Capítulo 25: Su verdadero miedo

Evan salió de la habitación y depositó las sábanas sucias en el canasto de su carrito de limpieza, luego avanzó por el pasillo hacia la siguiente habitación en su lista, la última por limpiar en su turno, debido a eso, permitió que sus pensamientos se alejaran un poco del trabajo.

Adam Grayson no lo había contactado ni tampoco aparecido desde lo ocurrido ese último fin de semana, Evan solo se sentía medianamente tranquilo debido a eso, sabía tarde o temprano aparecería otra vez. Lo había visto en sus ojos, la resolución que había venido tras cambiar de opinión.

Realmente no quería tener a Chris cerca de ese hombre, Adam Grayson era el villano. Mientras detenía el carrito, a Evan se le ocurrió que juzgarlo en base a la trama de la novela era un poco injusto, sobre todo cuando quedaba claro había diferencias en la trama, que el mundo no estaba regido por la novela, parecía que desde el final escrito no lo estaba; que el hombre mismo estuviera vivo era prueba de eso.

Quizás este último pensamiento venía del recuerdo de percibir tan claramente la tristeza del hombre una vez y que eso le recordara cuan parecido era a Chris. También pensaba en que no deseaba ser juzgado por lo hecho por el otro Evan, si llegará el caso de toparse con alguien del pasado de Evan Clare nada le gustaría más que no ser juzgado por lo actos cometidos por este, pero Evan no se hacía ilusiones, sabía no ocurriría, estaba mentalmente preparado por si se topaba con alguien como Nate otra vez, después de todo Evan Clare se había comportado terrible con otros y esperar no recibir rechazo u odio era tonto.

Pero sobre todo, las situaciones de ambos eran completamente diferentes, Evan no era el verdadero Evan Clare, no había hecho nada de lo mencionado en la novela, por otra lado Adam Grayson… «El que este vivo no significa no haya hecho lo escrito en la novela», se dijo, cortando esa línea de pensamiento.

La realidad era que solo conviviendo con Adam Grayson averiguaría eso y lo que menos quería era acercarse a él. Evan suspiró agotado por esos pensamientos que lo dejaban en el mismo dilema.

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Chris lanzó una mirada a la puerta mientras la computadora se apagaba, segundos después cerró la laptop para luego bajar de la silla de un salto y alejarse del escritorio. Tomó un libro de la estantería.

Salió de la oficina y al entrar a la sala de estar comprobó el señor Cheng continuará dormido en el sofá antes de entrar e ir a otro de los sofás.

Chris abrió el libro y se preparó para leer como si nunca hubiera salido de la sala de estar.

—Chris, ¿encontraste lo que buscabas?

Sorprendido, levantó la cabeza para ver al omega de mediana edad mostrar una expresión conocedora pero gentil mientras tomaba una mejor posición en el sofá.

Chris dejó el libro sobre sus piernas encontró la mirada del omega y solo asintió.

—Podrías haberme preguntado, Chris —dijo el hombre asiático, doblando la manta con la que había estado cubierto.

—Lo siento.

Chris bajó la cabeza, se sentía un poco avergonzado por haber abusado de la confianza del hombre mayor cuando este no había sido más que amable con él durante el tiempo que llevaba cuidándolo.

—Oh, no te disculpes. Entiendo eres un pequeño reservado. No me sorprende mucho sepas usar una computadora —comentó, dejando la manta en el sofá—. Sabía solo la usarías si creías no me enteraría. Vi que querías hacerlo cada vez que entrabas por un libro a la oficina estos días.

Levantó la mirada hasta encontrar los oscuros y suspicaces ojos del omega mayor.

—Preste atención las ocasiones que usted la uso —mintió fácilmente.

El omega asintió con calma.

—¿Tiene esto qué ver con el hecho de que no lograste convencer a tu padre con respecto a la escuela? No importa la información que encuentres, tu padre no cambiará su decisión.

—Lo sé, no es eso.

—Ya veo. ¿Te gustaría hablar sobre ello?

—Es… investigaba sobre mi padre alfa.

Por alguna razón Chris encontraba realmente sencillo hablar con el omega mayor sobre cualquier cosa, el hombre era paciente y amable, justo como Evan, pero con él no sentía culpa o miedo de decir algo incorrecto que lo hiciera perder su compañía. Además, el omega no lo trataba con la condescendencia que los adultos generalmente usaban con los niños, quizás porque había quedado claro para el omega qué Chris no era como los otros niños.

—Lo conocí el pasado fin de semana —continuó.

Recordar como había malinterpretado la situación y llorado todavía lo hacía sentir muy avergonzado.

—¿Y qué pensaste sobre él? ¿Cómo te sientes?

—… Es un alfa arrogante pero… —rememoró cuan curioso se había sentido por la forma en que se había agachado para quedar frente a frente y hablar, también pensó la mentira que había dicho por él, pero sobre todo, pensó en la información que había leído en internet—. No me agrada.

El señor Cheng solo lo estudió, paciente y sereno.

—¿Sientes algún resentimiento hacia él?

Chris bajó la cabeza, ocultando una mirada fría.

—Si.

No solo resentimiento porque era un alfa y no quería ningún alfa cerca de Evan, sino porque… ¿Dónde había estado ese hombre en su vida pasada? Esta pregunta era una en la que se había encontrado haciendo sin poder evitarlo.

—No me agradan los alfas —Chris decidió decir parte de la verdad, aunque disfrutaba charlar con el hombre y comenzaba a confiar en él no era como si pudiera contarle sobre su vida pasada.

No es como si pudiera contarle a alguien sobre eso, el único que le creería, que podría entenderlo sería Evan quien había experimentado algo casi tan extraño como renacer, pero al contarle su secreto podría perderlo.

El señor Cheng no dijo nada sobre la última declaración, su mirada pensativa puesta en Chris. Solo había una razón por la que un niño tan pequeño recelaría de esa forma de los alfas, su experiencia con los que pertenecían a ese casta no debería ser buena, mejor dicho quizás la experiencia de Evan con los alfas no debía serlo, Chris era un niño sumamente inteligente como para darse cuenta de esas cosas. «Oh, pequeño», pensó con pena.

—¿Te dijo alguna cosa que te molestara?

—No lo hizo. Él parece querer conocerme.

El niño parecía sorprendido y desconfiado por eso.

—Supongo no quieres eso.

—No, pero… tengo preguntas —susurró Chris.

La información sobre Adam Grayson en internet era bastante escasa, como si alguien se hubiera encargado de eso, pero aún así había algunas noticias sobre el hombre, al parecer se sospechaba de muerte o desaparición, los medios especulaban sobre eso desde hacia años; había recabado un poco más de información investigando a la discreta familia Grayson, una familia que se había estado recuperando financieramente los últimos años luego de perder en una guerra corporativa contra otra familia influyente, una familia que Chris conocía.

Por lo que había leído, el único hijo del matrimonio Grayson Ivanova, quien resultaba ser su padre alfa, había tenido una especie de rivalidad con el primogénito de los Blake, quien resultaba ser el alfa que en su vida pasada Chris había creído era su otro padre.

Entre las cosas que había descubierto también estaba el hecho de que empresas Grayson había adquirido la cadena de hoteles en la que Evan trabajaba.

Chris no creía todo eso solo fuera una coincidencia.

No quería que Evan se acercará a ese alfa ni si quiera para hablar. Adam Grayson no había parecido tener ese tipo de interés en Evan, pero William Blake tampoco lo había tenido hacia el antiguo Evan, y aún así, su padre se había obsesionado con ese alfa. Había caído en la locura por la culpa de un alfa.

Los alfas solo dañaban a los omegas.

La mayoría de las veces lo hacían, la estructura de su injusta sociedad era prueba de eso.

—Chris —dijo el señor Cheng—, no todos los alfas son malos. Mi difunto esposo no lo era —comentó con una nostálgica sonrisa—, mi hija no lo es.

—… Lo sé.

Chris sabía que lógicamente no podía culpar únicamente a William Blake por lo sucedido con su padre, el otro Evan se había obsesionado y actuado así debido a lo que sentía, entendía que Evan no necesariamente terminaría como su padre si se interesaba en un alfa, pero aún así le causaba un gran terror pudiera suceder.

Temía Evan cambiará con él si un alfa o alguien más fuera beta u omega, mujer o hombre, entrará en su vida. Temía que Evan fuera cambiado y reducido a un ser patético como su padre.

Al final, temía perder su cariño. Ese tal vez siempre sería el verdadero miedo de Chris.

—Lo mejor que puedes hacer es hablar de esto con tú papá —aconsejó el señor Cheng.

En el pasillo, fuera de la entrada de la sala de estar, un Marco que había estado escuchando todo se quedo pensando en lo dicho por Chris. El niño entonces cerró sus ojos.

«Espero no presentarme como alfa… espero no presentarme como alfa.»

Pensaba que Chris tenía razón, los alfas eran malos… Además, Marco realmente quería agradarle a Chris, para poder ser su amigo para siempre.