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El Capricho de los Dioses

Con una segunda oportunidad en sus manos, Ragnar, anteriormente conocido como Logan olvidó el pasado que lo atormento para solo volver a vivir un infierno... traicionado, engañado, torturado hasta su muerte fue lo que obtuvo de parte de quien el considero su familia y amigos A causa de aquellos que lo traicionaron recibió la oferta de una diosa, que le daría oportunidad de vengarse de aquellos que lo lastimaron, pero para ganarse está oportunidad tenía que ser su campeón. Tendría que matar a los campeones de otros dioses para así ser gobernante de un nuevo mundo, su mundo... [Algunos de mis personajes hechos con IA. https://pin.it/51onaYFT2]

Itlen_tc · Fantasy
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11 Chs

La Corte y Militares

Ragnar III

Cuando Ragnar dejó a un lado su pesadez y se erguió para hablarle a los presentes, las grandes puertas de la sala del trono se abrieron abruptamente. Dos imponentes Demons Volks las empujaron con fuerza, seguidos por una mujer acompañada de dos hombres, uno a su derecha y otro a su izquierda. Los tres lideraban a 2,000 Demons Volks, si sus recuerdos no le fallaban. Los Demons Volks comenzaron a posicionarse estratégicamente para garantizar su protección.

La mujer era Liz, quien ahora exhibía una mirada monótona y una expresión seria. A su derecha estaba el hombre más alto y robusto que Ragnar había visto en toda su vida, midiendo 2.60 metros y vestido con una armadura de Demon Volk ornamentada, con una capa negra adornada con detalles rojos. Este hombre, sin embargo, no portaba ni la alabarda ni el escudo típicos de los Demons Volks; en su lugar, llevaba un enorme mandoble. Era Ivor Ruenet, conocido como Ivor Hijo del Abismo, el guerrero más peligroso en la sala del trono y posiblemente de todo el continente de Greuvus. Ivor era el capitán de los Demons Volks y el hombre más leal que Ragnar había tenido bajo su mando en su vida anterior como rey.

A la izquierda de Liz estaba un hombre completamente vestido de negro, con una máscara de tela que ocultaba la parte inferior de su rostro, y una túnica con capucha que cubría su cabeza. En su vestimenta llevaba cosida cota de malla y escamas de acero Klok. Este hombre era Boris, el Espectro Negro, el tercer hombre más peligroso tanto militar como políticamente. Boris había investigado a todos en la sala del trono y era el comandante de los "Sombras" o "Espectros", una fuerza militar de élite leal al rey hasta el fanatismo. Estos guerreros cumplían múltiples funciones, como jinetes, soldados de infantería, arqueros de élite, espías y asesinos altamente eficaces. Tanto Ivor como Boris habían jurado lealtad a Ragnar apenas un día después del funeral de su padre.

Cuando Liz, Ivor y Boris estuvieron frente a Ragnar, se inclinaron en una reverencia y se posicionaron: Liz a su lado derecho, mientras Ivor y Boris permanecieron unos escalones más abajo del trono. El salón quedó en silencio absoluto hasta que Ivor se quitó el yelmo, revelando su largo cabello castaño, comenzando a encanecer, atado en un moño, y una barba larga con algunas cicatrices en su rostro aún atractivo.

—Hoy estamos aquí para dar el juramento eterno de lealtad a nuestro legítimo Rey, Ragnar I de la familia Wintercolt. ¡Que largo sea su reinado! —proclamó Ivor con una voz gruesa que retumbó por todo el salón.

—¡Largo sea su reinado! —repitieron los presentes, aunque algunas excepciones, como sus madrastras y algunos de sus hermanos, permanecieron en silencio.

—Ivor continuó—: Los juramentos eternos se harán primero por parte de la nobleza, siguiendo el estatus y la importancia, y después será el turno de la parte militar, tal como dictan las tradiciones.

La nobleza formó una línea según su estatus e importancia, tal como Ivor había indicado. Mientras Ragnar observaba a más de mil personas formarse, sintió un cansancio profundo. «Había olvidado lo tedioso que fue este día», pensó con abatimiento. 

Los primeros en dar su juramento fueron el patriarca y las dos hijas de los Rallac, la segunda familia más rica y políticamente poderosa del reino de Vaékha, y la familia de su ex esposa. 

—Majestad —hablaron los tres al unísono mientras se arrodillaban. Lord Soren, su ex suegro, era un hombre inteligente pero convenenciero. Vestía un jubón de terciopelo negro y turquesa con remates plateados. Era un hombre algo robusto, de estatura mediana, piel blanca y aspecto ordinario, con cabello largo y negro, además de una pequeña trenza en el lado izquierdo de su rostro. Sin embargo, lo que más destacaba de su apariencia eran sus notables ojos color morado claro y la falta de su brazo izquierdo, que perdió cazando un oso de los bosques verdes, enormes criaturas de cinco metros y de carácter violento.

Pero quienes realmente resaltaban eran sus hijas. Lady Lirit, conocida como "El Diamante Rosa", era la primogénita de la familia Rallac y considerada la mujer más bella de Vaékha. Vestía un elegante vestido de seda rosa y blanco que resaltaba su figura esbelta, su cintura estrecha y su pecho generoso. Tenía el cabello rizado de un rosa claro típico de los Rallac y un rostro en forma de corazón con labios carnosos y grandes ojos morados claros y brillantes. Lirit era una mujer hermosa y carismática, pero eso poco le importaba a Ragnar. Ella fue su esposa y la mujer que pensó haber amado en su vida anterior, pero ahora solo sentía un odio inhumano hacia ella. Verla le provocaba el deseo de matarla con sus propias manos, algo que planeaba hacer con esta segunda oportunidad.

Por último, estaba su hija menor, Lady Kristiel. De piel clara y cremosa, Kristiel tenía una figura curvilínea y voluptuosa que resaltaba con su vestido de seda morado y negro con toques rosados. Su rostro, al igual que el de su hermana, tenía forma de corazón y labios carnosos, pero sus ojos eran de un violeta brillante, además de tener un lunar debajo del pómulo izquierdo. Su cabello rosado caía en cascadas por su espalda. Kristiel era igual de hermosa que Lirit, pero a diferencia de su hermana, Ragnar no la odiaba ni quería matarla. En su vida anterior, ella había sido muy agradable con él y le tenía mucho cariño. En un momento había considerado tomarla como segunda esposa, ya que la religión de Eqlis permitía la poligamia, pero la negativa de Lirit y la repentina y misteriosa muerte de Kristiel lo impidieron.

—Bajo los ojos de Vrisna, la familia Rallac le jura eterna lealtad y fidelidad a los Wintercolt y a Vaékha. No importa si estamos en el más cruel de los inviernos o en las guerras más terribles, los Rallac siempre serán sus más fieles y leales amigos —dijo Lord Soren mientras él y sus hijas permanecían arrodillados. Ragnar también debía hacer un juramento, el juramento de protección y hospitalidad.

—Y yo, como su rey, juro bajo los ojos de Vrisna que los Wintercolt siempre serán el escudo de los Rallac y que siempre tendrán la hospitalidad de Krovav Rok. Por favor, Lord Soren, Lady Lirit y Lady Kristiel, levántense —dijo Ragnar de manera tranquila mientras les sonreía levemente. Esta era la máscara de Ragnar: la de un hombre cortés, sereno y tranquilo. La había usado durante tantos años que solo dos personas sabían cómo era realmente: Liz, que siempre había estado con él y lo conocía mejor que nadie, e Ivor, quien era muy bueno leyendo a las personas y lo había visto crecer a él y a sus hermanos, conociendo la verdadera naturaleza de cada uno.

—Nuestras familias han sido amigas desde antes de que los clanes se convirtieran en familias y espero que eso siga así —dijo Ragnar, manteniendo su pequeña sonrisa.

—Por supuesto, majestad —respondió Lirit, dándole una dulce sonrisa y guiñándole un ojo a Ragnar. Después de que la familia Rallac jurara lealtad, las familias Canbarn y Surious avanzaron para hacer lo propio. Ambas familias pasaron juntas ya que sus únicos miembros estaban casados entre sí.

El último miembro de la familia Canbarn era Lord Sirel, uno de los pocos amigos de Ragnar fuera del ámbito militar. Era un hombre de complexión delgada y piel pálida, con un rostro alargado y atractivo, bien afeitado y con una expresión tranquila. Tenía un lunar en la parte baja derecha de sus labios, su largo cabello negro estaba amarrado en una coleta y sus ojos eran de un gris azulado. Su esposa, Lady Lissa, era la última miembro de la familia Surious, una mujer inteligente y de carácter tranquilo como su esposo. De complexión delgada y figura esbelta, tenía el cabello rubio y menos largo que el de su esposo, piel blanca y suave, un rostro redondo y bonito con una nariz respingada, labios tiernos y carnosos, y ojos con heterocromía: su ojo derecho era rosa oscuro y el izquierdo azul marino.

—Majestad —dijeron ambos mientras se arrodillaban.

—Bajo los ojos de Vrisna, las familias Canbarn y Surious le juran eterna lealtad y fidelidad a los Wintercolt y a Vaékha. No importa si estamos en el más cruel de los inviernos o en las guerras más terribles, los Canbarn y Surious siempre serán sus más fieles y leales amigos —dijeron juntos.

—Y yo, como su rey, juro bajo los ojos de Vrisna que los Wintercolt siempre serán el escudo de los Canbarn y Surious y que siempre tendrán la hospitalidad de Krovav Rok, así como mi eterna amistad. Levántense, Sirel, y tú también, Lissa —respondió Ragnar, sonriendo. Ambos se levantaron y le devolvieron la sonrisa.

—Gracias, majestad —dijeron al unísono. Ragnar solo les devolvió la sonrisa.

Después de Sirel y Lissa, pasaron las familias Xeeggar, Jencox, Tylbarri, Smallgett, Rommant y Vemtal, familias que le habían sido leales. Pero luego llegaron las familias Vernignac, Rotthall, Estton y Roowlin, quienes habían sido parte de la conspiración para quitarle el trono. Solo ver a sus miembros hacía que Ragnar quisiera ordenar a los Demons Volks que les cortaran las cabezas, pero aún los necesitaba vivos para sus futuros planes.

Después de que las familias nobles juraron lealtad, fue el turno de los castellanos de sus castillos. Luego siguieron los gobernantes y líderes de ciudades, puertos, villas y pueblos. Algunos de ellos eran personas que Ragnar deseaba abrazar, otros que quería matar, y unos pocos que deseaba torturar hasta la muerte. Para este punto, ya había pasado alrededor de una hora y Ragnar se encontraba exhausto, no por estar sentado durante todo este tiempo escuchando y pronunciando juramentos, sino porque había caminado descalzo más de tres horas por toda Klepia, su ciudad capital. Además, sentía una extraña irritación por el ardor de la plegaria que tenía en el cuerpo, algo que en su vida anterior no había experimentado.

«Qué extraño», pensó, ya que en su anterior vida no había sentido ningún ardor por la plegaria. Al menos sabía que la ceremonia estaba cerca de su final cuando el último líder, de un pueblo llamado Gorod Deved, terminó su juramento y Ivor volvió a hablar.

—Ahora pasará la parte militar —anunció Ivor con su voz profunda. Ragnar sintió una mezcla de tristeza y alegría. La parte militar le había sido mayormente leal y lucharon hasta la muerte por él, pero precisamente por esa lealtad, muchos de ellos y sus familias fueron asesinados o torturados por órdenes de su hermano Autar, su madre, e incluso de su esposa Lirit. Sin embargo, haría todo lo posible para que eso no volviera a suceder.

La parte militar era más pequeña, pero aún así numerosa. Los primeros en jurar lealtad fueron los comandantes, quienes, además de liderar a sus respectivos hombres, se encargaban de su entrenamiento y disciplina.

Los primeros en pasar fueron los cinco comandantes de la infantería, vestidos con el uniforme de gala que se les da a los de alto mando. El uniforme consistía en una gabardina negra con detalles dorados, una camisa de color rojo oscuro y pantalones de cuero negro de alta calidad. El primer comandante era Yinzek Soobsen, conocido como "El Loco", un hombre pequeño de apariencia tranquila pero una bestia en el campo de batalla. El segundo era Harold, "El Amo de los Huesos", un hombre calvo, alto y robusto, capaz de abollar una armadura de un solo golpe. El tercero era Andrei, "El Sin Miedo", uno de los hombres más peligrosos del ejército por su mente fría y estratégica. El cuarto era Leif, "El Toro", un hombre enorme de 2.12 metros, con cabello y barba grisácea trenzados. El quinto era Anne Angish, "La Rosa Negra", una mujer sorprendentemente fuerte para su pequeño tamaño, con cabello corto y negro.

Al estar frente al trono, desenvainaron sus armas de acero Klok y se arrodillaron. Yinzek tenía dos espadas, una larga y la otra bastarda; Harold dos martillos de guerra; Andrei una espada larga; Leif una enorme hacha de dos cabezas; y Anne una maza y una espada bastarda.

—Majestad, bajo la mirada de Vrisna juramos ser el escudo que lo protegerá, ser la espada, la hacha y la lanza que acabará con sus enemigos. Juramos nuestra vida como sus más leales y fieles sirvientes, solo pedimos que se apiade de nosotros en los momentos más oscuros —dijeron al unísono.

—Levántense —dijo Ragnar con tono tranquilo y, al levantarse los cinco, pronunció su juramento—: Y yo les juro que siempre tendrán la hospitalidad de Krovav Rok y nunca les pediré que den su vida ni su muerte en un acto indigno de ustedes.

Los cinco hicieron una pequeña reverencia y se retiraron. Luego pasaron los cinco comandantes de la infantería pesada, igualmente vestidos con el uniforme de gala, aunque con ornamentos de oro rojo y ribetes adicionales. El primer comandante era Olaf, "El Jabalí de Hierro", un hombre ancho y grande con una mente aguda para la guerra. El segundo era Agnar, "Hacha Negra", uno de los mejores guerreros de Vaékha. El tercero era Ighlor, "El Monstruo", casi tan grande y fuerte como Leif. El cuarto era Tyberios, "El Carnicero", un hombre sanguinario pero leal y obediente. El quinto y último era Magnus, "El Martillo", uno de sus mejores comandantes.

Olaf desenfundó su mandoble de acero Klok; Agnar su hacha de dos manos y dos caras; Ighlor, dos hachas de dos caras; Tyberios, dos espadas con hojas onduladas o flamígeras; y Magnus, un enorme martillo de guerra de dos manos. Todos juraron lealtad como los anteriores y Ragnar repitió su juramento.

Observando a los comandantes de sus infanterías, Ragnar no pudo evitar recordar los infiernos por los que pasaron juntos, y las violentas y sanguinarias batallas en las que cada uno hizo honor a sus apodos. Pero donde todos demostraron su valía fue en la batalla conocida como La Mordida de la Víbora Carmesí. Esta batalla tuvo lugar en el cuarto año de su reinado, cuando el Principado de Rhâz, liderado por el legendario guerrero y príncipe Zytex, "La Víbora Roja", intentó invadir toda la costa oeste mientras la Flota Roja y gran parte del ejército estaban en el sur conquistando los reinos Zuteron y Daimore.

Fue durante este momento crítico que los comandantes de la infantería e infantería pesada, recogiendo a sus nuevos reclutas y algunos arqueros de guarniciones de castillos y ciudades, se enteraron del avistamiento de la flota de Rhâz. Rápidamente plantearon una resistencia por toda la costa con unos 12,000 efectivos contra unos 35,000 soldados veteranos y de élite. Las batallas duraron tres días y cuatro noches sin descanso, y fueron tan sangrientas que toda la costa quedó teñida de rojo. Los diez comandantes lucharon con tanta fuerza y fiereza que los compararon con bestias rabiosas, inspirando a sus hombres. La acción más impresionante fue cuando Agnar y Leif abordaron los barcos de Rhâz con sus mejores reclutas y comenzaron a luchar contra los soldados de élite de Zytex. Esto provocó una retirada desordenada de gran parte de la flota de Rhâz, una batalla casi legendaria que inmortalizó los nombres de los diez comandantes en la historia de Vaékha.

Después pasaron otros seis comandantes, estos estaban vestidos con túnicas negras o rojas con detalles en hilo de oro. La primera era Xelet "Ojos de Águila", comandante de los arqueros de arco compuesto. Era una mujer esbelta de piel algo bronceada, su rojo cabello era corto por arriba del cuello, tenía dos cicatrices que forman una "x" en su ojo derecho, el segundo era Arlik comandante de los arqueros de arco largo un hombre alto y algo delgado, su cabello dorados era corto y sus ojos rojos tenían una mirada penetrante, el tercero era Jhon Neremental el comandante de los ballesteros un hombre alto y musculoso, el quinto era Areks el comandante de los arbalesteros un hombre calvo y de constitución fuerte, el quinto era Axeltrer "Hijo del Viento", comandante de los arqueros a caballo, además de ser el más joven de los seis, era un hombre de complexión delgada y de piel pálida, tenía el cabello largo y recogido en una cola de caballo además se tener dos pequeñas trenzas que remarcaban su atractivo rostro, algo afeminado y por último Dag Ispan o "Ojos Tormentosos", el comandante de las Águilas de Sangre un cuerpo de arqueros de elite que usan arcos dobles, Dag tiene la piel como porcelana con una complexión delgada, ojos tan azules como el mar y cabello de color rojo escarlata que siempre usa como una cola de caballo desordenada que se extiende por toda su espalda.

Solo era un comandante por cada cuerpo de largo alcance, porque cada comandante tiene al menos veinte subcomandantes para el entrenamiento de estos mismos. Los seis comandantes dieron el mismo juramento pero a excepción de los anteriores ellos dieron sus arcos como juramento, arcos, ballesta y arbalesta, finamente decorados y hechos con los mejores materiales para la comodidad y particulares de estos seis.

Todos ellos eran tiradores semi legendarios en el continente, aunque algunos no tuvieran un apodo o apellido eran personas temidas y respetadas por los arqueros de otros reinos del continente y incluso de algunos extranjeros, un famoso ejemplo era Axeltrer que desde los catorce años, ya era temido por su arco y su caballo, o Arlik que se dice nunca a fallado un solo disparo incluso cuando tiene el viento en contra, y podría seguir hablando de las hazañas de cada uno pero eran tantas que le tomaría un día entero.

Después pasaron los tres comandantes de la caballería y los tres de la caballería pesada, estos estaban vestidos como los comandantes de infantería pero con colores más oscuros y más ornamentados. El primer comandante de caballería era Erik "Hoja Roja", un hombre astuto, de mente fría y expelente espadachín, Erik era un hombre robusto y algo viejo que ya se estaba quedando calvo. El segundo comandante era Federeik "El Imparable", un hombre casi tan loco como Yinzek, Federeik era alguien alto y de constitución atlética, no era atractivo pero era carismático, y el último comandante de la caballería era Olap Regs "El Muro", un hombre fuerte y ancho de cabello corto de color negro y de ojos aún más negros, su piel era algo morena. Los tres comandantes de caballería pesada eran Domeric Ashlo mejor conocido como "El Desollador", un hombre alto y barbudo de piel muy pálida. Tenia el cabello negro recogido en un moño, tiene un pecho poderoso y los hombros anchos, y un rostro atractivo. Es un excelente espadachín y aún mejor con la lanza, pero su mejor rasgo es su mente maquiavélica. El segundo comandante era Stepan "Hijo de la Montaña". Es un hombre corpulento, de aspecto fiero y espesa barba gris, con el cabello suelto hasta los hombros y ojos de pedernal con un rostro tan duro como el invierno. Y por último Ubba "Hijo de la Luna", un hombre alto y musculoso de ojos cafés, con un largo cabello plateado, un bigote y barba poblados, es un guerrero fiero y habilidoso.

Los comandante de la caballería eran hombres tercos y leales hasta la muerte, todos ellos tenían historia sorprendente y hazañas igual o más sorprendentes, durante antes y después de estar a su servicio. Un ejemplo era Domeric, que recibió el apodo de el "Desollador", cuando en la *La Guerra De Ceniza y Sangre* capturó y desolló vivos a 10,000 soldados de la coalición, para obtener información y causar miedo en las filas enemigas. O el caso de Federeik que durante la traición de su familia, el fue el primero en armar una resistencia contra las cientos de compañías mercenarias o de traidores que tuviera en sus filas. Y al igual que los anteriores comandantes, podría seguir recordando y narrando sus hazañas pero, aún faltaba unos pocos comandantes, representantes de sus almirantes y generales.

Los siguientes comandantes fueron de sus unidades especiales. Los primeros en pasar fueron Isaac Aghet "El Terrible" y Valka "La Cruel", que estaban vestidos como los comandantes de caballería pero con su gabardina de un rojo carmesí, con ribetes y ornamentos en oro negro. Estos eran el comandante y la subcomandante de los Demonios Carmesí, Isaac era atractivo, era de constitución delgada pero también estaba fornido, el cabello le llegaba por debajo del cuello y de un color rojo intento al igual que sus ojos y aunque tenga el apodo de "El Terrible", es un hombre amable y tranquilo. Valka era una mujer hermosa con el rostro algo alargado y ojos rojos. Tiene el cabello largo de color blanco y la piel pálida. Es delgada, elegante y alta. Tiene pechos llenos y una cintura estrecha. Y a comparación de Isaac, su apodo le queda muy bien ya que una persona sádica con sus cautivos de guerra y algo con sus reclutas. Los Demonios Carmesí son una unidad semi pesada y mucho mejor entrenada que la infantería y caballería regular, con mucho mejores reclutas que el ejército regular. También tenían armaduras de acero Ivs o mejor conocido como acero sangriento, por su particular rojo brillante y una particular habilidad que tienen, que es que la sangre regenera poco a poco las armaduras y armas hechas con este acero.

Después pasaron el comandante y el subcomandante de las Bestias Del Abismo. Las Bestias del abismo son una unidad parecidos a los berserkers pero el doble de fuertes, fieros y locos. Rodrik "El Oso" y Brand "El Negro", Rodrik era viejo y enorme de 2.45 metros, si no fuera por Ivor sería el hombre más alto de la habitación, es peludo, musculoso y un guerrero formidable. Es orgulloso, ruidoso y fiero, tiene unos ojos verdes pantanos, su largo cabello aún era castaño y descuidado al igual que su poblado bigote y barba. Brand es un hombre enorme de 2.21 metros de altura y extremadamente fuerte, tiene los ojos de un gris muy claro que avecés parece que está ciego, su cabello oscuro le cae por los hombros y es fino.

Rodrik y Brand fueron de sus aliados más leales, ambos muriendo en La Batalla del Bosque de los Lamentos, o mejor conocido como La masacre del Bosque Rojo. Donde después de una de las tantas batallas para recuperar su trono, su cansado ejército se refugio en el Bosque de los Lamentos pero algunas compañías mercenarias los encontraron y atacaron por sorpresa, masacrado a una buena parte de su ejercito pero Rodrik y Brand reunieron a las Bestias que hubieron sobrevivido dieron un contraataque dándole tiempo para retirar a los restos de su ejército. Se dice que ambos mataron a mas de la mitad de los mercenarios.

Después pasaron el comandante y el subcomandante los Jornafainer. Arthur Rezd "El Blanco" y su subcomandante Demian Ruenet "La Muerte Plateada". Estos tenía la misma vestimenta que los demás pero de color plateado y ornamentos en oro blanco. Arthur era un hombre de cabello blanco, fuerte y de ojos azules. Es visto como fuerte y elegante, además de siempre estar bien afeitado. Demian heredó la apariencia pero no su altura de su padre Ivor, era atractivo y al igual de que su padre tenía el cabello castaño recogido en un moño, pero heredó los ojos rojos de su madre. Los Jornafainer eran una caballería pesada de élite que son entrenados para ser tan o más veloces que un jinete sin armadura. Normalmente los Jornafainer reclutan a los jinetes más rápidos de todo el ejército, siempre están equipados con armas y armaduras de acero Itlan que era la mejor copia que se tenía del Mithril, antes de la creación de el acero Klok.

El último de los comandantes era Arlik Ruenet "El Sanguinario" y Anton "El Temible" el comandante y subcomandante de los Asesinos de la Muerte. Su ejército de elite, era la caballería y infantería mejor entrenada y equipada de todo el continente, sus reclutas son lo mejor de el reino. Su equipamiento era completamente de acero Klok y los jinetes tenían a los mejores corceles del invierno de toda Vaékha. Su comandante era el sexto mejor guerrero del continente y su subcomandante tenía una mente para la guerra casi tan buena como la de Ragnar. Arlik era un hombre alto pero no tanto como su padre, era atractivo y con los rasgos de su madre, tenía el cabello semi largo de un negro azabache y unos ojos escarlatas. Anton era un hombre enorme y extremadamente fuerte, que inspira terror, además de tener una menta rápida y fría.

Y por último pasaron los representantes de los generales y almirantes de sus ejércitos y tres flotas. Los primero en pasar fueron los representantes de los almirantes. Primero pasaron los representantes de la flota roja, la más grande de Vaékha con 520,000 barcos, los dos representantes tenían las armas de sus dos almirantes Oslok Vlaz "El Terror de los Mares" y Hakon Frok "El Demonio de los Mares" para jurar en su nombre. Después paso el representante de la flota gris la segunda más grande con 360,000 barcos, que juro por Holfan "El Salvaje". Y el último representante era de la flota verde la más pequeña con 200,000 barcos, que juro por Aslan Tlaxh "Hijo de la Tormenta".

Y por último pasaron los representantes de sus generales. Iván Regster "Piel de Lobo", el segundo mejor general de Vaékha, después fue el tercer general Godrik Stokrx "Hijo del invierno", El cuarto general era Eddar Stazz "El Mata Leones" y el último representante juro por John Otrex "El Gigante" o "Hijo de las Bestias", el sexto general. El único general o mejor dicho la única que estaba presente era Elizabeth Vixtor "La Dama Roja". La cuarta general, que venía acompañada de su segundo al mando Cassandra Ikler "La Cazadora". Ambas mujeres eran sádicas y algo locas pero eran fieles y leales así que dejaba pasar algunas cosas que les hacían con los prisioneros. Ambas mujeres eran hermosas pero estaban demasiado locas para el.

Cuando Elizabeth dio su juramento, por fin se acabó esta tediosa pero necesaria tarea. Una vez concluidos los juramentos, Ragnar se levantó y notó que sus hermanos y madrastras ya se habían marchado. No le importó en lo más mínimo cuándo se fueron.

—Mis amigos y amigas, agradezco que hayan venido en este día tan especial para mí y que aún mantengan su fidelidad a Vaékha y a mí. Pero si me disculpan, tengo que asearme para las celebraciones de esta noche. Así que, por lo mientras, disfruten de la hospitalidad de Krovav Rok.

Después de estas palabras, Ragnar se retiró hacia su cuarto de baño personal acompañado de Liz y de diez Demons Volks, los dos que lo acompañaron al inicio y otros ocho que se les unieron. Pero en el camino se encontró a ella, la primera mujer que más apreció en este nuevo mundo, la mujer por la que hizo lo que hizo para llegar al trono, y que lo único que recibió de ella fue manipulación y desprecio. Su madre.

Su madre, una mujer de 58 años que aún se veía de 27, era sumamente hermosa. Tenía un largo y hermoso cabello rubio casi dorado, y ojos grises brillantes. Vestía un elegante vestido de seda blanco que resaltaba su figura esbelta, y llevaba una gargantilla y joyas doradas que hacían resaltar el color de su piel. Una piel muy bien cuidada y similar al marfil, considerada una de las más bellas del continente. Inteligente pero profundamente narcisista y ambiciosa, cuando obtenía lo que quería no sabía qué hacer con ello, solo disfrutaba y se entretenía con algo nuevo para satisfacer su ego. Un vacío interno, seguramente.

Su temperamento y orgullo casi siempre la llevaban a tomar decisiones precipitadas, rara vez considerando las consecuencias de sus acciones.

—Hijo mío —dijo su madre con una hermosa sonrisa y una voz suave mientras se acercaba a él para abrazarlo. Al sentirla, Ragnar solo quería tomar el mandoble de uno de los Demons Volks y arrancarle la cabeza. —Estoy tan orgullosa de lo que hemos hecho. Por fin tenemos lo que merecemos—, dijo como si ella le hubiera ayudado tanto como para decir "hemos". Ragnar le devolvió el abrazo, no porque quería, sino porque aún tenía que fingir que la quería. Si la mataba sin ninguna razón, la gente dejaría de apoyarlo ya que el credo de Eqlis prohíbe el asesinato injustificado de un familiar. Necesitaba seguir siendo el príncipe, ahora rey, perfecto que la gente creía que era.

—Gracias, madre —dijo mientras le daba una sonrisa—. Pero discúlpame, aún tengo que asearme para esta noche.

—Claro, hijo. Ahora tienen que ver cómo se ve un verdadero rey. Mi hijo—. La interacción fue corta, como siempre lo era con ella. Rara vez hablaban o lo felicitaba por algo. Cuando ella se fue, Liz se le acercó y lo tomó de la mano.

—¿Estás bien? —preguntó Liz con una bonita sonrisa, muy alejada de su expresión seria de antes. Con ella, Ragnar podía quitarse la máscara que había llevado toda su vida, pero con los Demons Volks cerca no le gustaba hacerlo.

—Claro, Liz... todo está bien —Ragnar le dio una pequeña sonrisa a Liz—. Vámonos, quiero descansar y bañarme antes de esta noche.