Capítulo 43: Enfermedad del sol
Punto de vista de Mads
No podía dejar de mirarme las manos. No se parecían a los míos. Estaba atrapada dentro de una piel que no era mía. Mi corazón latía con fuerza, mi cuerpo temblaba como si me estuviera bajando la adrenalina, pero aún así corría ardientemente por mis venas.
Nada era tan ruidoso como si alguien me hubiera metido algodón en los oídos. No podía oír los latidos del corazón de Theo ni oler su aroma. Tan desunido de mi cuerpo. Incluso la voz de Javier sonaba diferente. No pude detectar los diferentes tenores que lo hacían tan interesante de escuchar.
Todas sus palabras cayeron en oídos sordos. No podía procesar nada bien con mis sentidos embotados como el fármaco inhibidor que me administró Pantomata. Pero el lobo... el lobo hacía más ruido que nunca. Emocionante. Conmovedor. Creciendo en poder.
Cuando Benji finalmente atracó, se desabrochó el cinturón de seguridad y corrió hacia mí para asegurarse de que estaba bien.
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