1 Capítulo 1: La fiesta

•Hillary Cooper:

El cosquilleo de la luz sobre mi rostro fue lo primero que noté al despertar, el sol dando directamente en mis ojos provocó que los cerrara automáticamente y girarse mi cuerpo hacia el lado contrato para intentar consiliar el sueño nuevamente.

El toqueteo de la puerta me interrumpió, seguido del estruendoso ruido del despertador.

— ¡Señorita! Su madre la está esperando abajo. — no le presté mucha atención a las palabras de nuestra sirvienta y apague la alarma.

Sobre la mesa de luz, al lado de la alarma y la pila de libros, había una nota escrita a tinta, y por su caligrafía sabía que la había escrito mi hermano Mikel, el alfa de la mamada.

" Hillary:

Buenos días pequeña dormilona, o tal vez debería decir buenas tardes, te escribo esta carta para recordarte que hoy tenemos (incluyendote) que asistir al cumpleaños del alfa de las tierras del Sur. Es obligatorio, no hay forma de que te libres de esto, es tu responsabilidad como parte de los Cooper.

Yo me adelantare debido a unas reuniones que tengo con los líderes de otras manadas de la zona, pero espero que tu asistas puntual.

-Mikel Cooper

Pd: si por alguna no vas a la fiesta o llegas tarde, no te volveré a llevar a mis viajes♡ "

Salté de la cama y corrí hacia el clóset, ¡me había olvidado totalmente de la fiesta! ¡Ni siquiera pude dejar algo ropa preparada!

Pensé en llamar a alguna sirvienta para que me ayude, pero seguramente mi madre se daría cuenta de que recién me voy aprontando y se molestaria demasiado.

¿A qué hora empezaba la fiesta? ¡¿Qué hora es?!

Agarré el celular con una mano mientras que con la otra intentaba ponerme el enterito, que la opción de outfit más confiable por el momento. Eran pasado medio dia, entré a la aplicación Notas —Tengo la costumbre de escribir cada cosa ahí, me ayuda mucho— para verificar a qué hora comenzaba, lo que la nota decía era: "Recuerda preguntarle a Mikel a qué hora comienza la fiesta. NO TE OLVIDES".

¡Rayos!

Logré ponerme el enterito y un par de tacones que combinaran y comenze a peinar mi cabello,definitivamente no perdería tiempo haciéndome algún peinado así que lo dejaré suelto –que todos sufran al ver mi pelo de alambre suelto y despeinado por el viento... Muajaja–.

Volví a la cama para volver a leer la carts que había dejado Mikel, seguramente él me lo habrá dejado escrito y no logré verlo. Al releerla y no encontrar nada por simple reflejo di vuelta la hora y –¡Aleluya!–, afectivamente, había algo escrito del otro lado de la carta.

" 14:30

Eres muy predecible, nos vemos. "

¡Mi Salvador! Aunque de cierta forma me ofende un poquitín que haya sabido que esto pasaría. ¿Qué le puedo hacer? Me conoce demasiado bien.

Fui al baño, lave mi cara y dientes, me maquille rápidamente con un  labial rosado claro —que poco y nada combinan con el enterito negro. Solo me fui por lo que me parecía lo más confiable— y algo de sombra de ojos, remojé un poco mi cabello para que se formaran bien esos rulos pelinegros que me caracterizaban y finalmente estaba lista para ir a la fiesta.

Agarré mi carrera y metí todo lo que podría necesitar en las próximas horas; cargador, celular, auriculares, tampones, lentes de sol y pelo de selfie.

Al bajar por las escaleras hacia la primera platanta me encontré con mi madre parada de perfil a mi, mirando un punto fijo, con sus brazos cruzados sobre su pecho y vistiendo un traje blanco que junto a su rostro bien maquillado e inexpresivo le daba un aire de pureza y superioridad, lo cuál también en parte se debe a que ella también es una alfa, y además de eso fue la anterior Luna.

—Madre...

— Hillary, veo que ya estás pronta —Se acercó y me dio un beso en la coronilla— buen día. ¿Vamos? Es un viaje muy largo en auto, por eso pensé que sería mejor viajar en avión, diría que llagaremos en media hora a más tardar.

—  Esta bien.  Supongo que media hora en avión no es tan terrible, aunque preferiría ir en auto o en otra cosa.

Las alturas no me gustan, además siempre sentía malestar estomacal cuando viajo en avión.

Salimos de la casa y nos topamos con los guardaespaldas, quienes nos dieron una pequeña reverencia a modo de respeto.

Entre ellos resaltaron dos betas que conocía demasiado bien Tom y Fred, mis guardaespaldas y además amigos de la infancia.

( • • • )

Media hora duró el viaje,  nos quedaríamos en las cabañas que ofrecían para los invitados, ya que la fiesta terminaría recién al día siguiente.

Solo nos quedó esperar hasta que el reloj marcara las 14:00 y fuimos a la gran mansión donde vivía el Alfa y su familia, ahí se haría la celebración. Como mi madre, Mikel y yo somos cercanos a su familia es normal ir antes a sus fiestas, tenemos un buen vínculo desde hace generaciones atrás, de hecho siempre bromean con que en algún momento deberíamos unir a la familia—Aunque claro que siempre intento evitar el tema,  es demasiado incómodo y vergonzoso—.

—Hillary —Me llamó mi madre cortando repentinamente el silencio que se había formado— ¿tomaste tus pastillas?

No era necesario mirarla para saber que sus hijos estaban fijos en mi, esperando solo un "si" como respuesta.

Desde que tengo memoria debo tomar unas pastillas especiales que fue hecha por el curandera de la manada para controlar mis ataques de nervios.

— Si, siempre las tomo.

Mentí, y me sentí culpable por eso. La verdad era que desde hace ya dos días que no las tomaba y para mi sorpresa nada en mi había cambiado, solo sentía unos mareos y dolor de cabeza de vez en cuando que eh sabido controlar.

— Muy bien. Sé que no te gusta tomarlas, pero debes entender que es por tu propio bien. —Se acercó a mi y acarició mi mejilla.

La culpa.

—Madre...

—¡Mary! ¿Tiene un momento para nosotros? —Voltee a ver quién me habia interrumpido y ví como un grupo de mujeres se dirigían hacia mi madre. En cuestión de segundos hicieron un círculo a su alrededor para hacerle preguntas y más preguntas.

Me aparté lentamente y caminé hacia las mesas para sentarme en alguna silla. Los miembros de esta manada y los líderes alfas de otras comenzaron a llegar, entre ellos pude distinguir a los Bloods, Rayus,  Blue gold, Y bajando las escaleras aparecieron Sofía y Steven,  los alfas de esta manada, Moon Cristal la cual a pesar de su nombre sorprendentemente esta entre las tres más poderosas.

Los paparazzi y periodistas se amontonaron a su alrededor.  Aproveché el escándalo para salir a tomar un poco de aire fresco, ya comenzaba a sofocarme.

En la calle de tierra se habían reunido los niños más pequeños para jugar, también habían uno que otro adulto en su forma lobuna jugando con ellos. Me limité a observar desde la distancia como jugaban a la Mancha.

Una fuerte puntada en la cabeza hizo que me entremezca y llevara mi mano hacia la zona del dolor.

Lo que debía hacer para que el dolor se fuera era sencillo; Respirar lento y profundo. Luego de hacer eso por unos segundos ya dejó de doler.

De repente un aroma llegó a mis fosas nasales, un olor dulce y atrayente, nunca antes había sentido algo así. Venía de adentro.  La curiosidad hizo que siguiera el rastro del aquel aroma que sobresalía entre los demás.

Me atraía, me hacia imposible no seguir el rastro.

Me hice paso entre la multitud empujando, pisando y esquivando a todos. Estaba ansiosa por descubrir de donde venía.

No era comida, tampoco una bebida o un simple objeto, este aroma venía de una persona. Si mis sospechas no me fallan, podría ser mi persona.  Esa persona que la diosa Luna habrá destinado a ser mi compañero, mi media naranja, mi mate.

Justo ahora mis 1.65 cm de altura no me ayudaban para nada así que me paré de puntitas para poder observar alrededor mío y aún así no lograba ver mucho.

—¡Luis! ¡Luis! —Los gritos del club de fan del hijo de Sofía y Steven advirtieron la llegada del futuro alfa líder Luis.

Voltee hacia donde todos miraban  y lo ví.

¿Era él? ¿Cuales eran las probabilidades?

Ya lo había visto muchas veces, se podría decir que somos conocidos cercanos ¿por qué justo ahora pasa esto?

Corrí hacia él, apartando a cualquiera que se pusiera en mi camino con una fuerza sobrenatural hasta que quedamos frente a frente.

[ShMaSuSi]

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