13 Capítulo 13: Semejanza

Evan parpadeo en medio de la tenue oscuridad, su mirada concentrada el rostro durmiente de Chris. Llevó su mano derecha hasta su cabello castaño claro, apartándolo de su frente, entonces tocó su ceño fruncido con preocupación, al ver sus pestañas revolotear alejó sus dedos no queriendo perturbar más su sueño.

Tras las palabras de Chris, tras la súplica y el claro miedo en sus ojos, su decisión de nunca involucrarse con un alfa se había reafirmado.

Sus palabras lo habían inquietado, lo habían hecho recordar y pensar en la trama de la novela, debido a eso Evan se sentía intranquilo, pero sobre todo, se sentía temeroso. Tenía la sospecha de que el padre alfa de Chris podría ser la pareja del protagonista del cual Evan Clare había estado enamorado, William Blake.

Escuchó los sonidos a su alrededor a los que ya estaba acostumbrado, las respiraciones generalmente apacibles, los susurros inentendibles, el arrullo ocasional, el llanto silencioso de un niño, a veces de un adulto.

Hasta ahora, Evan no había querido pensar en la novela bajo las castas del mundo en el cual estaba, había pensado ilusamente en el padre alfa de Chris como alguien ajeno, completamente desconocido, pero al analizar la trama que recordaba, muchas cosas tomaban sentido. La posibilidad de que la pareja del protagonista fuera el padre de Chris explicaba el resentimiento de este hacia la pareja.

Haber recordado el último plan de Evan Clare para estar con William Blake era lo que lo hacía sospechar sobre la identidad de este como padre de Chris. En la novela se había mencionado el plan de Evan Clare de drogar al protagonista para así poder estar con él, sin embargo, lo único que Evan podía recordar era eso, no tenía idea si Evan Clare había logrado su objetivo. La vida de Evan Clare luego de terminar en la calle no había aparecido en la novela, tampoco la infancia de Chris, solo una breve mención a sus dificultades mientras crecía y a su problemática vida adolescente entre pandillas.

No pudo evitar preguntarse sobre si el hombre que habían visto esa tarde y que había trastornado a Chris tendría algo que ver con la trama o el pasado de Evan Clare. Atrajo a Chris hacia su pecho, obligándose a no pensar en ese hombre rubio. Creía en Chris cuando dijo no lo conocía, pero aún así dudaba. Chris tenía secretos. «¿Realmente no lo conoce?», se preguntó, colocando la barbilla sobre su cabeza.

Evan no deseaba estar cerca de los protagonistas o algún otro personaje importante, no deseaba estar involucrado con ninguno de ellos. Tampoco podía seguir pensando en ellos solamente como personajes de una novela, eran personas reales a las cuales Evan Clare había hecho daño o afectado de alguna manera, personas que indudablemente tendrían rencor hacia él. No podía relacionarse con nadie del pasado de Evan Clare.

Sin embargo, sus deseos no importaban, porque parecía que alguien lo estaba buscando. No solo en la casa de acogida, también habían intentado ponerse en contacto con él a través de su celular.

El registro de llamadas perdidas no era largo, pero si inquietante debido a que era la primera vez que alguien había intentado ponerse en contacto con Evan Clare desde que él había transmigrado. Evan Clare solo había tenido tres contactos en su celular, uno de ellos había sido aquel proxeneta a quien había bloqueado, otro era el de Trudy, el último era quién había estado llamándolo la tarde anterior, alguien llamado Nate.

Alguien del pasado de Evan Clare lo estaba buscando, alguien sabía Evan ahora estaba en la ciudad S.

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Adam le dio una calada al cigarrillo entre sus dedos y dejó el viento en el balcón se llevará el humo y olor a tabaco. Su mirada estaba fija en la ciudad, en los sonidos distantes y luces parpadeantes, en la noche fría.

Pensaba en lo que había hecho esa mañana, le dio otra calada al cigarrillo, ir y poner a prueba a aquel omega había resultado infructuoso, no había obtenido más que una mirada desinteresada, pero había logrado obtener un mejor vistazo del niño, realmente se parecía a él en su infancia. Y al parecer la edad también correspondía con un accidente desagradable ocurrido seis años atrás.

La noche en que había sido drogado y encerrado con un omega en celo en una habitación de hotel.

Entrecerro la mirada recordando al padre y niño caminar bajo los árboles.

Andrew tenía razón, lo mejor sería realizar una prueba de ADN y salir de dudas, si las sospechas resultaban no estar equivocadas podría pasarle una pensión al niño y enviarlo a algún internado, mantenerlo alejado. Respecto al padre, que no lo hubiera reconocido no significaba fuera inocente. Adam nunca había logrado averiguar la identidad del omega con el que había estado en esa habitación de hotel. Todo lo relacionado con aquella noche había sido confuso y fuera de su control. Al final, había sido algo que descartara y olvidará.

Aún no sabía si lo mencionado en la información sobre Evan Clare y esa pareja era cierto, Adam nunca había oído de él, pero realmente su atención en esa época había estado en una sola persona.

Meditó sobre todas las cosas extremadamente detalladas que Evan Clare había hecho para estar cerca de William, el hecho de que intentará forzar a William a estar con él con la intención de atraparlo había sido un movimiento patético. Pero si era verdad, entonces ese evento coincidiría con la fecha y lugar de la noche en que había sido drogado.

No creía en las coincidencias, no creía en los accidentes, pero sobre todo, no creía en el perdón.

Existía la posibilidad de que Adam hubiera sido quien terminará en esa habitación. Si descubría sus sospechas eran verdad, Evan Clare pagaría. La idea de haber sido usado como remplazo de William Blake le resultaba repugnante. Todo lo relacionado con su pasado entorno al otro alfa y su pareja le resultaba repugnante.

Al sentir una punzada de dolor en su pierna apagó el cigarrillo, regresó al interior del departamento y se dirigió a la cocina en busca de un vaso con agua.

Evan Clare parecía haber sido una mala y aún más estúpida versión del Adam del pasado, sus acciones, sus planes, el porque había hecho todo.

Su mirada indiferente y actitud tranquila no significaban el omega no estuviera esperando el momento oportuno para hacer una aparición frente a los Grayson y hacer exigencias en base a la existencia de ese niño. No sería el primero en intentarlo. Quizás la desaparición de Adam los últimos años había ocasionado se diera por vencido.

«O quizás simplemente no sabe quien es el padre de su hijo», pensó, dejando el vaso en la encimera luego de tomarse una pastilla. «Atrapado en tu propia trampa… », regresó las pastillas a su bolsillo.

Según la información si su engaño no hubiera sido descubierto y detenido, Evan Clare habría estado con William, probablemente intentando usar la existencia de un niño para retenerlo, una táctica realmente patética y desesperada, pero no diferente a las que el mismo Adam había utilizado en el pasado.

Adam cerró los ojos, negándose a dejar afectar por esos recuerdos.

El omega debía saber que no era William el que había estado con él esa noche. Debía saber había sido otro, a menos que también hubiera sido engañado o manipulado de alguna forma. Entonces el que no lo reconociera tendría un poco más de sentido, sin embargo, el omega debería ser capaz de recordar su olor. Detuvo su andar en la sala de estar, pensado en que el mismo nunca había recordado el olor del omega de esa noche pero ahora que lo había captado sutilmente, parecía ser incapaz de olvidarlo.

Adam tomó su celular de la mesa de centro para llamar a Andrew.

—¿Tienes la información?

—Buenas noches a ti también, Adam —respondió secamente su primo—. Planeaba enviarla mañana a primera hora.

Se sentó en uno de los sofás para descansar, procedió a frotar su pierna esperando la pastilla para el dolor hiciera efecto.

—¿Qué ocurrió con el asistente?

—Alguien le entrego la información, dijo que simplemente había llegado a su correo —bufo—. Antes de que preguntes, ya alguien se encarga de eso.

—Envía la información ahora.

—Hecho.

—Gracias —dijo, terminando la llamada. Abrió la nueva investigación en su celular.

Tiempo después, Adam dejó de leer, el atisbo de una sonrisa cínica en sus labios, realmente, la semejanza en sus pasados era innegable.