115 La segunda venida

Con una mirada calma observaba el horizonte, ansioso en su interior por descubrir lo sucedido. Esquivó con rapidez, sin cambiar su atención de la puerta principal.

--Maldito, maldito, maldito. --Se levantó por el infortunio tropiezo, llevando su pequeña espada de vuelta al ataque.

El corte fue bloqueado, impidiéndole contratacar por la inestabilidad provocada.

--Solo buscas humillarme, maldito, ni tus miserables bestias se atreven a hacerlo --Limpió con su antebrazo el polvo en su mejilla, liberando en el acto su poderosa energía maligna-- ¿A ver si así sigues ignorándome?

Orion volteó con maestría, bloqueando y desviando el poderoso ataque, que para nada se asemejaba a un movimiento infantil. Pateó su estómago, para devolverlo al suelo con un considerable codazo.

--La furia solo te hace ganar peleas donde combates con uno más tonto que tú. Sé inteligente, Lork, crea una estrategia y ataca, no antes.

El pequeño niño alzó la mirada, observándole con intenciones maliciosas. Su labio superior marcado de rojo por la sangre fresca que comenzó a salir de su nariz, sus temblorosas manos por la ira que lo controlaba, y con el semblante endurecido por la humillación sufrida.

--Es suficiente --Dijo al ver las borrosas siluetas de la lejanía que atravesaban el arco de la puerta--, límpiate y vuelve a entrenar tu cuerpo, si es que deseas la revancha.

Lork se levantó, agarró su pequeña espada tirada en la tierra, y con una actitud arrogante la devolvió a la vaina, retirándose sin la apropiada ceremonia.

--Fallame, Lork, y te juro que te mato. --Advirtió, viendo su pequeña espalda. El niño se detuvo por un segundo antes de regresar a su camino.

--Ponciano, prepárame un baño. --Ordenó al subir los escalones del palacio, al tiempo que sus ojos se tornaban de un color negro carmesí.

--Sí, amo.

A unos pasos de la desaparecida pareja, el alto hombre se mantenía de pie, erguido, esperando por el arribo de las siluetas.

--Mi señor.

--Trela D'icaya.

Dijeron al unísono las dos damas de más poder del grupo, al tiempo que caían de rodillas, junto con los dos guardias de atrás.

--¿Nina? ¿Qué haces aquí? --Le miró, confundido y sumamente preocupado.

--Ya era tiempo de vernos, querido amigo --Se acercó un par de pasos, sonriendo con calidez--. Hasta tu tono ha cambiado. Quién diría que hace tan solo unos meses no podías ni formar una oración completa.

--¿Qué haces aquí, Nina? --Ignoró sus palabras, manteniendo su digna postura-- Tu padre debió haberte dicho de mi promesa ¿Por qué lo haces?

--Lo he dicho, ya era momento de hacerlo... me dejaste sola --Su mirada se cubrió con un manto de tristeza y decepción, mientras sus ojos se humedecían--, nunca volviste ¿Sabes cuanto necesite a mi amigo?

--Déjennos solos --Ordenó--. Parece que tienes más suerte de la que pensé --Miró a la discreta embarazada que no se atrevía a levantar la vista--, mucha suerte. Aunque se me olvidó decirte algo. Maté a Lucian hace un par de días, lo lamento, acabo de enterarme de que era tu hermano. --Sonrió con frialdad.

Helda interrumpió el movimiento, suspirando y tragándose el ligero dolor por la repentina noticia de muerte de su consanguíneo.

--Felicito su victoria. --Continuó el camino marcado por la dama de cabello platinado luego de su reverencia.

--¿Por qué no la mataste? --Preguntó luego de un momento de silencio.

--Hay peores castigos que la muerte, y el que va a experimentar es uno de ellos. --Dijo con una actitud no propia de ella.

--Concuerdo en lo primero... pero ello no significa que no esté molesto. Nina, vete, yo iré a buscarte cuando tenga a Itkar en mis manos.

--¿Cuál es tu nombre?

Frunció el ceño por la repentina pregunta, dudando si debía responder.

--Orion --Dijo después de meditarlo--, me llamo Orion.

--Bonito nombre --Sonrió, recuperando su calma y plácida expresión, que había perdido hace mucho--. Yo soy Nina Wuar, y con honor me presento a su servicio, mi señor.

*Alguien desea jurarte lealtad*

--No, me niego.

--¿Por qué?

--Tú no puedes ser mi subordinada, no lo acepto.

--Pero yo lo deseo, quiero estar a tu lado todos los días de mi vida.

--Me salvaste la vida, Nina. Cuidaste de mí, no quiero involucrarte en mi sendero de muerte y destrucción.

--Hazlo, por favor, haré hasta lo inimaginable para apoyarte, para no ser un estorbo. --Su mirada perdió la luz, mostrando su devoción a la muerte en una gélida expresión.

Orion guardó silencio, fue sutil, pero podía apreciar el cambio energético en el cuerpo de su conocida, se acercó, estudiando su enloquecida aura.

•~•

- Nombre: Nina Wuar.

- Edad: 20 ernas (años)

- Estatus: Residente de Tanyer.

- Sangre: Pura (???).

- Potencial: Bueno.

- Lealtad: Alta.

- Habilidad especial: Lengua rápida.

- Cuerpo especial: Cuerpo Arcano (imperfecto)

~•~•

--¿Qué más te hizo? --Preguntó con extrema frialdad, en simultáneo que su poderosa energía estallaba de su cuerpo.

--No entiendo --Entrecerró los ojos-- ¿Quién me hizo qué?

--Algo le hicieron a tu cuerpo --Dijo al retomar el control de sus emociones--. La energía que habita en ti no es de tu propiedad, y está influyendo de alguna manera, pero no sé cómo lo hicieron, ni quién lo provocó... Acércate.

[Instruir]

La energía de su habilidad destrozó los cerrojos invisibles que ataban lo inexplicable en el cuerpo de la dama. Jadeó, entrecerrando los ojos y apretando los dientes con un fuerte dolor, volteó, sus venas del cuello sobresalieron, su frente se empapó de sudor y su piel se tornó rojiza por el esfuerzo.

*Los cuerpos especiales del individuo: Nina, han sido reconstruidos*

*Error*

*Actualizando vínculo... La herencia del individuo: Nina es demasiado fuerte, se necesita aumentar la potencia*

*¿Deseas aumentar la potencia?*

*SI/NO*

*El individuo ha sufrido una restructuración interna. Cuerpo demasiado débil, protección iniciada. Metamorfosis completa. El vínculo ha sido reforzado, daños anteriores destruidos. Regeneración "Cuerno de Kar" completado*

Orion cayó de rodillas, rogando a su resistencia a aguantar, a su mente a mantener la claridad y a su cuerpo a no flaquear, respiró con irregularidad, cubierto de un sudor tan intenso que empapó por completo su ropa. Levantó el rostro, observando a la desfallecida Nina, que observaba todo y a la vez nada. Por un momento se detuvo el tiempo, no podía explicarlo, pero su aura había cambiado, tornándose calma y elegante, profunda y vasta como el océano, y represiva e imponente como la de una montaña.

•~•

- Nombre: Nina Wuar.

- Edad: 20 ernas (años)

- Estatus: Residente de Tanyer.

- Sangre: Única (Escogida por E'la).

- Potencial: Ilimitado.

- Lealtad: Alta.

- Habilidad especial: Lengua rápida, Ojos de la verdad, Mente desarrollada, Oscuridad latente.

- Cuerpo especial: Cuerpo Mental, Cuerpo Antiguo.

- Don: Creadora.

~•~•

"Has cumplido, joven del gran pueblo, lo has hecho. Prometo que tu devoción será bien recompensada."

Detuvo su atención al estado de Nina, volteando con lentitud a sus flancos para encontrar al responsable de tan armoniosa y neutral voz.

*Intruso detectado*

*Remanente de consciencia destruido*

--¿Estás bien? --La ayudó a levantarse al verla despertar de su letargo, aunque cada uno de ellos expresó la misma mirada: confusión.

--Sí --Asintió con calma-- ¿Eres un mago como en los libros? --No sabía lo que había pasado, tratando de encontrar la lógica en su conocimiento acumulado. Su respiración se fue aligerando, retomando la regularidad y la calma en su corazón.

--Algo parecido --Eludió la pregunta, volteando con sutileza en busca de un enemigo externo--. Nina --Le miró con una tranquila sonrisa--, jamás dejaré que te separes de mi lado.

--Gracias, mi señor. --No sabía porque, pero se sentía muy diferente, como si hubiera recuperado su vida y algo más, se sentía poderosa, imbatible, un sentimiento que le hizo sonreír con frialdad y malicia.

*Nina se ha convertido en tu subordinado*

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