1 Capitulo 1: Todos siempre somos extraños

Era alguien que provenía de los barrios bajos del reino de Izirit, una de las tantas y más importantes capitales de los 4 reinos de aquel mundo.

Dayron, Suley, Gramberry e Izirit, los nombres de aquellos reinos, regidos por el estado de monarquía en cada uno y a su modo, tanto en el socialismo como el comunismo, siendo uno de estos el sueño mojado de antiguos pensadores del mundo normal.

Esta persona en especial era en el principio, solo un punto en la geografía de Izirit y aún lo seguía siendo, no importando de dónde provenía principalmente, no importando a dónde iba a parar, pero su sola presencia causaría un revuelo en cada uno de aquellos lugares y sus alrededores como nunca.

— ¿Quién tiraría está bufanda?— pregunto ella al buscar en las esquinas del callejón de un gran hotel—, este reloj puede servir si solo le cambias la batería… estos sujetos cambian de cosas más rápido que de amante

Zatara, solo así, es su nombre, su apodo y como la conocen en los alrededores, aparentemente nacida y crecida en el barrio Solar, uno de los tantos escaños de la capital de ahí cercano a las afueras, hay muchos más barrios alrededor o en los límites, las clases sociales abundan y son la principal causa de rezago social, educativo y judicial, si apenas logras sobresalir en algo, tanto pueden opacarte como aprovecharse de ti, la opción más rara es que tú puedas librarte de ellos y arriesgarse a ir hacia arriba.

Sin memoria de sus padres, sin memoria de saber cómo llego, pero si de aquellos que le ayudaron a sobrevivir enseñándole lo que ahora sabe y aprendiendo sobre la marcha.

Zatara siempre ha sabido cómo salir de ese agujero, pero ella en si solo ha puesto el pie fuera de ahí algunas veces y solo cuando le conviene.

—Oye, te he dicho que la basura de los Brindys está prohibida, siempre olvidan que bolsa es de la basura y que es de sus cosas— dijo el portero sorprendiendo a la chica

Era uno de los tantos de aquel sitio glamoroso que la dejaba en paz pues ya estaba acostumbrado a su presencia.

—¿Ruber, has oido el dicho "El que se lo encuentra se lo queda"? Aplica para todo, no es mi culpa que sean tan miopes en esto

De cabello sucio, guantes solo de la palma, chaleco negro, camisa gris rasgada, pantalones rasgados de la rodilla, tenis casi sin suela. Rostro juvenil, ojos color miel, su aspecto sincero y jovial, piel ceniza, el cabello áspero, ondulado color grisáceo con toques café, de aproximadamente dieciocho pues su aspecto deportivo resaltaba su edad…

— Como sea, mejor vete, la señora Darua vendrá por esto… como siempre y gritara a todo mundo por su robó… como siempre

Recogió la bufanda, tenis casi nuevos y otra camisa, además de un pequeño estuche con un collar plateado.

—Liky, liky, liky♪

Hacia lo que podía, adaptándose perfectamente a la ciudad y conociendo cada calle como la palma de su mano, sabía con quién meterse y con quién no, a quien confiarle algo a medias y de quién cuidarse.

Vivía en el barrio Solar que era una madriguera de ladrones y estafadores, era uno de los más famosos del reino por albergar a personas con habilidades excepcionales de robo y otras de homicidio, los estafadores eran de otra liga, siempre haciendo tratos con todo mundo, si no podías siquiera llegar a un trueque se deshacían de ti en minutos, siempre con la frase "Es un remolinos de agua negra, si dejas que te trague, estás perdido"

»¿Eh?

A quien observó no la conocía en absoluto, muy aparte de la gente que vivía y se atrevía a caminar por las calles sucias del barrio, los demás parecían medir que tanto de víctima potencial tenía o al menos saber si valía la pena atracarlo.

De capucha sucia junto con un gran harapo como si fuera una capa, mirando por todos lados y sintiendo las miradas observadoras y depredadoras de su alrededor, era menor a Zatara en su estatura, una midiendo 1.64 y la otra persona 1.50 aproximadamente.

»Oye, si tanto quieres que te asalten, es mejor que la próxima vez tengas un anuncio en la espalda

Zatara tenía que pasar por dónde estaba esa extraña persona, así que aquel saludo y aviso era solo de paso.

—Lo siento, solo estoy buscando un intercambio, no deseo molestar más, oí que aquí era un buen lugar para vender cosas, pero todos a mi alrededor no quieren cambiar lo que tengo

Ella miró de reojo a aquella persona, de frente solo mantenía su rostro oculto, también la gran capa le cubría como un impermeable, pero había algo que le llamo la atención, se veía algo lastimada y hambrienta.

—¿A ver? Pero si no me gusta igual lo rechazare

Mostró un collar de metal, era sencillo con detalles cuadrados y parecía muy vieja.

»¿Al menos vale algo?— pregunto Zatara culpandose por haberse detenido

—Por eso quiero intercambiarlo, yo no podría saber su valor muy bien, además que no está completa del todo

Zatara miró más de cerca el collar, dudaba si tomarlo o irse, pero al ver el aspecto de esa persona no tuvo o más bien, sintió la necesidad de suspirar. Lo cambio por el reloj, 180 Lares (que es la moneda del mundo) y los tenis.

— Bien, me quedaré la bufanda, es lo más que puedo dar

—Si, aunque hubiera preferido solo el reloj, eres una chica muy buena

—Si, si, nos vemos

—Espera, algo más

Le entrego un mapa, traía consigo lugares de los cuales ella nunca había visto o escuchado.

—¿Y esto?

—A decir verdad, quería saber si puedes hacer algo por mí

—¿Más?

—Solo algo último y también es si te interesa

—¿Que es?

—Tengo un contacto en el distrito Garro del reino de Suley, tengo que llevarle algo y como has visto, no creo poder llegar para la fecha límite, ¿Podrías ir por mi? Te devolvería las cosas y cuando encuentres a mi contacto podría darte dinero

—Por eso intentabas vender el collar…

—Je,je, en un principio pensé en rendirme, pero al verte hacerme caso pensé que podría confiar en ti, le avisaré a mi contacto que tú irás, pero como dije, solo si tú quieres

Zatara casi nunca había salido de la capital, había escuchado historias y descripciones de los diferentes lugares por platicas de bares y cuando paseaba por las calles.

«Podria ser buena oportunidad para ver qué tan resistente soy al ir afuera de mi burbuja, pero aún así, es muy sospechoso»

Miró más a su empleador.

—¿Que garantía tengo que no sea una trampa o solo una estupidez? No es que no confíe, solo que apenas nos hemos conocido como para que sea tan hermoso todo esto— dijo en plena desconfianza y sin rodeos

— Eres muy precavida, eso es bueno

Saco de su bolsillo un sello rojo, eran usados en el bajo mundo para marcar a quien le era de confianza, si por alguna razón una de las partes no cumplía lo prometido, se le cortaría la mano, había casos en que era la cabeza, pero solo si la marca estuviera ahí.

—La marca de los estafadores, hay personas que tienen el rostro como varicela por eso— dijo Zatara

—Si, y por ello mismo tú me la pondrás a mi, así no habrá problema, a menos que tú tengas una

—No en ese color

Ella mostró un sello color azul, este significaba que a quien le marque una vez por acuerdo, le regresaría el doble si se pierde, si logra cumplirlo, solo será lo normal.

»¿Trato?

—Trato hecho, sentí que había ganado, pero veo que no, me agradas mucho, niña

Después de eso ella no tuvo más remedio que hacerlo, hacer tratos en Solar consistía en tener algo seguro para cobrarse algo, ya sea una deuda o un préstamo, incluso el más mínimo favor era pagado dependiendo el tamaño del mismo, los sellos servían en todos los reinos ya que fueron distribuidos y creados en un consenso de como tratar el comercio entre la gente.

—Que sujeto tan extraño — dijo ella después de irse de ahí

Ella vivía debajo un bar/antro, un espacio apenas apetecible para ella, su cama, un ropero, la ventanilla hacia la calle con la vista hacia arriba, además de la música y ruido encima de ella, era el último regalo de despedida de quién la había criado desde pequeña, aunque el sistema de gas y luz del sitio eran horribles, para ella era suficiente. Aunque tenía que tener cuidado de no dejar nada prendido, así fue como murió Roku, olvidó cerrar la llave del gas.

—Roku siempre decía, "Si empiezas de cero, tienes que tener un techo donde mirar primero y pensar después"

Una mesita pequeña en la pared junto a un espejo y un peine, a lado la cosa que tenía que entregar, un sobre amarillo sin marca distintiva o algo que fuera diferente a otra.

»Tardaré unos días en llegar a Suley, Garro está en las afueras, pero no puedes entrar sin identificación y tienes que pasar primero por sus aduanas que están más lejos que donde voy… podría ir rápido en carreta motorizada, pero cuesta, la otra opción son las caravanas de comerciantes…

Miró la carta y el sello en su mano.

»Una carta por 10,000 Lares ¿Tan importante es esto?

Al final decidió vender algunas cosas para comprar suministros y una bicicleta de montaña con motor recargable, sin quitarse de la cabeza que esto a pesar de ser fácil, podría ocultar algo más.

Pero retrocedamos y conozcamos más de aquella persona que le encargó eso a Zatara.

Alrededor de los momentos antes de encontrarse con ella, había llegado ahí sin rumbo fijo, solo quería escapar y huir hacia donde el mapa le marcaba, pero conseguir el collar y la carta no fue tarea fácil, incluso para él, que trabajo en el lugar donde ambas cosas habían estado antes, la seguridad, el sitio, donde está y las posibilidades de poder salir vivo de ahí, todo era el factor de un ladrón experimentado, pero no podía siquiera al menos pensar en contratar a uno de ellos ya que el sistema cambiaba cada media hora.

Después de lo que pasó, todo mundo seguía preguntándose del por qué lo hizo, seguían sin entender que lo había provocado para hacer eso, justo después de capturarlo al fin, él solo dijo.

—Solo estoy cansado de todo, se que no soy el único

Para después morir desangrado internamente. Nadie se había acercado a él antes, no por esperar a robarle, no por pensar que no valía lo que traía, simplemente era por que a pesar de estar de pie, podía desprender una sensación de muerte a quien se acercara con malas intenciones.

Solo quería contratar a alguien fuera del sistema de la capital, alguien que pudiera hacer lo que le pedía por dinero, pero había llegado a su límite de fuerza, solo podía estar de pie y nada más protegiendo lo que tanto le costó conseguir.

Cuando vio que Zatara había cruzado el límite como si nada, sentía al fin que había encontrado a alguien que le ayudara, o alguien que quería morir muy rápido.

«Tiene una cara de tonta, no se si es valiente o muy estúpida»

Pero por mucho que pensara cosas malas, por dentro sentía que había llegado la primera parte de su improvisado plan, inesperadamente convencerla fue demasiado fácil, a un punto donde pensó que ella era parte de "ellos". Pero momentos después vio que no era así.

Los soldados llegaron muy rápido, acordonaron la zona, cubrieron en cuerpo y esperaron órdenes.

—Encontraron el cuerpo en el centro de este lugar, aún tenía frescas las heridas de cuando salió de la base, no encontramos nada en su ropa más que un reloj y tenis, creemos que quería conseguir nueva identidad, pero con esas heridas, nos es muy raro que hiciera eso en su estado

—¿Hablo con alguien antes de morir?— pregunto el capitán de la policía

—Estamos en ello, aunque hay testigos que afirman que una mujer hablo con él, estamos pidiendo y sobornando para saber que características tenía…

El capitán de la policía tenía una mirada sería, intimidante y profunda, de una edad mayor y cuerpo demasiado corpulento para su edad, su asistente era un casi adulto, fornido, serio pero con un toque de libertad a la hora de actuar, ambos caminaban unas calles antes de llegar a la escena.

—¿Pasa algo, Teniente Lotus?

—Capitan Sergue, ¿Por qué el príncipe haría algo así? Robar el tesoro del reino… robar lo que ha mantenido en paz a los cuatro reinos, solo por qué se harto

Sergue miró a su asistente, para los demás policías (menos para esos dos) este era un asunto de robo de joyas reales, nada más, el ladrón huyo del castillo de la capital y trato de huir con el botín.

Pero debajo la mesa la cosa era más grande, el collar mítico que le perteneció a un dios, la carta con las instrucciones de como activarlo y demás aparatos que serían la destrucción o salvación de todo ese mundo, en manos de un desconocido venido del lugar más bajo de ahí.

—Lo que se diga ahora se queda entre los dos…

Para la enseñanza del príncipe y cualquiera antes y después de él, se le cuenta la verdad, una verdad que si se sabe, podría volcar al mundo como no tienes idea, yo que tengo está posición no tengo ni siquiera una pista de que tipo de verdad sea, pero si no la aceptan y siguen con eso, bueno, tenemos que ver algunas escenas como estás

Lotus trago saliva, había escuchado de que el linaje real tenía muchos hijos y algunos sufrían accidentes o caían enfermos, pero nunca pensó que la mayoría era de este tipo de accidentes y del por qué.

»Al parecer la pequeña panterita engaño muy bien a sus padres, terminando aquí como un vulgar ladrón, nunca tiendo a decir esto pero, el pobre diablo que haya o tenga esas cosas, su cabeza tendrá que ser rebanada lentamente antes de morir

—!CUIDADO¡

El ambiente fue roto de golpe por ese grito, Sergue se movió rápido esquivando a quien venía de frente, Lotus detuvo la bicicleta con su mano, la conductora se levantó de a caballito con la rueda trasera al aire y cayó después.

—¿Podría fijarse por dónde va?

—Lo siento, en serio, pero olvide apagar la llave del gas en mi habitación y tengo prisa

Lotus la miró, Zatara igual a él, después la dejo ir dándole una advertencia.

—Que mujer tan extraña…

Miró que el capitán tenía la mano en el corazón.

—Capitan…

Sergue miró a Lotus, el señaló su mano.

—Si, como iba diciendo, tenemos que encontrar a quien tiene eso…

—Una vez que tengamos el retrato hablado, buscaremos

Llegaron a la escena, había gente mirando todo eso desde las ventanas y las calles.

—Identificamos a quien pertenece el reloj, es de una marca distintiva y muy cara, los registros indican que aquí hay dos personas con ese tipo de artículo y una acaba de reportarla como robado

Llegaron a la entrada del hotel donde se hospedaba aquella persona.

—¿!ENCONTRARON MI RELOJ!?

—Si… señora Duran, lo encontramos— respondió Lotus aturdido por ese grito

—Bien, ¿Pues que esperan? ¡Devuelvamelo!

—No, pertenece a una escena de crimen, ¿Podría decirnos, cómo lo extravió?

—Pues me lo robaron de mi habitación, ¿Que más? Si aquí abunda la delincuencia y la policía no hace nada

—La verdad es que ella confunde cuál es la bolsa donde van las cosas importantes y cuál es la de la basura— dijo un adolescente a un lado de ella—, siempre termina así, ¿No lo saben?

Lotus y Sergue no tardaron en mirar mal a la señora.

—Aldeich, no te metas, los adultos están hablando— dijo ella sin aceptar su error

—¿Cada cuando pasa eso?— pregunto Sergue sin ya darle vueltas al asunto

—No siempre, solo este día

—Veamos, aparte de hoy… cada dos días cuando va a pasear a Garo su perro de bolsillo, después lo reporta como robado, está es la única vez que le devuelven algo las demás veces solo desaparecen las cosas

La madre de Aldeich no miró a su hijo, mantuvo su postura de amable dama.

—Entonces, quien cambio el collar debió sacar de aquí ese reloj…

—Capitan

Al sonido del saludo apareció un soldado en una postura militar, después le dio una hoja, para quedar con la mirada abierta y sorprendida.

—Lotus...

Sergue le mostró la imagen a su asistente y el tuvo la misma expresión.

—Ha, esa chica es la que siempre viene temprano por las cosas que mi madre tira

—La… ¿la conoces?— dijo Lotus manteniendo la compostura

—Solo de lejos, pero…. !Hey, Ruber! ¿Como se llama está chica?

El portero que fue llamado se acercó.

—Zatara… oficiales, ¿Ella hizo algo?

La mirada penetrante de ambos hizo que Ruber tragara saliva y sudor brotará de su frente.

—¿Que sabe de ella?— pregunto Sergue con una voz normal pero en el fondo autoritaria

—Solo hablo con ella, no hace más que buscar cosas en la basura e irse a su casa, nada más— respondió Ruber por su vida que sentía irse si no era honesto

—¿Sabe dónde vive?

—Solo se que es en un bar del barrio Solar, más nunca su nombre… vino a despedirse, dijo que iba a ir en un viaje, pero tenía prisa y no supe donde, eso es lo que sé

Tomaron la hoja y se fueron sin decir nada más. Ruber pidió perdón en su mente a Zatara por lo que dijo.

—Esa mujer… es la misma de hace momentos…

Después reunió a todos los soldados que se encontraban ahí.

—!Cierren todos los accesos! ¡Nadie sale sin que yo lo sepa! !Si está mujer aparece avisen enseguida! Y si hay filtración de está información yo mismo me encargaré de castigar a la familia de quién lo haya hecho¡ Ahora ¡LARGO!

Sergue tomo una unidad y fue a la zona donde había bares.

—Nos tomo el pelo como simples idiotas, nos reto a los dos como si nada, ni siquiera lo mostró— Lotus estaba enfurecido

Toda la tarde buscaron en los bares preguntando y destruyendo los lugares, todo por encontrar a una pordiosera que casi atropellaba al capitán.

—Aqui es, el último lugar, ¿Estas seguro que no ha salido de la ciudad? — pregunto Sergue a Lotus

—Si, tengo contactos en las afueras y la policía no tiene más opcion que ayudarnos, además, lo estoy tomando personal

Sacaron a todo mundo de ahí tan rápido, el dueño fue retenido por qué quería detenerlos de lo que hacían, no escucharon sus advertencias, después se prepararon para entrar, no sabían que tipo de persona era ella, pero algo dentro de ellos les decía que tenían que tener precaución en todo.

—3… 2… 1 !ya¡

Abrieron la puerta y fueron recibidos por un gran estallido que simbro los alrededores cuál temblor exprés, ventanas, suelo, y metralla hecha de hormigón y madera se incrustaron en la pared y soldados que intentaron entrar. La explosión se escuchó a muchos metros, hasta donde estaba Zatara.

—Esa si fue una buena explosión, lo bueno que vine a cerrar la llave del gas… ¿Pero, le avise al dueño del bar que me iba? Espero y no deje a nadie entrar mientras el gas se ventila

—Su boleto por fa… ha, Zatara, ¿Vas de viaje?

—Si, ¿Podría ya cobrarte ese favor? Pensé en ir a bicicleta, pero por regresar y volver me dio flojera otra vez ir

—Solo está vez y trata que no te vean el rostro

Ella se cubrió con la bufanda, él solo la dejo ser.

—Gracias

Ella ya estaba en una de las caravanas a la salida de la capital, dirigiéndose a su destino sin mirar atrás y sin saber el gran problema que se hacía cada vez más grande a sus espaldas y todo sin que ella se diera cuenta.

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