casa y tomaba de una silla otra de esas túnicas harapientas y se podía apreciar que todo su torso se encontraba lleno de profundas heridas de pelea con Bestias Mortales del paramo, mientras se acercaba a la puerta le indico al Anciano de las Nubes que lo siguiera y salieron juntos de la habitación mientras la joven tranquilamente tarareaba mientras recogía las ropas para lavarlas.

Mientras caminaba por un sendero de tierra hacia el centro del pueblo era acompañado por el jefe de la aldea, todos los aldeanos no les gustaba lo que veían ya que a ninguno de ellos le agradaba el joven Baltazar y no entendían porque el jefe de la aldea le tenía tanto aprecio. Ya que todos observaban como ellos discutían por el camino.

-          Sabes bien que no hay nada que se pueda hacer si se niegan a dejar que Illya me acompañe, sin ella no iré siquiera a otra aldea a una competencia.

Esas duras palabras causaban que el anciano se sintiera impotente, nadie más que el sabia lo fuerte que era la relación de padre e hija del joven Baltazar.

-          Pero tienes que entender que única forma de que salgan de la pobreza es que comiences a cultivarte seriamente e ingreses en el Camino Mortal, y puedas cumplir misiones para una fuerza en especial y de esa manera generar ingresos mayores para que puedan vivir en paz, mas cuando la pequeña Illya cumpla los diez años de edad se le permitirá ingresar a la Academia Escama Blanca a ella también y podrán juntos en la academia.

Esas palabras causaron que el joven comenzara a considerar la oferta del anciano más seriamente y lo miro profundamente mientras ingresaba en una de las tiendas de la plaza de la aldea que es la Orfebrería, en la cual se podían intercambiar los colmillos de plata por piezas de bronce.

La tienda por dentro era muy simple, toda de madera y con un pequeño mostrador en el que un anciano revisaba unas joyas que tenía enfrente, pero al ver que ingresaba el jefe de la aldea lo saludo con mucho respeto. Pero al darse cuenta que tras el se encontraba el joven Baltazar la mirada del anciano comenzó a brillar como dos estrellas y el joven bufo mientras tiraba sobre el mostrador una bolsa vieja y el anciano comenzaba a revisar todo dentro de ella.

-          Dos piezas de bronce por cada colmillo entero,  una y media por cada colmillo astillado sin rebaja anciano avaricioso.

El anciano avaricioso sonreía cuando observaba los brillantes colmillos frente a él y tras estudiarlos comenzó a regatear con el joven Baltazar sobre los precios hasta que llegaron al acuerdo de que habían doce colmillos en perfecto estado y veinte astillados, mientras que en el fondo del saco se encontraban los trozos rotos que no eran intercambiables y llegaron a la resolución de dieciocho piezas de bronce por los colmillos de bronce en perfecto estado y veinte piezas de bronce por los colmillos astillados.

Tras salir de la Orfebrería el Anciano de las Nubes se encontraba sorprendido de cuantas piezas de bronce pudo regatear con el anciano avaricioso y noto que el joven Baltazar tenía en su cintura una medalla que indicaba que el era un Recolector de Metales de grado bronce y eso significaba que este joven a diario se dedicaba a la cacería como medio de vida.

-          Viejo de las Nubes creo que considerare la oferta que me da, pero a cambio debe usted hacerse cargo personalmente de Illya.

El decía esas palabras mientras sonreía y el anciano quedo totalmente incrédulo en ese mismo instante mientras no lograba salir del shock de la situación actual, y comenzó a sonreír al darse cuenta que su objetivo estaba a un solo pasó de ser logrado y no le importaría hacerse cargo de Illya.

Pero antes de poder responder se dio cuenta que del centro de la aldea se escucho un fuerte estruendo y observo como un grupo de tres jóvenes se encontraban enfrentando de forma arrogante a un joven de cabellos colorado y ojos color miel que sostenía una espada frente a ellos.

-          Será mejor que se rindan debiluchos de la Aldea de las Nubes Relámpago, en cuento nuestro jefe salga del  entrenamiento a puerta cerrada superara al Anciano de las Nubes y tomaremos el control total de la Zona Oeste de la Provincia de las Escamas Blancas.

Esas palabras fueron gritadas por los arrogantes jóvenes que vestían unas túnicas azules y llevaban un dibujo de una flor en el centro de la remera.

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