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Almas Condenadas.

He venido para protegerte.- me susurra, con sus impresionantes ojos violetas. -¿De qué? -susurro. -De ti misma.

Zullypolly · Sci-fi
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6 Chs

Bien, ¿y tú?

Me doy la vuelta lentamente, con miedo de no saber con quien o que me encontraré. Esa voz no pertenecía, ni a Jule y mucho menos a Logan.

No hay nadie.

Estoy jodidamente sola.

¿De donde provenía esa voz?

Vuelvo mi concentración a la puerta y ya no hay nada. Ni pies empapados de sangre, ni manos manchadas.

El timbre suena, repetida veces y el "no abras" retumba una y otra vez en mi cabeza. Escucho unos pasos acercarse a mi espalda.

- ¿Qué pasa? ¿Quién es? – Jule se acerca y antes de que pueda decir algo, ella abre la puerta revelando a un repartidor de pizza con una cara de cabreo mortal.

-Ya era hora. – le entrega la caja y yo voy por el dinero, sintiendo unas pequeñas punzadas en mi cabeza. ¿Qué me esta pasando?

Jule le cierra la puerta en la cara.

-Vaya tío más borde. - mira mi cara y frunce el ceño. - ¿Qué? ¿Te ha dicho algo?

Me quedo mirando la puerta un poco más. ¿Qué fue eso? Definitivamente escuche aquella voz y… el terror fue incluso palpable.

-No, es que… nada. - fuerzo una sonrisa. –Venga, subamos. La pizza se enfriará.

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Jule y Logan al final se quedaron a dormir en casa, ya que se nos hizo bastante tarde. Ya se habían marchado a casa, debían alistarse para la hora de la entrada. Mamá me había dicho que podía faltar hoy, pero sinceramente la idea de quedarme sola, me desquiciaba. Así que tome una ducha rápida y si, odia tener que cerrar los ojos para lavar el shampoo de mi cabello.

Me prepare como normalmente lo hacía, aplique un poco de corrector y lista. Baje rápidamente a desayunar una barrita de cereales antes de que mama despertara y me obligara a comer algo más elaborado.

Estaba a punto de salir de casa cuando la voz de mama interrumpió mi camino.

-Directa a casa después de clases. Hoy iremos a la iglesia. –solté un pequeño suspiro.

- ¿De verdad hace falta? –Ella reprocho mi comentario con su mirada.

-Por supuesto que sí. Tenemos que agradecerle a Dios por que estas bien. - El collar con el crucifijo colgaba de su cuello, al igual que lo hacía del mío. La gente decía que mi mama y yo éramos idénticas. Yo no creía eso. Bueno teníamos el mismo color de pelo, los mismos ojos marrones y la misma altura. Tal vez compartíamos algunos rasgos. Pero ella no era como yo. Mi madre podría considerarse una santa. Siempre ayudando a los demás, una mujer trabajadora, con un carácter firme. Pero existían veces en los que la pillaba mirándome… con frialdad, a veces culpa. Era extraño, pero ella siempre me sonreía después.

-Mamá, no me apetece ir.

-No te estoy preguntando, Winter.

La conversación se acabó.

Me marche al colegio con el ánimo por el piso. Empezaba a arrepentirme de haber ido. Mientras caminaba por las calles llenas de hojas secas, escuche que gritaban mi nombre. Me di la vuelta. El corazón se me salió por la boca al ver que se trataba de Marcus. Me detuve en seco.

Corrió los pocos metros que nos separaban y de paro a mi lado.

Decir que estaba nerviosa, era poco. Estaba empezando a sudar.

Estaba muy cerca.

Rece para que no notara mi bigote sudado.

-Hola ¿Cómo estás?

-Bien, ¿y tú?

-Bien

- ¿Qué haces?

-Nada, ¿y tú?

Le fruncí el ceño. ¿Lo dejo en visto como en Facebook?

- ¿Querías algo? – Marcus se rasca la cabeza con frustración.

-No, lo siento. Debo irme.

Camina rápidamente lejos de mi dejándome plantada en medio de la calle con cara de niña que acaba de descubrir que ira a Disney.

Eso fue raro en otro nivel. Las primeras palabras que cruzamos y termina así. Lindo.

El resto del día transcurre como normalmente lo haría. No vi a Marcus después de nuestra conversación. y ya estoy empezando a arrepentirme de haberle contado lo sucedido a Jule y Logan.

-Win y Marcus, se quieren casar. –Logan cantaba junto Jule una y otra vez. Yo estaba mortificada. Miraba a todos lados esperando que nadie escuche.

-Dios, ¿Pueden parar?

Jule se da vuelta y con la sonrisa más grande que le he visto, dice: -Podemos- Logan asiente efusivamente mordiéndose los labios y termina: -Pero no queremos.

Menos mal que ya es la hora de salida y podré librarme de su tortura. Me despido rápidamente con la mano y corro hacia la otra calle deseando desaparecer.

Malditos.

Incluso desde la otra acera puedo escuchar el "te quiero" de Jule.

Estoy a punto de llegar a casa cuando recibo un mensaje de mi madre diciendo que vaya directamente a la iglesia, que comeremos con el padre Jaime. Si, así de cercana era mi madre. Me desvió inmediatamente, coloco los cascos sobre mis orejas y empiezo a caminar. Podría coger el bus, pero realmente me gusta caminar. El aire fresco de la noche me relajaba.

Vivíamos en un pueblo pequeño, así que todo estaba cerca de… todo. Tarde veinte minutos en llegar. Vi a mi padre hablar enérgicamente con el padre. El día estaba hiendo algo extraño.

Siento que mis cascos son arrancados fuertemente de mis orejas. Salto asustada y miro al hombre parado enfrente de mí. Me resulta familiar… ese pelo negro.

-¿No es irónico que una alma condenada como tú, vaya a la iglesia?

Esa voz. La podría reconocer en cualquier lado…

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Holita!!! Lo siento, se que tarde demasiado. La inspiración a veces tarda en llegar. No me odien. ❤️