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Capítulo 29: Mundo pequeño

Con un peso repentino sobre su corazón ante la vista y agotado luego de un largo día de trabajo, Matt observó la nieve comenzar a caer.

Vio los copos blancos caer sobre el cabello castaño de Evan atado en un moño desaliñado, sobre el cabello castaño oscuro de Elena en una coleta baja, sobre el cabello oscuro de Francis entrelazado y sobre el cabello negro como la tinta de Ana suelto hasta media espalda.

La última sacó un gorro del lana de su bolso para tendérselo a Francis, quien luego de un largo momento de consideración lo tomó, obteniendo una sonrisa dulce de la alfa. Matt compartió una mirada de cejas alzadas con Francis quien solo lo ignoró.

Los cinco aumentaron la velocidad en su paso queriendo llegar a la parada de autobuses a pocas cuadras para protegerse.

Tras una corriente de frío estornudó sin querer, al obtener una mirada maternal y preocupada de Elena quien caminaba a su lado, sonrió divertido, con un sentimiento rebosante de cariño en su pecho.

—… Te tejeré unos guantes en cuanto pueda —susurró ella con su voz gentil.

—Tengo unos aquí —los sacó del bolsillo derecho de su chamarra para mostrárselos—, y con el gorro fue suficiente, me encanto —dijo moviendo la cabeza en un intento de que la borla en el gorro rojo que ella le había tejido y ahora usaba se sacudiera.

Elena se rio al verlo.

—Realmente hace frio —se quejó Matt, poniéndose los guantes—, no puedo esperar para que el invierno termine.

El invierno era su estación menos favorita del año.

Había sido una mañana helada como esa, unos días al inicio del año pasado, cuando sus padres lo echaran de casa al descubrir estaba embarazado.

Con las manos vacías y embarazado de tres meses Matt se había encontrado en la calle, solo y lleno de miedo, incapaz de creer sus padres lo habían echado, sin embargo ahora lo entendía, un poco. Después de todo, Matt nunca había sido el mejor hijo.

Los ojos de Elena se llenaron de pena, Matt suspiró y se acercó para rodearla con un brazo y apretarla. Elena era una fuente de calma y cariño para él, era demasiado dulce y buena para su propio bien, demasiado vulnerable, demasiadas vivencias tristes en su mirada. Ella era una buena persona, del tipo se preocupaba sinceramente por un amigo y lo ayudaba sin pedir nada a cambio. También era muy omega, razón por la cual sentía debía protegerla, poco le importaba él también fuera un omega.

—Matt, si algún día quieres hablar estoy aquí.

—Lo sé —dijo en voz igual de baja a la que ella había usado—, gracias —se alejó de ella con una enorme sonrisa que esperaba la tranquilizara.

Elena pareció ver más allá de su falsa alegría, ella hizo un intentó para hablar otra vez, pero Matt se adelantó un poco, alcanzando a Evan, que caminaba detrás de Ana y Francis.

—Y, ¿a que decisión llegaste? —preguntó, desviándose hacia Evan, vio el leve estrés en el rostro del otro omega cuando lo miró.

A diferencia de Elena, Evan no era muy omega, el otro manejaba más una actitud tranquila, pero a veces se comportaba demasiado neutral, como un beta. Era extraño, no parecía haber esa vulnerabilidad arraigada en él tan característica de la mayoría en su casta, también era muy reservado, por eso le había sorprendido les hablará sobre la reunión que había tenido con el padre de su hijo.

Matt odiaba los estereotipos y sabía que todos los omegas eran diferentes y todas esas cosas, los cuatro allí eran muestra de cuan diferentes podían ser los omegas, pero en general, los de su casta solían ser sumisos, frágiles, sensibles… Evan no lo era, en él era como si olvidara a que casta pertenecía, algo peligroso si se lo preguntaban, un omega nunca debía olvidar lo que era, lo que eso significaba en la sociedad en la que vivían.

Así que también sentía debía protegerlo un poco. Los tres omegas eran sus amigos, más que eso, él ya los consideraba familia. En el tiempo que llevaba de conocerlos ellos habían sido más una familia para Matt que su verdadera familia.

—Decidí dejar que Chris se reúna con él —respondió Evan. Sabía que no era idea suya el que se viera tan dudoso.

Compartió una mirada con Francis, quien solo negó discretamente con la cabeza, advirtiéndole no presionará a Evan.

—Pero nos dijiste que Chris no confía en los alfas —comentó Ana, aminorando su paso.

—Si —suspiró Evan con tristeza.

Recordó al alfa que había ido a la casa de acogida meses atrás a buscar a Evan, si el padre de Chris era como ese, bueno, tenía sentido el niño y Evan no confiarán.

Además, hasta ahora la mayoría de alfas con los que Matt se había topado tampoco lo hacían confiar mucho en esa casta. Razón por la que aún tenía sus reservas con respecto a Ana y ella lo sabía pero no comentaba nada. Quizás era injusto, pero no le importaba.

A su memoria vino la madre de Mango, recordó como ella le había cerrado la puerta en la cara luego de decirle estaba embarazado.

En su inocencia, Matt había creído ella lo recibiría con brazos abiertos, que lo abrazaría y consolaría luego de hablarle sobre sus padres, que sería cuestión de tiempo se vincularan y se volvieran compañeros, la realidad había sido una mirada de burla junto a palabras maliciosas, ella no había creído el bebé fuera suyo. Al final, Matt había tenido que recibir más que feas palabras para dejar de buscarla.

—Chico inteligente —comentó Matt, su voz baja y taciturna.

—Matt —llamó Francis, había un trasfondo de conocimiento triste en su voz.

Como con Elena fingió no escucharlo y llevó la atención a Evan otra vez, mentalmente sacudiéndose los malos recuerdos.

—¿Entonces qué? ¿Cómo harás esto? Creí que él había dicho no quería conocer a su padre. Es un niño si, pero obligarlo a hacer algo que no quiere no es lo correcto.

Evan lo miró durante un largo momento, ojos preocupados, antes de solo asentir.

—Hablaré con él primero.

Matt pensó en el pequeño niño malhumorado de ojos fríos que era el hijo de Evan, un pequeño demasiado inteligente para su propio bien.

Se acercó para palmear la espalda de Evan.

—Buena suerte con eso.

—Solo se sincero y explícale porque lo decidiste —dijo Francis.

—Si… ¿exactamente por que lo decidiste? —dijo Matt, curioso—, ¿qué no recordaste era como un mal tipo o algo así? ¿Era aquel del auto fuera del trabajo aquella vez, no es cierto? —recordó al intimidante alfa rubio y le lanzó una mirada incrédula al otro omega sin entender como había tenido siquiera el valor de acercarse a ese tipo de alfa.

—No tienes porque contestar, Evan —aclaró Francis, reprendiendo a Matt con la mirada.

Evan se pasó un mechón de cabello tras la oreja.

—Solo quiero que él crezca sin ningún rencor hacia su padre…

Para Matt, Evan estaba exagerando un poco, para él no era necesario un alfa estuviera involucrado en la vida de su hijo, no importa lo que se creyera sobre eso, es más lo prefería así.

No expresó su opinión, podía ver que Evan realmente estaba preocupado.

—¿Cuál es el nombre de ese tipo de todas formas? —habló Matt, cruzándose de brazos.

Por alguna razón Evan dudó un poco antes de responder.

—Adam Grayson.

—Grayson —murmuró Matt, el apellido resultándole familiar, asintió al recordar—, ¿cómo aquella compañía qué es dueña del hotel?

Evan solo asintió, un poco incómodo.

—Adam Grayson… también me suena de otro lado —comentó Ana, tronó sus dedos—, lo recuerdo, ¿es el hijo de la antigua presidenta de empresas Grayson? Hace poco leí sobre como se vieron implicados en una mala negociación con otra familia, los Blake, ellos son prácticamente dueños de la ciudad M y los Grayson de ciudad S, a papá y a mi nos encanta leer sobre esto en los periódicos. Ya sabes, dramas de familias ricas.

Ante la mención del apellido, Francis se tenso notablemente, casi tanto como Evan. Un segundo después Francis se relajó, pero la sonrisa triste en su rostro llamó la atención, no solo la de Matt.

—¿Francis? —preguntó Ana.

—Nada solo es curioso, creo que los Blake fueron alguna vez socios de Eliot, mi ex compañero —murmuró el omega moreno.

—El mundo es pequeño —comentó Elena, intentando aligerar el ambiente tenso que había caído.

—Supongo que si —Evan sonrió sin comprometerse, lanzándole una mirada reflexiva a Francis.

Por su lado Francis permaneció en silencio, junto a Ana quien parecía realmente arrepentida por haber hablado.

«El mundo puede ser realmente pequeño», pensó Matt, después de todo, la madre de Mango era una Blake también.

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El omega se sentó junto a Chris luego de meter la ropa húmeda en la secadora y echar las monedas, tras eso ambos permanecieron viendo la secadora girar y girar. Cada uno en sus pensamientos.

Chris solo esperó, sabiendo el omega tenía algo en mente. Desde hacia varios días lo había visto indeciso, dándole miradas preocupadas, escuchándolo suspirar de vez en cuando.

Tenía Chris poniéndose cada vez más y más nervioso por ese comportamiento.

Cuando la mujer que estaba en la lavandería sacó su ropa y se marchó, dejándolos solos, Chris decidió aprovechar el momento y se movió en su asiento.

—Evan —llamó, sacándolo de su ensimismamiento.

—¿Si?

Chris estudió su rostro, físicamente igual al que había sido su padre, pero a la vez completamente diferente, por la calma, paciencia y bondad que era capaz de transmitir con un solo gesto o mirada, diferente en la siempre faltante locura y perdición en su mirada.

—¿Qué hiciste?

Evan tan solo parpadeó, sorprendido.

—¿Tan obvio soy? —murmuró tras un momento de consideración, levemente divertido.

—Últimamente si.

Evan suspiró, mirándolo en claro conflicto, puso a Chris más que nervioso, lo puso alerta.

—Volví a reunirme con tú padre.

Ante la declaración, Chris frunció el ceño, sin intentar ocultar su recelo y desaprobación.

—¿Por qué?

—Porque es tu padre, porque debes conocerlo por lo menos una vez, por-

—Ya lo hice —masculló, interrumpiéndolo.

—Sabes de lo que hablo, Chris.

Apartó la mirada, incómodo y molesto por la decisión unilateral del otro.

—No lo necesitamos. No lo necesitas. Mantente alejado de él.

Evan guardó silencio, Chris fingió no notaba la pesada mirada del omega sobre él.

Cuando fue alzado repentinamente y puesto en el regazo de Evan se sonrojó y levantó la cabeza. Evan lo miró con seriedad y paciencia.

—Chris, ¿puedes verlo una vez al menos? —pidió con cuidado.

—… ¿Para qué?

Hubo un toque de nudillos en su mejilla.

—Lo invitaremos al departamento, podrás hablar con él, hacerle cualquier pregunta que quieras. Comenzar a conocerlo. Ambos lo haremos —explicó con voz suave.

Evan no confiaba mucho en aquel alfa y aún así parecía que por beneficio de Chris estaba dispuesto a arriesgarse.

No significaba le gustará.

—Evan, ¿por qué decidiste esto?

—Es… No quiero crezcas con odio en tu corazón, no quiero eso para ti… Es complicado —terminó en un suspiro.

Al ver los cálidos ojos verdes, con tintes de miedo y preocupación, algo dentro de Chris cedió.

—Bien.

Entendía que el omega de alguna forma creía solamente estar haciendo lo mejor para él, no había engaños o planes egoístas detrás de su decisión. Evan no planeaba usarlo para acercarse a ese alfa, no estaba interesado en él, la única razón por la que parecía querer relacionarse con Adam Grayson era Chris.

Hacía mucho que Chris había entendido que el hombre frente a él no lo dañaría ni se desharía de él, que lo protegería. El hombre sin relación con él, sin ningún tipo de obligación hacia él, era la única persona que alguna vez le había hecho una promesa como esa, era la primera persona que le había ofrecido un cuidado desinteresado, era el único que lo hacía sentir completa y genuinamente querido.

Evan lo miró agradecido antes de besar su frente otra vez.

—Gracias. Haremos esto poco a poco, ¿esta bien?

Chris solo asintió y se bajó del regazo de Evan sin decir nada.

Chris solo lo haría por Evan, pero ante la más mínima señal de problemas o algo más que pudiera afectarlos negativamente, Chris se aseguraría Evan los alejará de ese hombre para nunca más aceptar hablar o siquiera verlo.

Muchas gracias por leer, háganme saber que les parece, como cualquier autor adoro leer comentarios.

Mari_Solezcreators' thoughts
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