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Capítulo 17: Deseo de proteger

Evan salió de la oficina con un corazón rebosante de optimismo, al ver a Elena esperando junto a otro grupo de personas su turno de entrevista, le sonrió suavemente, animándola. Ella asintió y sostuvo la carpeta con su mano izquierda mientras con la derecha revisaba nerviosa el moño bajo en su cabello.

Fuera del edificio de oficinas caminó hacía una pequeña y modesta cafetería donde los tres habían acordado esperar y turnarse para cuidar a los niños. Matt cuidaba a Chris al ser quien tuviera programada la entrevista cerca del final. El sonido de la campana en la puerta trajo la atención de ambos cuando entró, encontró la mirada curiosa de Chris, le sonrió transmitiendo las buenas noticias y este solo asintió seriamente con aprobación, ante la mirada interrogante de Matt lo miró tranquilizador.

—Conseguí el empleo —dijo al llegar a la mesa.

Matt sonrió al escucharlo, Mango en sus brazos pareció sentir la alegría de su padre porque movió sus manitas y rió en voz alta. El bebé comenzaba a hacer más sonidos balbuceantes muy tiernos de escuchar, también miraba todo a su alrededor para luego sonreír. Tras obtener aprobación de Matt, lo tomó en brazos.

—Es grandioso —dijo, dejando un biberón en la mesa—. Esperemos Elena y yo corramos con la misma suerte. ¿También serás mesero?

Negó con la cabeza arrullando al bebé. La mirada de Chris cayo sobre él, se preguntó que estaba pensando, por un segundo la tristeza había dominado los rasgos del niño.

—Mucamo.

—Oh, espero no sea algo muy pesado —comentó, pasándole la pañalera.

Vio entonces como Matt abría y cerraba la carpeta frente a él una y otra vez, claramente se sentía nervioso.

—Tranquilo.

—Bueno, iré. No quiero llegar tarde.

—Buena suerte, Matt.

—Gracias —respondió respirando hondo—. Mango solo ha tomado medio bebieron, Chris bebió un pequeño vaso de leche. Cuida a mi pequeño y si comienza a llorar probablemente sea porque quiera una siesta. Todo lo necesario esta en la pañalera.

—Lo entiendo, no te preocupes.

Matt asintió varias veces, después se puso de pie. Era algo nuevo verlo tan nervioso, solo había visto a Matt ser seguro y alegre, fuerte. Verlo así hacía difícil relacionarlo con el mismo chico que se había interpuesto entre él y un desconocido en un intento de darle protección.

—Si yo… es que necesito este empleo —susurró.

—Lo sé. La entrevista es fácil, necesitan personal, todo saldrá bien.

Matt asintió, más tranquilo, le dio un sonoro beso a su bebé para luego partir.

Llamó la atención de la mesera para pedirle rellenara el vaso con leche de Chris y le trajera un muffin.

—¿Paso algo? —susurró, cuando volvieron a quedar solos.

—Nada.

Evan tomó el biberón y se lo ofreció a Mango, el bebe rehuyó de la botella y balbuceo, con paciencia lo convenció hasta que acepto. Notó que Chris ahora miraba al bebé.

—¿Quieres alimentar a Mango?

—No.

Mango miró a Chris, entonces estiró su manita, Chris lo contempló sin mucha expresión. La mesera trajo su orden.

—¿No te agrada Mango? —preguntó, acercándole el panecillo—, es muy lindo.

—Los bebés son demasiado ruidosos.

Se sintió divertido al escucharlo y una parte de él no podía evitar preguntarse como habría sido Chris de bebé. Apostaba había sido un bebé muy tranquilo y tierno. Además de ser un niño tranquilo Chris era un niño muy inteligente.

—Chris, gracias por ayudarme ayer. Sin embargo, no es correcto mentir. Ayer lo hicimos debido a la situación, a veces es necesario hacerlo, pero no significa este bien.

El niño desvió la mirada.

—Lo sé.

—… ¿Cada cuanto iban a buscar a Nate? —preguntó con cuidado.

El rostro de Chris se oscureció.

—Por lo menos una vez al mes.

—Se mudaban mucho, ¿cierto?

—Si. Él… parecía nunca poder permanecer en un solo lugar. Pero de alguna forma siempre volvía a su antiguo hogar, con esa familia.

Su tono dejaba ver que claramente era algo que lo molestaba hubiera sucedido.

—Ya veo.

—Toda esa familia es igual —masculló.

—¿Sabes porque se negaban a ayudarle?

El ceño de Chris se frunció.

—Cosas del pasado. Siempre decían se merecía lo que le paso.

—¿Lo que le paso?

—La muerte de sus padres, quedar en la calle, tenerme…

Evan se sintió molesto, pero sobre todo afligido, había tenido razón al suponer la interacción con la familia Clare le había dejado malos recuerdos debido a su corta edad. Si podían decir todas esas cosas frente a un niño sin importarles podrían afectarlo comprobaba que Chris tenía razón, los Clare definitivamente no podían ser buenas personas.

—Chris, no creo que tu existencia sea un castigo. Creo es un milagro, una bendición que nadie ha sabido valorar.

Chris no respondió. Estirando su mano, Evan tocó su mejilla con los nudillos, su corazón pareció latir impulsado por la ternura cuando el niño se apoyó en su toque durante unos segundos.

—… ¿Cuánto sabes del pasado de tu padre?

—Poco —respondió escuetamente, alejándose de su toque para tomar el vaso con leche.

Evan no indago más, hacerlo solo significaría forzar respuestas que Chris no estaba dispuesto a dar, no importaba cuanto quisiera saber, respetaría los secretos de Chris hasta que este quisiera contárselos. Si eso nunca pasaba, bueno, solo esperaba no haberse equivocado al decidir eso.

Chris tomó el muffin y lo dejó frente a Evan.

—Estoy lleno.

Chris tenía estos pequeños detalles con él que lo hacían sentir infinitamente conmovido, pero sobre todo agradecido. Agradecido de que Chris estuviera más cómodo a su alrededor, de que Evan le importara. De que de alguna forma lo estuviera aceptando a pesar de lo extraño de la situación, de saber era alguien más dentro del cuerpo de su padre.

Comió una pequeña parte del panecillo para el resto dárselo a Chris, quien solo aceptó comerlo cuando Evan lo convenció pacientemente, justo como lo había hecho con el bebe. Ocultó su diversión y lo vio comer.

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Chris anotó la respuesta en el cuaderno y luego deslizó este a Marco sentado a su lado frente a la mesa de centro. Marco lo miró con ojos brillantes e impresionados, como si él que hubiera resuelto su tarea fuera un evento asombroso, Ari frente a él miró de Chris a Marco, luego empujó su propio cuaderno.

—¿Puedes ayudarme a mi también? —La niña movió sus pestañas, sus ojos ámbar llenos de súplica mientras se aferraba al borde de la mesa— Por favor.

—Tú no quieres que te ayude, quieres que resuelva tu tarea —dijo su hermana, entonces miró a Marco—. Hiciste trampa. Eso es malo.

Chris tomó la libreta de Alexandra para revisarla, solo eran multiplicaciones, resultaban realmente sencillas de resolver para él. Señaló dos con un lápiz.

—Tus respuestas están mal.

La niña frunció el ceño y tomó de regresó la libreta.

Ari rió divertida, como si él corrigiendo a su hermana fuera lo mejor.

—Chris es más inteligente que tu y es más pequeño.

Alex le lanzó una mirada enfurruñada.

—¿Cómo es que lo sabes? Papá dijo que ni siquiera has entrado al jardín de niños.

—Televisión —mintió con tranquilidad.

La niña lo estudió con extrañeza, no iba a sentirse intimidado bajo la mirada de una niña técnicamente seis años menor que él, al final Alex suavizo su expresión.

—¿Puedes enseñarnos?

Ari apoyó la barbilla en su mano.

—A mi no, solo resuélvelos —señaló la libreta con su mano libre—, a mi nunca me gustaron ese tipo de caricaturas.

Su hermano la pellizco el brazo.

—Mentirosa, te gustan pero no te esfuerzas en entender.

—Ouch, le diré a papá —se quejó, sobándose.

—Dile, también le diré, y te regañara por soltarte el cabello.

Ari aplano su desordenado cabello mostrando una expresión lastimera.

—Eres mala.

—Chris —llamó Marco en voz baja—, ¿puedes explicarme como lo resolviste?

Asintió y tomó la libreta una vez más, la tarea de Marco eran problemas de fracciones solamente.

El niño lo miró con gran atención durante todo la explicación, luego también procedió a darles una explicación correspondiente a las gemelas, estuvo apunto de rendirse con Ariana hasta que esta por fin entendió luego de recibir otro pellizco de su hermana. Marco lo observó durante todo la explicación, su mirada parecía aun más asombrada que antes.

—Eres increíble.

Chris no lo aceptó ni negó, solo procedió a escribir dos problemas más para Marco, empujó la libreta en su dirección.

—Hazlo.

El niño mayor asintió obedientemente.

—¿Terminaron su tarea? Su padre querrá revisarla cuando llegué —dijo Evan, entrando a la sala de estar.

—Ya casi, Chris nos enseñó como resolverlo —comentó Ari, aprovechando la oportunidad para dejar de mover el lápiz.

—¿De verdad? —preguntó sorprendido.

Chris encontró su mirada, le dio un asentimiento esperando no hacerlo sospechar, esperando no lo encontrará extraño o desagradable. Bajó sus manos bajo la mesa sosteniendo con fuerza uno de los lápices.

—Si, dijo que lo aprendió por televisión —dijo Alex, mirando de Evan a Chris con curiosidad.

—Bueno… Chris también aprendió a leer por su cuenta con ayuda de la televisión.

Chris sintió algo relajarse en su interior ante su confiada respuestas al mismo tiempo que un zarcillo de culpa se enredo entorno a su corazón.

Matt entró sosteniendo a su hijo, su sonrisa brillante, él y la madre de Marco también habían conseguido el empleo.

—La comida está lista, ¿puedes sostener a Mango? Ayudaré a poner la mesa.

—Puedo hacerlo.

—Ya ayudaste a Elena con la comida, déjame esto a mi o me sentiré como un inútil, ustedes ya pagaron y cocinaron.

Entregó al bebé y vio a Evan sostenerlo con cuidado.

Contempló su cuidadosa acción, y una parte de él no podía evitar preguntarse como podría haber sido su vida si Evan hubiera sido quien lo cuidará desde niño, como hubiera sido su otra vida con Evan como su padre, quizás no habría muerto, porque no habría tenido ninguna razón para ir por el camino que lo llevara a la muerte. Evan no se habría enamorado de aquel alfa, no hubiera intentado dañar a aquel omega y no hubiera arruinado su vida, por consecuencia tampoco la de Chris.

Evan se sentó junto a él, mirando los cuadernos y haciendo preguntas sobre la tarea de los tres niños, lo vio sonreír, el omega estaba feliz por la oportunidad de tener un empleo decente, obviamente decidido a salir adelante, llevándolo con él, queriendo llevarlo con él. Aun así, bajo su alegría, había una tensión imposible de ocultar. Se debía a la aparición del estúpido alfa, el primo de su padre había decidido buscarlos por alguna razón, eso no le gustaba, no tenía ningún sentido.

En su vida pasada Nate jamás había tomado la iniciativa para acercarse a su padre, así que no entendía porque Nate los había buscado ahora, al hombre debería haberle convenido desaparecieran, debería haberle tranquilizado su padre dejará de ir a buscarlo para causarle problemas. Chris sabía porque ese Evan había buscado a su familia, la veces que había ido a aquella mansión habían sido para armar un escándalo sobre una herencia y un robo. Sobre que lo que le pertenecía le fuera devuelto.

Algo le decía que Nate volvería, solo sabía lo haría. No importaba huyeran o no. El alfa odiaba a su padre por alguna razón estúpida de un pasado que no le interesaba. No sabía como lidiar con el alfa si este regresaba a buscar problemas otra vez.

Apretó los dientes para contener su ira, él no había sabido el hecho de que por culpa de ese hombre el antiguo Evan encontrará aquel trabajo. No podía permitir alguien así se acercara a Evan.

Saber que no podía hacer nada debido a su edad lo hacía sentir extremadamente inútil, justo como antes. Cuando era niño, por un tiempo había deseado también proteger a su padre aunque este lo despreciara al igual que todo el mundo parecía hacerlo.

Ese hombre y su familia siempre lo habían mirado con desprecio, cada vez que su padre lo llevaba a cuestas ellos no hacían más que tacharlo de bastardo, considerándose superiores a él lo habían tratado como basura.

No recordaba cuando el otro Evan se había rendido y había dejado de ir a buscar a los Clare. Pero aunque su padre se había rendido con esa familia, no sé había rendido con aquel alfa.

Chris había tenido seis años cuando su padre lo llevará por primera vez a buscar a William Blake, habían visitado un lujoso edificio de oficinas, recordaba su doloroso agarre en su brazo mientras lo jalaba, recordaba el miedo y su confusión al ver a su padre comportarse de manera trastornada, desesperada. Su padre había exigido hablar con el alfa, cuando ese hombre había aparecido solo había sido para ordenará los echaran.

Blake y su pareja odiaban a su padre más que todos los Clare juntos, esperaba Evan nunca se topará con ellos y no lidiara con las consecuencias de los actos de su padre. Y si sucedía, esperaba al menos sucediera cuando tuviera el poder para protegerlo.

Su cuerpo se sacudió cuando Evan tocó su cabeza, un toque cariñoso, como si así quisiera traerlo de regreso de cualquier lugar a donde su mente se hubiera marchado, probablemente había hecho o mostrado algo que intranquilizara al omega. Se apoyó en su toque, obteniendo su aroma y disfrutando su preocupación y cariño, pensando con una alegría vacilante como ese tipo de muestras de cariño ya no serían algo ajeno para él.

Sería así mientras Evan no averiguara su secreto.

No soy muy buena para los títulos.

Gracias por leer.

Al parecer si colocas emojis aquí, no puedes actualizar, jajaa y yo toda preocupada.

Mari_Solezcreators' thoughts
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