webnovel

Corey Valkyries, Zafiro 1956

Corey ha sido perseguido toda su vida debido a sus poderes tan inusuales, por lo que, para ocultarse, aprovecha su apariencia andrógina y se hace pasar por una bruja ordinaria. Sin embargo, para sobrevivir deberá tomar una decisión que lo obligará a revelar su identidad: aliarse a un grupo de mercenarios o perecer en completo abandono. Junto a ese grupo de mercenarios, conocidos como Oro-Gris, encontrará un libro mágico de las leyendas de Zafiro, y descubrirá que algo más oscuro sucede alrededor de aquella sociedad mágica que lo ha buscado por tantos años. Ahora Corey tendrá en sus manos una oportunidad para destruir o salvar al mundo entero...

Kiritomo_Deeh · Fantasy
Not enough ratings
17 Chs

Capítulo dieciséis

—Encontrar a Muerte o Vida no será tan fácil —explicaba la Capitana Demmogh mientras daba unos pasos por la habitación—; el último avistamiento fue del dragón negro de ojos verdes… cerca de las islas vírgenes del continente del sur.

El Capitán O'Donnel y su hija Lisa se hallaban cerca del mapa; ambos trazaban con unos listones y alfileres de cabezas gordas de color rojo y negro rutas y posiciones en algunas islas y ciudades.

—Mamá —Fabian dijo desde su posición junto al escritorio—, ¿no podríamos atraerlos hacia nosotros?

—¿Cómo? —preguntó Leora a toda prisa. Ocupaba la silla principal del escritorio; de vez en cuando comía dulces de coco que tenía frente a ella—. He leído que a diferencia de otros dragones, estos dos no actúan de manera lógica.

—Al contrario, Leora —Corey repuso con respeto—, son los únicos dos dragones que tienen la capacidad de esconderse como si fueran humanos.

Todos los presentes contemplaron a Corey, incluso los dos capitanes de categoría inferior y los primeros-maestres de cada barco insignia.

—¿Qué dijiste? —cuestionó la Capitana Demmogh.

—Muerte y Vida tienen apariencias falsas —reveló el adolescente—, o eso es lo que mi familia ha documentado. Fue Muerte quien enseñó a mis ancestros a usar la Necromancia de Dragones y Vida reveló la Magia de Tiempo a varios antecesores de las familias de la Élite. Esos dos dragones han sido los únicos que han mantenido contacto con la sociedad mágica de manera más directa.

—Pero Muerte nos atacó hace tiempo —Lisa expuso de forma preocupada—, hace seis años.

—Quizá sea probable de que Muerte buscaba algo que ustedes tenían o… —Corey acalló; luego contempló a Fabian y aguardó.

—¿O? —la Capitana Demmogh insistió. Se movió unos pasos para quedar frente a Corey y obstruyó su visión—. ¿O, qué, Valkyries?

—O tal vez Muerte deseaba matar al siguiente mago de los Demmogh. —Corey suspiró—. Ustedes, tú, Fabian, y Leora, poseen magia peculiar y única. Así como yo, mis hermanos, María Siegfried y el resto de los descendientes de las Familias Élites de la Magia, ustedes pueden usar hechizos específicos que son exclusivos de su poder. La Familia Valkyries se especializó en la magia negra, en la necromancia concretamente. Sé que la Familia Robinson y la Familia Bladschmith fueron especialistas en la Magia de Transmutación de Elementos…

—Pero la Familia Demmogh perdió sus habilidades hace ya tiempo.

Corey negó con la cabeza.

De pronto, Mirna volteó hacia su hijo y lo contempló con asombro.

—Si Fabian lo deseara —Corey prosiguió—, él podría usar los hechizos específicos de sus antepasados.

—Pero —Fabian repuso—, no vamos a convertirnos en una sociedad mágica; somos piratas. —Se movió hacia el escritorio y sujetó el Libro del Sello y lo mostró—. La decisión de Corey es clara: entregar este objeto a uno de esos dos dragones.

—Capitana —Louis interrumpió con sumo respeto—, encontrar a Vida será casi imposible. De ese monstruo no hay récords desde hace casi seiscientos años. Los avistamientos de Muerte han sido más constantes y recientes.

—Encontrarlo parecería imposible —dijo Mirna. Caminó hacia el mapa y analizó—. El plan de Fabian no sería una mala idea… El dilema es cómo lo atraeremos hasta aquí.

—Hay una forma —la voz de Corey resonó en toda la habitación casi con un tinte oscuro—, pero será demasiado riesgosa.

Otra vez toda la atención de los presentes se enfocó en él.

—Habla —ordenó la Capitana Demmogh.

Corey suspiró con pesadez; se acercó hasta Fabian y lo miró con preocupación.

—Tú y Piratería serían la carnada, pero tu vida y la de ese dragón —Corey expresó desilusionado—, estará en riesgo durante el hechizo. Tú activarás a Piratería y usarás al dragón para llamar a otros en las cercanías. Una vez ocurra esto, tú deberás someter a este monstruo, o, de lo contrario, él te matará a ti una vez se haya liberado. Consideremos, además —agregó al dirigir la mirada al resto de los piratas—, que más dragones vendrán hasta la Bahía Negra y nos atacarán. Si Muerte descubre lo que intentamos hacer, lo que Fabian hará, es muy seguro de que él venga y nos intente aniquilar.

—¿Por qué no usar el libro? —Lisa dudó.

—Nadie de nosotros puede activarlo, sólo el Elegido.

—Fabian —ahora habló la Capitana Demmogh—, no ha desarrollado su magia… podría morir, ¿cierto?

—Sí —Corey afirmó con tristeza—, pero yo no lo voy a abandonar. Estaré a su lado y me encargaré de que él no pierda el control de su magia.

Durante unos minutos hubo un silencio pesado. Fabian agachó el rostro y tocó la mano de Corey. El adolescente no se movió, pero todavía sentía un nerviosismo al tener este tipo de contacto con su novio frente a otros.

—Hagámoslo —Fabian dijo al fin. Alzó la cara y sujetó con más fuerza la mano de Corey; mostraba determinación en su rostro, aunque su mano temblaba un poco—. Mamá… —miró a su madre y terminó la frase—: prepara a todos los navíos de combate. El Edrok será nuestra galera de ataque, y el Barkom nuestra defensa. Quiero que tú comandes al Beat-O y que el Gold Dust te acompañe en la línea de distracción externa.

Cuando Fabian soltó a Corey, dio unos pasos hasta el mapa y comenzó a mostrar la estrategia.

—La flota del Beat-O y el Gold Dust rondarán todo el perímetro exterior de la Bahía Negra, mientras que el Edrok se posicionará en la puerta, hacia el exterior. El Barkom cubrirá el puerto interior y ahuyentará a todas las bestias que se acerquen a los poblados. Quiero que evacúen a todos los armeros, carpinteros, doctores y de más personal que no peleará; usaremos las nuevas construcciones del sur, la nueva Torre del Capitán de la Bandera Negra. Leora…

—¿Oh? ¿Qué pasa? —Leora dudó tranquilamente.

—Te quedarás con los refugiados.

—¿Eh? ¡¿Por qué?! —renegó la hermana menor.

—Es una orden de tu capitán al mando, Leora —compuso la Capitana Demmogh con un tono severo—, así que basta de tus reproches.

—¡No es justo! Nadie más de los presentes aquí tienen magia, a excepción de Fabian y Corey, y todos pueden participar excepto yo. ¡Nunca me dejan estar presente! A mi edad Fabian ya peleaba en las misiones de defensa, y siempre lo dejaron ser parte de todo, ¡de todo!

—Es por tu protección.

—¡No, eso es una mentira! —Leora se puso de pie y mostró un rostro lloroso—. ¡Acéptalo, mamá, es porque yo no tengo magia como papá o como Fabian!

—¡Leora! —recriminó Mirna.

—¡Sólo dime la verdad, siempre he sido un estorbo para ti!

Y, de manera estrepitosa, Leora abandonó la habitación.

—Lo comprenderá… —aseguró Mirna con su rostro consternado.

—Por ahora, las órdenes son claras. Comencemos con la misión —dijo Fabian.

***

Los últimos detalles y preparativos estaban casi listos; los piratas se preparaban para la batalla, pues habían cargado a sus barcos más poderosos con todo el armamento posible.

Fabian y Corey se dirigían rumbo a la isla central de la Bahía, ya que usarían la energía natural que esa isleta poseía. Eran transportados en una barca de remos conducida por el primer-maestre Héctor.

Durante el trayecto, Corey le explicó a Fabian toda la teoría del hechizo que emplearían, y le ayudó a repasar las últimas runas necesarias. Sin embargo, el nerviosismo del joven pirata era en exceso notorio.

—E-Entonces… —Fabian habló con un tono titubeante—, ¿es la runa del Sol la que debo crear en el centro?

—Sí, y la de la Luna —Corey dijo con calma.

Fabian suspiraba y contemplaba hacia los alrededores. Corey comprendía su miedo; conocía su historia y el trauma de haber perdido a su padre creyendo que había sido su culpa.

—M-Muerte es muy poderoso… —Fabian expresó desilusionado.

Entonces, Corey tocó la mano de Fabian, la elevó y la besó. De esta manera capturó la atención del joven capitán. Corey sonrió y dio un apretón leve a la mano de Fabian.

—Yo te protegeré. Yo puedo detener a Muerte, Fabian… Yo no te voy a abandonar, ni mucho menos voy a dejar que ese monstruo te haga daño. Confía en mí.

Fabian agachó el rostro y contuvo su voz quebradiza.

—P-Pero… ¿y qué tal que yo pierda el control?

Corey abrazó a Fabian y dejó que su cuerpo se relajara.

—Confía en ti mismo —Corey dijo—, porque tú eres muy fuerte.

Fabian replicó el abrazo, luego buscó el rostro de Corey y besó su mejilla.

—Gracias —susurró el joven capitán.

Una vez la balsa arribó al islote, Corey y Fabian se adentraron por las piedras elevadas y buscaron un sitio para iniciar el hechizo.

Fabian sujetaba la mano de Corey con fuerza y seguía sus pasos. Corey, por su cuenta, había preparado todo: el Libro del Sello, piedras de Dragonita y un tomo de magia avanzada que había encontrado en las bibliotecas privadas de los cuarteles de los piratas; había cargado consigo un morral para guardar lo necesario.

—Aquí. —Corey se detuvo y visualizó el panorama.

Las rocas elevadas, como picos, creaban una imagen de peligro que iba de acuerdo a la Bandera Negra.

—¿Listo? —Corey preguntó al quedar frente a Fabian.

—Sí —confirmó el otro.

El viento comenzó a soplar con fuerza; el sol se ocultaba y las nubes se aglomeraba rápidamente. Una tormenta se avecinaba, pues era algo común en esa temporada del año en la Bahía Negra; empero, Corey percibía una fuerza alterna que acompañaba a este cambio.

Fabian sacó el cristal de Piratería y lo hizo flotar frente a él. Corey mostró el libro de magia y guió a Fabian. El círculo de magia contenía una estrella de ocho picos, todas las runas de los dragones Sagrados: Agua, Viento, Tierra, Fuego, Mana, Kronos, Vida, Muerte, Luz y Oscuridad; los primeros ocho en cada pico y los dos últimos en el centro. El círculo brillaba con un tono blanco resplandeciente y parecía opacarse de vez en cuando.

De pronto, el cristal de Piratería brilló y comenzó a girar en un eje sin cuidado.

—¡Oh! —Fabian dio un paso atrás, pero sintió la mano de Corey sobre la suya.

—No, no tengas miedo. Ya casi terminas… Un poco más —Corey corroboró.

A continuación, el círculo mágico explotó en una luz potente y del cristal una creatura enorme se creó; era como una nube gruesa que cada vez más se solidificaba. El dragón tenía alas grandes, un cuerpo ancho y robusto en su torso y patas; sus ojos eran blancos y su tez negra.

El monstruo rugió con potencia; medía casi cien metros de largo. Se posó sobre un pico de una roca y por el peso rompió el suelo; ahora voló hasta Fabian y abrió la boca. Fabian alzó los brazos para cubrirse, pero Corey se colocó frente a él; había conjurado una barrera de cristal macizo.

—Fabian, haz el siguiente hechizo —Corey pidió.

—D-De… acuerdo…

Con ayuda del libro de magia, Fabian dibujó la siguiente circunferencia; esta vez utilizó runas que incluso él desconocía, pero lo hizo a toda prisa. El dragón todavía atacaba y Corey sólo defendía la posición.

Ahora, con su magia, Fabian aprisionó a Piratería en una especie de prisión invisible, en el cielo, y doblegó a la bestia. El dragón gritó de una manera distinta y Corey supo que pedía ayuda.

La lluvia se desató sin reparo, y el cielo se llenó de truenos y relámpagos. En el agua los barcos navegaban expectantes y algunos permanecían estáticos.

Cuando el dragón acalló, sólo la tormenta se percibió. Hasta que de una manera repentina y fugaz, unos llamados bestiales acompañaron a los truenos.

De entre las nubes unas siluetas se dibujaban con ayuda de los relámpagos; eran como engendros alados, algunos con cuernos, otros con colas triples, unos cuantos con cabezas dobles y sólo pocos con alas cuádruples.

El asalto comenzó con brutalidad. Los navíos piratas eran embestidos por los monstruos de gran tamaño y quemados por los de menor peso; los cañones se disparaban y los piratas usaban arpones y tridentes gruesos para combatir. Algunos barcos se hundían, pero los más grandes conseguían estabilidad.

Sin embargo, dos bestias se conjuntaron y causaron que los navíos salieran de curso y terminaran varados en la isla central. El caos reinaba y el fuego comenzaba a esparcirse en el poblado pirata del oeste. Los gritos de los piratas se hacían presente, y muchos corrían por sus vidas.

Un monstruo aterrizó frente a Corey y Fabian; era de un cuerpo robusto, de alas dobles, con cuernos y seis ojos. El dragón caminaba acechando y abría la boca para mostrar sus colmillos.

—Fabian, permanece detrás de mí —Corey pidió.

Con rapidez, Corey conjuró su hechizo que congelaba el agua de la lluvia; creó un domo grueso y aprisionó al monstruo.

—L-Lo lograste —opinó Fabian.

Empero, otro dragón sobrevoló y bajó; traía en sus patas delanteras dos navíos de tamaño medio. Debido a su cuerpo enorme, era capaz de partir en dos a los barcos piratas como si fueran juguetes, así que arrojó las naves hacia el centro y gritó con furia.

—¡Cuidado! —Fabian sujetó a Corey y consiguió ponerlos a salvo.

Hasta este instante, ambos jóvenes se percataron de que la batalla colindaba en esa isleta. Los barcos encallaban y sucumbían ante el poder destructivo de los engendros.

Corey y Fabian no tuvieron otra opción; deshicieron el conjuro que mantenía a Piratería en sumisión y huyeron hacia la costa sur.

Los únicos barcos capaces de dañar a los dragones eran el Edrok y el Barkom; sus cañonazos potentes podían golpear a las bestias, y los arpones de pesca especializada tenían el tamaño para herir a los enemigos. La Capitana Lisa navegaba con precisión al Barkom y había derribado a dos dragones pequeños cerca de las costas. Por otro lado, el Capitán O'Donnel, su padre, movía al Edrok hacia el interior y provocaba al monstruo de mayor tamaño.

Piratería voló en dirección a la posición de Corey y Fabian e intentó tomarlos con sus garras.

—¡Hermano! —Leora gritó desde uno de los barcos que se hundía en la costa sur.

—¡Leora, cuidado! —Fabian pidió.

—¡Al suelo! —Leora contrapuso.

Leora disparó una especie de bazuca de redes y sujetó las patas del dragón. Corey y Fabian cayeron al suelo y vieron a Piratería golpear con los restos de los navíos y una roca.

—¡Rápido, Fabian, transfórmalo en un cristal de nuevo! —Corey dijo a toda prisa.

—¿C-Cómo?

—Sigue mis movimientos y trazos.

—Bien… —Fabian se incorporó junto a Corey—. ¡Leora, dispárale hacia las alas!

—¡De acuerdo! —Leora aceptó la orden.

De nuevo, la adolescente disparó con maestría y aprisionó al monstruo de las alas.

Fabian copió a Corey y creó la misma circunferencia que usaba las runas Sagradas; activó su magia y dirigió el poder contra Piratería. El dragón lanzó un gemido ahogado y después se desintegró como un gas para entrar en el cristal que apareció frente a Fabian.

Por unos instantes, Corey contempló a Fabian y descubrió un rostro consternado y cargado de tristeza. Corey se acercó a él y colocó su mano sobre la suya.

—No volveremos a hacerle daño, te lo prometo.

Fabian contempló a Corey y sonrió.

—¿Crees que me perdone? —inquirió Fabian.

—Sí. Sólo recuerda que él no es un objeto, y que, como nosotros, siente.

—Lloró…

—Sí. Ellos también lloran.

—No eres un prisionero —Fabian dijo al llevar al cristal hasta su pecho—, l-lo lamento… No te haré esto nunca más.

Corey comprendió algo en este instante; no estaba enamorado de Fabian sólo por lo que vivían juntos, o por lo que provocaba en él. Quería a ese joven por su esencia, por su corazón puro y su capacidad de empatizar con otros. No era un mago ordinario; tal vez no podría usar todo su potencial porque no había entrenado bajo el régimen de Ignatis Magika, pero era muy especial.

—¡Chicos, cuidado! —la voz de Leora resonó con fuerza.

Otro dragón se unió al combate; era enorme, dos veces más grande que el tamaño de la isleta central. Sus alas cuádruples aleteaban con pesadez para mantener el cuerpo tosco y lleno de púas en el lomo y cabeza; sus ojos eran de un amarillo resplandeciente y su rostro denotaba enojo.

—¡Rápido, síganme!

Corey y Fabian usaron el barco varado y siguieron a Leora hacia los escombros que creaban como un puente entre el islote y el sur de la bahía. Nadaron un poco, pero lograron llegar hasta la costa.

—Leora —Fabian habló al quedar en relativa calma.

—Lo sé, lo sé —interrumpió Leora—, sé que no debí estar presente en la batalla y que soy muy tonta al abandonar el refugio.

—No —Fabian contrapuso—, fuiste muy valiente… Gracias, nos salvaste.

—¿Le dirás a mamá?

—Claro, porque hiciste algo correcto, y le dejaré en claro que gracias ti salimos del peligro directo.

Leora abrazó a Fabian y luego se distanció.

—Eres el mejor hermano de todo el mundo.

Los tres jóvenes desistieron de la conversación; la batalla entre los barcos insignia y los dragones parecía un espectáculo de cañones brutales, fuego y embestidas apabullantes.

—Debemos hacer algo… —Leora opinó.

—Por ahora, debemos aguardar un poco más —Fabian repuso.

—Tengo un plan para ayudar a mamá —Leora dijo sin esperar y salió corriendo hacia el oeste.

—¡Leora!

Fabian y Corey intentaron seguirla, pero una especie de humo negro los rodeó.

—Su preocupación debería ser otra, magos —una voz jovial, seca y cercana sonó.

Corey miró hacia atrás y descubrió a un sujeto encapuchado con una túnica rojiza; lucía joven y no era muy alto. Empero, alrededor de él un aura oscura y en exceso poderosa se percibía.

—Muerte —Corey pronunció con sorpresa.

—¿Q-Qué? —Fabian cuestionó al moverse y ver al individuo—; ¿él es Muerte?

—Nos volvemos a ver, Demmogh… —pronunció el desconocido con una sonrisa notoria—, y pensar que tienes las agallas para usar tu poder y atormentar al dragón que está bajo el sello de tus antepasados. Esta vez no voy a caer en su trampa, así que te mataré.

—¡Espera! —Corey se puso entre Fabian y el encapuchado—. Yo… tengo algo… A cambio de la Bandera Negra, de su Capitán y de toda su familia… te entregaré esto.

Corey sacó el Libro del Sello del morral y lo acercó hasta el frente.

El individuo misterios retiró la capucha y mostró un rostro serio; sus ojos eran de un verde cristalino que brillaban de una forma antinatural, su tez era en exceso pálida y su cabello negro y largo estaba sujetado en una media coleta sin cuidado.

—El Libro de la Bruja Rockman… —divulgó el desconocido.