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Familia Ashengrotto (Pt. 1)

En las aguas cercanas al puerto de la isla de los sabios un barco salía de las profundidades del océano, algunos pasajeros se quedaban maravillados con la superficie, para algunos merfolks este era su primer viaje fuera del mar, ventajas de tener a hijos estudiando en la Night Raven College.

Dos pasajeros en particular veían el castillo a lo lejos con ilusión, estaban ansiosos por ver lo que su hijo había preparado para ellos.

—Señor Selachi, señora Ashengrotto, en una media hora tocaremos puerto— les decía el capitán del navío, un merman de tipo sardina.

Ambos esposos agradecieron, retomando su mirada al castillo. La señora Ashengrotto observó a su marido, desde hacía algunos días lo notaba nervioso, algo muy raro en la actitud confiada y algo altanera de este.

Entrelazo sus dedos con los de su esposo, —Tranquilo, estoy seguro de que la sorpresa de Azul nos encantara— decía la mujer entusiasta. Él merman asintió con una sonrisa, solo para enmascarar el temor que sentía, sabía que haber ocultado algo así a su esposa e hijastro era delicado.

Y, sin embargo, ya era tiempo de hablar de esa persona en particular.

—Ne koebi-chan, ¿verdad que vas a comer con mis padres?

—Mientras yo no sea la cena…

Desde temprano el Monstro Longe estaba dando servicio a los visitantes, y ese día era uno especial para el restaurante. Si bien el servicio se daba al público en general, era claro que había algunos alumnos que se encontraban como invitados especiales del trío de Octavinielle.

Además de los dos chicos de Onboro, en su mesa se encontraban Trey, Ace, Jamil y Rook.

—Vamos Floyd, deja respirar a nuestros invitados, ya sabes cómo son padre y madre, de seguro necesitarán energía extra cuando los conozcan— alejaba Jade a su gemelo de la mesa. Lo dicho por este último no mejoraba para nada los pensamientos de Yuuya.

Se alegraba al menos de no ser el único en aquel lugar.

—¡Tre bien!, los chicos han hecho un gran trabajo para mejorar el lugar para el festival— rompía el hielo Rook, —Yo solo espero que no seamos parte de un sacrificio o algo así— se quejaba Ace sentado al lado de Yuuya.

—Vamos Ace, no seas así, de seguro Floyd te aprecia mucho y por eso te invito— mencionaba Trey con una sonrisa nerviosa. Aunque apreciaba su relación con Jade, también temía un poco de las verdaderas intenciones detrás de esa invitación.

—Sacrificio o no, cualquier cosa es mejor que seguir con mi familia…— soltaba Jamil encogiéndose en su asiento. Los otros chicos lo miraron preocupado, el pleito entre él y el líder de los Asim no había pasado desapercibido para nadie en el colegio.

Yuuya estaba por preguntarle algo cuando un par de voces llamo la atención de todos en la mesa.

—Regresemos, por favor Ortho…

— Vamos Niisan, Azul Ashengrotto-san fue muy amable al invitarnos.

—Pero hay mucha gente…

Los seis chicos miraron asombrados a los hermanos Shroud entrando al restaurante, Ortho los vio y sin dejar replicar a su hermano tomo su mano y fue hasta la mesa. —¡Hola, chicos! Veo que a ustedes también los invitaron— saludaba alegre el androide.

—¡Ah!, Roi de Ta Chabre, Monsieur Doll, qué agradable es verlos aquí— saludaba Rook a los hermanos. Ortho hizo que Idia se sentara al lado de este y de inmediato se sentó él también, bloqueando la ruta de escape a su hermano.

—Es curioso verlos por aquí— decía Jamil integrándose a la plática. A pesar de estar rodeado de mucha gente, Idia siguió la conversación. —Azul shi… insistió en que quería presentarme a sus padres… no veo porque…— la voz del peli fuego era apenas audible.

Esto último hizo que Yuu y Grim se miran.

—Sospechoso— dijo el felino en voz baja, —¿Serán o no serán?— continuo el chico también en voz baja.

Ambos olían un buen chisme acercarse.

Los chicos siguieron hablando, con ocasionales participaciones por parte de los Shroud. Algunos minutos después vieron finalmente a Azul aparecer en el restaurante.

—Buenos días, chicos, lamento no haberme acercado antes, pero como ven estamos llenos— decía a modo de saludo.

Los chicos por separado agradecieron la invitación, algunos más efusivos que otros. Antes de que el líder de Octavinielle pudiera decir otra cosa, Jade se acercó con un anuncio.

—Azul, ya llegaron— hablo en voz baja el sub líder.

Una sonrisa adornó el rostro de Azul, sin embargo, fue rápidamente cambiada por una mueca de preocupación. —¿Algún indicio de que él siga por aquí?— pregunto en voz baja, no hubo necesidad de decir un nombre, Jade sabía perfectamente a quién se refería.

—Nadie lo ha visto, pero descuida, Floyd está vigilando y he puesto a varios chicos a cuidar la entrada.

El peliblanco suspiro, ese día, debía ser perfecto.

—Si me disculpan chicos, el show está por comenzar, sigan disfrutando de su estancia— se despidió con un gesto de su sombrero. Jade estaba por seguir al menor cuando un pensamiento lo detuvo.

Se acercó a Yuuya y le susurro algo rápidamente, —Prefecto, más adelante necesitaré de su ayuda.

El chico de otro mundo vio al merman retirarse a la entrada, ¿ahora con qué conflicto familiar se vería envuelto?

—Su atención por favor— llamo Azul a los presentes, todas las voces fueron diluyéndose, la atención fue para el chico en el centro del restaurante. —Primero, quiero agradecer a todos por su preferencia, sin ustedes el Monstro Longe no sería el éxito que es actualmente.

Los aplausos llenaron la sala, Azul agradeció y volvió a pedir silencio. —Hoy es un día especial, ya que recibimos a dos de las personas más importantes en mi vida, sin ellas nada de esto sería posible, así que, amigos, recibamos con un aplauso a la Señora Ashengrotto y al Señor Selachi, ¡Mis padres!

Las puertas de entrada fueron abiertas por dos estudiantes, al restaurante una pareja muy particular entro, el hombre era alto y fornido, su traje era elegante y a pesar de que su semblante era serio tenía un encanto particular.

La mujer levantó varios suspiros, su belleza era inhumana, su caminar elegante y el vestido que llevaba puesto hacía que su silueta le diera un toque de divinidad.

No obstante, aprovechando la distracción que la pareja causaba, una figura se coló al restaurante, ocultándose en las sombras para evadir las miradas. La pareja finalmente llegó donde estaba el chico, la primera en lanzarse a abrasarlo fue su madre.

La comida y la bebida no dejaba de circular, después de la entrada de los padres de Azul, el ambiente se había vuelto a relajar, los chicos estaban por terminar su desayuno cuando tres personas se acercaron a la mesa.

—¿Les importa si nos unimos?— decía Azul más como un aviso, tres estudiantes trajeron sillas para la familia marina, —Chicos quisiera presentarles a mis padres, Majorelle Ashengrotto y Nethuns Selachi— presentaba orgulloso el chico.

Los chicos saludaron respetuosos, —Es agradable finalmente conocer a los amigos de nuestro chico, hemos escuchado mucho sobre ustedes— decía con una sonrisa la cecaelia, —Algunos más que otros— esto último lo dijo enfocando su atención en Idia.

Azul carraspeo nervioso, —Bien, después del viaje estarán cansados, le pediré a alguien que los escolte a mi cuarto— decía de repente Azul, perdiendo todo el porte que había presumido anteriormente.

—No te preocupes Azul, además, tus amigos se ven interesantes…— la sonrisa del señor Selachi puso a todos nerviosos, rogando porque esto fuera una diferencia cultural entre especies y no una señal de que, efectivamente, serían usados como sacrificio.

Obra divina o simple suerte, un grito de horror fue la salvación de los chicos.

Una mujer había ido al sanitario, y al regresar a su asiento una sombra la había espantado, el grito hizo que absolutamente todos notaran al intruso, quien al ver que su presencia había sido descubierta trato de escapar.

Algunos alumnos comenzaron a perseguirlo y a cerrarle el paso, los chicos suponiendo que este sujeto podía ser peligroso se unieron a los chicos de Octavinielle para tratar de atraparlo.

—¡Floyd!, se supone que estabas vigilando— grito enojado Azul.

No queriendo ver su esfuerzo estropeado, el líder de Octavinelle lanzo un hechizo de agua, haciendo que este se estrellara contra una mesa, logrando así que el rostro del intruso quedara al descubierto.

Al ver de quién se trataba cada miembro de la familia Ashengrotto sintió algo diferente. Un hombre de mediana edad se paraba con dificultad, su piel era morada, el cabello blanco, bastante largo y desarreglado, le daba un aspecto descuidado, en su rostro sobresalían unas ojeras.

Al ver a su expareja la señora Ashengrotto se llevó las manos a la boca

—¿Clarión?

Madre e hijo se encontraban en la habitación del menor, después de que su padre escapara del restaurante, la mujer se había negado a hablar, solo asintiendo a la propuesta de su marido de ir al cuarto de Azul.

Este, por su parte, estaba enojado con Floyd por permitir que su padre se colara al desayuno que había preparado, pero más enojado estaba con su padre. Aquel sujeto no se había presentado en su vida más que unas cuantas ocasiones, tan pocas que incluso los dedos de sus manos sobraban para cortarlas.

¿Qué pretendía, porque se aparecía justo en ese momento?

Al medio día, Yuu junto a Grim caminaban relajados por la avenida principal del colegio, después del drama de la mañana necesitaban un respiro. —Supongo que decir que no te metas será en vano, ¿verdad?— mencionaba Grim tomando del café que llevaba.

—Por eso es que quiero encontrar a Oohel antes, quiero preguntarle que debería hacer, y deja de tomar tanto café, no podrás dormir en la noche— decía el chico dándole un sorbo al suyo.

—Esto es tu culpa, ¿quién le da a un gato café para el desayuno?— replico el gato sin dejar de beber.

Una sonrisa melancólica apareció en el rostro del chico, el sabor no era igual, pero la mezcla que había hecho se asemejaba un poco al que tomaba en su hogar. Antes de que pudiera replicar la acusación del felino, una figura alta les bloqueo el camino.

—Ara, Prefecto, Grim, finalmente los encuentro— saludaba calmado Jade con una sonrisa, esto no evito que los habitantes de Onboro sintieran sus almas salir de sus cuerpos por la repentina aparición.

—Lo lamento— se disculpó Jade sin dejar de sonreír, —Es que… solo tengo unos minutos antes de que ellos nos encuentren— el semblante del más alto se hacía serio.

Yuuya presentía esa plática desde la mañana, haciéndole una seña para que lo siguiera, se alejaron del camino principal. —Supongo que ya sabes lo que quiero pedirte, así que saltaré al contexto de todo— comenzó a decir Jade.

—Como ya sabes, los padres de Azul se divorciaron cuando este era chico, aunque él nunca me ha querido decir todos los detalles, sé que su mamá sufrió mucho estando con él, y aunque Azul no tiene muchos recuerdos, los pocos que tiene no son agradables.

Aunque trataba de mantenerse neutro, la descripción que Jade le daba hacía que Yuuya recordara a su abuela, comenzando a tener una idea de cómo era el padre de Azul.

—Sin embargo, recientemente su padre ha mostrado deseo de reparar el daño ocasionado— menciono Jade para asombro de los otros dos.

—¿Cómo sabes eso?— pregunto desconfiado Yuu.

Jade miró a su alrededor para estar seguro de que nadie lo escuchaba. —Digamos que, estoy coludido con alguien, lo único que queremos es lo mejor para Azul.

Yuu se rascó la cabeza. Por un lado, aunque no era cercano a Azul, si podía ayudarlo quería hacerlo, sin embargo, la imagen mental que tenía ahora de Clarión hacía la tarea más difícil.

Por eso quería hablar antes con el Hada de luz.

—Ara, tenía entendido que no se hablaba de Clarión.

Una voz femenina los interrumpía, varias risas los rodearon.

—Oh valla, se nos acabó el tiempo, nos encontraron— dijo Jade con una sonrisa retorcida.

Un par de brazos inmovilizo a los de Onboro por detrás.

—Koebi chan, Mappei chan, miren, miren, ellos son nuestros padres— decía Floyd presentando a las otras dos figuras.

Una pareja igual de alta como los gemelos se ponía frente a ellos, la mejor forma de describirlos era como dos seres de una belleza caótica. La mujer, aunque era ligeramente más baja que sus hijos, no dejaba de ser imponente.

Sus ojos amarillos sobresalían de su rostro claro, su cabellera oscura y con un mechón verde caía casi hasta el piso, el vestido negro le daba un aire gótico, como el de una diosa de la oscuridad. El hombre parecía una versión madura de los gemelos, su cabello era de un tono más oscuro que el verde brillante de sus hijos, sus ojos también poseían heterocromía, siendo uno color negro y el otro rosa, aunque llevaba un traje este estaba ligeramente desarreglado, dándole un aspecto juvenil.

 —Prefecto, Grim, permítanme presentarles a Hansen y Christine Leech, nuestros padres— decía orgulloso Jade.

—Ah… un gusto…— respondía Grim, aún asustado por el aura que desprendía la familia Leech.

—Anda Floyd, ya suéltalos, se pondrán morados antes de tiempo— pedía el señor Leech a su hijo, este hizo un puchero, pero obedeció el pedido de su padre.

—¿Así que tú eres el famoso psicólogo de la escuela?— preguntaba la madre de los gemelos estudiando a Yuu con la mirada.

—Me dan más crédito del necesario…— respondida el chico.

—Bien, en ese caso… no somos particularmente cercanos a los Ashengrotto, pero podemos profundizar el conocimiento de su problema— decía Christine con una sonrisa que relajo a los de Onboro.

—Díganme, ¿qué saben sobre la Magia Única?

Tanto Yuuya como Grim se miraron confundidos.

—¿Qué es mágica… y única?— trato de responder Grim, respuesta que hizo hacharse a reír a todos los Leech.

—Bien, tienes un punto, pero no es a lo que quería llegar— dijo amablemente la mujer.

—En este mundo, la mayoría de los magos perciben su magia como una bendición, algunos incluso la presumen con orgullo— continuo Hansen la explicación de su esposa, —Sin embargo, existe un porcentaje reducido de seres cuya magia única se vuelve en su contra, algo similar a una maldición.