PREFACIO

Si las personas fuesen para siempre, tal vez el mundo fuera aburrido.

Imaginate, así no tendríamos que esconder peligrosos secretos para luego sentarnos a esperar que algún ser dotado por la inteligencia grisácea del mal venga y destruya nuestro mundo, haciendo de nuestro cuerpo un baúl de simples recuerdos por desechar.

Mentiras, secretos, oscuridad...

Quizá es por ello que la adrenalina sube a nuestras venas cuando detectamos el peligro amenazador, justo antes de ser la presa perfecta para nuestro depredador.

Aunque en algunos casos ha sido divertido y en algunos otros doloroso, he aprendido a sobrevivir ocultado la verdad.

Sin embargo, no lo olvides, siempre habrá un desliz que te hará caer para sumergirte en el dolor.

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