1 Consecuencias de una fiesta

Alice caminaba cabizbaja a través del blanco pasillo, en su frente se podía advertir unas gordas gotas de sudor que resbalaban culposamente, estaba jodida.

El día anterior, para celebrar la asignación de un nuevo mundo bajo su jurisdicción había salido junto con sus amigas a celebrar a un bar, y como nueva estrella en ascenso conocida por todos los dioses jóvenes había festejado a lo grande, lamentablemente sus acciones ostentosas y su comportamiento había llamado la atención de otra diosa mayor, quien no tuvo mejor idea que retar a Alice a un duelo, eufórica y francamente ebria, Alice aceptó culminando el acto con una vergonzosa derrota.

Sin embargo, el motivo de pánico de Alice no era su reputación manchada o lo que los demás dioses fueran a murmurar de ella a sus espaldas, sino que en el duelo había apostado los puntos divinos que se le habían asignado para la protección de su nuevo mundo.

Alice era una diosa, una relativamente joven, bajo su jurisdicción contaba solo con dos mundos nuevos que actualmente se encontraban en formación, lo que le impedía intercambiarlos o hacerlos producir puntos divinos, recientemente dado su impecable desempeño se le había asignado un mundo ya avanzado, el mundo en mención sufría ciertos contratiempos y era su responsabilidad salvarlo. La opción más práctica era invocar un héroe de otro mundo y para ello el consejo le había otorgado una gran cantidad de puntos divinos que asegurarían la invocación de un héroe poderoso o al menos con un gran potencial que conllevarían a la salvación de dicho mundo, PUNTOS que acababa de perder.

Alice miraba con angustia su nivel de puntos, ni siquiera le alcanzaban para convocar a un héroe mediocre, de hecho ni siquiera tenía los puntos suficientes para acceder a la sección de criaturas humanoides, solo le alcanzaba para girar la ruleta del azar en la sección de bestias divisas.

—"Si logró conseguir una bestia divina que gane tiempo mientras recolecto más puntos, de alguna forma podría funcionar."—, pensó dándose palmaditas en la espalda ella misma.

Sin mucho más preámbulo, accedió a la ruleta de bestias divinas al azar y tras ver con lágrimas en sus ojos como los pocos puntos que le quedaban desaparecían, giró la ruleta.

Sabueso del averno, Reina arpia de hielo, Grifo azulado de montaña, Ballena aérea carmesí....

La ruleta giraba y giraba mientras el ceño y puños de Alice se contraían, si le tocaba algo decente habría esperanza, sino su carrera como diosa habría acabado y ni hablar del mundo que sería destruido con todas esas almas y el karma que le esperaba.

Basilisco mundial, Cóndor de siete vientos,  Ardilla devoradora de soles, ...

La flecha empezaba a lentamente a parar, los ojos de Alice se abrieron y utilizando toda su capacidad mental empezó a calcular dónde caería la flecha.

Tras medio segundo una sonrisa se formó en su rostro, Dragon terrestre rocoso. No era lo mejor de lo mejor, pero era decente, podía recuperarse. Si el Dagón podía resistir el asedio hasta que consiguiera los puntos para un héroe decente podría lograrlo, de hecho el dragón podría servir como montura o profesor dependiendo su nivel.

Pero cuando por su cabeza pasaban miles de ideas y planes de cómo adecuar la situación a su conveniencia, la flecha cayó como era de esperar en el dragón terrestre rocoso, pero de repente sin explicación alguna saltó al siguiente espacio.

—"¿Ah?"—, exclamó Alice confundida por lo ocurrido.

Luego asimilo lo ocurrido y se expresó correctamente.

—"¿QUEEEEEEEEEEE?"—, gritó mientras todo el salón volteaba a verla.

—"ES IMPOSIBLE, LA MÁQUINA ESTÁ ROTA, EL ADMINISTRADOR, NECESITO AL ADMINISTRADOORRR",—, empezó a exclamar descontrolada.

Los trabajadores se miraron desconcertados y suspiraron. Uno de ellos salió corriendo y regresó con un anciano de gran estatura a su costado.

El anciano tenía una extensa y enorme barba gris, mientras su cabello del mismo color se encontraba recogido, su apariencia era implacable y emanaba un aíre de sabiduría.

—"Señorita Alice, ¿Qué ocurre? ¿Se puede saber por qué arma tanto jaleo en nuestras instalaciones?"—

Alice que estaba siendo retenida por dos trabajadores mientras continuaba pataleando furiosamente en el aire miró la procedencia de la voz y su rostro palideció un poco. Inmediatamente dejó de patalear y retomando una postura más formal agachó la cabeza mientras decía, —"Maestro Lumier, disculpe mis modales y el escándalo ocasionado, es solo que... la ruleta está defectuosa, debía haber caído en un dragón pero de la nada saltó a un panda, ¿Que se supone que haga con un panda? Por favor, ayúdeme, estoy segura que la ruleta está rota, permítame volver a girarla o asígneme el dragón, se lo pido."—

Lumier la miro y suspiro, observó detenidamente la ruleta, sus ojos se volvieron profundos como si nada bajo la creación escapara de ellos y tras un momento miró seriamente a Alice, —"Puedo sentir rastros de Maná en la ruleta, voy a preguntarte una sola vez, ¿Intentaste forzar la ruleta divina?"—

Alice no pudo evitar temblar ante la seriedad de la pregunta, —"N-no maestro Lumier, jamás haría algo así, sé que la ruleta es un artefacto divino creado por los grandes sabios, alguien como yo no podría si quiera entender su complejidad, menos manipularla. Pero, como le decía... de la nada la flecha cambio de lugar, le juro por mi vida que me había tocado el dragón del recuadro anterior, no el panda."—

Lumier la miró fijamente, sus palabras tenían sentido, una diosa joven no tenía la capacidad de interferir con un artefacto divino de tal complejidad. Pero el rastro de Maná resultaba sospechoso, si las palabras de Alice eran verdad alguien extremadamente poderoso había intentado sabotearla su elección, dado que solo se había cambiado un recuadro de la ruleta, el propósito parecía claro, querían hacerla fallar dándole una bestia divina inútil.

Lumier quería ayudarla, pero sin pruebas no había mucho que pudiera hacer o sus acciones podrían ser imparciales y cuestionadas.

—"Alice, presentaré el caso al consejo para que sea examinado, si en efecto hubo algo inusual en tu selección se hará justicia, pero mientras tanto solo puedo permitirte utilizar a la bestia divina seleccionada, el análisis del caso demorará unos cientos de años, no debería haber ningún problema."—, dijo Lumier calmado, pensando que la opción no era tan desventajosa para Alice.

No obstante, para su sorpresa al escuchar dichas palabras Alice pareció envejecer unos años, su color de piel ya empezaba a parecerse al blanco del panda.

Cientos de años o miles no significaban mucho para un Dios y para Alice la cuestión no habría tenido importancia en cualquier otro momento, pero el nuevo mundo asignado empezaba a presentar las catástrofes que debía solucionar, lo que significaba que no tenía cientos de años, de hecho diez o veinte podrían ser demasiado.

Pero no podía decirle eso al maestro Lumier, Alice asintió y se retiró.

Tras recoger la tableta informativa de la bestia divina asignada se dirigió al área de invocación, se arregló y se puso sus mejores prendas, la primera impresión era importante, en especial cuando debía convencer al invocado de básicamente dar su vida hasta que pudiera conseguir otro héroe.

Los círculos mágicos empezaron a revolotear en el suelo mientras ella traía una hermosa silla y tomaba asiento, era la primera vez que invocaba a un héroe, o en este caso una bestia divina, pero no carecía de experiencia, como buena estudiante había estado presente en varias invocaciones de otros dioses.

Tenia a su costado el monólogo que usaría y la lista de habilidades gratuitas que podía darle a su invocación, las cuales por cierto eran patéticas dado que no contaba ya con puntos divinos.

—"¿Auto-insonorización? ¿Quien demonios quisiera volverse sordo por propia voluntad? ¿Subir de peso a voluntad? ¿La habilidad de encontrar rocas? ¿LLEVAR TU PROPIA PARCELA DE TIERRA? Ahhhh, mejor no se las muestro, va a parecer una broma."—se dijo asimismo suspirando.

Cuando todo estuvo listo empezó a imbuir de su mana el círculo mientras esperaba que se realice la conexión con el mundo natal de su invocación, tras varios minutos el nexo se formó y pudo sentir a su invocación, aumentó su mana y empezó a jalar a la invocación hacia el mundo de los dioses, sin embargo, fue acá cuando las cosas empezaron a salir diferente a lo planeado.

Un imponente presión inundó el salón, agobiante y aplastante, Incluso Alice quien era una diosa pudo sentir el peligro, los bellos de su piel se erizaron y algo en su mente gritó peligro.

La invocación estaba rechazando el ritual y contra todo pronóstico tenia el poder suficiente para hacerlo.

—"¿Un poder equiparable a un Dios? ¿Que demonios?"—, exclamó anonadada mientras rápidamente invocaba el archivo del panda.

En los documentos, que obviamente no se había dignado a leer decía en grande "PANDA", y con letras muy pequeñas "Emperador Gigante". —"¿Es una raza? ¿P-p-ero...?"—

Rápidamente empezó a abrir las hojas y leer los estatus de la invocación,

Nombre: Roll Roll

Clasificación: SSS

Poder: SSS

Raza: Panda Emperador Gigante

Alias: Devorador de mundos, Barril sin fondo, El hambre roja, Emperador del B...

Habilidades: Alquimia, medicina, herrería, Coci...(haga click para desplazar).

Comprensión: Camino de la masacre, camino de la espada, camino de la gula, dualidad universal, camino del b...(haga click para desplazar).

—"¿QUEEEEEEEEE?"—, exclamó sorprendida sin siquiera terminar de leer el informe, la invocación que intentaba traer estaba fuera de su liga, ese tipo de invocaciones usualmente tenían un protocolo diferente para invocar, ella no lo traía forzosamente y luego se disculpaba ofreciendo benéficos contándole una trágica historia del mundo que se encontraba peligro, sino debo ir personalmente a invitar a la invocación y los beneficios ofrecidos era de un rango muy superior.

Alice sonrió incómodamente, una bendición disfrazada de desdicha, todo dependía de cómo lo manejase. Rápidamente corto el flujo de Maná y sin perder más tiempo saltó al nexo, debía hablar cara a cara a su invocación.

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