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Noche de disfraces

-Hace dos meses que Yuzu no me habla, no responde mis llamadas y mensajes. Una vez más mis errores y palabras mal dichas alejan a la única persona que me ama, aun sabiendo la clase de persona que soy. Misato me contó hace una semana que ella la invitó a una fiesta de disfraces organizada por la editorial para la que trabaja, aprovechando el lanzamiento del manga que ha escrito.

Si Yuzu supiera siquiera que leí cada capítulo que le obsequió en manuscrito a Misato de su historia cursi y calenturienta sobre dos concubinas del Periodo Edo que se aman a escondidas de su Daimio.

Si supiera que la veo reflejada en Yuui, esa preciosa e inocente campesina arrancada de su granja, quien no sólo roba el puesto de Nodoka, la favorita del noble, sino que le roba el corazón a la orgullosa dama.

Si supiera que yo, al igual que Nodoka, estoy aterrada por la avalancha de emociones y sensaciones que experimento con tan sólo pensar en el fulgor de su dorado cabello, que su mirada me condena y salva a un mismo tiempo, que mi cuerpo arde como carbón al rojo al recordar su aroma, que hace mucho tiempo es la dueña de mi voluntad.

Cómo me gustaría que ella pudiese entrar en mi mente para que, de una buena vez viera fuera de toda duda, cuanto la amo. Ya perdí la cuenta de las noches en las que me he tenido que refugiar en el sueño químico que vende mi "amigo" Takeda para poder dormir sin verla en mis sueños y pesadillas.

Pero ahora, luego de mucho elucubrar, tengo un plan para verla, sin que parezca forzado y en ese lugar le revelaré, no solo a ella sino a todos, los colores de mi corazón.

Tres semanas para la fiesta

Yuzu está entregada en cuerpo y alma a su trabajo, pasa el día entero en las oficinas de la editorial ultimando los detalles del lanzamiento de su manga "Shiro no Hana", "Las Flores del Castillo".

Los primeros cinco capítulos ya están listos para invadir las estanterías de la ComicCon en Tokio Y San Francisco, un mes después de la fiesta. Aparte de su editor, sólo Kenji y Misato han leído su obra. Ella decidió que la temática de la fiesta sea el Periodo Edo, todos llevarán atuendos de esa época y ella misma irá caracterizada como Yuui, así que también debe sacar tiempo para revisar con las costureras el vestido, de forma que sea perfecto. Sólo lamenta una cosa: Que no tendrá a Mei, su enigmática, apasionada, posesiva y perfecta Nodoka.

-Hola Misato, ¿Ya le pediste permiso a Mei para ir a la fiesta?

-Hablé con ella y aún no me da respuesta… ¿Usted me haría un favor?

-¿Qué quieres?

-¿Vendría a mi casa para hablar con mamá? Se me acaba el tiempo para mandar a hacer el vestido. Tal vez usted la convenza.

-Déjame ver qué puedo hacer, mañana voy a tu casa, asegúrate de que me reciba.

Mansión Udagawa

Al día siguiente, la rubia ponía pie en la casa que no visitaba desde la tarde en la que el Abuelo Aihara la sorprendiera en una situación entre agresión y sexo con Mei, ocasionando su expulsión de la academia. Misato la recibió en la puerta.

-Hola Señora Okogi.

-Te dije que me llames Yuzu.

-Sí, pero frente a mamá no puedo hacerlo, me dejaría un mes sin dinero ni móvil.

-No lo pongo en duda- recordó Yuzu la forma en que le confiscó el móvil el día en que comenzó todo -A mí me quitó el mío en una ocasión y fue horrible.

Cruzando el lobby de la mansión, la recibió un enorme retrato del Abuelo Aihara, la mirada afilada y poderosa hizo estremecer a Yuzu.

-Ojalá te estés asando a fuego lento abuelo… por tu culpa estamos así.

-¿Conoció a mi bisabuelo Señora Okogi? Yo no pude, falleció un año antes de que yo naciera. Mamá dice que era un gran hombre.

-Claro que lo conocí, dos veces me echó de la escuela. Era aterrador.

-No lo dudo, su mirada es como la de mamá cuando se enfada. Y… ¿cómo era mamá en su juventud?

La pregunta de la jovencita arrojó a Yuzu al océano de la memoria. Se vio de nuevo llegando a la academia y conociendo a la extraña y perfecta chica que se adueñaría de su alma.

-No sé qué tanto te ha hablado Kenji sobre mí y mis gustos…

-¿Acaso se refiere a que le gustan las mujeres?

-Sí.

-¿Mi madre tiene algo que ver con eso?

-De un cierto modo, cuando estudié en Aihara, tuve muchos problemas con Mei y el Concejo Estudiantil por cuenta de las normas. Eso sumado a que ella estaba en mi clase y era, de lejos, la más atractiva de la escuela; hizo que se me cruzaran los cables por un corto tiempo.

-¿Se enamoró de mi madre?

-¿Enamorar? No- sintió como su nariz crecía -Mei era muy estricta y siempre tuvo claras sus prioridades: La escuela, el nombre Aihara y su abuelo. Además, según supe, su compromiso con tu padre fue sellado en esa época.

La nuera escuchaba atenta y notaba cómo la rubia rebuscaba las palabras para parecer apática al respecto, cosa en la que fracasaba de lleno.

-Debo hacer algo, ellas dos no pueden seguir así, mi madre hace cosas totalmente increíbles desde que Yuzu apareció, es como si ella tuviera el poder de desarmar y desnudar el alma de mamá…

Mei se encontraba en su estudio trabajando, cuando escuchó que llamaban a la puerta.

-¿Quién es?

-Mamá, somos la Señora Okogi y yo, ¿Recuerdas que ayer te dije que ella necesitaba hablarte?

-Ahh claro… dame un segundo por favor.

En ese instante, Mei decidió tantear el terreno. Con un movimiento rápido se soltó el moño que reprimía la negra cascada de su cabello y lo dejó así como lo usaba a sus diecisiete.

-Vamos a ver si me resistes Yuzu…Pasen por favor.

Al ingresar al recinto, Misato quedó sorprendida, tanto que en un acto impulsivo, típico de una adolescente, le tomó una foto a su madre con el teléfono. Mei, confundida preguntó:

-¿Qué haces niña?

-Lo siento mamá, nunca te había visto con el pelo suelto, ni aún recién salida de la cama.

La que no podía salir aún del hechizo era Yuzu, quien estaba como hipnotizada por la mirada salvaje que, por lo bajo, le había lanzado su hermana menor. Mei, por su parte, pasado el paréntesis con Misato, fue directo hacia la rubia, a quien abrazó y le dijo al oído:

-Hola mi amor, te extrañé.

-Umm… Mei, vengo a verte porque quería saber si le das permiso a Misato de asistir a una fiesta de disfraces que tendrá lugar dentro de tres semanas en la editorial para la que trabajo. Mei se sentó en su escritorio sin quitarle la mirada de encima a Yuzu y con su tono neutro habitual preguntó:

-Dime Misato, ¿No es dentro de tres semanas que tienes tu presentación en Osaka con el club de música?

-Ehh… si mamá, justo tres días después de la fiesta.

-No creo que debas distraerte de tus obligaciones…

La adolescente bramó desconsolada, sabiendo que eso significaba un NO rotundo y salió del estudio dando un portazo.

-En serio que eres de lo peor Mei- recriminó la rubia -vas a hacer de tu hija un monstruo igual que hicieron contigo.

-Si no se te ofrece nada más, debo trabajar. Hay una escuela y una corporación que dirigir.

-Te estás equivocando Mei, te desquitas con Misato porque no toleré tu tontería del reloj. Lo vas a pagar. Ella un día te va a cobrar. La rubia salió de la casa, más decepcionada que nunca, no sólo de su hermanastra, sino de sí misma por haber creído en que Mei era capaz de mantener separadas las cosas.

Ya en la noche, la pelinegra hizo unas llamadas y recibió un e-mail, del gerente de la editorial en la cual tenía acciones.

"Señora Udagawa.

Será un placer tenerlas, a usted y su acompañante en nuestra gala de lanzamiento de nuevos autores, que será dentro de tres semanas a partir de hoy.

Le recordamos que es una fiesta temática del Periodo Edo, en homenaje a nuestra autora revelación: Yuzuko Okogi.

Las invitaciones llegarán a su domicilio mañana por correo express"

A la mañana siguiente, al abrir los ojos, Misato se encontró con su madre sentada en la orilla de la cama.

-Buenos días Misato, ¿dormiste bien?

-Buenos días Directora, pasé buena noche, gracias.

Mei sabía de sobra que cuando su hija la llamaba de ese modo, sólo había una cosa en su cabeza: enojo y decepción. Así que quiso zanjar el asunto de una vez:

-Lo pensé un poco mejor… y creo que puedes ir; es más, me gustaría acompañarte. Sólo te pido un favor: No le digas nada a nadie, ni siquiera a Kenji. Por las invitaciones no te preocupes, tengo acciones en la editorial, así que no las necesitamos. Mejor alístate, debemos mandar a hacer vestidos del Periodo Edo. Dicho esto, salió del cuarto de la jovencita, quien luego de la sorpresa inicial, tuvo una idea. Se conectó al chat y le dejó un mensaje a Kenji:

"Mi amor: Mamá cambió de opinión… puedo ir a la fiesta, y para colmo, ella va a ir.

Me pidió que no es dijera nada, a ti y a tu madre, supongo que algo planea.

Tu madre se vestirá para el evento como Yuui, ¿cierto? Así que yo le hablaré al oído a mamá para que se vista como Nodoka. Recuerda mantenerlo en secreto. Tu mamá no debe saber nada.

Te amo"

Oficinas de la Editorial Kodansha

Tres semanas pasaron volando y la fiesta estaba muy animada. Yuzu llegó en un auto alquilado para tal ocasión junto a Kenji y Ume. Harumi y Matsuri llegarían más tarde.

-Todo parece que va a salir perfecto, es una lástima que Misato no haya podido venir. Kenji, asegúrate de tomar muchas fotos para enviarle.

-Como digas mamá.

-¡Estúpida Mei! No contenta con la negrura de tu alma, te empeñas en oscurecer la de los demás…

La rubia estaba absorta en sus pensamientos, cuando fue interrumpida por su editor.

-Yuzu-sensei, es hora de la presentación; hay algunas personas que debe saludar.

-Ahh, claro Señor Morita. Ya lo alcanzo.

Después de verificar que sus amigas ya estaban entrando al recinto, se dirigió a donde la esperaba el editor, quien hablaba junto a varios ejecutivos y artistas.

Al mismo tiempo, al evento llegaban dos personas más. Al pedirles las invitaciones, la mayor de ellas, con tono orgulloso dijo:

-Mei y Misato Udagawa

Unos diez minutos más tarde, Yuzu estaba preparada para hacer la presentación de su obra "Las Flores del Castillo": Avanzó al estrado dispuesto para ese fin y llamó la atención del público golpeando ligeramente su copa.

-Buenas noches, damas y caballeros… "Cuando pensamos en el amor acostumbramos a evocar las cosas bellas: Mariposas en el estómago, puestas de sol, manos entrelazadas y miradas dulces. Pero olvidamos que esas cosas son apenas alicientes en un camino laberíntico y lleno de espinas. Pasamos por alto que el mayor enemigo de nuestros sueños de amor reside en nosotros mismos. Ese enemigo es el miedo, el miedo a no encajar y ser rechazados, que nos lleva a mentir descaradamente y callar cruelmente. Teniendo eso en mente, les presento la historia de dos jóvenes, tan opuestas como el Ying y el Yang pero tan necesitadas la una de la otra para tener razón de ser, como los mentados Ying y Yang.

Los invito a abrir sus mentes y corazones a Nodoka y Yuui: Las Flores del Castillo"

Los aplausos no se hicieron esperar y la rubia estaba feliz. Su carrera se consolidaba, no solo como ilustradora independiente, sino ahora como autora. Estaba muy distraída haciendo bromas con Matsuri a la pobre Harumi, cuando las miradas de todos los presentes se dirigieron hacia la puerta de entrada.

Quien ingresaba era Misato, ataviada con una hermosa yukata tradicional en color salmón con flores azules. Pero detrás de ella estaba el verdadero motivo del revuelo: Una mujer que llevaba el más precioso de los vestidos de novia japoneses que se haya hecho. Era de un blanco perfecto, elaborado en una seda natural muy bella y suave. La portadora llevaba el rostro cubierto con la capucha del traje y caminaba a paso lento, tal como si fuera en verdad hacia el altar.

-¿Cómo es posible? ¡Es Nodoka!

La rubia recordó a la perfección que así, igual en cada mínimo detalle, era el vestido con el que aparece la favorita del Daimio en el sueño de su heroína Yuui, en el primer capítulo de su manga.

La del vestido de novia siguió caminando firme hacia Yuzu, quien no movía un músculo y apenas respiraba, presa de la impresión.

-¿Quién eres? ¿Acaso estoy alucinando?

Finalmente, la novia se puso a un par de pasos de la rubia y se retiró el velo. El universo estalló en el violeta de aquella mirada.

-¡Mei!

Todos los presentes estaban sorprendidos, pero la familia quedó en shock. Misato y Kenji miraba la escena enternecidos y con aire de victoria, Ume estaba electrizada de emoción y contenía las lágrimas. Harumi y Matsuri por su parte, se enmudecieron ante la magnífica imagen de la menor de las hermanas.

-Buenas noches Yuzu… te ves realmente hermosa.

-¿Qué haces aquí Mei? Dios, si ésta es mi hora de morir, lo hago feliz con esta imagen de Mei… ¡Mi Mei!

-Cambié de opinión, no solo frente a la fiesta. Sino a todo. Mi hermosa Yuzu, ya no quiero que andemos como perros persiguiendo su cola.

-¿A qué te refieres con "todo"?

-Sé que siempre te has sentido confundida por culpa de mi mirada y mis palabras, pues una dice una cosa y las otras dice lo contrario. Pero esta vez te ruego, por favor, que me mires a los ojos mientras escuchas mis palabras, para que veas que digo hablo con la verdad.

-Este no es el sitio para eso.

Dicen que las madres tienen alguna clase de poder psíquico, pues cuando Yuzu estaba a punto de huir de aquella situación, Ume las tomó del brazo a ambas y dijo:

-Si acaso están pensando en poner a sus hijos como excusa para no resolver esto… les informo que ellos no son tan tontos como ustedes dos.

Las hermanas voltearon a ver y encontraron que los adolescentes les hacían una seña con el pulgar arriba y les guiñaban el ojo mientras se iban a bailar.

-¿Cómo?

-Hace unos días, Kenji y Misato hablaron conmigo. Lo supieron a la semana de la cena en que se presentaron. Sobre lo de que son hermanas, eso sí lo dejo a su criterio, pero hoy no salen de aquí sin aclarar su situación: o hermanas o pareja.

El pensamiento de ambas clamó:

-¡Pareja!