webnovel

Capítulo 1

La noche caía sobre la ciudad y la lluvia arreciaba como una melodía triste. Corrí con todas mis fuerzas por la calle solitaria hasta llegar a la casa de Noah, mi refugio en tiempos de tormenta. Estaba asustada y no sabía a quién más recurrir, mis ojos estaban llenos de lágrimas que brotaban descontroladas, solo quería verlo a él. Noah era la persona en quien más confiaba, la única capaz de calmar mis angustias.

Llegué jadeante a su puerta, golpeando con fuerza. Noah abrió y su rostro se llenó de sorpresa al encontrarme en ese estado. Me miró con preocupación y dejó que entrara en su hogar. El ruido de la lluvia golpeando el techo resonaba como un eco de mis emociones desbordadas.

Sin necesidad de palabras, su gesto me indicó que podía quedarme. Sentí un alivio inmenso, sabía que estaría a salvo en su compañía. Sin embargo, su mirada inquisitiva me obligó a enfrentar mis demonios internos. Noah se acercó lentamente y me preguntó con voz suave pero firme:

- ¿Qué te pasa? ¿Qué haces a altas horas de la noche por aquí, y lloviendo además?

No pude contener el llanto y las lágrimas siguieron desbordándose mientras titubeaba en busca de palabras que expresaran mi tormento. Sabía que debía confiar en él, pero era difícil revelar mis secretos más oscuros.

- Por favor, Noah, déjame pasar la noche aquí. Necesito un refugio, un lugar donde pueda encontrar algo de paz – supliqué mientras me aferraba a él.

Noah accedió gustoso, pero su curiosidad seguía presente. Se acercó aún más y con una mirada penetrante, buscó respuestas en mis ojos inundados de tristeza. Quería saber qué me había llevado a correr tan desesperadamente bajo la lluvia.

- ¿Qué está sucediendo? ¿Por qué estás así? No puedes quedarte callada, necesito entender – me instó él con insistencia.

Mi corazón latía acelerado, el silencio se hinchaba como una burbuja a punto de estallar. Sin embargo, me negué a responderle directamente. No podía soportar decir en voz alta la verdad que me atormentaba, el miedo a enfrentar las consecuencias.

Me alejé de Noah, caminando de un lado a otro de la habitación, intentando desesperadamente contener mis emociones. Él me observaba con paciencia, esperando que me decidiera a abrirme. Finalmente, me detuve frente a la ventana y contemplé la oscuridad de la noche, las gotas de lluvia deslizándose por el cristal.

- Noah, cometí un error, algo que no puedo remediar -susurré, apenas audiblemente.

Mi voz temblorosa resonó en la habitación, creando una tensión casi palpable. Él dio un paso hacia adelante, su mirada fija en mi rostro.

- Cuéntame, ¿qué sucedió? Estoy aquí para escucharte, para ayudarte -dijo Noah, acercándose con ternura.

Respiré profundamente, tratando de encontrar las palabras adecuadas para revelar mi secreto.

- Me involucré con personas peligrosas. Personas a las que nunca debí acercarme, pero lo hice por desesperación, por intentar encontrar respuestas sobre lo que le ocurrió a mi madre -confesé, dejando que la gravedad de mis palabras se asentara en el aire.

Un silencio se adueñó de la habitación, solo interrumpido por el sonido persistente de la lluvia. Noah se acercó lentamente y me abrazó, brindándome el consuelo que necesitaba desesperadamente en ese momento.

- No importa lo que hayas hecho, estoy aquí para protegerte. Juntos encontraremos una forma de salir de esta situación. Confía en mí, confía en nosotros -susurró Noah con determinación en mi oído.

Mis lágrimas siguieron rodando por mis mejillas, pero ahora eran lágrimas de alivio. Milan había sido mi salvador, mi refugio en medio de la tormenta.

- Gracias, Noah. No sé cómo enfrentar todo esto, pero… -dije con la voz entrecortada, sin soltar su mano.

Él me acarició el rostro con delicadeza y me sostuvo la mirada.

- No tienes que enfrentarlo sola. Juntos seremos más fuertes -respondió con determinación-. Prometo que encontraré las respuestas que tanto necesitas, y haremos todo lo posible por mantenernos a salvo.

Inmediatamente sentí una oleada de gratitud y amor hacia él. Había pasado por tantas dificultades en mi vida que a veces dudaba en confiar en las personas, pero con Noah era diferente. Su apoyo inquebrantable me daba la confianza necesaria para superar cualquier obstáculo.

- Noah, hay algo más que debo decirte -musité, desviando la mirada hacia mis pies.

- Siempre seré tu hombro en el que apoyarte, sea lo que sea. Puedes confiar en mí -respondió Noah, su voz llena de calma y comprensión.

Inhalé profundamente, preparándome para revelar el secreto más oscuro de todos.

- Los hombres con los que me involucré, son los mismos que están detrás de la desaparición de mi madre. Me utilizaron para obtener información, pero ahora temo por mi vida. He visto cosas terribles, Noah. No sé si podré salir de esta situación intacta -confesé, sintiendo un nudo en el estómago.

Él se quedó en silencio por un momento, asimilando la magnitud de mis palabras. Luego, apretó mi mano con fuerza y me miró fijamente.

- Escucha, no importa lo peligrosa que sea esta situación. No importa lo oscuro que se vuelva el camino que tenemos por delante. Estoy aquí contigo, y juntos asumiremos cualquier desafío sin miedo. Te prometo que no descansaré hasta encontrar a tu madre y asegurar nuestra seguridad. Confía en mí, confía en el amor que nos une -declaró con una convicción inquebrantable.

Mis lágrimas comenzaron a mezclarse con una sensación de gratitud abrumadora. Había encontrado en Milan algo más que un compañero, algo más que amor. Había encontrado a alguien dispuesto a enfrentar cualquier adversidad conmigo, a sostener mi mano en los momentos más oscuros.

- Te amo, Noah. No sé qué haría sin ti -le confesé, mi voz llena de emoción.

Él me abrazó con fuerza, como si quisiera fusionar nuestros cuerpos en uno solo.

- Yo también te amo, y haré todo lo que esté a mi alcance para protegerte. Juntos, superaremos todos los obstáculos y encontraremos la felicidad que merecemos -susurró Noah en mi oído, dejando que su amor resonara en mi ser.