1 Capítulo 1

200 años después que el mundo de thinhallan desapareciera a causa de la liberación de la magia que brotaba del manantial, los descendientes de los antiguos habitantes deciden regresar para una vez más reconstruir lo que una vez fue una de las más grandes maravillas: el reino de Merilon, que fue dejado en ruinas por la batalla liberada entre sus residentes y los invasores que provenían del "más allá". Durante otros cientos de años la ciudad se fue reconstruyendo sobre nuevas normas y leyes que provenían de un gobierno Monarquista, ya que el gobernante de merilon quien fuera escogido por sus grandes habilidades y liderazgo recibiría el título de rey; ese hombre resulto siendo Adalbert Von Krammer, quien se encargo de mantener el orden en Thinhallan y su capital Merilon durante muchos años, para lograr esto, Adalbert creo 6 academias que estarían bajo el mandato de la corona, estas escuelas se encargarían de educar a los hijos de los aristócratas en el arte del combate, y en el uso de armas y magia, la cual estaría dentro de ellos desde el momento de la concepción, pero al cumplir el año, los padres se darían cuenta que elemento es el que lo regirá durante toda su vida; aunque la gente humilde también poseía magia, solo las familias adineradas podían correr con los gastos que acarreaba la institución y por ende los pobres se dedicaban a las labores del campo y a otros oficios de menor importancia.

El rey Adalbert antes de morir le deja a su hijo, el príncipe Eliot Von Krammer, el reino de Thinhallan y la administración de las academias, para que de estas sigan saliendo los hombres y mujeres que se encargaran de cuidar la paz que ahora reinaba en todo el mundo. Una de estas academias era la Rosencreus, que no era tan solo la más grande, sino de donde salían los mejores y más fuertes guerreros de thinhallan.

No muy lejos de Merilon se encontraba un pequeño pueblo de campesinos llamado Walren, un sitio tranquilo para vivir y donde sus habitantes son amigables y hospitalarios. En las afueras de este apacible lugar había una modesta casa de ladrillos con una gran antejardín en donde se podría encontrar toda clase de sembradíos, y es ahí donde un joven se encontraba recogiendo algunos vegetales para la cena puesto que, ya estaba anocheciendo.

-Demian, ¿ya terminaste?- le pregunta una voz grave y fuerte.

-si, ya voy- responde el chico de pelo castaño corto algo despeinado, ojos color miel y cuerpo atlético gracias al duro trabajo que ha estado haciendo desde muy pequeño en el campo.

-necesito tu ayuda, date prisa- le ordena otra vez la voz desde el interior de la casa.

-Un momento- dice el joven levantándose y dirigiéndose a donde provenía esa voz.

-Sostén esta olla mientras prendo el horno- le pide un hombre alto de avanzada edad.

-Claro que si, abuelo- dice el joven haciendo lo que le había ordenado.

-¡Fire!- exclama el hombre y de un momento a otro la leña empieza a arder.

-¡Increíble!, eres genial abuelo. Ojala yo pudiera hacer eso, de esa forma tu no tendrías que realizar ninguno de los quehaceres de la casa- dice Demian colocando la olla de nuevo en su sitio.

-Algún día lo harás hijo, solo necesitas un maestro que te ayude a mejorar tus habilidades, que ya de por sí, son buenas gracias al entrenamiento que has llevado durante todos estos años por ti mismo- dice el viejo colocando su mano en el hombro del muchacho.

-Para eso tendría que entrar a una de las academias, y como sabes solo los hijos de papi y mami pueden costear todos lo gastos- dice Demian con tono de burla.

-No descartes la posibilidad, recuerda que mañana es tu cumpleaños y en un día tan especial como ese, cualquier cosa puede pasar- le recuerda su abuelo sobándole la cabeza.

-Por favor abuelo, llevas 15 años diciéndome lo mismo y todo es igual; me levanto a la misma hora, tu me felicitas y me preparas el desayuno, comienzo con los quehaceres y al medio día se aparece Margot a felicitarme, luego paso toda la tarde con ella recordando las cosas que hacíamos pequeños y ya al anochecer me voy a mi cuarto a dormir para despertar y empezar otra vez con todo, con la diferencia que tendré un año más encima- reclama Demian mientras levantaba una espada, que se encontraba recostada a un lado de la puerta, para luego dirigirse a la salida.

-Puede que tengas razón hijo, pero presiento que mañana va ser diferente- piensa el anciano mirando al firmamento.

Era una hermosa noche estrellada, que se podía presenciar en el pueblo de Walren, ya que al no haber energía eléctrica todos los habitantes usaban lámparas de aceite para iluminar sus hogares y por lo tanto esto permitía observar ese majestuoso espectáculo que, junto con una brillante luna iluminaban los bosques aledaños y las verdes praderas cubiertas en rocío; incluso un metal que se estaba meciendo en la oscuridad no podía esconderse de esta magnífica luz.

Demian se encontraba practicando con la espada mientras observaba a lo lejos las luces de la gran ciudad de Merilon.

- Papá, como me gustaría haberte conocido, si no nos hubieras abandonado a mi madre y a mí, seguramente ella estaría viva y tú me habrías enseñado a pelear y a convertirme en un gran guerrero como lo fuiste tú, para así defender y proteger al que lo necesitara- piensa dando una estocada en el aire. –Yo le agradezco a mi abuelo el haberse hecho cargo de mí desde que mamá murió pero, mi sueño es irme de aquí y llegar a ser un caballero al servicio de su majestad para así velar por la seguridad de Thinhallan-.

-Parece que has mejorado desde el año pasado, ya tienes tu propio estilo de pelea, jejeje- exclama el anciano caminado hacia el.

- No te rías abuelo, es lo mejor que puedo hacer, ya que sin una correcta instrucción no podría mejorar mi técnica- responde Demian enfundando la espada.

-Si tu lo dices, pero, mejor entra por que la cena esta casi lista- le avisa dirigiéndose a la casa.

- Si abuelo- responde Demian haciendo lo mismo.

Mientras tanto en un gran estudio cubierto de sombras se encontraban reunidos un hombre y una mujer, los cuales parecían estar discutiendo sobre un asunto muy delicado.

-¿Estás seguro de lo que vas hacer?- le pregunta la mujer sacando un sobre del escritorio y colocándolo sobre la mesa.

- claro que si, confíe en mi. Usted sabe que nunca la he decepcionado- le responde el hombre que parecía ser más joven, mientras tomaba el sobre.

-Soy consciente de eso, pero, esto podría traerle muchos problemas a la academia si "el" no logra cumplir con las expectativas que se han impuesto desde hace cientos de años- dice la mujer tomando un sorbo de vino.

-Es un riesgo que voy a correr, Zei, no te preocupes yo asumiré toda responsabilidad- responde el joven guardando el sobre en su chaleco.

-Muy bien Orphen, ve a hacer lo que tienes que hacer-.

- Mañana mismo salgo, estoy seguro que "el" se va a llevar una gran sorpresa- dice antes de salir por la puerta.

Un nuevo día llegaba a Thinhallan, el sol brillaba en todo su esplendor como si estuviera preparándose para algo muy especial; los habitantes de Walren como todos los días se levantan a la madrugada a comenzar sus labores en el campo como en el pequeño pueblo. Algunos rayos de sol se filtraban por entre las rendijas de la ventana de Demian, quien poco a poco comenzaba a abrir sus ojos.

-Espero que este día acabe rápido- piensa levantándose para luego dirigirse a donde había una jarra llena de agua con la que se lavó la cara puesto que, al ser humildes no poseían baño. Después se coloca un jean holgado, una camiseta gris que le hacía resaltar su fisionomía y unos tenis grises muy desgastados. En el momento que bajaba por las gradas una chica se le tira encima provocándole que casi se callera.

-¡FELIZ CUMPLEAÑOS DEMIAN!- grita la joven mientras seguía abrazándolo.

-gra…gracias Margot tu siempre tan efusiva- le dice Demian tratando de zafarse del agarre que lo estaba dejando sin respirar.- No te esperaba hasta el mediodía- agrega zafándose finalmente de la hermosa chica.

Margot provenía de una familia de campesinos que eran vecinos de Demian y su abuelo; Ella a pesar de sus 15 años poseía una fisionomía de toda una mujer; senos grandes, una cintura estrecha y un hermoso rostro adornado con dos lindos ojos como el color de los rubíes y un largo y sedoso cabello que llevaba amarrado con una cinta color azul.

-Bueno, no todos los días se cumple la mayoría de edad, por eso decidí hacer algo especial el día de hoy- responde la chica caminando en dirección de la cocina. – Ven, te tengo una sorpresa- agrega jalando a Demian de la mano.

- ¡FELIZ CUMPLEAÑOS HIJO!- grita el anciano que se encontraba arreglando la mesa.

-Aquí esta su nieto, señor Garald- dice Margot jalando de nuevo al chico.

Demian se sorprendió al ver puras serpentinas de colores alrededor de un delicioso pastel que tenía escrito su nombre en letras verdes, además de un delicioso aroma que provenía de la estufa.

-Margot está preparando algo muy rico para festejarte- exclama Garald levantando la tapa de la olla.

- Pero que dice abuelo, si es solamente un plato muy sencillo que me enseño mi mamá- murmura la joven ocultando sus ruborizadas mejillas.

Y no solo eso, ese pastel que ves sobre la mesa lo hiso ella misma para ti- añade mirando pícaramente a la joven que no sabía cómo desparecer en ese momento por la vergüenza que sentía, además que todo su rostro parecía un tomate.

-Margot, muchas gracias- le dice Demian para después darle un beso en la mejilla.

-Lo hice con gusto- murmura la ruborizada joven.- Por qué no nos sentamos a conversar mientras esta la comida- exclama invitando a Demian como a su abuelo a que tomaran asiento.

-Señor, ya casi llegamos- exclama el sujeto que estaba conduciendo un pequeño automóvil color rojo. – ¿Cual es la casa?- pregunta mirando hacia ambos lados.

-Es en esa pequeña casa de ladrillos- señala el joven hacia una humilde vivienda que sobresalía por sus abundantes cultivos.

El carro se detiene en el lugar señalado y en instantes el joven desciende no sin antes pagarle las 3000 zafiras al conductor.

-¿Quiere que lo espere?- le pregunta el conductor mientras guardaba el dinero.

-No gracias, no se cuánto me demoro con este asunto por lo tanto buscare otra forma de regresar a penas termine- responde el joven.

-Como usted diga señor- dice el conductor mientras retrocedía el auto por el camino por el que habían llegado.

Adentro de la casa Demian, Garald y Margot se encontraban hablando sobre la infancia del cumpleañero que, no dejaba de apenarse mientras los demás se reían de sus vivencias en la niñez. De pronto escuchan que alguien estaba tocando a la puerta y sin dudarlo Margot se levanta a abrir y cuando lo hace, vislumbra un hombre bastante joven y muy apuesto usando un pantalón negro, guantes y una chaqueta negra, una cinta roja amarrada en su frente y una camiseta gris que ayudaba a resaltar una cadena de plata de la que colgaba una espada con un dragón sosteniéndola.

-¿Quién es usted?- pregunta la joven mirándolo encantada de los pies a la cabeza.

-Permítame presentarme, mi nombre es Orphen Hitchcok, me gustaría hablar con Demian Valentin Wivern- responde el joven haciendo una venia.

-¿para qué quiere hablar con él?- pregunta esta vez la chica con desconfianza.

-Lo siento, no puedo decirte nada, es algo que debe saberlo personalmente Demian- responde Orphen mirando hacia el interior de la casa como si buscara a alguien.

-Pues no lo voy a dejar pasar hasta que me diga para que necesita a Demian- le dice Margot desafiante.

-Que sucede Margot, quien llegó- pregunta el joven que iba haciendo su aparición.

-Este sujeto quiere hablar contigo, dice que tiene algo muy importante que decirte, personalmente- responde mirando de reojo al misterioso hombre.

-¿Quién es usted?, si tiene algo que decirme puede hacerlo delante de ella que es casi como mi hermana- le dice Demian mirándolo con desconfianza.

-Mi nombre es…-

-¡Orphen!- exclama Garald al salir de la cocina y ver al joven.

-Garald, como has estado- dice el joven pasando por el lado de Demian y Margot para abrazar al anciano quien, también hiso lo mismo.

-No te veía desde…-murmura Garald.

-Así es, han pasado algunos años- dice Orphen dejándolo de abrazar.

-¿Pero que te trae otra vez por aquí?- le pregunta el viejo mientras veía como Orphen sacaba algo del bolsillo de su chaleco.

-He venido a cumplir la última voluntad de Elena- responde el joven mostrándole un sobre blanco.

-La última voluntad de…mi madre- murmura Demian sorprendido.-Que quiere decir con eso- le pregunta estupefacto por la revelación.

-Elena, es decir, tu madre me pidió antes de morir que cuando su hijo cumpliera 16 años debía ingresar a la academia Rosencrouz para que se convirtiera en un gran guerrero tal y como lo fue su padre- explica Orphen dándole el sobre a Demian. –Al principio no podía comprender esa decisión pero, finalmente se lo prometí, aunque nunca llegue a imaginar que años después le encontraría el sentido a todo esto- añade bajando la cabeza y suspirando.

-A que te refieres con "encontrarle sentido a todo esto"-.

-Por ahora no puedo decirte nada, Demian, por que no abres mejor el sobre que acabo de darte- le pide Orphen mirando el sobre arrugado en la manos del confundido joven.

-Si, ábrelo Demian para saber que contiene- exclama Margot jalándole la manga de la camiseta.

-Hazlo hijo, podría ser algo que cambiará tu vida- dice Garald colocándose al lado de Orphen.

Demian comienza a abrir el sobre y saca la hoja de papel doblada muy finamente, para inmediatamente comenzarla a ojearla bajo la vista de Garald y Margot que se encontraban ansiosas por saber su contenido y de Orphen que solo esperaba ver la reacción del chico.

-Por todos los dioses, es increíble, esto debe ser un error- exclama Demian estupefacto ante lo que acaba de leer.

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